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LIBERTAD DE EXPRESION

Comisión Permanente

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  • LIBERTAD DE EXPRESION

Reunión del día 23/07/2020

- INFORMATIVA

- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los veintitrés días del mes de julio de 2020, a la hora 11 y 10, comienza la reunión virtual de la Comisión de Libertad de Expresión, llevada a cabo bajo el formato de videoconferencia.
SR. PRESIDENTE WOLFF Buenos días. Damos comienzo a esta sesión informativa de la Comisión de Libertad de Expresión.

Quiero decir que todo lo que voy a leer e informar hoy aquí ha sido consensuado con la señora vicepresidenta 1ª de la comisión, la diputada Uceda. Si digo algo que no es correcto o si me olvido de mencionar alguna cuestión, solicito a la vicepresidenta que me interrumpa y me lo haga saber.

Los temas a tratar en esta reunión informativa son el ciberpatrullaje y la intimidación a periodistas. En relación con este último tema, hemos consensuado con cada uno de los espacios políticos -tanto el oficialismo como la oposición- una lista de personas a quienes se les ha cursado invitación.

A continuación, leeré la lista de los periodistas invitados: Baby Etchecopar, Cristina Pérez, Viviana Canosa, miembros del FOPEA, Ángela Lerena, Esteban Zunino, Mariana Mandakovic, Fernando Gómez, Diego Pietrafesa, Rodrigo Sepúlveda y Edgardo Carmona.

Hasta el momento se hallan presentes en la sala virtual los siguientes periodistas invitados: Ángela Lerena, Esteban Zunino y Rodrigo Sepúlveda. Les confirmo que en unos minutos participará de la reunión Baby Etchecopar, mientras que Cristina Pérez nos ha informado que no podrá hacerlo por motivos laborales, pero que nos agradecía la invitación.

La vicepresidenta me seguirá en el uso de la palabra. Luego, tengo entendido que la primera oradora será Ángela Lerena mientras que a las 11 y 40 en punto participará Baby Etchecopar, tal como nos comprometimos, puesto que después debe salir al aire.

Quiero hacer un pequeño recorrido acerca de cómo se llega a esta convocatoria, para que no haya malos entendidos administrativos.

Nosotros convocamos a las autoridades del Poder Ejecutivo por una doble vía. Por un lado, el secretario Silva pidió al presidente de la Cámara que invite a la interventora del INADI, señora Donda Pérez, y a la ministra de Seguridad, señora Frederic. No hemos recibido respuesta de la señora Donda Pérez.

Por otro lado, como presidente de la Comisión de Libertad de Expresión, envié una carta directamente a la interventora Donda Pérez. Por supuesto que la carta tenía membrete y lo hice a través de los canales oficiales, pero tampoco he recibido respuesta, por lo menos que yo sepa. Formulo esta aclaración porque el otro día se traspapeló una respuesta de la ministra Frederic; no fue mala voluntad sino que entró como spam.

Es decir, hasta el momento no he recibido respuesta de la interventora del INADI o, por lo menos, no he tenido conocimiento de que haya llegado una. En caso de recibir alguna respuesta, se las mostraré.

En relación con la ministra Frederic, además de la carta enviada al presidente de la Cámara, le escribí directamente a ella. La ministra me respondió que debía remitirme al presidente de la Cámara. Por su parte, el presidente de la Cámara me mandó una carta diciendo que en agosto vendrá la ministra Frederic a una reunión conjunta, pero no aclara si nosotros seremos convocados.

Formulo estas aclaraciones porque quiero dejar establecido -para que lo sepan todos los diputados que nos están viendo- que no hemos podido resolver el conflicto administrativo que tenemos con la Presidencia de la Cámara. En efecto, no estamos tratando ningún despacho de comisión, por lo tanto, no decide la mesa de entradas ni la Presidencia de la Cámara.

SR. VALDÉS Señor presidente: ¿me concede una interrupción?

SR. PRESIDENTE WOLFF No, señor diputado.

SR. VALDÉS Pero, ¿sabe qué pasa, señor presidente? Usted nos está aleccionando; y teniendo en cuenta que a las 11 y 40 expondrá Baby Etchecopar, me parece que los invitados deberían comenzar con sus exposiciones ahora. Luego, usted podrá hacer sus manifestaciones a los que nos quedemos.

SR. PRESIDENTE WOLFF Señor diputado: se le cerrará el micrófono.

Le pido que no se ponga nervioso. Diríjase a la vicepresidenta 1ª, que es de su mismo espacio. Yo he pactado con ella absolutamente todo lo que se hará hoy aquí. Le pido por favor que se comporte civilizadamente y que no me interrumpa cuando hago uso de la palabra puesto que yo tampoco lo interrumpiré a usted. Gracias.

Por otro lado, quiero decir que no los estoy aleccionando. Estoy contando a los miembros de esta comisión todo el proceso administrativo llevado adelante para llegar a este punto.

El hecho de que a las 11 y 40 Baby Etchecopar haga uso de la palabra también fue tratado con la vicepresidenta 1ª, por lo que le pido al diputado Valdés que no altere lo pactado entre las partes y que no hable solo.

Conforme lo expuesto, no habiendo despacho del presidente de la Cámara que indique que no corresponde que invitemos a alguien, quiero dejar en claro que nosotros podemos invitar a una reunión informativa a quien queramos, tal como hemos hecho con los periodistas hoy presentes.

En consecuencia, informaré a todos los presentes y al diputado Valdés -a quien percibo bastante nervioso- cómo se ha pactado esta oratoria con la vicepresidenta 1ª de la comisión.

A continuación, harán uso de la palabra los señores invitados; cada uno dispondrá de aproximadamente cinco minutos. Se imaginarán que por cortesía no les vamos a cortar el micrófono, pero les pedimos que sean criteriosos. El orden de exposición de los invitados del oficialismo lo determinará ese sector; así se pactó con la diputada Uceda. Comenzará exponiendo la periodista Ángela Lerena.

Para que se quede tranquilo el diputado Valdés, les cuento que lo único que se pactó es que a las 11 y 40 hará uso de la palabra Baby Etchecopar; el orden de los restantes invitados lo determinarán ustedes.

Luego, cuando terminen las exposiciones de todos los invitados, harán uso de la palabra los diputados que se anoten. También pactamos con la diputada Uceda que cada diputado dispondrá de aproximadamente cinco minutos. Una vez que se hayan expresado todos los diputados anotados, siendo esta la Comisión de Libertad de Expresión, se podrá volver a hacer uso de la palabra, pero con cierto orden y respeto. En ese momento, la oratoria será libre.

Tiene la palabra la vicepresidenta 1ª de la comisión, quien presentará a la periodista Ángela Lerena.

SRA. UCEDA Muchas gracias, señor presidente. Quiero agradecer también a todos los y las periodistas que han acudido a esta convocatoria.

Creo que nuestra comisión se trata justamente de esto, es decir, de escuchar, proteger y articular las herramientas necesarias para que la libertad de expresión nunca sea cuestionada ni atentada en nuestro país.

En relación con la invitación de la ministra, solo quiero reiterar la posición que ya hemos hecho pública. Considero que el tema por el que se la convoca no es del ámbito de nuestra comisión. De todas maneras, también quiero recordar que hace menos de dos semanas muchos de los miembros de esta comisión participamos de una reunión de la Comisión de Seguridad Interior en la que muchos funcionarios se explayaron sobre esta cuestión.

Por mi parte, entiendo que el tema se agota en esta situación.

A continuación, me parece importante dar la palabra a los representantes de los trabajadores y las trabajadoras de prensa; creo que hay situaciones en nuestro país que ameritan preguntarles su opinión.

Nuevamente les agradecemos profundamente, ya que para nosotros es muy importante que esta comisión sea un ámbito al que ustedes puedan acudir cada vez que lo requieran; no necesitan invitación. Pienso que el Congreso justamente es el ámbito para debatir el ejercicio de este derecho, ya que la libertad de prensa es fundamental en el ejercicio de la República.

Tiene la palabra la señora Ángela Lerena, quien tan amablemente aceptó nuestra convocatoria. Sabemos que luego tiene que atender otra responsabilidad. Después, de acuerdo a nuestro orden de oradores, continuará Esteban Zunino.

SRA. LERENA Muchas gracias por la invitación. Para mí, es un honor estar en el Congreso de la Nación, aunque sea de forma virtual.

Mi nombre es Ángela Lerena y en octubre se cumplirán veinticinco años que vivo de mi trabajo como periodista.

Quiero comenzar mi exposición -trataré de respetar mis cinco minutos- leyendo una solicitada que firmamos más de dos mil de periodistas de todo el país. Me parece que al haber sido firmada por tantos colegas, esta solicitada excede mi opinión.

Tiene que ver con la representatividad de un montón de trabajadores de prensa que decimos lo siguiente: "¿Creemos que las y los periodistas somos víctimas de campañas de difamación y presiones, como sostiene un comunicado reciente de periodistas y empresarios de medios de comunicación? Las y los abajo firmantes, periodistas de medios privados, públicos, autogestivos y comunitarios, desocupadas y desocupados, así como también analistas de los medios de comunicación e integrantes de entidades vinculadas al estudio y la agremiación, creemos que las y los periodistas, como toda la ciudadanía, estamos sometidos al escrutinio público y a la ley. No tenemos privilegios. Y no toda crítica, por exagerada o injusta que sea, puede ser considerada como un 'ataque a la libertad de expresión'.

"Aun dentro de nuestras diferencias, de nuestras distintas realidades y hasta de las dificultades que el propio medio en ocasiones nos impone, sí creemos que el periodismo debe ejercerse con profesionalidad, libertad y dignidad. Y que, en el necesario vínculo con el poder y las fuentes, tenemos reglas por cumplir. No vale todo.

"Entendemos que la defensa de la libertad de expresión tiene una acción doble: nuestro derecho a informar y el derecho de la comunidad de informarse. Y entendemos a esa libertad de expresión como una conquista colectiva, no desde posiciones individuales ni sectarias. No es nuestra libertad, es de la sociedad.

"Un mejor periodismo es decisivo para contribuir a una mejor discusión pública, sobre todo en tiempos tan complejos como estos, atravesados por la angustia de una pandemia." Así termina la solicitada firmada por más de dos mil trabajadores y trabajadoras de prensa.

Es importante para mí decirles que este documento circuló por todo el país y también por compañeros y compañeras que no están en los grandes medios ni tienen muchos puntos de rating, ni firman autógrafos o se sacan fotos en la calle, pero cuya opinión y trabajo cotidiano es tan valioso como los de otras personas que ocupamos lugares privilegiados -yo soy una de ellas- y que a veces nos arrogamos el derecho o la representatividad de todos los demás trabajadores de prensa.

En esta oportunidad, quisimos recorrer todas las redacciones del país, todas las empresas periodísticas y todos los medios autogestivos para recoger firmas y sumamos más de dos mil. Es decir, hay más de dos mil trabajadores de prensa que piensan lo que dice esta solicitada.

En ese sentido, considero que -esto ya es una opinión personal-, muchas veces, la libertad de expresión parece un privilegio que tiene una elite de periodistas, es decir, los más favorecidos o los que tienen más dinero, fama o espacios de mayor visibilidad.

Sinceramente, quiero plantear en esta reunión de la Comisión de Libertad de Expresión que deberíamos mirar un poco más allá de lo que nos sucede a los más visibles o, en este caso, a quienes hicieron las denuncias que quizás generaron esta reunión.

