PROYECTO DE TP


Expediente 5713-D-2019
Sumario: EXPRESAR PREOCUPACION POR LA ACTITUD DE LOS AYUNTAMIENTOS DEL REINO DE ESPAÑA QUE APROBARON LOS LLAMADOS "ESPACIOS LIBRES DE APARTHEID ISRAELI".
Fecha: 28/02/2020
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 182
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:


Expresar preocupación por la actitud de los ayuntamientos del Reino de España que aprobaron las llamadas “Espacios Libres de Apartheid Israelí” por tratarse de medidas antisemitas, racistas y discriminatorias.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


El Estado de Israel es la única democracia del Medio Oriente. Desde hace más de 70 años viene defendiendo tenazmente su derecho a existir contra aquellos que por odio étnico buscan “borrarla del mapa”, como dijera el presidente iraní en 2005 y otros líderes de la región. Esto ocurría luego de que el pueblo judío fuera víctima en los años 30 y 40 del siglo XX de uno de los crímenes masivos más horrendos de la historia: la Shoá perpetrada por el nazismo.
Como ocurre con las autoridades de cualquier país, se puede estar a favor o contra de las políticas del gobierno de turno en Israel, siempre teniendo en cuenta que es una democracia republicana y que de ninguna manera debe colocársela en pie de igualdad con ninguna dictadura.
Lo que no se puede hacer es confundir el pueblo judío en general con el Estado de Israel y menos aún con sus autoridades. Los distintos integrantes del pueblo judío pueden vivir o no dentro de Israel, o estar vinculados o no a un partido o gobierno circunstancial.
Lamentablemente, los sectores antisemitas que aún existen buscan disfrazar su odio antijudío con una supuesta oposición a las políticas israelíes. Politólogos, analistas, dirigentes políticos o la opinión pública mundial pueden tener opiniones muy diversas sobre los distintos gobiernos israelíes y es legítimo que así sea.
Pero camuflados dentro de esos grupos es muy fácil detectar a los activistas antisemitas: condenan al Estado de Israel como tal o al pueblo judío como tal y no importa quienes estén el poder en aquel país ni donde vivan los judíos que caen en esa arremetida.
Dicen lo mismo cuando gobierna la izquierda o la derecha, lo mismo de Isaac Rabin que de Benjamín Netanyahu; lo mismo de un parlamentario israelí de izquierda que de un religioso judío ortodoxo de Nueva York; lo mismo de un poderoso empresario que de un humilde obrero. Pueden llegar a calificar a un atentado como el de la AMIA en Buenos Aires como “merecido” o describirlo como un “autoatentado”, o bien sostener que el ataque con cohetes expresamente dirigidos a escuelas u hospitales civiles en el sur de Israel son actos legítimos de “guerra”.
Estos mismos sectores promueven el rechazo de cualquier persona de filiación judía aun cuando poco y nada tenga que ver con los gobiernos: un deportista, un cineasta o un escritor. Una conocida periodista “militante” llegó a alegrarse y celebrar cuando fracasó la misión de una sonda espacial israelí que no pudo posarse sobre la superficie lunar. Es difícil encontrar una demostración más clara de un antisemitismo sublimado: no era la crítica de ninguna política, era solazarse en forma sádica ante una desgracia.
Cuando el Estado de Israel ni siquiera existía —y por lo tanto no había políticas ni conductas políticas para criticarle—, los argumentos contra el pueblo judío tenían el mismo grado de falacia que el de los modernos anti israelíes. Primero se comenzó con los señalamientos estigmatizantes, luego con la marginación, después con los impedimentos, posteriormente con la persecución, seguidamente con el encarcelamiento y finalmente con la aniquilación física.
Inglaterra y Alemania consideran acertadamente al antisionismo como una forma de racismo y el presidente Emmanuel Macron está considerando impulsar una declaración formal al respecto. El sionismo no es más que el movimiento que postula que el pueblo judío tiene derecho a contar con un Estado y país propio, derecho que no se le puede negar a ningún pueblo del mundo y máxime a uno que sufrió las más tremendas persecuciones. Oponerse a eso es oponerse a las aspiraciones legítimas de un pueblo y la única motivación para tal oposición no puede ser otra cosa que odio o discriminación de base étnica o racial.
Cabe destacar, a título informativo, que en Israel los árabes tienen plena ciudadanía y que votan y pueden ser elegidos sin ningún problema; existen varios partidos árabes con representación en el parlamento. Hay prensa, radiodifusión y televisión árabe local en Israel desde hace mucho tiempo. Por los Acuerdos de Oslo de 1993, Israel reconoció el derecho del pueblo palestino a un Estado propio, pero no obstante los pasos dados por el gobierno israelí esa aspiración aun no pueden materializarse plenamente por una serie de circunstancias que serían complejas de desarrollar en esta ocasión.
A principios de 2020, una serie de medidas tomadas en forma coordinada por 58 ayuntamientos de España los cuales son en su mayoría gobernados por el partido Podemos —alineado entre otros con el chavismo y sectores gobernantes iraníes— evidencian un gravísimo antecedente e implican una peligrosa regresión a épocas antisemitas que se creían superadas. El parecido de estas medidas con las etapas previas a la persecución y posterior aniquilamiento del pueblo judío es más que preocupante.
