El Senado y Cámara de Diputados...

Emergencia Nacional en Mal Nutrición y Obesidad

Artículo 1° - Declárase la Emergencia Nacional en Malnutrición y Obesidad en todo el territorio nacional por el plazo de dos (2) años contando desde la sanción de la presente ley. Facúltese al Poder Ejecutivo a prorrogar este plazo o cuando las razones que motivan esta declaración no hubieran desaparecido al momento de cumplirse el plazo establecido.

Artículo 2°- Invitase a las Provincias a adherir a la presente ley, y dictar normas del mismo tenor en virtud de desarrollar políticas públicas que aborden la presente problemática.

Artículo 3°- De forma.

Señor presidente:

El presente proyecto tiene como objeto promover la toma de conciencia de un flagelo silencioso: la malnutrición, derivada en un incremento del sobrepeso y obesidad en todos los rangos etarios de nuestra población.

Según la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, presentada recientemente ante la Secretaría de salud, el 41,1 % de los chicos y adolescentes tiene sobrepeso y obesidad en la Argentina. El dato corresponde a la población de niños niñas y adolescentes de entre 5 (cinco) y 17 (diecisiete) años de edad. Aunque la encuesta, también incluyó niños menores de 5 años y adultos de ambos sexos. Con estos datos se corrobora que el principal problema de malnutrición en nuestro país, es el sobrepeso y la obesidad.

En los niños de 0 (cero) a 5 (cinco) años, el exceso de peso supera ampliamente la cifra esperada, puesto que del 2,3 pasa al 13,5 por ciento.

En la niñez y adolescencia, la obesidad afecta a todos los estratos económicos por igual, mientras que, entre los adultos, los sectores de menores ingresos tuvieron un 22 % más de obesidad, que los adultos de mayores ingresos.

En abril de 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución en la que se proclamaba el Decenio de Acción de las Naciones Unidas sobre la Nutrición de 2016 a 2025. El Decenio tiene el objetivo de catalizar los compromisos políticos que desembocan en actuaciones mensurables contra todas las formas de malnutrición. La finalidad es que todas las poblaciones tengan acceso a dietas más sanas y sostenibles para erradicar todas las formas de malnutrición en el mundo entero.

Se analiza también que, hay un consumo deficiente de los alimentos recomendados. Solamente un tercio de la población consume al menos una vez al día frutas y verduras, solo cuatro de cada diez individuos consume lácteos recomendados diariamente y la mitad de la población consume carnes al menos una vez en el día.

Contrariamente la ingesta de “alimentos” no recomendados es extremadamente alto: el 37% toma bebidas azucaradas diariamente, el 17% consume diariamente productos de pastelería, galletitas dulces y el 36% consume productos de copetín (snacks) y golosinas, al menos dos veces a la semana.

Estos datos revelan que, el patrón alimentario es menos saludable en niños que en adultos; además que, también es menos saludable en los grupos sociales en situación de mayor vulnerabilidad.

Debemos urgentemente diagramar políticas públicas que tiendan a minimizar este problema de salud, que también es cultural de educación y económico.

Primero redefinir lo que consideramos alimentos, diseñar políticas educativas en colegios, instituciones de todo tipo, gubernamentales y particulares sobre la nutrición correcta, la lectura del etiquetado de alimentos, promover educación alimentaria, así como la importancia de la actividad física en todas las etapas de la vida, proveer bebederos, agua potable para consumo humano de libre acceso en colegios e instituciones estatales o privadas. Activar miradas con respecto a la publicidad de bebidas azucaradas y alimentos no saludables. Promover incentivos y desincentivos fiscales con respecto a este tipo de

productos. Promover la agricultura familiar, a través de huertas familiares, comunitarias, en comedores populares o en espacios institucionales (escuelas, hospitales).

Loa niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y, tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas, enfermedades no transmisibles como la diabetes y enfermedades cardiovasculares. El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en gran medida prevenibles. Por consiguiente, hay que dar gran prioridad a la prevención de la obesidad infantil.

Contamos con legislación variada a respecto; un parámetro es la 26.396, declarando de interés nacional la prevención y control de trastornos alimentarios del año 2008. Era una preocupación que pasó a ser epidemia. Que, a futuro, implicará un costo social y presupuestario muy alto para revertir los problemas que afectarán a esta población: diabetes, problemas cardiovasculares, cerebrovasculares, por enumerar algunos.

Para frenar la epidemia de malnutrición es necesario un compromiso político sostenido y la colaboración de muchas partes interesadas, tanto públicas como privadas. El gobierno, la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado tienen un papel fundamental en la creación de entornos saludables y de condiciones de asequibilidad y accesibilidad de opciones dietéticas más saludables para la población de nuestro territorio.

Debemos tomar medidas drásticas, que sin dudas afectarán intereses, pero si no lo hacemos vamos camino de hipotecar el futuro de la salud y bienestar de nuestro pueblo.

Por lo expuesto anteriormente, solicito a mis pares, diputados y diputadas de la Nación, acompañen con su voto afirmativo, la presente iniciativa.