La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de Interés de esta Honorable Cámara, la muestra artística "Aníbal Cedrón", en homenaje al autor homónimo, que se llevará a cabo durante el mes de octubre del corriente año en el Centro Municipal de Arte de la ciudad de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires.

Señor presidente:

Aníbal Cedrón Nació en 1948 en la Provincia de Santa Cruz. En 1952 la familia se radicó en Buenos Aires. Egresó del Colegio Nacional de Buenos Aires en 1966. Estudió en la Facultad de Arquitectura y en la de Filosofía y Letras -Historia del Arte-, de la Universidad de Buenos Aires entre 1967-1973. Carreras que no pudo completar por las reiteradas expulsiones, aplicadas durante las dictaduras, en su carácter de dirigente estudiantil.

Fue Secretario General de la FUBA (1970-1972). Se formó como artista plástico en la Asociación Estímulo de Bellas Artes (1967- 1973), y concurrió al taller de Raúl Lara entre 1967 y 1968. Comenzó a exponer de forma individual desde 1972. Realizó murales y obras expuestas de modo permanentes en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, en la Comisión Nacional de Energía Atómica, en el Auditorio del Banco Ciudad de Buenos Aires y en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires, donde su tela mural integra el grupo de obras cuya ejecución coordinó, junto a las que realizaron Carlos Alonso, Rodolfo Campodónico, Carlos Gorriarena, y Luis Felipe Noé, declaradas Patrimonio Cultural por la Subsecretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Asimismo, tiene obra suya el Museo Nacional de Bellas Artes. Fue ilustrador en Cultura y Nación del diario Clarín (1993-95), en ediciones especiales de la Revista La Maga (1995-1996), y de la revista Encrucijadas de la Universidad Nacional de Buenos Aires.

En 2005 coordinó y curó la edición de lujo de El Quijote de la Mancha, que reprodujo dibujos suyos y de Carlos Alonso, Guillermo Roux, Daniel Santoro, Mildred Burton, Jorge Alvaro, Alicia Carleti, Norberto Onofrio, Armando Sapia, Raúl Ponce, Diana Doweck, Luis Scafatti y Silvina Benguria. En 2010 participó con otros artistas en la ilustración del libro Derecho a la memoria –sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos-, publicado por la Universidad Nacional de Lanús, y coordinó y participó en las ilustraciones de la carpeta en memoria de Miguel Hernández, de Proa ediciones, auspiciada por Embajada de España y Sociedad Argentina de Escritores.

Dirigió varias revistas culturales y realizó notas para el diario Sur (1990-1991), y fue columnista de Arte y Parte del Suplemento Zona del diario Clarín (2003). Desde 2004 colaboró con notas de artes visuales en la revista cultural Caras y Caretas, y desde 2010 fue columnista de artes visuales de Muy bueno el programa, en Radio Nacional, AM 870. En 1998 fue fundador del departamento de Ideas Visuales del Centro Cultural de la Cooperación y hasta 2003, además, director y curador del espacio de exhibición junto a Luis Felipe Noé.

Desde 2003 hasta su muerte fue asesor artístico en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y Coordinador de Artes Visuales del Centro Cultural Caras y Caretas. Fue autor y editor de libros de arte: Doce dibujantes en búsqueda de un texto (1990), El Color (1991) y Arte Latinoamericano: Territorio de utopía (1992). Libros de los que además de ser el creador y editor, fue coautor de sus textos junto a Alberto Collazo, Fermín Fèvre, Miguel Briante, Alberto Giudici, y en los cuales participaron otros artistas como: Raúl Soldi, Leopoldo Presas, Luis Felipe Noé, León Ferrari, Josefina Robirosa, Ricardo Carpani, y otros.

Como escritor en el género de ficción fue autor de “La memoria extraviada”, publicada en 1985, que recibió una mención en Casa de las Américas, La Habana, Cuba en 1975.

En septiembre de 2017 fue nombrado por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires “Personalidad Destacada de la Cultura”. Fallece en octubre de ese mismo año.