Es por ello que quiero contarles cosas que les pasan a los trabajadores de prensa comunes y corrientes, a aquellos que no se sacan fotos con fans en las calles. Por ejemplo, hace cuatro años una patota ocupó la redacción del diario Tiempo Argentino -que es un diario cooperativo-, rompió sus equipos y expulsó a los periodistas que se encontraban allí, quienes pudieron reingresar por la fuerza. Considero que este ataque es el más importante en contra un medio de comunicación en democracia. Si alguno recuerda otro ataque similar en esta época de democracia le pido que me lo haga saber, pero creo que no hay.

En ese momento, los trabajadores de prensa no sentimos una solidaridad masiva por parte de esta elite o de los sectores más poderosos, que incluye cámaras empresarias y foros periodísticos. Por el contrario, el entonces presidente Mauricio Macri calificó a los trabajadores como usurpadores.

El diario Tiempo Argentino sigue funcionando. Fue recuperado -por la fuerza, lamentablemente- por los trabajadores. En efecto, la policía intervino para escoltar a la patota y no para acompañar a los trabajadores, quienes igualmente pudieron recuperar su espacio de trabajo. Hoy es un diario que se sigue editando.

En los últimos cuatro años, 50 periodistas fueron agredidos, lastimados o sus equipos fueron rotos durante manifestaciones; 4.500 puestos de trabajo se perdieron en el gobierno anterior; se cerraron empresas sin pagar indemnizaciones y se pagaron salarios en cuotas.

Estas son cosas que les pasa a los trabajadores de prensa que no tienen cámara ni pueden convocar reuniones de la Comisión de Libertad de Expresión.

En Télam echaron a 354 trabajadores. En ese entonces, Hernán Lombardi era responsable de los medios nacionales y celebró ese hecho diciendo: "hoy ganó el periodismo". Sin embargo, la Justicia dio la razón a los trabajadores y determinó que una empresa no puede despedir un porcentaje tan alto de trabajadores sin un proceso preventivo de crisis. Es decir, fueron despidos ilegales y la Justicia les dio la razón a los trabajadores.

En Clarín hubo 65 trabajadores despedidos y sus tareas se distribuyeron entre el resto de los trabajadores. Es decir, se echó a 65 personas pero no se contrató gente nueva para que se hiciera cargo de esas tareas sino que se les endilgó a quienes ya estaban totalmente desbordados.

Estos son solamente algunos de los hechos que sufrimos en los últimos años los periodistas y los trabajadores de prensa comunes y corrientes.

Si bien seguramente luego ampliará mi compañero del Sindicato de Prensa de Buenos Aires, quiero contarles que hoy -y esto no tiene que ver con la grieta de uno u otro gobierno- hay un montón de medios que están pagando en cuotas los salarios; hay un montón de trabajadores que no están cobrando sus salarios en tiempo y forma, y hay empresas que cierran. Esta es la realidad que sufrimos los trabajadores de prensa todos los días y que, a veces, queda opacada o silenciada por algunos periodistas que, quizás, consideran que la libertad de expresión solamente les compete o corresponde a ellos y no a los miles de trabajadores de prensa que hay en todo el país.

La libertad de expresión requiere condiciones de trabajo dignas, y necesitamos que esto se atienda todos los días. De hecho, en todo el país se incumple el convenio colectivo de trabajo.

Por otro lado, la libertad de expresión no es un tique para que valga todo. Hay que respetar a las fuentes y hay que seguir determinadas reglas en el vínculo con ellas. Hay que respetar la dignidad de las personas a las que se alude, incluso de aquellas que no nos agradan.

Para finalizar mi exposición, quiero mencionar algunos pactos incluidos en nuestra Carta Magna que, por lo tanto, tienen rango constitucional. Prometo que seré breve.

El Pacto de San José de Costa Rica está incluido en nuestra Constitución desde el año 1984 y dice que "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión...", pero que se deben respetar los derechos y la reputación de los demás. Creo que esto es muy importante.

A veces, los periodistas no rendimos cuentas. Nos arrogamos el derecho a la libertad de expresión pero no rendimos cuenta de las consecuencias de nuestros actos. Justamente, el artículo 13 del Pacto de San José de Costa Rica continúa diciendo: "Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional."

Lamentablemente, aquí sufrimos muchísimas expresiones de odio por parte de comunicadores que no rinden cuentas al respecto.

Mencionaré brevemente dos normas más.

En primer lugar, la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, que tiene rango constitucional desde el año 1968 y en su artículo 4º dice así: "Los Estados partes condenan toda la propaganda y todas las organizaciones que se inspiren en ideas o teorías basadas en la superioridad de una raza o de un grupo de personas de un determinado color u origen étnico, o que pretendan justificar o promover el odio racial y la discriminación racial, cualquiera que sea su forma...". En el inciso a) de ese artículo continúa diciendo: "Declararán como acto punible conforme a la ley toda difusión de ideas basadas en la superioridad o en el odio racial...".

Sé que hay colegas que van a alegar ser perseguidos y yo quiero señalar que está mal incitar el odio racial, étnico, religioso o de género.

Justamente, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, incorporada a la Constitución Nacional en el año 1985, dice en su artículo 2°, inciso e), lo siguiente: "Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en todas sus formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación contra la mujer y, con tal objeto, se comprometen a:...", y establece, en el inciso e): "Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas."

Lamentablemente, hay colegas que discriminan a las mujeres con sus dichos e incitan al odio por género, clase, religión o etnia. Como alguno de ellos va a participar de esta reunión de comisión, no quería dejar de señalarlo. Tenemos reglas que cumplir y, cuando no lo hacemos, debemos responder por ello. Eso no es una persecución contra la prensa.

Por último, lamentablemente también hay integrantes de la Cámara de Diputados que agreden muchas veces, por ejemplo, por cuestiones de género. En ese sentido, me quiero solidarizar con Rosario Ayerdi, compañera, editora de Política de Perfil, que fue agredida por una persona que está en este grupo y que hasta hace un rato no estaba con la cámara encendida, pero estaba conectado. Me refiero al diputado Fernando Iglesias, que la agredió con una cuestión que incluye el género alegando que ella tenía un romance con un político, involucrando su vida sexoafectiva para atacarla.

Eso también lo quería destacar porque la libertad de expresión no incluye poder decir cualquier cosa y esto tiene que ver con los diputados, las diputadas, los senadores o las senadoras, que no pueden decir cualquier cosa en cualquier contexto; tampoco el presidente o los ministros. A veces, parece que cuánto más grande, cuánto más importante es el nombre de la persona que se siente afectada, más revuelo genera.

Hay un montón de periodistas de todo el país que se sienten afectados por asuntos que no tienen que ver con símbolos, sino con cuestiones materiales y agresiones concretas. Eso también lo quería traer aquí a esta comisión.

Les agradezco mucho la invitación. Me voy a quedar un rato más escuchando y después me tengo que ir a cocinar para mis tres hijos, ya que esa es mi tarea del mediodía. Pero les agradezco mucho que me hayan dado la posibilidad de expresarme.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, Ángela, por tu expresión.

Ahora sigue el señor Estaban Zunino. Después continúa el señor Baby Etchecopar.

Tiene la palabra Esteban Zunino. Somos laxos con el tiempo. La señora Ángela Lerena habló diez minutos. No le cortamos la palabra a nadie. Le pido que el tiempo que utilice no sea mucho más de cinco minutos, si es posible, por favor.

SR. ZUNINO En primer lugar, agradezco la convocatoria. Es un honor para mí participar de esta comisión.

En segundo lugar, intentaré ser breve y ajustarme a los tiempos, sobre todo porque la colega Ángela Lerena leyó parte del Pacto de San José de Costa Rica que tenía pensado traer a la discusión, así que me ahorró parte de la exposición.

Soy Esteban Zunino, vivo en la Ciudad de Mendoza, soy comunicador, profesor universitario e investigador del Conicet en temas relacionados con la comunicación.

Esta invitación me llevó a pensar algunas cuestiones: en primer lugar, la defensa irrestricta, independientemente de quién se trate, del derecho a la libertad de expresión, como dijo Ángela Lerena, se inscribe en el Pacto de San José de Costa Rica y en otros tratados con rango constitucional en nuestro país y que, además, forma parte de un derecho más amplio, que es el derecho humano a la comunicación, consagrado por la Declaración de los Derechos Humanos de 1948.

En ese sentido, me parece interesante inscribir la discusión que estamos abordando en un contexto más amplio que es el que a veces suele darse al pensar la libertad de expresión asociada a la libertad de prensa, que es solo una parte de ese derecho más amplio.

En segundo lugar, propongo una concepción ampliada de la libertad de expresión en el sentido de la declaración que también leyó la colega Lerena. Es decir, ¿quién es el sujeto de la libertad de expresión? El sujeto de la libertad de expresión es un sujeto social y colectivo; no es un sujeto individual. En ese sentido -el de la declaración que se leyó previamente-, las personas resguardadas por ese derecho son todas y todos los habitantes de nuestra Nación y no exclusivamente un grupo de periodistas, comunicadores o propietarios de medios.

¿Cuáles son los límites que tiene el derecho a la libertad de expresión? Estuvieron claramente estipulados recién por mi antecesora cuando se marcaban ciertos límites que están regulados constitucionalmente, que tienen que ver con los discursos de odio, de incitación a la violencia y, sobre todo, pensar en la responsabilidad que le cabe a las y los que ejercemos ese derecho para no transgredir esos límites en nuestro trabajo.

En tercer lugar, durante mucho tiempo se pensó al Estado como un límite al derecho a la libertad de expresión. Muchas veces, -no en esta ocasión, y creo que tampoco desde hace muchos años, por suerte- el Estado argentino, independientemente de los gobiernos, atentó contra la libertad de expresión, pero no gravemente. Por lo menos, no tan grave si uno los compara con el resto de los países de América Latina. Los límites son la censura directa, asesinato, clausuras, decomisos, asfixia económica. Es decir, ninguna de esas situaciones se está dando ni se dio en nuestro país -salvo excepciones muy puntuales- durante los últimos años.

¿Cómo se puede potenciar el derecho a la libertad de expresión? Básicamente, posibilitando que los diferentes puntos de vistas puedan ser contrastados en el debate público, robusteciéndolo. Así, el Estado pasa de ser un límite a ser un agente posibilitador, que tiene una responsabilidad concreta en la garantía de ese derecho.

Al respecto, me permito traer algunos datos. Uno de los límites más concretos estipulados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la UNESCO en todas sus recomendaciones, retomado por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en su justificación doctrinaria, tenía que ver con una afectación directa que se sustenta en la concentración mediática.

En la Argentina, según un informe producido por los investigadores Guillermo Mastrini y Martín Becerra, el 80 por ciento del mercado de radio, el 92 por ciento de la televisión y el 84 por ciento de la televisión de pago están concentrados entre los primeros cuatro jugadores; el ciento por ciento de la telefonía se divide en tres jugadores; y el 81 por ciento de los servicios de Internet está concentrado entre cuatro jugadores, en una situación de concentración que se extendió como nunca en los últimos cuatro años, durante el gobierno anterior.

