La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

ARTÍCULO 1°: Expresar preocupación y rechazo a las políticas que el Poder Ejecutivo lleva adelante en materia de desarrollo del sector nuclear. Medidas que, a través de la cancelación de obras y el desmantelamiento de organismos del área, son claramente contrarias a la ley 26566 en la cual se declara de interés nacional todas las actividades vinculadas a la actividad nuclear y de manera explícita a la construcción de una cuarta central nuclear.

ARTÍCULO 2°: Expresar preocupación y rechazo por los despidos de los 250 empleados de planta permanente de la empresa Nucleoeléctrica Argentina S.A. y por los despidos en la empresa Dioxitek S.A.

ARTÍCULO 3°: Exigir al Poder Ejecutivo el respeto por la división de poderes que establece nuestro sistema republicano y la observancia de las leyes sancionadas por el Honorable Congreso de la Nación.

Señor presidente:

La Argentina ha sido un país pionero y un referente en el manejo de la energía nuclear con fines pacíficos. Prueba de ello son las licitaciones ganadas por INVAP para exportar tecnología nuclear argentina hacia Brasil y Holanda, resultado de una apuesta por la venta de alta tecnología que comenzó hace 14 años (creo que la venta de reactores de investigación a Perú, Argelia, etc. comenzó hace bastante más) y que se apoyó en otro hito de la empresa rionegrina: la venta del reactor OPAL a Australia (Agencia TSS, 22/03/2018). Sin embargo, el gobierno nacional ha decidido ignorar toda la trayectoria en el desarrollo nuclear que tiene nuestro país, en pos de unas metas fiscales pautadas con el FMI a través de un acuerdo repudiado por toda la sociedad. La cancelación de la construcción de la cuarta central nuclear por parte del gobierno nacional supone un duro golpe al desarrollo de nuestro país.

Debemos recordar que el acuerdo firmado con China era por la construcción de dos centrales nucleares por un total de 14.000 MU$S, de los cuales China aportaba el 85% del financiamiento con un margen de 8 años de gracia durante la construcción, y luego 10 años de financiamiento con las centrales produciendo energía eléctrica y aportando al desarrollo productivo de nuestro país. En ese acuerdo, la Argentina debía aportar 2.100 MU$S. Poca cosa, comparados con los más de 15.000 MU$S perdidos en la última corrida cambiaria contra el peso; o con los más de 40.000 MU$S fugados desde que Cambiemos se hizo cargo del gobierno; y con los más de 100.000 MU$S de deuda contraída por esta gestión para fugarla y malgastarla en el pago de intereses financieros.

Los ajustes que el gobierno viene produciendo en el sector nuclear, y en ciencia y tecnología en general, son una forma de cubrir la falta de ingresos que afronta el Estado como consecuencia de la baja de retenciones al sector agrícola y a las mineras, y a la apertura indiscriminada de las importaciones en detrimento de la producción nacional. Como siempre desde que asumió el gobierno, Cambiemos ajusta a los más vulnerables de la sociedad (jubilados y asignaciones familiares son ejemplos de ello) y en los sectores estratégicos para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el desarrollo productivo y económico de la Nación.

La cancelación de la construcción de la nueva central nuclear va a contramano de las declaraciones del gobierno sobre diversificar la matríz energética de nuestro país y ampliar el aporte de las energías limpias. “Con solo tres centrales el sector nuclear aporta cerca del 5% de la energía utilizada en nuestro país, evitando grandes cantidades de emisiones de gases invernadero por el quemado de combustibles fósiles, en un contexto mundial de plena expansión donde cerca del 11% de la producción mundial de la electricidad es generada por 450 centrales, hay unas 60 en construcción y unas 155 adicionales planeadas” (http://u-238.com.ar/escribe-andres-kreiner/).

