PROYECTO DE TP


Expediente 4988-D-2019
Sumario: CONMEMORESE EL CENTENARIO DEL FALLECIMIENTO DE FRANCISCO P. MORENO, OCURRIDO EL 22 DE NOVIEMBRE DE 1919.
Fecha: 05/11/2019
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 161
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:


Conmemorar el Centenario del fallecimiento de Francisco P. Moreno, acaecido el 22 de noviembre de 1919, cuya labor al servicio de la ciencia dejó como legado su impronta como investigador, geólogo, antropólogo, escritor y periodista. Hombre de consulta que, con su saber y trabajos de exploración en los confines de la Patagonia, supo defender con tenacidad nuestra soberanía al intervenir como perito en el diferendo sobre la determinación de la línea fronteriza con la República de Chile

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


El 22 de noviembre se cumplirán 100 años del fallecimiento del ilustre Francisco Pascasio Moreno, conocido como “el Perito Moreno” o “Pancho Moreno” para sus amigos, que con sus conocimientos y afán investigativo participó en la etapa fundacional de la Argentina demostrando un esfuerzo sin igual y convicciones patrióticas que permitieron defender dignamente los límites de nuestra Patagonia austral.
Nacido en el año 1852, año de la batalla de Caseros que puso fin al gobierno de Juan Manuel de Rosas y dio inicio a una nueva etapa de consolidación nacional, escenario de fuertes luchas internas de las que se mantuvo al margen.
Su pasión por la antropología y la geología despertaron en su temprana juventud llevándolo a emprender exploraciones por el territorio aún desconocido de la Patagonia, donde habitaban solo pueblos originarios con los que supo comunicarse y entablar una rica relación de intercambio cultural que se fue profundizando a lo largo de su historia. Muestra de ello son los valiosos testimonios que se exhiben en el Museo de Ciencias Naturales de la Ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires.
Tenía 21 años cuando emprendió su primer viaje al sur, a Carmen de Patagones. El segundo (1874) lo lleva a la desembocadura del río Santa Cruz, en la Porción más austral de la Patagonia. En 1875 es el primer argentino que llega hasta el lago Nahuel Huapi, remontando el Río Negro, con las imaginables dificultades que las precariedades debidas a la época y a la escasa ayuda oficial agregaron a la empresa, de por sí difícil. En 1879 vuelve a la desembocadura del río Santa Cruz, cuyas aguas remonta hasta las nacientes cordilleranas, siguiendo los pasos de Carlos Darwin en la expedición del Fitz-Roy, casi cincuenta años antes. Efectúa estos viajes impulsado por su espíritu investigador y por su afán de demostrar la viabilidad de habitar y civilizar los inmensos territorios patagónicos, por entonces desconocidos e inhabitados y que ya despertaban la curiosidad y codicia de más de una nación extranjera.
Desde sus primeros viajes comienza a formar su colección de fósiles, de vestigios de los primeros pobladores indígenas y su propio museo, que en 1877 entregará en donación a la provincia de Buenos Aires, junto con su biblioteca. Esta colección fue la base del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, cuya dirección ejerce desde su fundación, en 1886.
Escritor, periodista, hombre de consulta y profundo conocedor de la cuestión indígena, siempre disintió con la cruenta política de sometimiento y exterminio de aquellos tiempos, forjando una relación fraternal y de profundo afecto con los pueblos originarios de esas latitudes que se mantuvo incólume a lo largo de su vida.
En 1875 llega solo a caballo a las tolderías del Señor de las Manzanas, el cacique Shaihueque, en el valle de Collón Cura, sobre las que deja flameando la enseña nacional. Y aunque no logra autorización para cruzar a Chile, llega hasta el Nahuel Huapí…” (Las ideas y la obra de Francisco Pascasio Moreno, Alberto Riccardi).
El mismo Francisco P. Moreno en su libro “Viaje a la Patagonia Austral” luego de citar a Humboldt y a Darwin, refiriéndose a la Patagonia, señala su preocupación por ese territorio inexplotado y sobre el cual ya se comenzaba a vislumbrar distintos intereses de naciones extranjeras más allá de la República de Chile. En dicha obra sostuvo: “… sólo aspiro a que con esta narración mis compatriotas puedan formarse una idea de lo que encierra esa gran porción de la patria, siempre denigrada por los que se contentan con mirarla mentalmente desde las bibliotecas. Nuestra cuestión con Chile que nos disputa lo que la naturaleza y la firma de los Reyes ha hecho nuestro, aumenta el interés que tienen para nosotros los territorios que he recorrido en mi último viaje. Discutimos hace tiempo las Tierras Australes sin conocerlas; hablamos de límites en la Cordillera, punto de separación de las aguas, y aún no sabemos qué dirección sigue ni dónde concluye y si puede servir de límite natural o no en las regiones inmediatas al estrecho de Magallanes. … hácese necesario, pues, que sepamos con seguridad con qué elementos puede contribuir la Patagonia a la prosperidad de la República y esto sólo se puede conseguir conociendo su geografía y sus productos naturales”.
