La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar beneplácito a la labor de la Hermana Mónica Astorga por su compromiso social en el acompañamiento y contención a mujeres transexuales de toda la República Argentina que se encuentran en situación de vulnerabilidad social, para ayudarlas a salir de la prostitución a las cuales son sometidas.

Señor presidente:

La única estadística nacional exclusiva de mujeres transexuales fallecidas en el último año la lleva una monja de clausura en un convento de la provincia de Neuquén. La Hermana Mónica Astorga Cremona, Carmelita Descalza que vive en la provincia de Neuquén, Argentina, ha dado muestras de gran compromiso y empatía con personas transexuales que se dedican a la prostitución y son, muchas veces, excluidas y marginadas de la comunidad.

Mónica Astorga tiene 53 años, nació en la provincia de Buenos Aires y a los 7 años despertó su vocación religiosa, a pesar de la oposición de sus familiares. Siendo adolescente se incorporó a la Parroquia de San Pantaleón del barrio de Mataderos y llegó a Neuquén en 1985 tomando los hábitos a los 20 años en la Orden de las Carmelitas Descalzas donde su primera preocupación y oraciones fue hacia los jóvenes que sufrían de adicciones. Posteriormente, comenzó un apostolado de acompañamiento a reclusos, a través de cartas y conversaciones telefónicas.

La orden de las Hermanas Carmelitas Descalzas es una comunidad en la que las monjas se dedican a la contemplación y viven una vida de clausura en los conventos. Sin embargo, aunque Mónica vive en el convento y no sale de allí salvo para tareas muy esporádicas y específicas, encuentra la manera de generar acción.

Su trabajo con las personas transexuales comenzó en 2005 cuando supo del caso de Romina, un transexual que había ofrecido a la Parroquia de Lourdes el diezmo de su sueldo recaudado a través de la prostitución. El objetivo de la hermana Mónica Astorga es que estas personas abandonen la prostitución y las adicciones y se integren a la sociedad. De esta manera las ayudó a conseguir y reacondicionar una casa donde armaron un taller de costura, influyó y logró modificar la sanción de la ley de Identidad de Género e incluso recibió el apoyo del Papa Francisco.

Es que ya a la Hermana la conocen gente de toda la comunidad LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) de distintos países del mundo, sobre todo de Latinoamérica, en Italia y España. Pero ella nunca se movió del Convento, todo lo hace a través de las redes sociales.

En cuanto a los datos estadísticos y sus respectivos controles, ella decidió emprender ese trabajo mediante el contacto con las amigas de la víctima, les pide que les pasen toda la información posible sobre las causas de las muertes y una vez comprobado, lo publica en las redes sociales. Incluso descubrió que ha bajado el promedio de vida. En el año 2017 el promedio de vida que iba calculando eran de 35 a 40 años. En el 2018 el promedio bajó a 36. Han muerto chicas muy jovencitas.

Para entender un poco más la situación en la que se encuentra nuestro país, en la Argentina las mujeres trans ejercen más temprano su identidad de género: a los 13 años. Y 8 de cada 10 viven de la prostitución. Estos datos son de un estudio de la Asociación de Lucha de Travestis y Transexuales (ALITT), el único lugar donde hay estadísticas vinculadas con el tema. En mayo de 2012 se sancionó la Ley Nacional N° 26.743 de Identidad de Género. Desde ese momento hasta hoy, ya hubo 9.500 cambios de sexo y de nombre en los DNI de todo el país.

Mónica decide hacerse cargo y acompañar a estas mujeres defendiéndolas y comprendiéndolas, poniéndose de su lado ya que solo de esa manera uno puede comprender la situación por la que viven. Pues fue ella quien las acogió y junto con un grupo de fieles les consiguió una casa abandonada que con el tiempo se convertiría en el refugio de las chicas, como ella las llama.

A medida que empezó a conocer a este grupo de mujeres se enteró de cómo vivían: qué no podían ejercer otro trabajo que no fuera la prostitución porque no las aceptaban en ningún puesto, que muchas veces no terminaban de estudiar porque las discriminaban en las escuelas y que en los hospitales las echaban cuando estaban por morir, por lo que en la mayoría de los casos fallecían solas y abandonadas.

Desde que Mónica Astorga trabaja con este grupo consiguió que tengan un refugio donde pueden quedarse si están enfermas y donde realizan un taller de costura, e incluso ayudó a una de las chicas a que pueda abrir una peluquería para trabajar.

La Hermana admite que dentro de la propia Iglesia hay opiniones encontradas en cuanto a la tarea con estas personas, pero asegura que cuenta con el apoyo del Papa Francisco, y que en su comunidad ya lograron pequeños avances.

Mónica cree que la sociedad entera debe cambiar para que las mujeres trans puedan integrarse y tener una vida normal, lejos de la prostitución y las drogas. La realidad es que estas mujeres hacen un esfuerzo inmenso y contra la corriente, por eso mismo hay que ayudarlas e integrarlas. Son capaces e inteligentes, pero son maltratadas y lo peor de todo es que es la sociedad misma quien las lleva a las calles. Si las personas les abrieran las puertas y les dieran una oportunidad, sería una oportunidad enorme para todas y cada una de ellas.

En tal sentido, por todo lo hasta aquí expuesto, solicito a mis pares acompañen la sanción del presente proyecto.