PROYECTO DE TP


Expediente 4543-D-2018
Sumario: DECLARAR "CAPITAL NACIONAL DEL CARNAVAL" A LA CIUDAD DE GUALEGUAYCHU, PROVINCIA DE ENTRE RIOS.
Fecha: 31/07/2018
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 90
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


Artículo 1º- Declárese "Capital Nacional del Carnaval" a la ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos.
Artículo 2º- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Para promover este Proyecto de Ley tomaré parte de los fundamentos expuestos por las autoras de dos proyectos anteriores presentados con este mismo propósito, el de la Diputada Liliana Ríos (MC) – Expediente 4796-D-2014-; y el de la Diputada Ana Carolina Galliard (MC) –Expediente 0319-D-2016-. A partir de tales fundamentos y de mis propios argumentos detallaré cuáles son las razones que considero concluyentes para volver a presentar este proyecto de ley que pretende declarar a la ciudad de Gualeguaychú “Capital Nacional del Carnaval”.
La provincia de Entre Ríos cuenta con una invaluable riqueza cultural, heredada de una diversidad de influencias, de pueblos originarios y de múltiples corrientes inmigratorias, que hoy persiste nítidamente en las costumbres y festividades populares que se crean y recrean en nuestro territorio. De allí que los carnavales de la alegría y los corsos populares se multiplican en toda la extensión provincial, contando cada una de estas expresiones con sus características propias y distintivas.
La historia de los festejos de Carnaval en la ciudad se remonta a fines del siglo XIX. Aun cuando la ciudad no contaba con energía eléctrica, los habitantes de Gualeguaychú se reunían para su celebración. En aquellos primeros años, el corso tenía lugar a últimas horas de la tarde, para aprovechar los últimos rayos de luz natural.
Durante las primeras décadas del siglo XX, los corsos -con un esplendor que no tenía nada que envidiar a los actuales- se extendían por la calle principal de la ciudad. Numerosos palcos instalados por las familias cubrían las veredas desde una punta a la otra del circuito. Sus dueños competían entre ellos para tener el palco mejor engalanado e iluminado.
Alrededor de 1930 se construyó en el centro de la ciudad una pasarela de madera que se extendía por encima del circuito y en cuya parte superior actuaban las orquestas, murgas y conjuntos. En las décadas siguientes, se impusieron las murgas tradicionales, que coreaban canciones cuyas letras eran creadas por los mismos participantes. En ellas volcaban numerosas apreciaciones y críticas sobre los temas de actualidad en la ciudad. En aquellos años estos conjuntos estaban formados exclusivamente de pobladores de la periferia de la ciudad y no contaban con presencias femeninas.
Posteriormente, la irrupción de las murgas con cornetas de caña y papel, enterró a las murgas cantadas, y el corso de la ciudad comenzó a languidecer lentamente. Para mediados de la década del 70, parecía que el carnaval de Gualeguaychú no tenía nada más para ofrecer.
Confluyeron varios factores para que se produjera el cambio que no trae hasta lo que es hoy el denominado y reconocido con la marca Carnaval del País.
En Gualeguaychú se celebra de manera ininterrumpida desde 1959 el Desfile de Carrozas Estudiantiles, una fiesta popular en la que participan los estudiantes locales y donde los jóvenes aprenden a crear, pintar, decorar, armar, diseñar, soldar, iluminar, entre otras actividades. Esta tarea comunitaria en la que también participan los padres y los docentes resulta en la creación de obras magníficas producto del aprovechando elementos constructivos donados por la población. La mayor parte de los gualeguaychuenses menores de 60 años, alguna vez ha hecho carrozas o ayudado en su construcción. El tradicional Desfile de Carrozas Estudiantiles, declarado Fiesta Nacional hace catorce años, puede ser considerada como una verdadera escuela de talentos, ya que le ha dado a la gente de la ciudad una especie de profesionalidad colectiva, que finalmente termina manifestándose en un espectáculo de trascendencia nacional e internacional como es el actual Carnaval.
