Y 79
Melé, Juan
La obra organiza su estructura a partir de un entramado de líneas verticales y diagonales que articula el espacio como un campo de tensiones cruzadas. El fondo alterna franjas negras y azules que funcionan como planos de profundidad variable, sobre los cuales las líneas blancas y naranjas actúan como vectores que dirigen el ritmo visual. La intersección central de diagonales crea un núcleo de energía que concentra la mirada y, al mismo tiempo, expande la composición hacia los bordes.
Las variaciones de grosor, distancia y tonalidad entre las líneas generan un equilibrio entre estabilidad y vibración. Las verticales más oscuras fijan una estructura base, mientras las diagonales claras producen un dinamismo continuo que evita cualquier lectura estática. La secuencia de líneas en la zona derecha —más densas y de mayor contraste cromático— introduce un efecto de aceleración que contrasta con el orden más calibrado del sector izquierdo. Así, el conjunto se define por la interacción entre ritmo, superposición y direccionalidad, construyendo una espacialidad óptica sostenida en la precisión geométrica.
Fue donada por la Fundación Mundo Nuevo en el año 2007.