La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que desea expresar repudio a las actividades vandálicas ocurridas en la final de la “Copa Libertadores de América” entre los equipos River–Boca, acaecido el día sábado 24 de noviembre 2018.

Señor presidente:

Los incidentes habían comenzado alrededor de las 15 horas del día sábado 24 de noviembre en el cruce de las avenidas Del Libertador y Lidoro Quinteros, a unas cinco cuadras del estadio, donde decenas de hinchas de River se encontraban en el momento en el que el micro de Boca pasó por allí escoltado por policías y fueron agredidos con piedras y otros elementos, provocando que la rotura de varias ventanillas del micro.

El conductor del vehículo, Darío Ebertz, no solo fue alcanzado por las piedras sino por el gas pimienta que arrojaba la policía. En declaraciones a canales de noticias, el hombre sostuvo que las fuerzas de seguridad encargadas del operativo “liberaron la zona” en la que se produjo el ataque. "Ayer no estaba el vallado que siempre estuvo. Nunca tuvimos a los hinchas tan cerca y lo peor fue en las calles Quinteros y Libertador, ahí fue el ataque masivo. Cuando pasamos la rotonda parecía que nos esperaba un ejército".

Al recibir el piedrazo, Ebertz perdió el conocimiento por varios segundos. Afortunadamente, el vicepresidente del Club Boca Juniors tomó el volante, evitando así una catástrofe mayor. “Hace nueve años que traslado al plantel desde la concentración a La Bombonera o a los partidos como visitante que el “Azul y Oro” disputa en la Ciudad y el Gran Buenos Aires. “Nunca viví algo así. Sentí miedo por mí y por el plantel. Cada vez que veo las imágenes se me eriza la piel. Antes había un vallado de madera alto. Ayer no estaba. Siempre lo colocan. Concluyó el conductor.

Los actos vandálicos fueron replicados en destrozos de autos que se encontraban en las inmediaciones para robar lo que hubiere en su interior. Una imagen repudiable se viralizaba por las redes en la cual una mujer pegaba bengalas en el cuerpo de un niño para burlar el control policial e ingresarlas al estadio.

Como consecuencia de la agresión al micro, algunos futbolistas de Boca sufrieron heridas por los vidrios estallados y otros llegaron al estadio afectados por los gases lacrimógenos que la policía lanzó para disuadir a los violentos y un estado de conmoción que ya ameritaba la suspensión del partido cuando faltaban dos horas para el inicio programado. Ya en los vestuarios, los jugadores de Boca fueron revisados por los médicos de la Conmebol para constatar las heridas y los dirigentes comenzaron a expresar su voluntad de suspender el partido. Hubo una primera reunión entre el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio; su par de Boca, Daniel Angelici, y el titular de la Conmebol, Alejandro Domínguez, quien fijó su posición de jugarlo. Poco después la Conmebol, en su cuenta de Twitter, anunciaba que la Superfinal había sido suspendida para las 18. En ese lapso, los médicos de la entidad le informaron al presidente mediante una carta que no existía "causal médica" para suspender el encuentro.

La realidad marcaba que el capitán de Boca, Pablo Pérez, y el juvenil Gonzalo Lamardo debieron ser retirados del estadio en ambulancia y trasladados al Sanatorio Otamendi para ser examinados por un oftalmólogo, que comprobó las lesiones que los médicos del ente sudamericano comunicaron no haber podido confirmar.

A esa altura de la tarde, el estadio Monumental estaba ocupado en un 90 por ciento y sus puertas ya habían sido cerradas, lo que dejó a muchos simpatizantes con entradas sin posibilidad de acceder a la cancha provocando un nuevo malestar fuera del estadio. A las 17 horas, la voz del estadio informó al público que la final pasaba para las 19.15 y minutos.

En el vestuario de Boca, dos referentes como Carlos Tevez y Fernando Gago expresaban ante los micrófonos su negativa a comenzar el partido. "No estamos en condiciones de jugar", afirmaba el oriundo de Fuerte Apache, mientras Pablo Pérez y Lamardo volvían del sanatorio Otamendi con parches en un ojo.

Los dirigentes volvieron a reunirse de urgencia y los clubes, con posturas lógicas, reclamaron la postergación Alejandro Domínguez convalidó y el Monumental comenzó a desocuparse.

El superclásico del fútbol argentino es el partido en el que se enfrentan los dos equipos más populares del país, Boca Juniors y River Plate. Es dable destacar que este espectáculo deportivo concentra la atención de las grandes masas no sólo en Argentina, sino en muchos países del mundo. Es reconocido por muchos debido a la pasión expresada por parte de los aficionados tanto durante el partido como en la previa.

Según el periódico inglés The Observer, el Superclásico se encuentra entre los 50 espectáculos deportivos que hay que ver antes de morir, mientras que para el también británico The Sun, el Superclásico jugado en el estadio de Boca Juniors, La Bombonera, es la experiencia deportiva más intensa del mundo».La revista británica Four Four Two, llegó a catalogarlo como el clásico más grande del mundo.

Hasta aquí la crónica, luego llegaron los reproches e imputaciones de negligencia y responsabilidades entrecruzadas de los distintos cuerpos de seguridad. Lo único concreto es que lo que debió haber sido una fiesta y una muestra de civilidad, se convirtió en tristeza y desolación de una sociedad que pensaba festejar un encuentro deportivo.

Por todo lo expuesto vengo a solicitar a mis pares acompañen el presente proyecto.