N°48
Melé, Juan
La obra organiza su estructura a partir de un sistema de líneas y planos que actúan sobre un espacio dominado por el vacío. La disposición diagonal de las líneas introduce una dirección dominante que dinamiza la superficie y desestabiliza cualquier eje simétrico. En este campo tensionado, la figura roja —de contorno irregular— se convierte en un punto de anclaje visual que equilibra la contundencia del gran plano ocre situado a la derecha. Esa relación entre masa cromática y forma angular activa un diálogo entre peso y liviandad.
Las líneas de distintos grosores y colores funcionan como ritmos que orientan la circulación de la mirada. Su carácter flotante refuerza la sensación de suspensión, mientras que el rectángulo inclinado en la zona inferior introduce un leve quiebre que altera la calma del fondo claro. El conjunto se construye desde la economía formal: cada elemento ocupa un lugar preciso dentro del balance general. Así, la composición alcanza un equilibrio inestable pero controlado, donde la espacialidad surge de la interacción entre direcciones, silencios y tensiones mínimas.
Fue donada por la Fundación Mundo Nuevo en el año 2007.