Las consecuencias de cancelar estos proyectos serán devastadoras sobre la actividad del sector nuclear, tanto en el ámbito privado como público. Especialmente el proyecto de la cuarta central, en el cual la participación de nuestro país iba a ser dominante (70%) brindaba una perspectiva de continuidad a numerosas empresas pequeñas, medianas y grandes que habían apostado e invertido en tecnología e instalaciones que solo se justificaban con una actividad de largo plazo. Así, tirarán por la borda más de 60 años de trabajo continuado y fecundo que posicionó a nuestro país entre los más avanzados en tecnología nuclear. Eso sin contar que la falta de oportunidades para los trabajadores altamente especializados que requiere la actividad nuclear traerá como consecuencia un aumento en la fuga de cerebros que ya comenzó a registrarse con los recortes en ciencia y tecnología. Capital humano altamente calificado y formado con recursos públicos deberá dejar nuestro país en busca de oportunidades de desarrollo que no le brinda este gobierno.

La llamada cuarta central, proyectada por el gobierno anterior, similar a las otras tres en operación, significaba la continuación de una tecnología dominada por nuestro país, fruto de muchas décadas de experiencia y de inversiones significativas: uranio natural o levemente enriquecido y agua pesada. “Los reactores basados en agua pesada tienen muchos puntos a su favor entre los cuales se cuenta su excelente nivel de seguridad, el mejor nivel de quemado del combustible nuclear con el consiguiente ahorro, su combinación con conceptos más avanzados y la posibilidad de utilización de torio, un elemento 3 a 5 veces más abundante en la corteza terrestre que el uranio, para la generación casi ilimitada de combustible […]. Además como subproducto de la operación de un reactor de agua pesada se genera tritio, el isótopo de masa 3 del hidrógeno, que tiene muchas aplicaciones importantes en medicina y decae en helio 3, un isótopo del helio sumamente escaso, muy caro y útil. Además, junto con el deuterio, el tritio es el insumo básico para los posibles futuros reactores de fusión termonuclear. (http://u-238.com.ar/escribe-andres-kreiner/).

La continuación de esta tecnología que suponía la construcción de la cuarta central implicaba, además, aprovechar las instalaciones y la capacidad productiva de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de Arroyito, una de las inversiones más significativas del sector que es propiedad del estado neuquino a través de la empresa ENSI S.E., y de la CNEA. La Planta Industrial de Agua Pesada produce actualmente agua pesada de pureza nuclear, de altísima calidad y valor agregado, con la que abastece la demanda nacional e internacional, ya que es una de las más grandes del mundo. Pero la cancelación de la cuarta central, que demandaría una gran cantidad de agua pesada, funciona como excusa para poner en tela de juicio la continuidad de la planta.

La Ciencia y la Tecnología juegan un papel fundamental en el desarrollo de un país que pretende lograr mayor nivel de bienestar para sus habitantes; por eso, los países desarrollados invierten en la actividad y en la formación de científicos y trabajadores altamente capacitados. Sin embargo, las políticas que este gobierno lleva a cabo van a contramano de lo que hace cualquier país que pretende desarrollar sus capacidades científicas, tecnológicas y productivas. Las medidas de ajuste aprietan cada vez más a sectores que son claves para el desarrollo soberano de la Argentina. La actividad nuclear está recibiendo un duro golpe por parte del gobierno nacional. Un golpe del que tal vez no logre recuperarse si no se revierten a tiempo los recortes presupuestarios, las cancelaciones de obras, los despidos y el desmantelamiento de un sector que ha sido un orgullo para nuestra nación y nos ha posicionado como referentes en el mundo.

Además, las políticas que este gobierno lleva a cabo en la actividad nuclear son contrarias a la ley 26566, que declara de interés nacional todas las actividades vinculadas a la actividad nuclear y de manera explícita a la construcción de una cuarta central nuclear. Se trata en esta oportunidad de otro avasallamiento sobre las facultades que tiene el Congreso de la Nación, entre las cuales está la de establecer a través de sus leyes políticas de Estado que superen el término de un gobierno y respondan al interés nacional.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de resolución.