PROYECTO DE TP


Expediente 5135-D-2017
Sumario: EXPRESAR RECONOCIMIENTO A LA TRAYECTORIA DE LA POETA Y TRADUCTORA ARGENTINA ALEJANDRA PIZARNIK, AL CONMEMORARSE EL 45 ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO EL DIA 25 DE SEPTIEMBRE DE 2017.
Fecha: 25/09/2017
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 133
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:


Expresar reconocimiento a la trayectoria de la poeta y traductora argentina Alejandra Pizarnik, al conmemorarse, el 25 de septiembre de 2017, el 45° aniversario de su fallecimiento.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Mediante la presente iniciativa proponemos que esta Honorable Cámara de Diputados exprese su reconocimiento a la trayectoria de la poeta y traductora argentina Flora Alejandra Pizarnik en el 45° aniversario de su fallecimiento, acaecido el 25 de septiembre de 1972.
La mencionada artista, nacida el 29 de abril de 1936 en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, comienza su primera incursión en las letras y su fascinación por la literatura en la adolescencia.
El existencialismo, la libertad, la filosofía y la poesía fueron los tópicos de lectura favoritos de la poeta. Tal es así, que en 1954 ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Sus expectativas académicas le hacían imposible permanecer en un solo sitio por lo que cambió la carrera de Filosofía por la de periodismo para, finalmente, abandonar todo estudio sistemático y formal y dedicarse plenamente a la tarea de escribir.
En 1955, a los 18 años y con la ayuda económica de su padre, escribe su primer libro, titulado “La tierra más ajena”.
Entre 1960 y 1964 vivió en París, donde trabajó para la revista Cuadernos, realizó traducciones y críticas literarias y prosiguió su formación en la prestigiosa universidad de La Sorbona.
Durante sus años en Francia crea una estrecha amistad con el escritor Julio Cortázar y con el poeta mexicano Octavio Paz, quien escribió el prólogo de su libro de poemas “Árbol de Diana”, una de sus obras más destacadas, en 1962. En esta obra, Pizarnik hace visible su interés por el lenguaje, las palabras y su imposibilidad de definir la realidad: "Ella se desnuda en el paraíso de su memoria/ Ella desconoce el feroz destino de sus visiones/ Ella tiene miedo de no saber nombrar lo que no existe".
Su obra lírica comprende siete poemarios: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968) y El infierno musical (1971). Después de su muerte se prepararon distintas ediciones de sus obras, entre las que destaca Textos de sombra y últimos poemas (1982), que incluye la obra teatral “Los poseídos entre lilas” y la novela “La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa”. Además, fue reeditado el conjunto de sus textos en el volumen Obras completas (1994).
Entre sus premios y distinciones se encuentran el Premio Municipal de Poesía (1965), la Beca Guggenheim en Artes de América Latina y Caribe (1969) y la Beca Fulbright en 1971.
La poesía de Alejandra Pizarnik es pura indagación, si hay que afirmar algo sobre ella es que es una continua pregunta: “Siempre es el mismo interrogante: ¿de qué soy culpable?, ¿por qué este eterno sufrir?, ¿qué hice para recibir tanto golpe duro y malo?”. En esta indagación, fue maestra por su audacia y porque supo arrancar del castellano una entonación desconocida, en la que se perciben lo intenso, lo violento, lo profundo, lo sutil.
La obra de Alejandra Pizarnik se ubica entre las más intensas y originales de la literatura argentina.
Encarnó a fondo y hasta el final, una época de gran vitalidad, la de los años sesenta, que fue rica en debates culturales, políticos y poéticos de gran calibre.
Es raro en nuestros tiempos encontrar una conciencia como la suya, tan persuadida del contacto de la belleza con lo tenebroso, no como una moda literaria sino como una propiedad de la vida misma.
El extranjerismo, la muerte y la infancia son otro de los temas presentes en su poesía: la infancia es la excepción de la realidad y la muerte siempre está presente.
No obstante, su poesía no se trata solamente de la tragedia, la muerte o del suicidio; es también el reflejo de una persona extraordinariamente lúcida, excepcionalmente crítica y con una visión sumamente matizada y rica del mundo.
A medida que fue desarrollando sus poesías, se hizo cada vez más perceptible su hundimiento, quedando plasmado en un clima de desesperación y muerte.
Alejandra Pizarnik se suicidó el 25 de septiembre de 1972, a los 36 años de edad.
Al día siguiente, en la sede de la Sociedad Argentina de Escritores, se llevó a cabo su velorio. En el pizarrón del lugar fueron reproducidos los últimos versos de la poeta: “no quiero ir/ nada más/ que hasta el fondo”.
Dejó como legado una vasta obra, a pesar de su corta vida: un extenso poemario, así como muchos escritos y relatos cortos surrealistas y alguna novela breve.
Señor presidente, la obra de la poeta reconocida en el presente proyecto de resolución, atestigua una apasionada obsesión por la palabra, una reflexión incesante acerca de las posibilidades y los límites del lenguaje, y alumbran una angustia experimentada con auténtica lucidez y una indiscutible eficacia verbal.
Es por los fundamentos expuestos, que solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente proyecto de resolución.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
ACERENZA, SAMANTA MARIA CELESTE BUENOS AIRES UNION PRO
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
CULTURA (Primera Competencia)