La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Expresar su más hondo pesar por las pérdidas sufridas en el incendio de la Catedral de Notre Dame, el día 15 de abril de 2019 y asimismo solidaridad con el pueblo de Francia.

Señor presidente:

El día 15 de abril de 2019 será recordado con tristeza durante muchos años y jamás será olvidado ya que cuando el pueblo de Francia reconstruya el monumento histórico más visitado de Europa seguirá siendo una fecha icónica por el dolor que ha causado, principalmente al pueblo francés, pero en rigor de verdad a todos los habitantes del mundo que reconocen la magnificencia de una obra arquitectónica monumental que trasciende las fronteras de un país y del sentido de pertenencia de una religión.

Escenario de la imaginación de múltiples autores de novelas y cuentos, de películas y obras de teatro, la Catedral de Notre Dame ha roto barreras idiomáticas, culturales y religiosas.

Es y seguramente seguirá siendo uno de los monumentos históricos, más reconocidos y visitados del mundo.

Rodeada por el Sena, se trata de uno de los edificios más señeros y antiguos de cuantos se construyeron en estilo gótico. Explican los especialistas que el uso innovador de la bóveda de crucería y del arbotante, los enormes y coloridos rosetones y el naturalismo y la abundancia de decoración escultórica lo diferencian de la arquitectura románica.

Su edificación comenzó en el año 1163 y, para 1260, ya estaba completada en su mayor parte, aunque se terminó en el año 1345 y se modificó de manera frecuente a lo largo de los siglos siguientes. Durante la década de 1790, tras la Revolución francesa, Notre Dame sufrió la profanación de parte de su imaginería religiosa, que quedó dañada o destruida.

Victor Hugo con su novela Nuestra Señora de París (El Jorobado de Notre Dame) despertó luego de aquellos sucesos el interés popular y su recuperación como icono de la religión católica, de la arquitectura y de los monumentos europeos.

Lamentaremos sin dudas las pérdidas de vitrales añosos y de belleza indescriptible, se habrán perdido algunas famosas gárgolas amadas por grandes y chicos gracias al Jorobado de Notre Dame, pero así como en 1845 Eugène Viollet-le-Duc encabezó un proyecto de restauración que comenzó y se prolongó durante un cuarto de siglo, no me cabe dudas que el gobierno de Francia y su pueblo se encolumnaran para recuperar el esplendor de la catedral de la pequeña isla de la Cite.

Señor presidente creo que no hay mucho para agregar o decir respecto de Notre Dame, su belleza e importancia desde lo religioso como desde lo cultural, que no se haya dicho ya.

Es por eso por lo que considero que esta Honorable Cámara de Diputados de la Nación debe expresar su pesar, solidaridad con el pueblo francés y deseos de pronta recuperación de la Catedral de Notre Dame.