A principios de la década de los 80, para tratar de revitalizar los festejos de carnaval se propuso que se cobrara una entrada y que la recaudación fuera para los que presentaban las murgas y los conjuntos y para quienes organizaban los espectáculos. Pero para que no se transformara en un negocio lucrativo, se exigía que estos actores no fueran personas particulares, sino instituciones de la sociedad civil con fines sociales. Finalmente, estos clubes y asociaciones fueron las que formaron la primera Comisión de Corsos.
En 1981 se produjo un gran cambio. Este año se convirtió en el hito que marcó el inicio de los festejos de Carnaval de un nuevo tipo en Gualeguaychú. Ese año las comparsas mostraron un salto cualitativo inédito, y fue a partir de entonces, que el brillo y la calidad no han parado de aumentar y de superarse cada verano.
A mediados de la década de los 90 y en virtud de la gran cantidad de público que concurría a cada noche de Carnaval se empezó a pensar en construir un lugar exclusivo para esta fiesta. Fue así que, en 1997, en el Parque de la Estación -un espacio recreativo de 7,5 hectáreas en el lugar donde está emplazada la vieja estación de tren de la ciudad- se inauguró el Corsódromo de Gualeguaychú.
El Corsódromo es el primero de su tipo en el país y es único en sus características. Su pasarela, de 10 metros de ancho, se extiende a lo largo de 500 metros y las tribunas en las que se ubica el público están distribuidas a ambos lados. Está dividida en diferentes sectores: ubicación individual y espacios VIP con miradores y terraza. Además posee instalaciones sanitarias, servicios gastronómicos, sonido digital, seguridad, salidas de emergencia y áreas de estacionamiento. Cuenta con las condiciones técnicas óptimas de iluminación y sonido necesarias para el adecuado desenvolvimiento del espectáculo.
El espectáculo del Carnaval se realiza durante los sábados de enero y febrero de cada año, y los días del fin de semana largo de carnaval. El espectáculo tiene una duración de cuatro horas durante las cuales desfilan las distintas comparsas seleccionadas para competir en cada edición.
En el Carnaval de Gualeguaychú hay cinco comparsas que pertenecen a clubes y a asociaciones culturales de la ciudad: Kammar, del Centro Social y Cultural Sirio-Libanés; Marí Marí, del Club Central Entrerriano; Papelitos, del Club Juventud Unida; O' Bahía, del Club de Pescadores; y Ará Yeví, del Club Tiro Federal. En cada edición anual del Carnaval desfilan y compiten de manera directa tres de ellas. Las dos que cada año quedan fuera de la competencia durante el verano realizan giras y se presentan en distintos carnavales del país.
El Carnaval de Gualeguaychú es organizado en su totalidad por la Comisión de Carnaval. Sus miembros son representantes de los distintos clubes y asociaciones culturales de la ciudad que participan. La Municipalidad de Gualeguaychú acompaña en su organización a través de la facilitación del Corsódromo y su acondicionamiento; con el ordenamiento del tránsito y de la seguridad en la zona y con parte de la difusión de la fiesta.
En cada edición las comparsas participantes eligen un tema que la definirá y que será la base sobre la que se decidirá el diseño de los trajes, de las carrozas y de la letra y música que ejecutará la banda. El resultado es un extraordinario espectáculo teatral de altísima calidad que se despliega en vivo y “a cielo abierto”.
Cada comparsa está integrada por los participantes directos, entre 270 y 290 integrantes –bailarines, batucada, músicos- y por cuatro carrozas: tres tematizadas y la de los músicos. La banda de música cuenta con más de 30 integrantes que tocan y cantan en vivo. Una quinta carroza de músicos en la que tocan las bandas de cierre se utiliza para el “After y Post Carnaval”. Las bandas de cierre son grupos musicales integrados por gualeguaychuenses o de la provincia que son invitados a participar. El “After y Post Carnaval” es un momento de baile y festejo que tiene lugar en la pasarela del Corsódromo una vez que finalizó el desfile de las comparsas.