Su labor también descolló en el plano diplomático cuando en 1897 fue nombrado perito argentino en la cuestión de límites con Chile, debido a sus profundos conocimientos científicos y de la región. En cumplimiento de esta misión viaja a Londres, ya que la corona británica era quien debía laudar en tan arduo y duradero conflicto. El laudo arbitral de 1902 significa para Moreno otro viaje al sur, para controlar a quienes debían colocar los hitos fronterizos. En 1903 Moreno dona a la Nación tres leguas aledañas al lago Nahuel Huapí, que le habían sido entregadas por el gobierno en reconocimiento de sus trabajos, destinándolos a la creación del primer Parque Nacional. En 1902 efectúa su último viaje a la Patagonia, para acompañar al presidente de EEUU, Teodoro Roosevelt en su visita a la región.
Durante el diferendo con Chile, demostró su incansable labor como representante argentino en el desarrollo de las actividades de la Comisión de Límites integrada por representantes de nuestro país y la República de Chile, con motivo del Tratado de 1881. Su trabajo fue determinante para que prevalezca su tesis, por la contundencia de sus argumentos geográficos, históricos y científicos. Como lo expresara el por entonces diputado nacional, Pedro Luro, en la sesión del 19 de junio de 1903 de ésta Cámara de Diputados: “Moreno ha sido, en este largo pleito internacional, algo más que un geógrafo y un explorador. Ha sido una voluntad firme como el granito, puesto al servicio de una convicción profunda y honrada”.
El Tratado de Límites entre la Argentina y Chile del 23 de julio de 1881, establecía que: “la línea fronteriza correrá por las cumbres más elevadas de dicha cordillera que dividan las aguas”. La tesis de la Argentina –sostenida con vehemencia por Moreno- era que el límite de las cumbres nevadas definía con mayor precisión la frontera aplicando un factor geográfico inalterable. La divisoria de aguas (divortium aquarium), en cambio, transformaba la frontera en algo móvil, ya que los cursos de agua podían modificar su recorrido de tanto en tanto especialmente por motivo de los deshielos y también –eventualmente- por la acción del hombre. La genialidad de Moreno fue demostrar ante la Comisión de Límites que en el campo, y mediante el cavado de zanjas o levantando montículos de tierra o piedra, se podía alterar la divisoria de aguas, lográndose que naciente de ríos que contribuían a la cuenca del Pacífico desaguaran en el cuenca del Atlántico y viceversa. El 22 de noviembre de 1902, Eduardo VII de Gran Bretaña firma el laudo arbitral que zanja las diferencias entra Argentina y Chile. Su actividad no finalizó allí, sino que a partir de entonces se avocó al trabajo de las comisiones a fin de plantar los hitos fronterizos donde también demostró su vehemencia en la defensa de los intereses de la Nación.
A pesar de su magnífica obra, Moreno falleció en el 22 de noviembre de 1919, olvidado y en la pobreza absoluta, como suelen morir buena parte de los grandes benefactores de la humanidad. En 1920, el Banco de la Nación Argentina remató judicialmente los pocos bienes para pagar sus deudas. El gobierno de turno, ni siquiera envió un representante oficial a su sepelio.
El 22 de agosto de 1934 se envió a la Cámara de Diputados un proyecto de ley para erigir un mausoleo a la memoria de Moreno en el Parque Nacional Nahuel Huapí, proyecto que fue aprobado por unanimidad pero permaneció olvidado durante 10 años.
Sus restos descansan junto a los de su esposa, María Ana Varela, en la isla Centinela en el lago Nahuel Huapi (a la entrada del brazo Blest) donde fue llevado junto a la bandera Argentina y los ponchos de los caciques Shaihueque, Pincen y Catriel. Los ponchos sobre su ataúd simbolizan la integración de la nación argentina con los pueblos originarios. Cada vez que una embarcación pasa frente a la isla Centinela hace sonar tres pitazos en saludo y respeto al pionero explorados y creado de los parques nacionales.
Por las razones expuestas, invito a mis pares a rendir homenaje a este pionero de la soberanía y señor de las cumbres, el inmortal “Perito Moreno”, cuyo acendrado desinterés personal y ejemplar patriotismo fueron la tónica de su incansable quehacer al servicio de la grandeza de la Nación.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
RAUSCHENBERGER, ARIEL LA PAMPA JUSTICIALISTA
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
LEGISLACION GENERAL (Primera Competencia)