La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Declárase de interés de esta Honorable Cámara la causa de beatificación de Fray Mamerto Esquiú, que se inició hace 72 años. El procedimiento ingresó en el Vaticano en etapa de definiciones, camino a la santificación del Venerable.

Señor presidente:

La causa de beatificación del Fray Mamerto Esquiú se inició hace 72 años. Recientemente el procedimiento avanzó de manera decisiva con la presentación de pruebas científicas sobre la realización de un presunto milagro a la Congregación de la Causa de los Santos para ser analizadas por médicos y por teólogos. En 2005 Esquiú había sido declarado Siervo de Dios y en 2006, Venerable.

Hace dos años y medio, en Tucumán, después de varios meses de estudio, 11 médicos de distintas especialidades concluyeron que no hay explicación científica para la curación de una bebé, que al nacer había contraído una infección que la puso al borde de la muerte. Los médicos pensaban que difícilmente sobreviviera y si lo lograba, lo haría con graves secuelas. Pero su mamá no se rindió frente a ese duro pronóstico y oró a Fray Mamerto Esquiú por la salud de su hija. Sólo una semana después, la niña se había recuperado de manera plena.

Las pruebas fueron remitidas a la Congregación de la Causa de los Santos, donde serán analizadas por médicos y por teólogos. Posteriormente, si superan esa instancia, serán evaluadas por un grupo de cardenales y finalmente por el Papa Francisco. Será el Papa quien determinará si el Venerable será o no considerado beato.

La vida de fray Mamerto Esquiú fue la de un comprometido franciscano que supo conjugar su inspiración religiosa con su vocación por servir a los demás, como un ciudadano y patriota que dedicó tiempo y esfuerzo para ayudar a construir los cimientos de la Argentina como la patria común que nos cobija a todos.

Su obra y su legado están presentes en la memoria y en el afecto de los catamarqueños. El suyo es un caso especial, casi único en la historia de nuestro país, que reseña la labor constructiva y tesonera de un sacerdote ejemplar y la de un ciudadano que sostuvo su faena sobre valores como la convivencia, el compromiso, la tolerancia y el respeto.

Fray Mamerto Esquiú fue sacerdote y obispo; fue periodista, diputado y convencional constituyente. Siempre, en el plano espiritual como en el político, trabajó por la paz, la convivencia y unidad de los argentinos.

Hoy su ejemplo es un faro que ilumina el camino de todos los argentinos comprometidos con el bien común, que aman y se esfuerzan por su país, al que conciben, como lo hacía el Venerable, como la gran casa común, como el lugar de todos.

Para el pueblo catamarqueño, y en particular para sus autoridades y representantes, las acciones y el pensamiento del gran sacerdote franciscano han sido desde siempre una fuente de inspiración.

Considerando los motivos aquí expuestos, Sr. Presidente, solicito a mis pares que me acompañen con el presente proyecto de declaración.