La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de interés las actividades realizadas por la Red Nacional de Teatro Comunitario, por su aporte a la actividad teatral y su incidencia en la comunidad.

Señor presidente:

El teatro comunitario argentino es una actividad cultural de la comunidad y para la comunidad, una práctica que genera transformación social. Parte de la base de que toda persona es esencialmente creativa y de que sólo es cuestión de encontrar el marco adecuado para desarrollar sus capacidades. La ficción que produce el teatro comunitario adquiere legitimidad porque nace de una unidad micro cultural unida a lo territorial desde donde construye. Son sus propios habitantes quienes la elaboran y quienes ponen esa ficción en escena, autointerpelándose e interpelando a los espectadores en este convivio humano que es el teatro. El teatro comunitario produce ficción con intencionalidad de futuro y desde esta ficción organiza y emite señales compartiendo memoria y sueños colectivos.

El teatro comunitario trabaja desde la inclusión y la integración. Allí todos tienen un lugar, no importa la edad o la procedencia. Incluso la diferencia enriquece el intercambio. Todo el que participa asume un compromiso con lo artístico (se compromete a ensayar, practicar, hacer funciones, etc.) y con las tareas organizativas que tengan que ver con las necesidades del grupo y su funcionamiento. El teatro comunitario incluye, organiza y produce desde el concepto de vida colaborativo, opuesto al concepto competitivo imperante en nuestra sociedad e introduce en su práctica la intergeneracionalidad como forma virtuosa de intercambio y retransmisión saberes.

El teatro comunitario propone e incentiva el grupo numeroso porque considera esenciales los aportes colectivos y porque esto funciona como anticuerpo respecto de la idea de crear grupos elitistas y cerrados. En la rica y virtuosa circulación de integrantes el teatro comunitario ha encontrado su fortaleza y aleja el peligro de aislamiento estético, postura que le podría hacer perder anclaje en su propia comunidad.

Por eso el teatro comunitario desecha y se opone al concepto de zona sagrada y de “prestigio” que los sectores dominantes ponen a la cultura, concepto funcional a la explotación, exclusión y marginación de gran parte de la población.

El teatro comunitario es autoconvocado y autogestivo, genera sus propios recursos y apoyos, pero mantiene su libertad e independencia. Esto no implica que no deba ser incentivado y apoyado por el Estado, sino que no puede ser estatal. Desde su hacer y organización, gestiona apoyos estatales y/o privados, pero sin perder nunca su autonomía.

El teatro comunitario, además, con sus espectáculos muchas veces realizados en plazas, parques, espacios públicos y otros lugares comunitarios como escuelas y clubes de cada uno de los barrios, atrae y convoca a un público que no suele ir a las salas de teatro y que, sin embargo, a partir de estas experiencias, comienza a imaginar que puede formar parte de él y que la creatividad y el arte pueden, del mismo modo que otras necesidades básicas, formar parte de su vida y la de su comunidad.

Muchos de los grupos que existen al día de hoy en Argentina nacieron en los agitados días de 2001, en un contexto de crisis económica, política y social muy fuerte y se sumaron a los ya existentes hasta ese momento, el Grupo de Teatro Catalinas Sur (1983) y el Circuito Cultural Barracas (1996). En una época en la que se pregonaba el conocido "Que se vayan todos", muchos vecinos se reunieron en asambleas barriales para encontrar vías comunicacionales alternativas. El teatro comunitario funcionó entonces como un espacio para aunar aquello que estaba disuelto, para recomponer ese tejido social rasgado, para abordar problemáticas comunes a los vecinos y para recuperar la memoria colectiva. A partir de ese nacimiento surgieron muchos otros grupos en todas partes del país. La práctica se multiplicó. Hoy son más de 60 los grupos de teatro comunitario en la Argentina.

En 2002 se creó la Red Nacional de Teatro Comunitario "con el objetivo de conectar, entrelazar y contener a todos los grupos de teatro comunitario, con el fin de intercambiar experiencias e información, compartir y debatir problemáticas comunes y realizar acciones en forma conjunta para difundir y fortalecer el crecimiento de todos ellos".

En el teatro comunitario, el arte no es una mera exhibición sino una práctica transformadora de la comunidad, la cual, atravesada por esta actividad artística, desarrolla su creatividad, ensancha su horizonte, recupera su identidad, revaloriza la memoria, crea lazos con instituciones del barrio, echa raíces en su territorio. La memoria y la identidad no sólo tienen que ver con las historias que se cuentan, sino con que los géneros en los que abreva el teatro comunitario son el sainete, la murga, el circo, la zarzuela, la opereta, el uso de grandes muñecos y otras expresiones populares.

El teatro comunitario es por espíritu y concepción amateur, pero profesional respecto a sus capacidades técnicas y creativas. Sería un error llegar a pensar que por ser comunitario desconociera el oficio de las artes teatrales. Simplemente lo aprehende, lo transmite y lo ejecuta desde la concepción colaborativa que ha elegido para construir y transitar su camino.

Todos estos rasgos caracterizan al teatro comunitario argentino, único en el mundo por su historia, por su alcance, por su capacidad transformadora. Es por ello que en muchos otros lugares del planeta se intenta replicar la experiencia que desde hace tantos años crece y florece en nuestro país.

Por los motivos expuestos, solicito la aprobación del presente Proyecto de Resolución.