Es importante decir también que el gobierno anterior, luego de la intervención por decreto sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual -que fue un atentado a la regulación del sector infocomunicacional-, nos había propuesto tener en 180 días un proyecto de ley de comunicaciones convergentes que nunca llegó; todavía lo estamos esperando. Creo que es una gran obligación del Estado volver a instalar el debate sobre la necesidad de la regulación de las comunicaciones convergentes.

Por último, algunos datos más. Según una encuesta actual del Sindicato de Prensa de Buenos Aires, el 66 por ciento de los trabajadores de prensa reciben sueldos por debajo de la línea de pobreza. El 63 por ciento no cobra horas extras, a pesar de hacerlas. El 39 por ciento tiene más de un trabajo para poder sostenerse. Se perdieron 4.500 puestos de trabajo en los últimos cuatro años.

Esta situación de precarización y flexibilización laboral es previa a la pandemia. No podemos echarle la culpa a la pandemia de esta situación. Los trabajadores y trabajadoras de prensa vienen cobrando sus trabajos en cuotas en algunos multimedios y, sobre todo, en los medios más pequeños desde antes de la pandemia.

Quiero cerrar con esto: la libertad de expresión es un derecho colectivo, y si hay personas y periodistas afectados en ese derecho, son los trabajadores y trabajadoras de prensa de menor rango; son aquellos que no pueden cubrir una canasta básica de alimentos con su salario; son aquellos que tienen que escribir ocho o diez noticias diarias en un portal digital, lo que atenta con cualquier criterio de calidad informativa; y no son, justamente, quienes suelen victimizarse y firmar solicitadas conjuntamente con cámaras empresarias o foros que no representan a la mayoría de los trabajadores y trabajadoras de prensa de nuestro país.

De todas formas, apuesto por la positiva. Esta comisión, este Congreso y este gobierno tienen una gran responsabilidad, que es brindar al país la ley de comunicaciones convergentes. En la desconcentración y en la defensa de ese derecho hay una posibilidad de incidencia concreta de los y las diputadas que están aquí. Así que llamo a la responsabilidad para garantizarnos a todas y a todos los ciudadanos del país ese derecho que estamos defendiendo desde hace años en las universidades, en los medios y en diferentes organismos de la sociedad civil. Muchas gracias.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, Esteban. Solamente para que quede constancia en la versión taquigráfica, ¿hablás a título personal o en representación de alguna organización?

SR. ZUNINO A título personal.

SR. PRESIDENTE WOLFF Perfecto. Si alguno de los invitados va a expresarse en representación de alguna organización, por favor, menciónela cuando se presenta.

Tiene la palabra Baby Etchecopar.

SR. ETCHECOPAR Muchas gracias por la invitación. No quiero victimizarme, pero si la libertad de expresión no estuviera en peligro no estaríamos celebrando esta videoconferencia porque desde mi punto de vista la libertad de expresión no se discute, se la tiene o no.

Escuchaba a Ángela Lerena mientras narraba el terrible momento que pasan los compañeros movileros y productores, que cobran salarios por debajo de la línea de pobreza y que están en situaciones paupérrimas. En lo personal, puedo decir que trabajé en un multimedio relacionado con el kirchnerismo y parece ser que la desgracia de este país no es ideológica, sino que surgió hace cuatro años.

En Radio 10 estuvimos en condiciones infrahumanas, los chicos del multimedio de Cristóbal López cobran en cuotas, muchos cobran casi nada y yo, por ejemplo, fui echado de esa radio por no querer adoctrinar pero sí informar en plena pandemia. Además, ellos no tienen obra social, tenían Swiss Medical y se la sacaron cuando Cristóbal López y Fabián De Sousa terminaron presos.

Por otra parte, si vamos a hablar meramente de libertad de expresión, en mi caso no sé si molesta el estilo, pero sí sé que incomoda lo que digo.

Además, creo que nosotros tenemos la vocación de informar, que la corrupción no tiene sexo y que detrás del tema de la mujer -a la que en realidad no se defiende-, se está defendiendo a una mujer y se está utilizando la palabra "misoginia" discriminatoriamente para señalar a aquél que, tal vez, pregunta cuándo hay un juicio a la vicepresidenta.

Quisiera agregar que desde hace siete años sufro sistemáticamente, con pruebas y denuncias, escraches en los teatros y también la prohibición de trabajar en municipios kirchneristas. Todo esto está documentado.

Por otro lado, no sé cómo la señora que hizo uso de la palabra en primer término puede hablar de periodistas agresivos cuando ellos tienen a Guazzora -que aparece en fotos con Cristina y con Alberto para presentar cuando quieran-, que es mandado a la puerta de los medios a insultar, a agredir a los periodistas y que manda a abrir los silobolsas y quemar los campos.

Además, ya que se hizo mención del diputado Iglesias, quiero mencionar al diputado Tailhade, que a mi compañera Guadalupe Vázquez la trató de soreta y otros epítetos.

En el mismo sentido, yendo un poco más alto que el cargo de un diputado, quiero hacer mención al presidente de la Nación y al último incidente que tuvo con la señora Viviana Canosa.

En otro orden, quiero mencionar que hablé de la gente de Aerolíneas Argentinas porque Biró mantuvo a nuestra sociedad durante dos o tres años haciendo campamentos en Aeroparque sin poder viajar, habiendo gente discapacitada, humillada y tirada en los pasillos.

Asimismo, quiero decir que fui insultado en la Autopista del Sol -muchas veces basureado por las empleadas- y denunciado; sin embargo, cuando respondí al aire, se me trató de misógino y xenófobo.

Por eso dije que la corrupción no tiene sexo. Un hombre o una mujer me pueden faltar el respeto o yo puedo hacerlo, pero para esos casos están los Tribunales de la Nación y no el instituto de Miriam Lewin, que dijo que me tenían apuntado y ya se iban a encargar de mí, o la señora Victoria Donda, que dijo que gente como yo no tenía que existir, al mejor estilo goebbeliano.

Por todo lo expuesto, decidí hablar en esta comisión, porque esta situación no es de ahora sino que desde hace siete u ocho años sufrimos el hostigamiento y sistemático y la censura sistemática.

Repito que cuando fui echado de Radio 10 la excusa que me dieron fue que yo pensaba diferente y había que adoctrinar. Por eso iba a venir el señor Pablo Duggan, que estaba en esa línea de pensamiento. Quiero aclarar que es un excelente periodista y lo recordamos por haber escrito el libro "¿Quién mató a Nisman?". Tal vez mis palabras molestan por la franqueza, pero no considero otro tipo de periodismo que no sea el franco. No estoy casado ni con Macri ni con Cristina.

Por otra parte, cuando se habla de sueldos bajos pensé que se iban a referir a los sueldos bajo la mesa, ya que hay periodistas que -pienso- tal vez están cobrando fortunas para adoctrinar a la gente con un pensamiento único. Al respecto, en su momento habían nombrado al señor Forster director del instituto de pensamiento único.

En este sentido, me causa mucha gracia porque no puedo vivir en un país en el que existe un pensamiento único; si es así, directamente dejemos que piense el de enfrente y ahí se arma la grieta.

En el mismo sentido, quiero referirme al batallón de diputadas K organizadas que van a hacer denuncias contra cualquier palabra mía, para acumularlas, hacerme una gran causa y silenciarme. El tema es silenciar a Baby, no lo digo yo sino que lo dijo la señora Miriam Lewin y también la señora Victoria Donda, que tienen mucha más entidad que este simple animador, conductor y periodista radial.

Les agradezco mucho que me hayan permitido participar de esta reunión para comentar la bochornosa situación que estoy atravesando, pero no puedo mezclar un problema gremial con algo tan básico. En su momento milité con Raúl Alfonsín y pensé que la libertad de expresión pasaba por otro lado, más que por los sindicatos. Por esa razón, quiero manifestar mi solidaridad a los compañeros agredidos y a los ofendidos, pero también debo reconocer que si no hubiese estado en peligro la libertad de expresión, hoy yo no estaba hablando con ustedes.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, Baby Etchecopar.

Estuve chateando con la vicepresidenta 1ª de la comisión, la señora diputada Uceda, para ver quién sigue en el uso de la palabra una vez que termine la lista de invitados. Solicito a los señores diputados que se anoten a través del chat, como lo están haciendo, para que el orden sea transparente.

Hasta el momento la lista de oradores está conformada por Fabio Quetglas, Fernando Stanich, Mara Brawer, María Jimena López, Graciela Ocaña y Marcelo Koenig Vespertino. Si continúan anotándose, el orden será el que figure en la lista.

Tiene la palabra la periodista Mariana Mandakovic, a quien pido que antes de expresarse se presente en caso de participar en representación de alguna organización.

SRA. MANDAKOVIC Muchas gracias por esta invitación. Vengo en representación del CISPREN, el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de la provincia de Córdoba del que soy secretaria General. Además, soy secretaria de Organización de la FATPREN, la Federación Argentina de Trabajadoras de Prensa, y también secretaria de Comunicación y Difusión de la Central de Trabajadores Autónoma de la Argentina (CTA-A).

Además, soy docente de la universidad, concretamente, profesora adjunta de la cátedra de Opinión Pública y Medios Masivos de Comunicación y también de la de Economía Política y Medios Masivos de Comunicación.

Fundamentalmente participo de esta reunión en representación de mis compañeros y compañeras de la actividad sindical. En este sentido, comparto los dichos tanto de Esteban Zunino como de Ángela Lerena.

Creo que la libertad de expresión en este momento no está en juego y considero que banalizar esa expresión y decir que sí lo está, es algo muy grave, sobre todo para un país como el nuestro que atravesó una dictadura militar y en el que tuvimos compañeros y compañeras desaparecidos simplemente por no pensar de la misma manera que quienes estaban en el poder. En mi opinión, es central que lo tengamos en cuenta porque en muchísimos otros países sí está en juego la libertad de expresión.

Por lo tanto, no podemos banalizar este concepto tan sensible y tan relacionado con el desarrollo de la democracia y la posibilidad de seguir construyéndola, para que cada vez sea más sólida y madura.

En torno de esta cuestión, me parece importante que diferenciemos a los opinadores de los periodistas. Esto es fundamental porque cada cual puede opinar y decir lo que quiera; eso no es lo que está en juego. El periodista tiene una función social central. Entonces, no se puede banalizar y decir lo que se quiere porque se quiere, sin saber que existe una serie de chequeos de fuentes y pautas vinculadas con el ejercicio cotidiano de nuestro oficio, que es preciso tener en cuenta.

Coincido con lo manifestado por los compañeros que hablaron previamente, en función de que la libertad de expresión también se pone en juego y manosea cuando no hay salarios dignos y no existe una distribución clara de la pauta oficial, hasta que podamos repensar cuál es el sistema de medios que necesita nuestro país. No nos referimos solamente a los medios hegemónicos, porque también tenemos que hablar sobre cómo consolidamos y fortalecemos a los medios públicos y al tercer sector, relacionados con lo que establece la ley de medios de difusión respecto de los emprendimientos de autogestión. En cierta forma, ellos son los que hoy están garantizando una prioridad de fuentes que muchas veces no tenemos en cuenta.

Considero que tampoco se puede hablar de libertad de expresión cuando en el interior del país solamente se escucha lo que pasa en la Avenida 9 de Julio o en la Avenida General Paz, en Buenos Aires, y no tenemos información local de calidad porque no se está pensando en un sistema de medios que contemple todas las necesidades a lo largo y a lo ancho de la Argentina.