Esos ayuntamientos declararon a sus localidades “Espacios Libres de Apartheid Israelí” (ELAI), estrambótica caracterización por la cual los gobiernos locales no contratarán ninguna empresa, producto, entidad u organización que fuera israelí o tuvieran relación con el pueblo judío.
Esto tiene muy poco que ver con la crítica a medidas de un gobierno distante que, por otra parte son extemporáneas para entidades municipales y por supuesto altamente selectivas en lo ideológico: estos ayuntamientos no condenan a Rusia por su anexión forzosa de Crimea, a Venezuela por su conversión en una dictadura o a China por su ocupación del Tíbet.
Si cada entidad municipal del mundo emitiera declaraciones sobre cuestiones de política internacional o formulara condenas a gobiernos extranjeros por distintas cuestiones, es evidente que no podría ocuparse de sus tareas naturales.
Es por esto que estas medidas evidencian simplemente antisemitismo puro y duro. Por más que se disfracen, tales ayuntamientos aprobaron en lo fundamental que no se contraten judíos y/o que no puedan recibir apoyo municipal. ¿Alguien puede señalar una diferencia de fondo de estas medidas con la Ley para la Restauración del Funcionariado Público Profesional, aprobada por los nazis alemanes el 7 de abril de 1933, por la cual se excluyó a los judíos de la Administración Pública central? ¿O con el Decreto para la Exclusión de Judíos de la Vida Económica Alemana, firmado por Hitler el 12 de noviembre de 1938, que cerró todas las empresas cuyos propietarios eran judíos?
Los efectos de la llamada ELAI no se dieron sólo en pequeñas localidades españolas, sino también en ciudades como Cádiz, Barcelona, Pamplona, Valencia, Gijón, Santiago de Compostela o el cabildo de Gran Canaria. A medida que los ELAI se fueron implantando, grupos musicales, compañías de teatro, directores de cine, actores o empresas israelíes vieron rechazada su contratación.
Estas medidas antisemitas podrían ser esperables por parte de sectores ultraderechistas, desde los grupos vestigiales partidarios del generalísimo Franco hasta los nuevos partidos de ultraderecha que han surgido en los últimos años. Pero mientras estos sectores se mantuvieron prácticamente indiferentes ante estos temas, el cetro del antisemitismo pasó ahora a la izquierda.
Se trata de la misma izquierda que en alguna época luchó por la secularización, los derechos de las mujeres y de los perseguidos termina ahora —por odio ciego contra la modernidad democrática que representan países como Estados Unidos o Israel (más allá de sus gobiernos circunstanciales) — apoyando las peores y más retrógradas dictaduras que oprimen a sus pueblos y persiguen a minorías (desde mujeres hasta homosexuales).
Los medios españoles informan sobre episodios insólitos por el grado de discriminación y exclusión, los cuales resultan abiertamente reñidos con los principios de una democracia liberal como la española.
El alcalde de Cádiz, José María González, canceló recientemente un ciclo de cine israelí tras adherirse a la red de municipios ELAI y abriendo las puertas a la BDS, una organización extremista que pide el boicot contra Israel y que ha incurrido en varias actividades violentas. González dijo que su ayuntamiento no contrataría a nadie procedente de Israel para ninguna actividad.
En Gijón se repartieron calcomanías y carteles para que los comercios las pegaran en sus vidrieras y señalaran que era un “establecimiento libre de apartheid israelí”, algo que sin ningún tipo de exageración evoca prácticas de la Alemania nazi.
En Molins de Rei, Cataluña, hubo otro caso que vulneraba el principio de igualdad ante la ley. A las jugadoras del equipo de waterpolo de la selección femenina de Israel se les prohibió el uso de las instalaciones deportivas del ayuntamiento de esa localidad, incluyendo la pileta de natación.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también se sumó desde esa ciudad al rechazo a las deportistas judías en las instituciones públicas. Cabe recordar que Colau fue acusada de liderar en numerosas ocasiones campañas de odio hacia Israel.
Ángel Mas, español, judío y activista de la organización ACOM dijo días atrás: “Aprobaron no contratar a judíos. Buscan siempre criminalizarnos bajo supuestas declaraciones humanitarias. Se nos ha excluido de la vida social, política, económica y cívica de los territorios. Se nos ha impedido optar a contratos públicos, no podíamos tener acceso o alquilar espacios, tener acceso a una sala o realizar actividades culturales o académicas. Nos han dejado fuera totalmente”.
Asimismo, sería prudente que el Poder Ejecutivo instruya al embajador argentino ante el Reino de España a que presente el repudio del gobierno argentino frente a estas medidas, a la vez que exhorte a su eliminación .
Por todas estas razones, señor Presidente, solicito la aprobación del actual proyecto de declaración.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
WOLFF, WALDO EZEQUIEL BUENOS AIRES PRO
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
RELACIONES EXTERIORES Y CULTO (Primera Competencia)