Cada noche, mientras desfila por la pasarela, cada comparsa es evaluada por jurados provenientes de distintas ciudades del país y de países vecinos, todos ellos profesionales destacados y también relacionados con la actividad artística y teatral: arquitectos, escenógrafos, músicos, coreógrafos, bailarines, etc. Los jurados de cada edición no se repiten y cada noche son ubicados en distintos lugares del Corsódromo. Los miembros del Jurado califican el desempeño de cada comparsa otorgando determinado puntaje al vestuario, a las carrozas y al desplazamiento y la alegría carnavalera demostrada. Al final de cada edición anual se suman los puntajes de las planillas y ante la presencia de un Escribano se otorgan los premios. Entre las categorías premiadas sobresalen: la Comparsa declarada “Campeona”, el premio al Mejor Vestuario, a la Mejor Música, al Mejor Traje de Fantasía, al Mejor Portabanderas y a la Mejor Pasista.
El Carnaval de Gualeguaychú posee una muy fuerte impronta cultural y una muy importante inserción social en la comunidad de la ciudad. El hecho de que la organización de las comparsas esté mediada por clubes de barrio y por asociaciones culturales de la ciudad implica la realización de actividades comunitarias y de cooperación que constituyen un fuerte aporte al entramado social de los vecinos.
Todo el trabajo relacionado con la realización del Carnaval involucra una importante cantidad de mano de obra directa e indirecta, algunos trabajan durante todo el año y otros están vinculados directamente a cada edición del Carnaval. El número de personas vinculadas al movimiento del espectáculo asciende a 1.200 personas.
En Gualeguaychú se ha desarrollado una verdadera industria carnavalera que representa el principal espacio de desenvolvimiento laboral de numerosos artistas locales que les permite desarrollarse profesionalmente en nuestra ciudad. Talladores, pintores, escenógrafos, iluminadores, carpinteros, soldadores, herreros, electricistas, decoradores, músicos, coreógrafos, bailarines, maquilladores, peluqueros, guionistas, bordadoras, costureros, actores y acróbatas trabajan durante todo el año con el objeto de llevar adelante una obra artística dinámica y en movimiento que se desplaza por su característico escenario de más de 500 metros, construido especialmente para el evento.
Cada uno de los clubes y de las asociaciones emplea cientos de personas para el armado de sus comparsas, que incluye la construcción de las carrozas y la confección de los trajes; el entrenamiento y la práctica de las coreografías y de las bandas de música y la batucada.
El trabajo de organización del Carnaval abarca todo el año, ya que inmediatamente después de la finalización de cada edición se comienza a organizar la próxima. El Carnaval ha representado en muchos casos un primer momento de una carrera profesional para muchos gualeguaychuenses que trabajan hoy en los carnavales del mundo o en la producción de grandes espectáculos en el exterior.
La cantidad de insumos utilizados es particularmente llamativa. Cada comparsa utiliza cada año más de 40 mil plumas y más de 1 millón de lentejuelas; a lo que debe agregarse los géneros y los materiales textiles de distinto tipo -tales como mostacillas, canutillos, cadenas, perlas, accesorios de bisutería- para la confección de los trajes. En la construcción de las carrozas el hierro, el telgopor, la goma espuma y los distintos tipos de pinturas constituyen los insumos principales. La iluminación de las carrozas es otro elemento de importancia fundamental.
Tanto en el diseño, confección y armado final de los trajes como en la construcción de las carrozas es importante destacar el trabajo de diseñadores, modistas, bordadores, pintores, dibujantes, herreros, electricistas y constructores, todos con un alto nivel de profesionalismo.
En este punto considero necesario enfatizar el dedicado y detallado trabajo que realizan modistos y bordadores, que, de manera completamente artesanal, crean los trajes y los espaldares. Los resultados finales de las distintas etapas de este trabajo en común son verdaderas obras de arte. Para dar tan sólo algunos ejemplos, se puede mencionar que un solo traje puede pesar 80 kilos, siendo bordado a mano con hasta 500 mil lentejuelas, además de las mostacillas, los canutillos, las piedras, las perlas; y que los espaldares de plumas que visten los integrantes de las comparsas llegan a medir hasta 6 metros. Las carrozas temáticas, de características monumentales, pueden superar los 15 metros de altura.
