ARTICULO 1º.- Rendir homenaje al Doctor Ramón CARRILLO, quien fuera el primer Ministro de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación y padre del sanitarismo nacional, al cumplirse el próximo 7 de marzo el centenario de su nacimiento.

ARTICULO 2º.- Designar con el nombre de Doctor Ramón CARRILLO a la Sala de Reuniones de la Comisión de Salud de esta H. Cámara de Diputados de la Nación.

ARTICULO 3º.- De forma.

Señor presidente:

El próximo día 7 de marzo se cumplirán cien años del nacimiento del doctor Ramón Carrillo, eminente médico, profesor universitario, pionero de la salud pública y de la medicina asistencial.

El Doctor Carrillo nació en la provincia de Santiago del Estero el 7 de marzo de 1906, en el seno de una tradicional familia de rancia estirpe santiagueña, fue el primogénito de 11 hermanos.

Ya desde la escuela primaria se destacó como brillante alumno, egresando como Bachiller a los 16 años con medalla de oro en el Colegio Nacional de Santiago del Estero.

Inició su preparación profesional en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires donde se recibió, en 1929, con medalla de oro al mejor promedio de su promoción.

En 1930 le otorgaron una beca universitaria para perfeccionarse en neurología en Europa. En Francia y Holanda aprendió y practicó a la par de profesionales alemanes, británicos, norteamericanos y logró concretar importantes investigaciones en su especialidad.

Regresó a nuestro país con un conocimiento científico de avanzada, pero también había tomado conciencia de la dependencia cultural, tecnológica y científica que nuestro país soportaba.

Comprendió así, cual es el núcleo de la independencia y al reencontrarse con amigos y compañeros de la juventud, con quienes había frecuentado en una bohemia literaria los "cafetines de Buenos Aires", renovó sus ideales nacionales. Fue lector incansable de Enrique Banchs, José Pedroni, Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, Armando y Enrique Discépolo y entrañable amigo de Homero Manzi.

En 1938 sus trabajos de investigación merecieron el Premio Nacional de Ciencia. A los treinta y ocho años ya era un destacado neurólogo y neurocirujano, consagrado, además, en los centros especializados de Europa.

Fue Profesor Titular de la Cátedra de Neurología, Titular del Servicio de Neurología del Hospital Militar Central, Decano Interino de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, Presidente de la Sociedad de Neurología y Psiquiatría y Director de los Archivos Argentinos de Neurología.

Su destacada trayectoria hacía suponer que su carrera, tanto profesional como de investigación científica, seguiría en ascenso, pero el año 1943 marca una etapa no sólo en su vida sino en la del país.

En 1944 conoce al Coronel Juan Domingo Perón y, a su requerimiento, colabora con el gobierno en la planificación y organización de la política sanitaria.

Fue para el Doctor Carrillo la gran oportunidad de volcar sus conceptos sanitaristas en una política concreta, comenzando de esta forma su incansable tarea junto al fundador del Justicialismo quien lo designa, en 1946, a cargo de la recién creada Secretaría de Salud Pública de la Nación. En ese mismo año contrae enlace con Isabel Susana Pomar, con quien compartió el resto de su vida.

En 1948 para descansar de tanto trabajo, adquiere el casco de una vieja estancia en la localidad de Adrogué: tres hectáreas arboladas donde Carillo y su familia disfrutarían de la paz y tranquilidad del lugar, llamando a su casa "Villa Antares" que significa "estrella de paz".

Esta propiedad en la actualidad es Patrimonio Histórico del Municipio de Almirante Brown, encontrándose en trámite su expropiación por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.

Con la creación en 1949 del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación, el Dr. Carrillo se convierte en el Primer Ministro de Salud de la Nación Argentina y el primer planificador y ejecutor de la política sanitaria con sentido orgánico y social. La nueva denominación del Ministerio incorpora el concepto de asistencia y ayuda comunitaria a la tradicional función de atención médica.

El Dr. Ramón Carrillo afirmaba "...no puede haber medicina sin medicina social, y esta no puede existir sin una política social del Estado"; "no mas médicos sin enfermos, ni enfermos sin médicos". Su tesis suponía asistencia individual y familiar, eficiente, continua, completa y gratuita con libre elección del medico por el paciente.

