La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Rendir homenaje a los y las militantes víctimas de asesinato en el paraje “Luna Roja” de la ciudad de Mar del Plata, el 2 de agosto de 1978 en el marco del terrorismo de estado, durante la última dictadura cívico-militar en Argentina.

Al cumplirse 40 años de aquellos crímenes de lesa humanidad, y desconociéndose aún la identidad de una de las víctimas, recordamos a Lilia Mabel Venegas Ballarini, Ricardo Alberto Tellez, Antonia Margarita García Fernández, Elizabeth Irma Kennel Marinelli. Presentes.

Señor presidente:

El paraje-balneario Luna Roja está ubicado en el kilómetro 542 de la ruta 11, a medio camino entre Mar del Plata y Chapadmalal, en la zona balnearia de Barranca de Los Lobos.

A la 1:30 horas del miércoles 2 de agosto de 1978, cinco personas que permanecían detenidas desaparecidas en la Base Naval de Mar del Plata, fueron llevadas hasta allí por un grupo de tareas de las Fuerzas Armadas, y en las instalaciones de una precaria construcción de madera y material ubicada sobre el flanco costero, a “escasos 300 metros del balneario Luna Roja, simularon una explosión accidental. En ese aberrante hecho, fueron asesinados y asesinadas Lilia Mabel Venegas Ballarini, Ricardo Alberto Tellez, Antonia Margarita García Fernández, Elizabeth Irma Kennel Marinelli, y una quinta persona cuya identidad aún permanece desconocida.

Horas más tarde, la prensa difundió la versión de fuentes oficiales, anunciando que una “célula extremista” se autoeliminó accidentalmente mientras preparaba una bomba dentro de local abandonado. Según la crónica de la época, en dicho sitio había funcionado durante el verano “un bar, minutas y parrilla”, que se hallaba abandonado y carecía de energía eléctrica.

El artículo del matutino LA CAPITAL– que habla de la presunta existencia de cuatro víctimas tres mujeres y un hombre no identificados- da cuenta del hermetismo de las fuentes oficiales y la influencia que éstas ejercieron en el mensaje que debian instalar. La noticia periodística no solamente no reflejaba lo ocurrido, sino que también ocultó la cantidad de víctimas “…cuatro elementos terroristas, aparentemente tres mujeres y un hombre, hallaron horrible muerte en un local abandonado de la zona balnearia ‘Luna Roja', donde los terroristas estaban preparando un artefacto explosivo de alto poder, el que imprevistamente explotó”.

En esa lógica aparente, Dionisio Emilio Ituarte, enfermero del Cuerpo Médico Regional de la Policía de la Provincia de Buenos, y Carlos Ernesto Petry, médico legista-policial, fueron convocados de urgencia. Al llegar se encontraron frente a una escena dantesca. A pesar de la oscuridad, entre el humo y los escombros de la destruida casilla, un enjambre de bomberos, policías, personal civil y miembros de las Fuerzas Armadas en ropas de combate se movían revolviendo todo cuanto encontraban a su paso.

En las actas del Cementerio Parque fue asentado el ingreso de los restos pertenecientes a cuatro mujeres y un hombre. Y junto a cada una de sus tumbas colocan un cartel con la inscripción “NN-02-08-78”.

En octubre de 1982 “Madres, Abuelas y Familiares de Desaparecidos de Mar del Plata” impulsaron la causa judicial, caratulada “Frigerio Roberto y otros”, la cual tenía por objeto la investigación de sepulturas “NN” en el Cementerio Parque de Mar del Plata.

En octubre de 2008, el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata que llevaba adelante los Juicios por la Verdad, ordenó la exhumación arqueológica de una treintena de cadáveres NN que se hallaban sepultados en el sector B del Cementerio Parque de Mar del Plata, tarea que recayó en el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Al examinar los registros del cementerio, los investigadores determinaron que cinco de esos cuerpos habían sido inhumados el 2 de agosto de 1978 con intervención de la comisaría tercera, dependencia que en aquel entonces tenía jurisdicción en Luna Roja. Eso planteó la posibilidad de que el número de víctimas de la explosión había sido mayor que la informada en las crónicas periodísticas.

Cotejando esa fecha con los archivos periodísticos, los investigadores dieron con el artículo de LA CAPITAL y con otro de idéntico tenor publicado el 4 de agosto del 78 por el diario La Opinión de Buenos Aires. Surgió entonces la presunción de que esos cinco cuerpos –o al menos algunos de ellos-, por las fechas y otros datos científicos podrían corresponder a las víctimas de la explosión en Luna Roja.