Me parece que cuando nos sentamos a discutir qué significa la libertad de expresión también tenemos que poner en juego todas estas variantes, que no se vinculan solamente con el hecho de si puede opinar o hablar una u otra persona.

En este país, el que quiere escuchar a los periodistas que piensan distinto que uno, lo puede hacer, pero eso no significa que tengan que pensar que se los ataca si alguien dice algo diferente. Puede haber personas que piensen distinto y que, cuando se los ataca, consideren que está en juego la libertad de expresión. Me parece que la libertad de expresión es un bien muy preciado que tenemos que defender con la responsabilidad que exige este concepto.

No me quiero extender mucho en mi exposición para no repetir lo que ya se ha dicho, sobre todo, lo señalado por el compañero Zunino.

Quiero recalcar la importancia de que esté en plena vigencia la ley de medios -modificada por el gobierno anterior con la ley de la convergencia comunicacional-, porque solamente así podemos construir un concepto de soberanía comunicacional e informativa, que es central para pararnos como un país serio y garantizar esta libertad de expresión.

Quiero mencionar que en octubre o noviembre de este año se cumplirán cuarenta años de la presentación del Informe MacBride. Considero que haríamos bien en rescatar ese informe -que en su momento pidió la UNESCO-, referido justamente a cuáles son los riesgos cuando existe concentración de la información. Ningún país terminó aplicando todas las sugerencias que señaló ese detallado y minucioso informe.

Me parece importante que lo rescatemos y traigamos a colación, porque tiene una estrecha relación con lo que significa defender la libertad de expresión en la actualidad. En ese sentido, me sumo a lo que manifestó la colega anteriormente, en el sentido de que es un concepto social y colectivo, y no un patrimonio exclusivo de un periodista o de un grupo de periodistas en particular.

SR. PRESIDENTE WOLFF Quiero comentarles un tema, que fue conversado y pautado con la vicepresidenta de la comisión, para aprovechar la presencia de todos los invitados.

Los periodistas y los trabajadores de prensa en especial tienen una invitación permanente a estas reuniones de comisión, por supuesto, con un orden y con la asignación de un tiempo prudencial, porque no podrán hablar todos juntos en cada ocasión. Es decir que se tienen que comunicar con tiempo con cualquiera de las autoridades de la comisión -conmigo o con la vicepresidenta- y serán considerados, más allá del temario del día y de lo que se esté tratando. En esta comisión, la palabra y la silla, para los trabajadores y las trabajadoras de los medios de comunicación, tendrán un lugar disponible en forma permanente.

Tiene la palabra el periodista Fernando Stanich, miembro de la comisión directiva del Foro de Periodismo Argentino, FOPEA.

SR. STANICH Señor presidente: es un placer y un honor para mí estar en esta reunión de comisión. Trabajo en el diario La Gaceta de la provincia de Tucumán y soy miembro de la comisión directiva de FOPEA.

Quiero decir que es imposible no estar de acuerdo con alguno de los tópicos que mencionaron los colegas que hablaron con anterioridad. Coincidimos plenamente en el diagnóstico de cuál es la realidad del periodismo en el país, sobre todo en el interior, porque es muy diferente de lo que ocurre en la Capital Federal.

El Foro de Periodismo Argentino se caracteriza por ser una organización sumamente federal, pues tenemos casi seiscientos socios de todas las provincias del país. Nuestras discusiones exceden lo que pasa centralmente en los grandes medios o en la Capital Federal, porque las situaciones de ataques, inconvenientes y tropiezos contra la libertad de expresión se dan en todos los puntos del país.

En este sentido, relevamos casos que ocurren en el pueblo más pequeño de Tucumán, de Salta, de Jujuy y de Formosa, y hasta en la Capital Federal, como está ocurriendo ahora con la colega Viviana Canosa. Estamos pendientes de todo eso y estamos realizando relevamientos de manera permanente con los colegas.

La precarización laboral es otro de los temas de los que se encarga FOPEA y también lo vemos con absoluta preocupación. Tal como dijeron anteriormente mis colegas, esta situación viene desde antes de la pandemia y se profundizará con ella. Se trata de un tema sobre el que venimos alertando.

El Foro de Periodismo Argentino tiene como buque insignia la defensa de la calidad periodística, más allá del nombre, la ideología política y la militancia de cualquier colega. Nosotros no cedemos un centímetro en lo que atañe a la defensa de la libertad de expresión. En ese sentido, nos preocupa que voces potentes desde sectores vinculados con el poder estén tratando de llevar críticas, que son absolutamente entendibles, respetables y válidas en el juego de la democracia. No concebimos una democracia donde no se pueda criticar a un periodista; por el contrario, fomentamos que haya autocrítica y crítica hacia el periodismo, pero eso no puede dar pie a agravios que luego se puedan transformar o tener consecuencias concretas.

El hecho de que un periodista deba tener custodia policial o no pueda salir a la calle como producto de su trabajo, no le hace bien a ninguna sociedad democrática, y mucho menos a la consolidación de una democracia como la que necesita la Argentina.

En este sentido, observamos que desde algunos sectores se están profundizando discursos que fomentan este tipo de agresiones y agravios; eso nos preocupa. Nosotros no defendemos al periodismo con agravios ni el ejercicio profesional mediante los agravios o insultos.

Consideramos que el periodismo se basa en la información, el chequeo de datos y, a partir de eso, se realiza la cobertura de noticias. Queremos que quede bien claro que bajo ningún punto de vista defendemos el agravio como forma de hacer periodismo.

Por otro lado, nos parece que en este momento tan difícil del país hay que potenciar la tolerancia desde todos los sectores, fundamentalmente de quienes tienen mayor responsabilidad institucional y política en una sociedad.

Consideramos que los actores políticos deben bajar el discurso de agravio, de intolerancia y de odio, porque esto genera consecuencias directas en un colega, tanto de la Capital Federal como del interior. Esto es importante porque quizás se obnubila la discusión cuando se habla solamente de lo que pasa en la Capital Federal con los grandes colegas -como dijo Ángela Lerena-, que tienen mayor micrófono, que firman autógrafos, etcétera.

Eso también pasa en Entre Ríos, Río Negro, Tucumán, Chubut, Formosa, Salta, Jujuy y en todas las provincias, y no tiene que ver con que un colega sea más o menos reconocido, sino con el hecho de que los ejemplos se repiten y se van reproduciendo en diferentes provincias del país. Eso es lo peligroso.

Desde FOPEA estamos en un proceso de autocrítica. Nos encontramos trabajando en una reforma del Código de Ética, que es el manuscrito que nos rige y pretendemos defender. De eso nos estamos ocupando, porque somos conscientes de que el periodismo merece una autocrítica y también tiene que aceptar las críticas. Ahora bien, lo que no podemos tolerar son los agravios.

Básicamente eso es lo que queríamos decir desde FOPEA. Muchas gracias por haberme escuchado.

SR. PRESIDENTE WOLFF Tiene la palabra Diego Petrazza.

SR. PIETRAFESA Señor diputado Waldo Wolff: soy Diego Pietrafesa. No le atribuyo a usted el error.

SR. PRESIDENTE WOLFF Le pido disculpas.

SR. PIETRAFESA Aclaro esto sobre todo en homenaje a mi padre, desde donde quiera verme, quien abogó y abogará siempre por el periodismo decente.

Comenzamos nuevamente entonces. Soy Diego Pietrafesa, cronista de Telefe Noticias desde 1995 y miembro del Sindicato de Prensa de Buenos Aires.

Señor presidente: en su nombre celebramos y agradecemos la convocatoria a este espacio, lo digo sinceramente, y lo hacemos desde la condición que reivindicamos: somos trabajadores de prensa.

Lo repito adrede: somos trabajadores. Acabo de escuchar que al parecer los trabajadores no podemos hablar de libertad de expresión o, por lo menos, no podemos hacerlo si estamos organizados sindicalmente. ¡Qué curioso concepto de la República vertió el señor Baby Echecopar! De paso, le recuerdo a él que la periodista que habló primero se llama Ángela Lerena, con la cual me siento orgulloso de compartir vocación y militancia.

Digo que la discusión sobre la libertad de expresión nos compete. Somos nosotros los que hacemos las noticias, los que metemos mano y corazón todos los días en la cocina de los espacios informativos. Fuimos nosotros, los trabajadores de prensa, los que sufrimos en proporción, acaso como ningún otro sector, un ataque brutal en los últimos cuatro años, durante el gobierno de Mauricio Macri.

Esta discusión merece un contexto. Venimos de la peor agresión contra el ejercicio libre y digno del periodismo desde la dictadura cívico-militar hasta hoy. Datos oficiales del SIPA actualmente dan cuenta de que hay 5.139 puestos de trabajo menos registrados en todo el país en diarios, agencias, portales, radios y revistas. Se señala, además, el cierre de 57 empresas de prensa escrita y 45 empresas de radio.

¿Qué otra cosa, sino un ataque a la libertad de expresión, es el silencio de voces, la pérdida de pluralidad y diversidad y la imposición de un discurso cada vez más concentrado?

¿Se imaginan a un grupo de violentos protegidos y amparados por la policía, con asistencia de los servicios de inteligencia entrando a un medio de comunicación para destrozarlo? Bueno, no hace falta que lo imaginen: vean lo que sucedió -ya lo dijo Ángela Lerena- con el diario Tiempo Argentino hace cuatro años. Escuchemos otra vez al ex presidente Macri llamando "usurpadores" a los periodistas, cuando todavía caminaban sobre los escombros. Hubiésemos querido que se abrieran las puertas de este espacio entonces, como ocurre hoy.

Tuvimos que ver cómo se festejaba un gran día para el periodismo cuando se despidió ilegalmente a 357 compañeros de Télam y escuchar cómo calificaban de "privilegios" -repito: privilegios- a nuestros derechos laborales custodiados por la ley; derechos que falsamente se atribuían solo a la Televisión Pública. Las autoridades mentían, desinformaban. Ellos generaban odio y prejuicio.

Trabajadores de la Televisión Pública sufrieron descuentos ilegales en sus salarios, lo que era violatorio de los convenios colectivos; trabajadores de los medios públicos sufrieron paritarias cero durante dos años, período en que se registró la mayor escalada inflacionaria. ¿Qué otra cosa, sino un ataque a la libertad de expresión, es la extorsión salarial, la amenaza de despidos, la concreción de esos despidos y la descalificación desde el Estado?

Señores diputados: cada vez que ustedes van a entrevistarse a un canal de televisión o reciben a periodistas de un diario, sepan que se cruzan mayoritariamente con trabajadores mal pagos, precarizados, que realizan múltiples tareas y que son intimidados por su participación sindical. Basta con que pregunten a esos trabajadores: "Che, ¿te pagan las horas extras?", "¿cuántas funciones tenés?", "¿cómo aumentó tu salario?", "¿cuántos trabajadores había antes en la redacción y cuántos hay ahora?", "¿qué dice tu jefe si querés ir a una asamblea?" Debemos preguntar también eso. Pregunten por nosotros, los trabajadores.

Debemos discutir la libertad de expresión en términos colectivos, no individuales. Esto ya lo dijo Ángela Lerena y lo refrendo aquí, también en nombre del Sindicato de Prensa de Buenos Aires.

