El Senado y Cámara de Diputados...

ARTICULO 1º.- Institúyese en todo el territorio de la Nación el día 29 de septiembre de cada año como el "Día Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos”.

ARTICULO 2º.- Facúltase al Poder Ejecutivo Nacional para disponer, en los distintos ámbitos con competencia en la temática, la implementación de actividades de concientización y difusión relativas a la necesidad e importancia de la reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos.

ARTICULO 3º.- Invítese a las provincias y municipios de toda la República a participar en las actividades a que se refiere el artículo anterior.

ARTICULO 4º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

En el año 2015 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la cual cuenta con 17 objetivos, y dentro de los mismos el ODS N°2: Hambre Cero exige poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible. En ese marco resulta imprescindible la necesidad de disminuir el despilfarro de alimentos.

La Organización de las Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha estimado que un tercio de los alimentos producidos en todo el mundo se pierden o se desperdician en las cadenas de producción, comercialización y consumo. En un contexto mundial de crecimiento del hambre, se estima en casi mil millones de personas con este padecimiento, resulta inaceptable el desaprovechamiento de comida.

La pérdida y el desperdicio de alimentos representan un mal uso de la mano de obra, el agua, la energía, la tierra y otros recursos naturales que se utilizaron para producirlos. Por lo tanto, es importante que reconozcamos, apreciemos y respetemos el valor de los alimentos.

Existen diferencias entre pérdida y desperdicio, la más importante radica según en qué momento de la cadena agroalimentaria se produce el derroche del alimento. El concepto de “pérdidas de alimentos” ocurre durante las etapas de producción agropecuaria, en el almacenamiento y finalmente en el procesamiento o trasformación. Asimismo, cuando los alimentos se despilfarran durante la etapa de distribución y consumo, se denominan “desperdicio de alimentos”.

En síntesis, los alimentos se pierden o desperdician a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción agropecuaria hasta el consumo final en los hogares. Esto sucede principalmente por la infraestructura y tecnología utilizada por los productores en los campos, los métodos de almacenamiento, procesamiento y tratamiento de distribuidores y comercializadores y, finalmente, en el comportamiento de los consumidores con la elección, preparación y conservación de sus alimentos.

En Argentina se desperdician 16 millones de toneladas de alimentos por año, de los cuáles 14,5 millones corresponden a pérdidas y 1,5 millones a desperdicios, lo que equivale a 38 kg por persona y a la pérdida del 13 por ciento de la producción total de alimentos. En ese sentido, nuestro país ha dado pasos en el diseño de políticas de concientización para enfrentar la problemática.

En la Secretaría de Agroindustria de la Nación funciona el Programa Nacional de Reducción de Pérdidas y de Desperdicio de Alimento, en el cuál se coordinan, junto a la FAO, la implementación de políticas públicas con campañas que involucran a actores públicos y privados, la academia, la sociedad civil en pos de generar sinergia para atacar las causas y los efectos de la temática.

También, en el año 2018, el Congreso Nacional sancionó una enmienda a la ley 25.989 Régimen Especial para la Donación de Alimentos, vigente desde el año 2004, reincorporando el artículo de la ley original que fuera vetado, referente a limitar las responsabilidades del donante. El cambio era sumamente necesario, para que por ejemplo las empresas del sector privado se sintieran resguardadas y aumenten el volumen de donaciones. Además, con la inclusión de dicho artículo, si bien se limita la responsabilidad de los donantes de alimentos, se fomenta el aumento de las donaciones, sin dejar de observar las

necesarias condiciones de salubridad que deben respetar los donantes conforme la reglamentación en la materia.

Asimismo, este proyecto tiene como antecedente el expediente 76-S-2017 de autoría del Senador Alfredo De Angeli, que tuvo media sanción en el Senado de la Nación y luego fue dictaminado favorablemente en las comisiones de Acción Social y Salud Pública y Legislación General de ésta honorable cámara, pero que lamentablemente no pudo tratarse en sesión de tablas y por lo tanto ha dejado de poseer estado parlamentario. Es por ello, que venimos a insistir en la presentación como una iniciativa del Frente Parlamentario contra el Hambre Capítulo Argentina, un espacio plural y multipartidario que tiene como espíritu delinear legislaciones y políticas públicas en materia alimentaria.

Al mismo tiempo, consideramos imprescindible las alianzas entre todos los gobiernos (nacional, provincial y municipal), privados, asociaciones civiles y la población en su conjunto, para concientizar en la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos y, también, generar acciones concretas para disminuirla en toda la cadena.

En esa dirección proponemos fijar el 29 de septiembre de cada año como el Día Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, para que nos interpele a todos respecto a la materia, colabore en la concientización y se difunda masivamente a toda la población, y así ir generando los cambios necesarios en la lucha contra el hambre y la malnutrición. La elección de la fecha no es casual, ya que en el año 2015 se llevó a cabo el “Primer Diálogo Regional sobre Pérdidas y Desperdicios de Alimentos” entre la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, y representantes de los países de la región, en la que se estableció armonizar esfuerzos, identificar necesidades y visibilizar los avances logrados en la lucha contra el hambre a partir de la reducción de pérdidas y desperdicio de alimentos.

Sr. Presidente, la existencia de altos volúmenes de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos da cuenta de un problema ético y una ineficiencia en el uso de los recursos productivos, afectando directamente la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, y con ello a la seguridad alimentaria y nutricional no solamente de Argentina, sino de toda América Latina y el Caribe, con la paradoja de ser la región que más produce alimentos a nivel mundial.

Por todo lo expuesto, solicito el acompañamiento de nuestros pares en el presente proyecto de ley.