El Carnaval también constituye un ámbito de inclusión social. Los casi 300 bailarines que integran cada una de las comparsas participan de manera gratuita ya que son los clubes quienes financian la totalidad del costo de los trajes que cada noche portan sus integrantes. Es importante destacar que la participación en las comparsas no tiene en cuenta distinción social, ni de género, ni económica, ni etaria. Cualquier persona que así lo desee puede participar en las comparsas. Esta particularidad pone de relevancia la democratización de la participación cultural, un rasgo característico del Carnaval de Gualeguaychú.
Es importante destacar la importante inversión que realizan tanto los clubes y las asociaciones culturales como la Comisión de Carnaval (organizadora del Carnaval del País).
En la edición 2018 cada club y asociación cultural invirtió aproximadamente $7 millones para la realización de su comparsa y $150 mil por noche en la logística de funcionamiento para el desfile. La Comisión de Carnaval invirtió $1 millón por noche para la puesta operativa del Corsódromo, que incluye el pago de las grúas, de la emergencia médica, los bomberos zapadores, el mantenimiento de tribunas, la iluminación y el sonido.
En su última edición durante las diez noches de carnaval la recaudación alcanzó aproximadamente los $ 40 millones. En 2018 los ingresos generados en la ciudad vinculados con el espectáculo de Carnaval ascendieron a la suma de $267 millones de pesos.
Una parte del importante producto económico de esas jornadas se vuelca sobre la comunidad a través de distintas vías. Por una parte, a través de injerencia social de los clubes que administran las comparsas: estos clubes poseen instituciones educativas, deportivas y culturales que contienen miles de familias a través de las diversas actividades que desarrollan. Y, por otra parte, a través de los miles de puestos de trabajado que se generan en todos los rubros que hacen a la industria del turismo en la ciudad. Existe una muy estrecha vinculación entre el Carnaval y el movimiento turístico de Gualeguaychú que, además, repercute de manera positiva en el resto de las ciudades de la zona sur de la provincia.
Es importante destacar que la cultura carnavalera de Gualeguaychú no se agota en el Carnaval del País. Junto a este espectáculo en la ciudad se desarrolla el Corso Popular Matecito.
Matecito mantiene viva la cultura carnavalera heredada de los ritos afro descendientes. Los datos de la investigación de la Lic. María del Pilar Piana “La corneta del Corso Popular Matecito” (2016) permiten afirmar que ya a fines del siglo XIX y principios del siglo XX en Gualeguaychú comenzaban a aparecer las primeras Murgas, como “La Sociedad de los Negros del Sahara”, “Los Pampeanos”, “Los Calavera”, “La Comparsa de Nerón”, “La Argentina”, “Los Siete y Medio”, entre otras. Estos conjuntos ya tocaban algunos instrumentos musicales e interpretaban canciones con letras de reclamo y protesta durante el desfile de carnaval. Los instrumentos musicales mayormente utilizados eran los tambores, tamboriles, trompetas y bases con bombos de parche de cuero de vaca y platillos.
En la década del 90 el Corso Popular toma su nombre en homenaje al payaso Matecito, un entrañable personaje de este carnaval. Este festejo popular mantiene viva una tradición que se repite desde hace muchos años en Gualeguaychú: el uso de la tradicional corneta. Este instrumento de viento ha sido utilizado año tras año por los conjuntos murguísticos para interpretar las canciones que ejecutan en vivo durante todo el circuito. Desde sus orígenes, la corneta utilizada en el Corso Popular. Siempre se fabricó de manera artesanal y es hasta hoy en día que se siguen usando los mismos recursos técnicos para construirla y para decorarla. El aspecto estético es muy importante a la hora de la competencia entre los conjuntos murguísticos y siempre se ha trabajado para mejorar y ampliar su sonido.