Queremos discutir como trabajadores la forma en que el Estado participa en custodia del derecho a la libertad de expresión y cómo regula su pauta oficial y sus aportes. En esto existen desequilibrios e inequidades tales, que empresas que cobran el ATP castigan a sus trabajadores. Clarín cobra el ATP, pero paga salarios en cuotas; Perfil cobra el ATP y no paga aguinaldos. Queremos discutir cómo se organiza la distribución de la renta.

Las notas que ustedes, señores diputados, leerán hoy o mañana, o las que leyeron ayer en algún diario, portal o agencia, están escritas por trabajadores que, si tienen la suerte de entrar a trabajar en blanco, cobran 31.000 pesos por mes en mano. Por eso también queremos discutir como trabajadores el necesario apoyo que el Estado debe ofrecer a los medios comunitarios, autogestivos y cooperativos.

¿Qué otra cosa, sino un ataque a la libertad de expresión, es concentrar dinero en pocas manos, siempre las mismas, abandonando a otras expresiones legítimas y dignas de la comunicación?

Hoy mismo, bajo esta lluvia como metáfora, Diario Popular paga el salario en cuotas, está concursado y con procedimiento preventivo de crisis; la Editorial Atlántida, mediante falsos retiros, despidió trabajadores en el marco de la pandemia y también paga sueldos en cuotas; la empresa Publiexpress realizó despidos durante la pandemia y la Justicia los decretó ilegales. Por otra parte, medios del interior no se rigen bajo convenio y cobran por debajo del salario mínimo, vital y móvil.

¿Saben cuánto cobra en mano una jefa de redacción en Tandil? Doce mil pesos. En Corrientes, ¿saben lo que cobra un redactor del Diario Época con veinte años de antigüedad? Veinte mil seiscientos pesos.

Somos trabajadores de prensa. Claro que estamos preocupados por la libertad de expresión, pero no por lo que digan de nosotros en Twitter, ni si nos piden rendir cuentas por nuestra conducta, como a cualquier ciudadano; tampoco por quienes actúan en nombre de empresas ni de foros, ni mucho menos en nombre de aquellos que, sintiéndose agredidos o limitados en su accionar, ocupan todo el día los principales lugares en los medios, a toda hora y con salarios que superan en muchos ceros al resto de los trabajadores.

Señores diputados: tuvimos doscientos periodistas detenidos, desaparecidos y asesinados. Si no tienen memoria, conserven el decoro. Expliquen lo que es la persecución a los amigos y a la familia de Ana Ale. Y si aquí nadie sabe quién es ella, pregúntense qué periodismo se hace en nombre de la libertad de expresión.

Estamos preocupados por las condiciones económicas, laborales y coyunturales que nos limitan, acorralan y silencian. No proporcionamos falsos debates que nos alejan de nuestra gente; entre ellos, los más vulnerables, los descartados.

Finalmente, desde el Sindicato de Prensa de Buenos Aires agrupados en la FATPREN señalamos que por el panorama pavoroso que acabamos de describir, el periodismo está en emergencia. Decimos que sin trabajo no hay libertad de expresión; precarizados, ajustados y mal pagos, tampoco.

Sin periodistas no hay periodismo, y sin periodismo no hay democracia.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, Diego Pietrafesa. Nuevamente le pido disculpas por haber nombrado mal su apellido. No lo tenía bien anotado.

A quienes ya han intervenido, quiero agradecerles el uso criterioso del tiempo. Esperemos continuar así.

Tiene la palabra el señor Fernando Gómez.

SR. GÓMEZ Agradezco a los diputados y las diputadas por esta invitación.

Perdón, ¿se escucha bien?

Luego de unos instantes:
SR. PRESIDENTE WOLFF Lo escucho. Continúe.

SR. GÓMEZ Señor presidente: quería agradecerle a usted y a la comisión en su conjunto. También a la diputada Uceda y al diputado Marcelo Koenig, quienes nos extendieron la invitación y pidieron que nos presentásemos si hablábamos a título colectivo.

Soy vicepresidente de Fadiccra, Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina.

Si hay un punto de nacimiento donde se silencian voces, es el desconocimiento de una enorme cantidad de trabajadores y trabajadoras de prensa a los que, en reiteradas ocasiones, no se los ve, no se los oye, no se les presta atención ni ocupan la agenda política del momento y de la coyuntura.

Nuestra federación, que está integrada por cooperativas de trabajo relacionadas con la comunicación, estuvo originariamente compuesta por diarios cooperativos. La preside El Independiente, de La Rioja; si hay algún diputado de esa provincia presente en esta reunión virtual, seguramente tenga conocimiento de que estoy hablando de un gran medio de comunicación provincial. En la misma dirección, los diputados pertenecientes a la provincia de Córdoba quizás conozcan El Diario del Centro del País. Se trata de una cooperativa que tiene un poco más de veinte años de historia, que fue recuperada por sus trabajadores en el año 2001 y está integrada por diversos diarios. En total son seiscientos trabajadores y trabajadoras de prensa cooperativa de todo el país; es decir que Fadiccra tiene un fuerte componente federal.

En primer lugar, quiero tratar de empatizar con algunas expresiones vertidas por Diego Pietrafesa. Considero que hay que hacer un esfuerzo grande para intentar no banalizar el concepto de libertad de expresión en la Argentina, y en este punto quiero ser absolutamente honesto.

Quienes se sienten agraviados en su libertad de expresión, ya sea por algún mensaje cruzado, alguna opinión vertida en determinada red social o porque fueron agredidos de palabra, tienen la oportunidad de denunciarlo en el marco de alguna empresa periodística de la Argentina. Generalmente, son las mismas grandes empresas periodísticas que, en forma masiva, han dejado en el camino a trabajadores y trabajadoras de prensa en nuestro país. He visto muchos más periodistas excelentes, grandes trabajadoras y trabajadores de prensa, que se han quedado sin trabajo debido a que una gran empresa periodística entendió que había que reconvertir el modelo de negocios y dejarlos en la calle, que periodistas agraviados por haber sentido cierto nivel de presión luego de hacer algún comentario en una red social u otro medio de comunicación. Generalmente, son los que pueden denunciar de manera rutilante en alguna gran pantalla o diario.

En tal sentido, me parece que los volúmenes y las dimensiones de nuestros medios de comunicación tienen que ver con una profunda concentración periodística existente en la Argentina. Si hay una razón -y esto no es nuevo- por la que nos sentimos agraviados, es aquella que plantea la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: someter a un medio de comunicación a la asfixia económica crónica, implica atacar la libertad de expresión de ese medio de comunicación.

Los trabajadores cooperativos tenemos una particularidad. La cooperativa es una empresa social. En el caso de los medios, la agenda informativa está en manos de los trabajadores y las trabajadoras de prensa. En el caso de una empresa periodística -como las que están nucleadas en ADEPA-, la agenda informativa está en manos de los intereses económicos del empresario o del modelo de negocio que éste desarrolla para maximizar su ganancia.

Sin embargo, en el camino de desarrollar la agenda informativa se cercenan las voces. En ese camino, van quedando trabajadores de prensa en la calle; son flexibilizados y quedan sin trabajo ni dinero suficiente en el bolsillo para llevar un plato de comida a su casa todos los días. Ese es el principio esencial a partir del cual ese periodista puede hablar, escribir, desarrollar contenidos y tener la palabra en el medio de comunicación.

En tal sentido, las cooperativas de prensa, además de construir la agenda informativa, tenemos que cargar sobre nuestras espaldas el diseño económico de un modelo empresarial para poder mantener vigentes nuestros medios de comunicación.

Cuando somos sometidos a la asfixia económica, nuestra palabra, nuestra voz, el sentido de lo que decimos, el contenido de lo que expresamos y la agenda que diseñamos sufre un grave condicionamiento. Esa es la principal herramienta con la que se han silenciado voces en la Argentina. Los niveles de concentración mediática y económica que tienen las grandes empresas periodísticas han sido la herramienta principal con la que se han silenciado las voces de los periodistas que trabajan, pero también los medios de comunicación cooperativos y comunitarios que en el territorio desarrollamos tareas con herramientas de comunicación, por momentos mucho más exitosas, honestas y profesionales que los de las grandes empresas periodísticas. Sin embargo, no contamos con el auspicio económico que sí poseen algunas de esas empresas en el país.

Ese es uno de los caminos desde donde se coarta y se restringe la libertad de expresión en la Argentina. Por ello, creo que hay que ponerlo en el centro de la agenda.

Durante cuatro años nuestras cooperativas hemos estado sometidas a la asfixia financiera crónica en cada uno de los segmentos económicos.

Hablábamos de los grandes diarios. Tenemos una distribución inequitativa del costo del papel para prensa, que está en manos de un monopolio "cartelizado" en tres de las grandes empresas que componen ADEPA y que ha sufrido un incremento que no se compadece con ningún indicador económico de la Argentina. El precio del papel ha experimentado una devaluación -en dólares- de casi el 40 por ciento de su valor.

Al mismo tiempo que sufrimos ese incremento, tuvimos que soportar un brutal tarifazo para poder sostener nuestras rotativas encendidas, nuestros portales de Internet y nuestros medios de comunicación. Entonces, para poder llevar un plato de comida a nuestras casas, debimos hacer frente a ese brutal tarifazo y, a veces, escoger entre llevarnos un salario a fin de mes o pagar las tarifas de luz para poder mantener ese medio encendido. Al mismo tiempo, sufrimos una asfixia que no tiene ningún tipo de precedente y la interrupción, en nuestros medios y con una absoluta discriminación, del acceso a la pauta publicitaria oficial. Hoy, en tiempos de pandemia, se reconfiguran los modelos de negocios en materia periodística. Las cooperativas seguimos sosteniendo nuestra herramienta de comunicación, mientras vemos en el resto del mundo cómo cierran medios y aquí, en nuestro país, cómo compañeros y compañeras de prensa de grandes empresas periodísticas pierden su trabajo sin poder cobrar tampoco el aguinaldo.

Durante cuatro años de asfixia económica y sin poder acceder a la pauta publicitaria oficial, lejos de haber perdido o dejado a algún compañero en el camino, nuestras cooperativas siguieron creciendo en términos de volumen. Iniciamos el año 2015 con cuatrocientos trabajadores de prensa y cerramos el año 2019 con seiscientos.

En esto, mucho tiene que ver la desidia empresaria y la situación que mencionaron compañeros de tantas otras empresas. Por ejemplo, El Correo de Firmat, un medio con 102 años de historia, fue sometido a la asfixia económica y cerró porque no pudo resistir los últimos cuatro años. Los que sí resistieron fueron sus trabajadores, quienes recuperaron la herramienta de trabajo y siguen vigentes; pero no tienen acceso a la pauta publicitaria oficial, la cual es distribuida de manera muy inequitativa por presión y capacidad de lobby de las grandes empresas periodísticas de la Argentina nucleadas, fundamentalmente, en ADEPA. Por eso, entendemos que...

SR. PRESIDENTE WOLFF Solicito al orador si puede ir culminando su exposición.

SR. GÓMEZ Voy redondeando, señor presidente. Sucede que no tenemos tantas oportunidades para poder expresar nuestra palabra con el mismo nivel de llegada que sí tienen otros periodistas y empresas de comunicación en la Argentina.