Las identificaciones de los asesinados no ocurrieron hasta el año 2011. En mayo de ese año, el Equipo Argentino de Antropología Forense pudo comprobar la primera identificación positiva que fue de Lilia Venegas. Y descubrió también que al momento de la explosión, las víctimas estaban atadas e inmovilizadas.

Lilia Mabel Venegas (32 años), madre de Rodrigo Miguel y Manuel Miguel, era militante de la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN) y de la Juventud Peronista. Egresada de la Facultad de Ciencias Veterinarias en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Su esposo Carlos Alberto Miguel también era médico veterinario, Director del Departamento Central de Planificación de la UNLP, autor de las “Bases para una Nueva Universidad”, secuestrado por la Triple A el 8 de octubre de 1974 conjuntamente con Rodolfo Achem, asesinados ambos a la altura del arroyo de Villa Domínico, en Avellaneda. Lilia Mabel Venegas había sido secuestrada por las Fuerzas Armadas a la edad de 31 años en la “Veterinaria Ankar” (Avenida Luro 6757. Mar del Plata), el 4 de mayo de 1978.

El 24 de marzo de 2012, el Equipo Argentino de Antropología Forense logró la identificación de otra de las personas asesinadas en la “masacre de “Luna Roja” como se conoció el hecho. Se trataba de Elizabeth Irma Kennel Marinelli. Elizabeth (28 años) era trabajadora de la salud, tuvo un hijo, Simón. Fue secuestrada-desaparecida el 12 de julio de 1978 cuando viajaba de Mar del Plata a Tandil. Estaba casada con Daniel Reynaldo Medina, secuestrado-desaparecido el 15 de octubre de 1976 en su domicilio de Tandil. Kernnel era militante Peronista.

Luego, en enero de 2013 se conoció la identidad de Antonia Margarita Fernández García (33 años) y su esposo Ricardo Alberto Tellez (34 años) años. Antonia era española naturalizada argentina, profesora de educación física, fue secuestrada en su casa de Mar del Plata junto a las dos hijas de ambos, Vanina y Andrea de 3 y 7 años de edad, que fueron entregadas a su abuelo paterno, Salvador Tellez. Al declarar ante la Justicia Federal en 1986 el hombre manifestó que aquella tarde se encontraba en su criadero de animales del paraje El Coyunco, en la Ruta 226, sitio adonde llegó un Ford Falcon verde en el que su nuera y sus nietas eran transportadas por cuatro individuos jóvenes, de pelo corto “estilo militar”, que exhibían armas de guerra y vestían uniformes verdes camuflados. “Me preguntaron si reconocía a las dos nenas como nietas mías y les dije que sí, que eran mis nietas Vanina y Andrea. Me las dejaron y se fueron”, relató Téllez en su declaración. Antes de ese desenlace, el hombre pudo mantener un breve diálogo con su nuera, que le dijo: “me llevan para tomarme una declaración y después vuelvo”.

Pocas horas después de Antonia fue secuestrado Ricardo, junto a Lilia Venegas. Ricardo Alberto Téllez era profesor de la Facultad de Veterinaria de la UNICEN en Tandil y médico veterinario en la “Veterinaria Ankar”. Antonia y Ricardo eran militantes de la Juventud Peronista.

Así pues, son cuatro las personas cuya identificación se logró, restando aún la de un quinto cuerpo de género femenino. Más de treinta años permanecieron como NN en el Cementerio Parque de Mar del Plata. Hoy están a la espera que la justicia determine no solo quién organizó la masacre, sino también quienes accionaron aquellos explosivos, que según las noticias de aquellos días, “manipulaban” los mismos muertos.

En 2013 se realizó un acto homenaje en el que fue instalado un cartel explicativo para el señalamiento del lugar donde sucedieron los hechos. El Concejo Deliberante del Partido de Gral. Pueyrredón emitió una declaración de interés de dicho señalamiento.

Al cumplirse 40 años el 2 de agosto pasado, se inauguró una placa conmemorativa y se realizó una intervención artística en el monumento allí emplazado. La actividad continuó con una charla en la que se homenajeó a todas las víctimas de aquel episodio.

Señor Presidente, deseamos recordar en esta Honorable Cámara a esas víctimas, y en ellas homenajear también a todas las víctimas por delitos de lesa-humanidad en Argentina, reafirmando nuestro compromiso con la democracia, sosteniendo siempre los pilares de Memoria, Verdad y Justicia contra el terrorismo de estado.

En razón de todo lo expuesto, solicitamos a los y las diputadas de esta honorable cámara, quieran acompañar con su voto la presente resolución.