Sostenía el padre del sanitarismo argentino: "El hombre sano o enfermo, en función de la sociedad, es el objetivo trascendente de la medicina contemporánea. Ese hombre es un ser que vive en familia, que tiene mal o bien una vivienda y un hogar, que concurre a sitios de distracción, que trabaja y produce o desea producir más, que configura en su espíritu aspiraciones justas, ambiciones pequeñas o desmedidas, que anhela recibir el fruto compensatorio de su trabajo; que siente, sufre y goza de alegrías sencillas, estados de ánimo que en conjunto crean un ambiente psicológico y social, que no es otro que el propio mundo interior. Cuando llega la enfermedad, ésta no sólo perturba el funcionamiento de sus órganos, sino también todo ese conjunto de esfuerzos acumulados y de sacrificios que, por la general, se viene abajo estrepitosamente. Los médicos, si sólo vemos la enfermedad, si sólo indagamos el órgano enfermo, corremos el riesgo de pasar por alto ese mundo, ese pequeño mundo que envuelve al individuo con algo imponderable, como una delicada red tejida de ensueños y esperanzas. Mientras los médicos sigamos viendo enfermedades y olvidemos al enfermo como unidad psicológica y social, seremos simples zapateros remendones de la personalidad humana."

El eminente neurólogo se transformó en planificador sanitario y elaboró el "Plan Analítico de Salud Pública", (centralización normativa y descentralización operativa) que incluía la "Teoría del Hospital" (su administración y arquitectura). La formación de una conciencia sanitaria permitió poner en marcha campañas masivas de prevención y erradicación de enfermedades endémicas, la lucha contra el paludismo, la fiebre amarilla, la tuberculosis, venéreas, viruela, rabia, y el descenso de la mortalidad infantil.

Promovió la capacitación de todos los agentes vinculados a la salud y, en esa época, egresaron de la Facultad de Ciencias Medicas, los primeros médicos higienistas, luego llamados Sanitaristas.

Durante su gestión se dictaron normas para la regulación del ejercicio profesional, organización gremial, estatuto profesional y caja de jubilaciones.

En 1956 el Presidente Perón expresó sobre el Dr. Carrillo: "sería largo historiar la acción proficua y decidida de este Primer Ministro de Salud Pública", y tras delinear las cifras contundentes que daban cuenta de los resultados de las políticas puestas en marcha relacionadas con la erradicación de enfermedades, organización sanitaria, medicina preventiva, incremento de la disponibilidad de camas hospitalarias, terminó sosteniendo que "podrán morir argentinos por miseria fisiológica, pero ya no mueren más por miserias sociales".

Su quebrantada salud lo alejaron de la Función Publica en 1954 viajando a Estados Unidos para tratar su enfermedad. Durante su estadía en el país del norte se produjo la caída del gobierno del General Perón, convirtiéndose en un exiliado. En Buenos Aires, sus bienes personales y familiares fueron confiscados y su gestión y su conducta sometidas a comisiones investigadoras.

Moralmente destruido se trasladó a Belem do Pará en la zona del Amazonas, donde sus dolencias se acentuaron.

Perón desde Venezuela ofreció trasladarlo donde fuese necesario, pero ya era tarde y su estado físico no lo permitía.

El 20 de diciembre de 1956 falleció, en plena pobreza, rodeado de su esposa, hijos y hermano; pero muy lejos de su Patria a la que tanto amó y a la que tanto le brindó.

En 1972 cumpliéndose el último deseo del Dr. Carrillo, gracias al esfuerzo de su señora esposa y la Comisión de Homenaje, cuyos Presidentes Honorarios fueron el Dr. Raúl Matera y el Dr. Carlos Argañaraz, sus restos fueron repatriados y descansan en Santiago del Estero, su tierra natal.

Merece destacarse las palabras del Dr. Raúl Matera en esa ocasión "la justicia llega tarde o temprano. Hoy su obra, fruto de su talento y de su ímpetu, es reconocida e imitada. Hoy aparece radiante, plena de luz, su inconfundible acción a favor de la Nación."