La situación que estamos atravesando las cooperativas de prensa es acuciante. La pandemia aceleró un tiempo muy difícil para nosotros y entendemos que hay que avanzar en propuestas e iniciativas legislativas que me gustaría enunciar y, cuando sea necesario, profundizar.

En primer término, es necesario abordar los niveles de concentración mediática y económica que existen en las grandes empresas periodísticas. Sin eso, nunca habrá libertad de expresión. Hay que recuperar el espíritu de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Para eso, hay que hacer foco en los artículos de la citada norma que obligan a las grandes empresas a desmonopolizarse, porque ahí está la piedra filosofal desde la cual se explica la coerción de la libertad de expresión que sufrimos la enorme mayoría de los trabajadores y las trabajadoras de prensa del país.

El segundo punto tiene que ver con construir una ley de acceso a la pauta pública oficial que mida y ponga en la balanza un espíritu profundamente democrático, federal y equitativo. El volumen de distribución de la pauta publicitaria oficial no puede ser un coto de caza de cinco grandes empresas periodísticas, ya que ese es el camino por el cual se restringen y apagan las voces en nuestro país.

El tercer aspecto que quiero señalar tiene que ver con la búsqueda de un sistema más equilibrado a la hora de repensar los modelos de negocio. Es cierto que cada uno de nuestros medios necesita pensar una adecuación tecnológica respecto de los nuevos tiempos y desafíos de la comunicación en la Argentina.

Si no existe un gravamen que pese muy fuertemente sobre las grandes empresas tecnológicas, que generalmente son socias de las grandes empresas periodísticas que flexibilizan a sus trabajadores y que conforman esa "cartelización" que lograron en ADEPA, continuaremos viendo menos trabajadores de prensa que pueden llevar a su casa un plato de comida y que, a la vez, pueden seguir con el arte de comunicar, de levantar la voz, de vivir honestamente diciendo una palabra en un medio de comunicación que es su medio de trabajo. En otras palabras, esta situación seguirá si no atacamos a Google o a Facebook -que además se llevan pauta publicitaria oficial en el camino- y no establecemos, como parte de una política de fomento para el desarrollo de los medios de comunicación, un gravamen para que dejen una parte del acceso a nuestros contenidos en la Argentina. Este, insisto, es el principal camino que lleva a que se apaguen las voces en nuestro país.

SR. PRESIDENTE WOLFF Como dije antes, esta comisión está abierta a todos los trabajadores. De manera que, si hoy no pueden expresarse todos, lo harán en otro momento.

Por lo menos, mientras yo sea presidente de esta comisión, el lugar para hacer uso de la palabra en orden y con tiempo, lo van a tener.

A continuación, tendría que hacer uso de la palabra el señor Edgardo Carmona; pero, como tiene un problema con el audio, escucharemos al último invitado mientras desde el área de sistemas intentan resolverlo.

Tiene la palabra el señor Rodrigo Sepúlveda.

SR. SEPÚLVEDA Señor presidente: muchas gracias por la convocatoria y por la posibilidad de participar en esta reunión de la Comisión de Libertad de Expresión.

Soy periodista de Radio Nacional, docente universitario, documentalista y también cineasta. Hace más de veinte años que me dedico al periodismo en Mendoza y soy miembro de la Comisión Directiva del Sindicato de Prensa.

En los últimos cuatro años, aquí en la provincia de Mendoza y específicamente en Radio Nacional, sufrimos la persecución ideológica, la censura, despidos por causas ideológicas y discriminación salarial.

En Radio Nacional despidieron a veintiún directores que habían ganado por concurso sus cargos. Sin ninguna explicación, se los echó a la calle. Por supuesto, después usaron el argumento de que no podían dejar a personas de la gestión anterior en los cargos directivos, lo cual es absolutamente discutible. No hubo proceso alguno ni se cuestionaron esos concursos, sino que, directamente, se los echó a la calle. Esto es parte de lo que vivimos durante el período de cuatro años que comenzó a fines de 2015 y se extendió hasta fines de 2019.

La directora de Radio Nacional Mendoza es una compañera delegada del sindicato de prensa que fue echada por la dirección anterior y que hoy ocupa este cargo que, por supuesto, nos enaltece a los trabajadores.

Me parece que, en esta discusión donde considero categóricamente que no está en peligro la libertad de expresión en la República Argentina, hay mucha hipocresía, mucho cinismo y mucho descaro en algunos casos.

Al comienzo de esta charla participó una de las personas que considera que está en riesgo su libertad de expresión, Baby Etchecopar, quien me hubiera gustado que esté porque voy a referirme a él y quiero que sepa lo que voy a decir.

Él ha tenido expresiones realmente muy desagradables e injuriosas. Por ejemplo, ha dicho: "esos negros de mierda se reproducen como lauchas". También, que Cristina Fernández es el cáncer de la Argentina.

Por eso, aunque ya se citó la jurisprudencia internacional acumulada que forma parte de la Constitución Nacional, me gustaría que quede en claro que no vale todo para la libertad de expresión. No vale el discurso del odio, no vale la discriminación, no vale la difusión de escuchas telefónicas obtenidas de manera ilegal. Ese no es un buen ejercicio del periodismo, sino que va en contra de la libertad de expresión.

En este momento hay periodistas imputados y procesados en causas donde se investiga un entramado de espionaje ilegal, coacción y extorsión en grado de tentativa. Esos periodistas han participado de programas de televisión donde ha habido columnistas miembros de los servicios de inteligencia.

Creo que lo que se ha degradado en la Argentina es el ejercicio del periodismo por parte de algunos que no se hacen cargo de esa degradación. Ahí es donde está el peligro para la libertad de expresión. En definitiva, el público es quien debe demandarnos a los periodistas honestidad a la hora de hacer nuestra tarea e informar.

Es esto lo que no se está cumpliendo. Cuando existe esa hipocresía y ese cinismo, entonces viene la victimización. Los colegas que firmaron una solicitada, sin mencionarlo dieron un apoyo claro a Luis Majul, quien está acusado de utilizar un programa de televisión para difundir lo que producía un sector de los servicios de inteligencia de manera ilegal.

De eso estamos hablando, me parece. Tenemos que ser claros en la discusión acerca de cómo se ejerció el periodismo en la Argentina. De lo contrario, estaremos errando, porque lo que dicen las leyes e incluso la Constitución Nacional, también es muy claro.

Nadie puede sentirse agraviado en su libertad de expresión si se lo está acusando de eso; en todo caso, está la Justicia para investigar y será ella la que avance o no en esas causas y denuncias con los elementos que sean necesarios.

El periodismo, en la Argentina, ha llegado a eso. Una de las personas procesadas por esto es miembro de FOPEA. Recién escuché al colega y me pareció muy interesante su interpretación respecto de cómo está la libertad de expresión en la Argentina. Pero no mencionó nada de esto.

Entonces, creo que estamos ante una situación muy grave en la que hay que terminar con el discurso del odio y con el agravio gratuito hacia el otro por parte de todos los actores de la vida política de Argentina; es decir, no solamente los periodistas, sino también la dirigencia política. De lo contrario, emprenderemos un camino en el que cada vez se profundizarán más estas diferencias, y eso traerá consecuencias; de hecho, las trae. Ya vemos a periodistas que van a hacer coberturas, a veces en ámbitos con un tenor ideológico distinto al del medio en el que trabajan, y son agredidos, insultados, vapuleados o golpeados. Eso no puede ocurrir más. Debemos parar con el discurso del odio, con el agravio hacia el otro por diferencias políticas, ideológicas, etcétera.

Señor presidente: humildemente, me propongo sugerir a la Comisión de Libertad de Expresión que emita una especie de recomendación para que pare ese discurso del odio; si no, esta situación nos va a llevar a una encerrona de la que será muy difícil salir. Porque es fácil llegar, pero muy difícil salir.

Quiero agradecer estos minutos que me han dado para expresarme y poder contar lo que vivimos en los últimos cuatro años en Mendoza, específicamente en Radio Nacional.

Por supuesto que todo lo que han dicho los colegas del Sindicato de Prensa de Buenos Aires, de Córdoba y de otros lugares del país con respecto a la situación económica de los medios, la concentración mediática y lo que vivimos y padecemos los periodistas, se replica en la provincia de Mendoza. Es fundamentalmente en lo salarial, en lo gremial, en las condiciones de trabajo donde vemos limitada nuestra libertad de expresión, y es ahí donde deben introducirse mejoras para que también mejore la libertad de expresión en la Argentina.

SR. PRESIDENTE WOLFF Antes de dar la palabra al señor Edgardo Carmona, quiero decir -y lo pueden chequear, ya que soy un hombre bastante presente en las redes- que desde esta presidencia he repudiado absolutamente todos los hechos de violencia; incluso los que tuvieron lugar contra los periodistas de C5N en la movilización del 9 de julio, que fueron de público conocimiento. El repudio a los actos de violencia por parte de la presidencia de esta comisión no tiene banderías políticas.

Tiene la palabra el señor Edgardo Carmona.

SR. CARMONA Señor presidente: estoy feliz de estar en este ámbito para destacar algunas cuestiones.

Me encantó el encendido discurso de Pietrafesa en defensa de los trabajadores para los cuales nosotros trabajamos y a quien nos debemos.

También me alegró muchísimo que FOPEA haga una autocrítica, porque siempre estuvo más cerca de las patronales que de los trabajadores. De todos modos, me parece un dato muy interesante. Todos fueron abordando esta temática.

Hablar último tiene una ventaja y una desventaja. La ventaja es que uno escucha a todos y se da cuenta de que esto es un gran rompecabezas, que todos tienen alguna cuota de la realidad y que la libertad de expresión excede lo sectorial. Por eso estoy convencido de que el Estado argentino, como tutor de derechos sociales básicos y de derechos humanos como la libertad de expresión y el acceso a la información, tiene un rol fundamental

Iré de lo urgente a lo importante para que me corten porque soy larguero, como casi todos los dirigentes sindicales y periodistas. Soy secretario general del Sindicato de Prensa de Rosario y también de la Federación de Trabajadores de la Cultura y la Comunicación, que milita en la CTA de los trabajadores.

El primer punto, que nadie mencionó y que me parece fundamental, es ratificar y reiterar nuestro repudio al espionaje ilegal que abarcó a más de cuatrocientos periodistas. Si hay un hecho intimidatorio en nuestro país por lo que ha vivido, por esa parte más negra de su historia, es que un periodista vea reflejado en una lista de los servicios de inteligencia sus datos personales, sus tareas, su actividad sindical y su pensamiento; incluso, en cuestiones de género.

Si hay algo intimidatorio es este proceso de persecución masiva que implementó la AFI de Arribas en el gobierno macrista. Gobierno que, como bien dijo el compañero Pietrafesa, se cargó un récord histórico de cinco mil despedidos y cierres de empresas. No voy a reforzar esa idea porque la precarización laboral no es patrimonio solo de los periodistas, sino de toda la clase trabajadora argentina que tendrá que organizarse para no pagar nuevamente el costo de esta pandemia y la larga salida que nos espera.

Entonces, el primer punto es reforzar la necesidad de que la sociedad y el Estado, a través de sus instituciones, averigüe y castigue a los culpables de esa fenomenal campaña de intimidación hacia la libertad de expresión, el derecho a la información y el trabajo periodístico, y también hacia distintas personalidades de la política y el ámbito social.

