La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su beneplácito por el proceso de beatificación, ordenado por el Papa Francisco, de Monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias y el laico Wenceslao Pedernera, asesinados en 1976 por la última dictadura militar.

Señor presidente:

El 8 de junio de este año el Padre Obispo Monseñor Marcelo Daniel Colombo comunicó que el Papa Francisco había autorizado la publicación del decreto que reconoce el martirio en odio de la fe padecido por Monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias y el laico Wenceslao Pedernera dando paso al proceso para la próxima beatificación de dichos mártires.

Enrique Angelelli, nacido el 19 de julio de 1923 en Córdoba fue ordenado presbítero en Roma en 1949. En 1960 fue nombrado obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba. Fue padre conciliar en el Concilio Vaticano II y en el año 1968 fue designado Obispo de La Rioja. Como el entonces Cardenal Bergoglio dijo en una misa celebrada en La Rioja con motivo de cumplirse 30 años de la muerte de Angelelli, éste era “un pastor que dialogaba con su pueblo”, era un cura al servicio de los más desposeídos.

El Papa Francisco y Monseñor Angelelli se conocieron en junio de 1973, antes de que Bergoglio fuera designado provincial. Ya como máxima autoridad de la Iglesia Católica, Francisco aportó a la causa judicial por su asesinato documentación que probaba la persecución sufrida por Angelelli en La Rioja durante el terrible período de la dictadura cívico-militar iniciada en 1976.

El 18 de julio de 1976 personas que se presentaron como efectivos de la Policía Federal llevaron a Murias y Longueville a la base aérea de Chamical donde los torturaron y acribillaron. Una semana después personas encapuchadas se presentaron en la puerta de la casa de Pedernera, colaborador de Angelelli, y lo asesinaron con 4 disparos.

En el mes de agosto, cuando Angelelli viajaba a la ciudad capital de la Provincia de La Rioja luego de participar de un homenaje a los dos curas asesinados, fue encerrado por otro auto provocado el vuelto del vehículo en el que se conducía; si bien su muerte quiso ser presentada como un accidente de tránsito, su cuerpo presentaba signos de tortura.

En julio el Tribunal Oral Federal de La Rioja condenó a prisión perpetua al genocida Luciano Benjamín Menéndez y a Luis Fernando Estrella por el asesinato del obispo, considerándolos autores mediatos del crimen y “responsables de una acción premeditada, provocada y ejecutada en el marco del terrorismo de Estado en contra de Enrique Angelelli”.

Angelelli, Murias y Longueville, con el acompañamiento del catequista Pedernera, realizaron una tarea pastoral muy importante y comprometida con los desposeídos; en palabras de Bergoglio en 2006: “Angelelli recibía pedradas por predicar el Evangelio y derramó su sangre por ello”. Su reconocimiento como mártires y su próxima beatificación es un justo reconocimiento a su importante tarea de servicio al prójimo.

Por los motivos expuestos, solicito a mis pares el acompañamiento al presente proyecto de resolución.