La confección y utilización de la corneta conlleva ciertos saberes y prácticas tradicionales que se van transmitiendo de generación en generación de manera oral, de maestro a principiante, lo que la convierte en patrimonio material e inmaterial de la ciudad. La corneta puede ser considerada un símbolo del Corso Popular y es parte ineludible en la construcción identitaria del pueblo de Gualeguaychú. Cabe aclarar que no hay registro ni documentación alguna que avale la utilización de este tipo de instrumento, o de alguno similar, en otro carnaval de la República Argentina. Estos datos confirman que la corneta es un instrumento único y de creación local y pone de relevancia el hecho de que su origen, su evolución y su utilización tengan lugar únicamente en los Corsos Populares Matecito.
Cabe aquí destacar que la corneta fue declarada bien cultural de la ciudad y fue inscripta en el listado de Bienes Inmateriales de la Nación.
Desde sus inicios las murgas -y luego los conjuntos carnavalescos- fueron organizados por los vecinos en las esquinas de sus barrios o en casa de alguno de ellos, en cuyo patio se produce y reproduce la cultura carnavalera gualeguaychuense. En la creación de las murgas han participado hasta tres generaciones, transmitiendo la cultura popular de padres a hijos. Se busca incentivar la creatividad, la convivencia amistosa entre vecinos, el trabajo en común y la libertad de expresión.
Hoy en día existen 10 murgas con 70 integrantes cada una y 6 conjuntos carnavalescos con 90 integrantes cada uno. Cada noche del Matecito –así se lo llama en Gualeguaychú- desfilan aproximadamente 1240 vecinos. La diferencia entre estas dos categorías radica en el uso de la tradicional corneta.
Actualmente el corso se realiza durante cinco viernes consecutivos, el primero de ellos es el último viernes de enero. Los cuatro primeros viernes se realiza el Corso propiamente dicho con el desfile de murgas y conjuntos carnavalescos y el último tiene lugar el llamado “Entierro del carnaval”. En cada “Entierro” un grupo de alrededor de 20 personas desfila junto a un carro alegórico que representa de manera satírica y burlesca algún tema en boga. En el desfile aparecen los objetos y los personajes tradicionales de un entierro: Ataúd, Corona, Muerto, Viuda, Lloronas y Sacerdote. En la edición 2018 se presentaron 40 entierros.
Cada viernes el Corso se realiza en un barrio distinto, sus calles se engalanan especialmente para la ocasión y las familias participan con un extraordinario entusiasmo en su organización y en la fiesta. Los organizadores realizan un trabajo que no es rentado y que se explica a través del entendimiento y de la consideración de este espectáculo como una ocasión de fiesta popular. Son ellos, las familias de cada barrio agrupadas en las Comisiones las que deciden la organización de su murga o de su conjunto carnavalesco. Los padres, las madres y los jóvenes eligen el tema de la murga y del diseño de los trajes. Se organizan y se ocupan de comprar los insumos, de confeccionar los trajes, las cornetas y los demás instrumentos musicales; del maquillaje y de los peinados de los participantes.
Es importante destacar la participación de los niños y adolescentes junto a los adultos en las murgas y los conjuntos carnavalescos. El entusiasmo y la alegría son inocultables. El paso de las murgas, con su música, sus trajes y sus bailes, contagia a todo el barrio: los niños, los adolescentes, los jóvenes, los adultos y los mayores salen a la calle y se reúnen para vivir ese momento de alegría, diversión que los llena de orgullo y de satisfacción por el trabajo común realizado. Música, baile, juegos con nieve de carnaval, coloridos disfraces, luces, y, sobre todo, la alegría que se vive en el barrio entero caracterizan al Matecito.
La Organización del Corso Popular es tarea de la Dirección de Cultura de la ciudad de Gualeguaychú, aunque las decisiones que afectan al desarrollo del mismo se consensúan con representantes de cada Comisión Vecinal en reuniones mensuales realizadas con ese fin.