El segundo punto también me parece muy importante. Además de declamar cómo estábamos y lo mal que la pasamos, el Estado argentino y el gobierno con sus instituciones democráticas tienen que ponerse los pantalones largos.

Vengo escuchando este debate conceptual desde hace años y siempre estamos un poco peor. Hoy estamos mucho peor que hace diez años en cuanto a la libertad de expresión y el derecho a la información. Básicamente, porque son cada vez menos los que pueden hablar, cada vez menos los que pueden opinar y cada vez menos los que establecen la agenda.

La concentración económica, compañeros, en todos los planos de la actividad de la República Argentina -y no son una excepción los medios de comunicación- deja en muy pocas manos la decisión respecto de quién habla y sobre qué temas. Cinco tipos se sientan a una mesa y, con la influencia que tienen en el mercado audiovisual, deciden qué temas de la agenda se convierten en realidad y cuáles se ningunean. No hace falta mentir; basta con ocultar, que es una especialización muy grande de los grandes medios concentrados de la República Argentina.

Por lo tanto, lo primero que este Congreso podría encarar rápidamente es el tratamiento de una ley clara, diáfana, transparente, federal y plural que instituya una distribución justa, federal y horizontal de la pauta publicitaria.

Hoy leía Los 50 más ricos de la República Argentina, de la revista Forbes. Allí, un periodista comentaba que era una falacia que el Estado haya subsidiado a la pobreza. Luego decía: cuando vemos las empresas que han crecido, y cómo han crecido, en la República Argentina haciéndose multimillonarias, nos damos cuenta de que el Estado bobo ha financiado el crecimiento de la riqueza mucho más que el sostenimiento y la transformación de la pobreza estructural en la República Argentina.

Por lo tanto, este Estado tiene una obligación: tutelar derechos básicos como la libertad de expresión y el acceso a la información.

Este no es un problema de los periodistas; es un problema de la sociedad, del Estado, de los partidos políticos, del Congreso de la Nación, del gobierno y de la Justicia. Esta última es la que debe instrumentar mecanismos claros para romper esta concentración hipermonopólica que ha llevado a que se concentre el espectro de la agenda en forma tan brutal que solamente tres o cuatro poderosos deciden qué se opina y comenta. Cuando solo hablan los poderosos, la democracia es únicamente una ficción cada cuatro años; carece de densidad y de la posibilidad de establecer debates profundos para reformular esa realidad.

Es cierto que estamos precarizados. El Sindicato de Prensa de Rosario no logra que Clarín reconozca que, en esa ciudad, Cablevisión tiene periodistas; no logramos regularizar a un solo periodista en Radio Mitre Rosario. ¡Miren si tenemos problemas! Pero eso es apenas una puntita de este rompecabezas; lo más importante es que la libertad de expresión y el derecho a la información están en cabeza de cada ciudadano, y si en el debate público no participan todas las ideas con igualdad de posibilidades, la democracia es una ficción.

Para que las opiniones puedan participar en igualdad de oportunidades hay que generar poderosas leyes antimonopólicas. No se trata de controlar contenidos. Por eso es falso el debate sobre si Baby Etchecopar o Majul hablan claro; los que hacen operaciones al servicio de este negocio deberán ser juzgados. Para eso está la Justicia y la posibilidad de cambiar el dial. No se trata de si son mejores o peores opinadores o de si tienen más calidad; que digan lo que quieran.

La posibilidad tiene que estar jugada en que todos puedan hablar en igualdad de condiciones; pero, para eso, debe desmonopolizarse la posesión de los medios de comunicación en la República Argentina. El gobierno de Macri, al entregar Telecom al Grupo Clarín, ha generado la mayor concentración de la historia en nuestro país. Desde ya, esto no es una novedad ni es culpa solamente del gobierno macrista, sino que ocurre en el mundo entero.

Desde el Sindicato de Prensa y de la Fetraccom creemos que el Estado es quien debe tutelar este derecho fundamental, así como lo hace con la educación y la salud. No puede quedar en manos de la mercantilización de la información o solamente ser considerado un negocio para pocos.

SR. PRESIDENTE WOLFF Habiendo terminado la lista de invitados, quiero agradecer a todos y decir que celebro que hayan podido venir. He escuchado a muchos decir que no tenían lugar; sepan que, a partir de ahora, lo tienen.

Hemos escuchado sus reclamos y tengo un pedido para hacer. Tanto yo como el resto de mis compañeros de la Comisión de Libertad de Expresión, hace nueve meses que no somos invitados a la TV Pública ni a Radio Nacional. Así como trabajaremos para que ustedes tengan más democracia, queremos que nos inviten a los medios estatales, porque son estatales y no partidarios.

Antes de dar la palabra al próximo orador, quiero decir a los señores diputados lo mismo que a los invitados: hemos convenido con la señora diputada Uceda que cada uno disponga de cinco minutos. No cortaremos el micrófono a nadie; cuando terminen las exposiciones -ya es el mediodía y llevamos varias horas de reunión-, si alguien quiere volver a hablar, lo podrá hacer. Pido a todos que sean criteriosos.

Tiene la palabra el señor diputado Quetglas.

SR. QUETGLAS Señor presidente: agradezco a usted por este espacio, a los demás integrantes de la comisión y a quienes me antecedieron en el uso de la palabra, ya que nos brindaron información minuciosa y detallada sobre la situación de los trabajadores de prensa y de los medios en el interior.

Realmente, nuestro compromiso debería ser el de todos, y creo que eso se refleja en esta conversación: mejorar la calidad de la deliberación pública, que en la Argentina está demasiado sucia. Soy de los que creen que tiene más responsabilidad el poderoso, por la potencia de su voz y por su capacidad intimidatoria.

En ese sentido, la deliberación pública depende mucho del clima que se construya. Se ha hablado del odio; efectivamente, la Argentina tiene que hacer un esfuerzo muy sustantivo para superar esa circunstancia porque, entre otras cosas, además de los agravios, impide construir soluciones públicas a los problemas públicos.

También quisiera que evitemos los falsos antagonismos. Está claro que el derecho a una comunicación plural y calificada es colectivo, pero también que la posibilidad de poner una voz y de decir algo es individual porque cada ciudadano es portador de ese derecho consagrado en la Constitución. Una cosa no es antagonista de la otra, sino complementaria.

Se ha hablado aquí de situación de asfixia económica de los medios de comunicación, y por supuesto, se refleja la pérdida de puestos de trabajo. La situación de la economía en general, hay que decirlo, es realmente languideciente, no por este momento de pandemia, tampoco por los cuatro años del gobierno de Macri; llevamos una década sin crecimiento, con problemas, y por supuesto, las empresas de prensa -como las de otros sectores económicos- padecen esta circunstancia.

Tratando de ajustarme al tiempo, quisiera decir dos cosas: una es que tomemos como una tarea colectiva y horizontal, trabajar realmente sobre la cuestión de la pauta y evitar la discrecionalidad de la asignación de los fondos públicos a los medios de prensa, para evitar sospechas de partidización de los medios y la manipulación de los recursos públicos. Me parece que el Congreso tiene que construir una ley de pauta muy sensata -como se ha planteado acá- que nos garantice la pluralidad y la posibilidad de que existan medios locales con capacidad de incidencia, de agenda, etcétera.

Voy a discrepar con muchos de quienes me precedieron en el uso de la palabra respecto a una sola cuestión: la mención sistemática y repetida a la concentración.

No soy un campeón, ni estoy todo el día en las redes, pero veo que personas que eran ignotas hace cinco años, ahora tienen cinco millones de seguidores, tres millones o dos millones. Dicen cosas desde su ámbito de influencia, construyen un personaje, opinan sobre relaciones internacionales, cocina, moda, deporte o lo que fuere. Entonces, probablemente estoy viendo el proceso más grande de desconcentración de la palabra pública que haya existido en la historia de la humanidad.

Hay una fuga de la información clásica de los medios tradicionales, ya que parte de los ciudadanos toman a Twitter, Facebook u otros medios, como primera fuente de información y en muchos casos, son fake news, pero en otros tantos, hay una concentración de imaginarios, de personas, de grupos y de instituciones, como referencia notable, que no existían hace unos años.

Pensar la comunicación bajo el modelo de medios hegemónicos era una realidad constante y sonante, y seguramente lo es todavía -por supuesto que cuando un nuevo tiempo nace no sucede de manera automática-, pero lo que yo estoy viendo es justamente lo contrario: una multiplicación de la capacidad de incidencia en la conversación pública.

No soy de los que creen que los problemas se arreglen poniendo gravámenes, pero sí creo que se precisa una regulación clara para que las responsabilidades sean equivalentes tanto en los medios tradicionales, como en las redes.

Esto es todo lo que tengo para decir. El esfuerzo por una conversación pública calificada no se hace señalando el insulto del otro, sino tratando de controlar el propio. Nada más, señor presidente.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, diputado Quetglas.

Tiene la palabra el diputado de Lamadrid.

SR. DE LAMADRID Buenos días a todos, a los periodistas invitados, a todos los que participan, a los que hablaron y a los integrantes de la comisión.

La verdad es que debo ser sincero y decir que, habiendo escuchado a quienes me precedieron en el uso de la palabra, y la manera bajo mínimos en la cual estamos debatiendo temas tan importantes para el país, como es la libertad de prensa...

SR. PRESIDENTE WOLFF Diputado Lamadrid, tiene la cámara apagada. No sé si es un problema de conexión, si la puede abrir, si no, no importa.

SR. DE LAMADRID A ver, yo estoy tratando, veo que hay un problema.

SR. PRESIDENTE WOLFF No hay problema, puede seguir hablando, ahí está, perfecto.

SR. DE LAMADRID Decía que tengo mucha preocupación con lo que está sucediendo. Noto que realmente estamos sucios y con el agua muy lejos.

Escucho razonamientos que son justificatorios y exculpatorios de los ataques a la libertad de expresión y a la corrupción, diría yo, y me parece que hay que hablar claro.

Y aquí, desde que asumió el gobierno hay un creciente autoritarismo, una especie de "vamos por todo" recargado que tiene varias aristas, y una de ella es el ataque a la prensa, a los periodistas, buscando silenciar, como si fuera un asunto o saldo pendiente que quedó del anterior paso del kirchnerismo por el poder.

Y me parece que en esto tiene que ver la vicepresidente, que es quien gobierna el país. Cristina Kirchner tiene la idea de estos razonamientos equiparadores, jusitificadores, exculpatorios, de hacer, como decía Virgilio.

Virgilio, quizá el mejor escritor de la historia de la humanidad, decía: "las culpas de todos no tienen castigo". Y me parece que también es como dice Lope de Vega: "¿Quién mató al tirano? Fuente Ovejuna"; es decir, todos y a la vez, nadie.

Quiero señalar que siempre, desde Juntos por el Cambio y quien habla en particular, hemos manifestado nuestra solidaridad ante los ataques contra los periodistas, pero no vemos la misma actitud desde el Frente de Todos. Parece que hay periodistas buenos con los que hay que solidarizarse y otros que se merecen los ataques, las censuras, los juicios públicos y callejeros y las actitudes denigrantes hacia su labor periodística y sus condiciones personales.

Quiero aclarar también que Tiempo Argentino fue el negocio de unos vivos que usaron la pauta oficial para enriquecerse, y cuando terminó el gobierno de Cristina, se fueron y dejaron a la gente a la deriva. No hay, ni puede haber libertad de expresión con canales que se compraron con la plata robada de la corrupción.