La obra de Aníbal Cedrón impacta por la intensidad de sus convicciones. Eduardo Stupía lo definió así: “Allí donde el drama personal retrocede frente al drama mayor del hombre en la historia, allí se planta Aníbal Cedrón como artista. El feroz empeño temático de Cedrón, su intensidad obsesiva para golpear sin desvíos, para reavivar toda conciencia aletargada, lo coloca frente al riesgo de sofocar el ventarrón de su riquísimo dibujo con la crispada intencionalidad de sus contenidos. En Cedrón se respira el aire puro del dibujo que, distraído, habla con fruición de sí mismo, mientras la escena que tan fastuosamente ha constituido también nos habla, pero de otras preocupaciones, denuncias, tragedias. Sus pajarracos y toros parecen salidos de una heráldica sin linaje, mientras que sus cuerpos victimizados yacen en el plano saturándolo con una densidad que los hace intolerablemente materiales, herederos de una tradición que va de Goya al expresionismo”. Silvia Marrube señaló que “la obra de Aníbal Cedrón recoge aquella vertiente del arte argentino de las décadas de los 60 y 70, donde el cruce entre arte y política se constituyó en una imperiosa necesidad. Cedrón renueva continuamente ese compromiso. La confraternidad de Cedrón se extiende hacia la humanidad doliente, se ve reflejado en su Obra Bombardeo en Bagdad (2003). En Mister Mercado (1996) imagen potente y cuya fuerza proviene no solo de su siniestro contenido, sino especialmente de la síntesis que presenta y no deja lugar a interpretaciones equívocas.”

El relato curatorial –estructura conceptual a partir de la que se organiza la muestra– no persigue un orden cronológico sobre el acervo de Cedrón. Las obras están asociadas en algunos casos por tema, y, en otros, por los recursos gráficos empleados para su realización. De esta manera, se pueden apreciar las versiones de Quijote y Sancho Panza contra viento y marea –impresión color sobre tela– y Quijote contra viento –impresión en blanco y negro sobre papel–, que muestran que el dibujo de base de los personajes es el mismo, pero el contexto es otro.

Luis Felipe Noé consideró siempre que Cedrón era uno de los mejores dibujantes de su generación, tesoro de su obra:” Su dibujo es el espíritu de la línea, el relato es la respiración del suspenso. Su línea es precisa. La imagen es el instante, el relato es la vivencia de lo contradictorio, se debate entre la vida y la muerte. El sentimiento de sus obras es de tal intensidad que el artista lo traduce hasta en su técnica, porque en ocasiones estas figuras se constituyen con la propia huella digital de Cedrón ampliada y transferida al soporte.”

En el retrato de Van Gogh, unido a esos trazos digitales, Cedrón trabaja el fondo con detalles del dibujo de sus propias huellas fuera de escala, aumentadas, que corta y pega de forma que se asemejen a las ondulaciones de los cielos en las pinturas del holandés. Así, Miguel Ángel Rodríguez señaló con justeza que “adentrarse en la obra de Cedrón implica dejar de lado toda ingenuidad para reflexionar agudamente acerca de la historia que nos presenta, que ni más ni menos es la nuestra. Su poética abierta a las gestas populares Homenaje al Cordobazo (1969), El vuelo de las cacerolas (2002), Donde ardía la marea (2002), Bombardeo a Plaza de Mayo (2006), es su vida que está por delante de su obra, es su pasión de gran humanista que plasma en cada obra. El yo de Aníbal Cedrón está simétricamente cruzado por el nosotros. Rebelde e inconmensurable, toda su biografía es un cuerpo siempre sonoro y no domesticado”.

Esta muestra permite disfrutar y descubrir –para quien no lo conozca– a un enorme artista, comprometido con la realidad social y política del país; además de apreciar la riqueza en cuanto a la implementación de diferentes técnicas. Propone también un recorrido por ese mundo de diversiones diversa, afectado por la historia y la política, por el deseo y la utopía.

En razón de lo expuesto es que solicito a mis pares diputadas y diputados que acompañen con su voto el presente proyecto de resolución.