Las cantinas se otorgan a instituciones con fines sociales a cambio del pago de un canon de un costo muy bajo, importe que se distribuye entre las agrupaciones participantes. El cobro de las entradas está a cargo de las Comisiones Vecinales, que obtienen un porcentaje del total del dinero ingresado. El dinero obtenido se redistribuye en proyectos de mejoramiento y desarrollo barrial.
En la edición 2018 ingresaron un promedio de 8 mil personas por noche. Aunque el valor de la entrada para el Matecito es muy accesible, desde el Municipio -con el fin de asegurar que todos aquellos vecinos que quisieran participar pudieran hacerlo- se creó un programa que repartía adicionalmente en los diferentes barrios populares de la ciudad un total de mil entradas por noche.
El total de lo recaudado en la última edición de Corso Popular Matecito alcanzó los $950 mil. Este dinero se distribuye entre las agrupaciones que compiten y las organizaciones de bien público que participan en la organización. La totalidad de lo producido se utiliza para cubrir los gastos de seguridad e higiene y para los premios para las murgas y conjuntos carnavalescos. Se entregan tres premios por categoría y, aquellas agrupaciones que no resulten ganadoras, cobran una cantidad de dinero en concepto de participación. La Municipalidad de Gualeguaychú, a través de la Dirección de Cultura, es garante de aportar el dinero que haga falta en caso de que lo recaudado no cubra los gastos.
El Carnaval de Gualeguaychú es un factor fundamental y una de las causas del crecimiento turístico exponencial que se ha experimentado en la ciudad en los últimos años, especialmente desde el restablecimiento de los feriados de carnaval. Desde entonces, la ciudad de Gualeguaychú ha recibido en esas fechas más de 100 mil turistas en un solo fin de semana, cantidad que duplica su población y dinamiza de una manera extraordinaria la actividad económica de toda la región sur de la provincia de Entre Ríos. Muchos fines de semana y, particularmente durante el fin de semana largo de Carnaval, la ocupación hotelera de Gualeguaychú ha alcanzado el 100% de ocupación. Todos los años las ciudades cercanas reciben parte de la gran cantidad de turistas que viajan a disfrutar del espectáculo y que no es posible alojar en la ciudad. De esta manera, la actividad gastronómica, hotelera y comercial de la zona sur de la provincia se ve ampliamente beneficiada durante las jornadas de festejo del Carnaval.
El Carnaval es una parte inescindible y fundamental de la cultura popular de Gualeguaychú. Desde hace más de cien años no ha dejado de festejarse en la ciudad. En sus diferentes formas: con más o menos brillo; con distintos públicos: más o menos multitudinario; más espectacular o más popular. La tradición carnavalesca forma parte de nuestra identidad como pueblo y de nuestra cultura. Gualeguaychú y el Carnaval son dos términos que se asocian no sólo en la ciudad y en la provincia, sino también a lo ancho y a lo largo de nuestro país.
Señor Presidente: considero que es indudable el altísimo impacto cultural, social, económico y turístico que tiene la industria del carnaval para la ciudad de Gualeguaychú y para la provincia de Entre Ríos. A esto se suma el altísimo nivel de instalación nacional de la marca Gualeguaychú - Carnaval del País y del reconocimiento internacional que ha alcanzado el espectáculo.
Cabe destacar que en 2018 el Carnaval del País fue declarado de Interés Turístico por el Ministerio de Turismo de la Nación.
Por todas estas razones considero que debe declararse “Capital Nacional del Carnaval" a la ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos.
Por ello solicito a los Señores diputados tengan a bien acompañar el presente proyecto de ley.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
BAHILLO, JUAN JOSE ENTRE RIOS JUSTICIALISTA
RAUSCHENBERGER, ARIEL LA PAMPA JUSTICIALISTA
HUSS, JUAN MANUEL ENTRE RIOS FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
LEGISLACION GENERAL (Primera Competencia)
CULTURA