Y ahora, el gobierno manda una moratoria a quienes hicieron eso, como el caso de Cristóbal López, con un traje a medida. Corrupción que se quiere perdonar y dinero con el cual se compraron medios que se usan para hacer operaciones y ataques a la oposición; esta es la actitud que señalo. Esta es la actitud del gobierno, no es una actitud imparcial, de árbitro; es una actitud de embarrar la cancha para que parezca que todos somos iguales.

Por eso es que no podemos entrar en esas operaciones, que están llevadas a cabo por los Oyarbide de turno, que también se prestan a esta tarea. Entonces, como no alcanza con los medios afines, con C5N y demás, el gobierno tiene que atacar a los periodistas, como a Santoro o Majul con causas judiciales armadas, presionando a Canosa, maltratando a Cristina Pérez, alentando agresiones, retuiteando agresiones, como lo ha hecho el presidente con Jonatan Viale, a Diego Leuco, a Mercedes Ninci y los ataques a Baby Etchecopar.

Todo esto tiene un origen en el tiempo. Recordaremos cuando Néstor Kirchner le dijo a Nicolás Pizzi: "A vos te mandó Clarín". Recordamos qué fue en lo sustantivo la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, qué se buscó allí y qué se intentó con Papel Prensa. Pero Néstor Kirchner le dio Cablevisión a Clarín.

Entonces, como ya no se puede presionar con la pauta, ahora van por el observatorio de medios, para callar y censurar a los periodistas.

Ahora ya pasó el tiempo en el cual se rompían los diarios -como hacía Capitanich, entonces jefe de Gabinete-, se quiere usar el observatorio de medios para censurar a los periodistas y aparecen los matones del gobierno. Porque el gobierno tiene matones de diversos rubros y distintas características. Tiene matones como Moyano para los empresarios, que lo vemos con Mercado Libre; tiene matones judiciales, como son Parrilli, Tailhade, Sarghini y Mena, que hacen denuncias falsas y flojas de papeles y que quieren equiparar todo. Y están los matones de la palabra, los que justifican las agresiones y los que las llevan a cabo. Los Aníbal Fernández del pasado son hoy Grabois, Hebe de Bonafini, Santoro y Víctor Hugo Morales. Son los que dicen que ese asesinato atroz de un secretario de la vicepresidente -enriquecido por la corrupción y que en la causa más aberrante de corrupción señaló cómo ella se enriqueció- no tiene que ver con la política ni con la plata robada en las valijas de Cristina y lo equiparan con un comunicado que es correcto y que solamente plantea lo que la sociedad argentina ya sabe: que esta investigación no se puede hacer en El Calafate porque roza el poder.

Entonces, ¿cómo no vamos a estar preocupados?

SR. PRESIDENTE WOLFF Le pido que vaya cerrando, diputado.

SR. DE LAMADRID Ya termino.

Vemos asesinatos en todo el país, desaparecidos como Facundo Astudillo, y se nos vuelve a presentar en democracia esta situación de muertos a manos del Estado. Ya había pasado con Julio López.

Los sindicatos deben asegurar que los diputados podamos ir a la TV Pública también. Los canales no tienen que hacer propaganda del gobierno. Distinto es hacer publicidad de los actos de gobierno. Pero no deben hacer propaganda. Los medios públicos, los canales públicos o las radios públicas, no son del gobierno.

Entonces, ¿cuál es mi preocupación respecto de estos razonamientos equiparadores de situaciones que no son equiparables? La estrategia de usar el odio como excusa para odiar. Pareciera que pronto van a presentar una ley en el Congreso, como la "ley del odio" de Maduro, que va a regular qué actividades, qué dichos, qué actitudes, qué adjetivaciones o qué posturas políticas son consideradas odio.

No se puede hacer política si no se busca la verdad y solo se defienden intereses, posiciones personales o negocios. La política también es la búsqueda de la verdad. Hay que ser amigos, presidente. Está bien ser amigos. Pero hay que ser más amigos de la verdad. Esto es lo que tenemos que poner de relieve en esta comisión. Muchas gracias, señor presidente.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, diputado.

Tiene la palabra la diputada Mara Brawer.

SRA. BRAWER Muchas gracias, señor presidente y señora vicepresidenta, por permitirme participar en esta comisión.

Cuando en 2011 juré por primera vez como diputada, además de jurar por la Patria y por nuestra Constitución, juré por los sobrevivientes de la Shoá, el holocausto nazi. Me crié con el dolor desgarrador de mis abuelos y de sus amigos que habían perdido a todos sus seres queridos durante la Shoá.

Cuando cumplí once años, mi abuela, que era muy fanática de la Argentina, porque era el país que la había cobijado, me llevó a Tucumán a conocer la Casita de Tucumán. Fuimos en un tour. Durante todo el viaje, el resto de los turistas que participaba del tour se burló e hizo chistes sobre mi abuela por su condición de judía. Eran épocas en las que esas cosas se permitían, no se señalaban. Se dejaban pasar, como se dejaban pasar comentarios sobre los pueblos originarios: "sucios", "analfabetos", se les decía. A los "negros" se les decía "roñosos", "ladinos", "ladrones". A los discapacitados, "rengos de mierda", "mongólicos".

Por suerte, con la recuperación de la democracia la sociedad argentina fue cambiando. Este cambio es producto de todas las fuerzas políticas, de todas las ideologías, de todas las colectividades que trabajamos fuertemente para que estos discursos de odio dejaran de circular masivamente por nuestro país. Nuestro objetivo es que esos discursos no se repliquen en los medios de comunicación. Y si algún periodista, algún comunicador o algún político dice algo así -como a veces pasa, porque cualquiera puede equivocarse-, siempre se le pide que se rectifique y pida disculpas. Si no lo hace, se solicita al medio de comunicación que tome medidas, porque la sociedad argentina bregó porque esto fuera así.

Por eso no entiendo el apoyo a la victimización de Baby Etchecopar. Porque Baby Etchecopar, de manera sistemática, a lo largo del tiempo y sin disculparse nunca, ha dicho de las mujeres que trabajan en los peajes que son "boludas", "asquerosas", "pendejitas". A sus propias oyentes les cortaba el teléfono diciendo: "Callate, gorda, que a vos no te coge nadie". A las feministas: "Crías hijas de puta", "infradotadas con olor a menstruación". A las azafatas: "Tomen un bondi, que les apoyen un termo en el culo y que las manoseen". A los sectores populares, a los "negros", como les dice él: "Son una máquina de hacer pibes. Coger, coger y coger". "Todos horribles". "Parecen garrafas". "Destrozan la peatonal de Mar del Plata". "Parecen la India: llenos de vacas".

Yo creo que todas las personas de bien debemos desear que en nuestra sociedad estos discursos no circulen, no se escuchen, que no tengan lugar en nuestros medios de comunicación.

Pero Baby Etchecopar no solamente dijo estas cosas, sino que esta semana dijo algo muchísimo más grave, o igual de grave. Dobló la apuesta. Pasó un límite. Cuando Miriam Lewin, en cumplimiento de sus funciones, dijo que su tarea era lograr que estos discursos de odio no fueran escuchados, Baby Etchecopar le contestó: "¿Cómo va a hacer para que la gente no me escuche? ¿Me va a desaparecer?". Baby Etchecopar le dijo esto a una persona que estuvo detenida-desaparecida en el peor campo de concentración de la Argentina, como fue la ESMA. Entonces, quisiera preguntarle al presidente de esta comisión, si yo mañana dijera que no quiero que se escuchen los discursos de odio y de incitación a la violencia en los medios de comunicación, y un periodista me contestara: "¿Qué vas a hacer para que no seamos escuchados? ¿Nos vas a meter a todos en una cámara de gas? ¿Nos vas a hacer jabón?, ¿lo toleraría Waldo Wolff? Porque eso es lo que le dijo Baby Etchecopar a Miriam Lewin.

Voy a cerrar con una frase de Ángela Merkel, para no citar nuestra Constitución y ampliar esto a lo que se dice en el mundo. Merkel dijo: "La libertad de expresión tiene sus límites. Esos límites comienzan cuando se propaga el odio. Esta Cámara debe oponerse al discurso extremista. De lo contrario, esta sociedad no volverá a ser la sociedad libre que es y que nos merecemos". Muchas gracias.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, diputada Brawer.

No es habitual que se personalice. No es la idea, pero ya que me ha citado, le voy a contestar.

No conocía su historia. Me solidarizo con sus abuelos.

Si algún periodista o ciudadano planteara lo que usted dijo, yo lo denunciaría ante la ley, porque el antisemitismo en nuestro país está penado por la ley. Pero jamás le cerraría el micrófono a alguien para que se exprese. Lo perseguiría dentro de la ley, porque no quisiera que el poder esté en manos de los mismos que mandaron a sus abuelos a la Shoá, y a los míos también.

En otro momento, en privado, si quiere continuamos la conversación. Pero les pido que no personalicemos el tema, dentro de lo posible. Muchas gracias.

Tiene la palabra la diputada Jimena López.

SRA. LÓPEZ Buenos días a todos y a todas. En principio voy a señalar que me parece que la defensa en este caso de la libertad de expresión que se hace sobre un determinado tipo de periodismo nada tiene que ver con el concepto constitucional ni con el avalado en los tratados internacionales, como dijeron muchos de los compañeros y compañeras. A ellos les agradezco que estén presentes y que pongan de relevancia la situación actual de los medios y la condición de trabajadores y trabajadoras que tienen dentro de ellos.

La libertad de expresión no posibilita decir lo que se quiere en cualquier momento. En particular, hay estudios sobre comunicación relacionados con un montón de cuestiones básicas, como los teoremas de Watzlawick, las teorías de las falacias y demás.

Particularmente cuando usted dice, señor presidente -y no lo estoy personalizando-, que determinadas cuestiones están penadas por la ley y que obviamente hay que iniciar una causa judicial o una denuncia... (inaudible) ...movido como funcionarias -no como diputadas "k" sino como funcionarias-, pero primero como mujeres, y no digo esto por defender a una mujer. Cuando defendemos a una de nosotras nos defendemos a todas.

Personalmente me vi afectada por dichos del señor Etchecopar, que sin conocerme dijo: "Esta tipa, que seguramente es el gato de alguien...". Él no ha visto mi currículum, no sabe de qué he trabajado toda mi vida. Y me parece hasta agresivo por parte de una comisión que representa todos los intereses que convoquen a alguien para hablar tan livianamente cuando toda su estructuración escénica ha sido basada en el odio.

Si queremos debatir sobre los discursos del odio y generar cuotas de calidad institucional en el manejo de la información, particularmente creo que tenemos que acordar a quiénes vamos a invitar. No me refiero a esto por cuestiones de censura, sino porque los dichos han sido agraviantes al género en general cuando se refieren a nuestra vida sexoafectiva, como también lo ha hecho la señora Canosa en diferentes oportunidades. Digo esto con todo respeto, pero me parece que no se trata de ver quién es el peor o quién es el mejor, sino de construir sentido.

También estoy bastante en desacuerdo con uno de los diputados preopinantes que dijo que el Estado no debe ser usado. Si algo tuvo el macrismo fue saber usar el aparato ideológico del Estado para reproducir discursos; un discurso basado en el sentido común que es bastante peligroso para la sociedad, que genera cuotas de odio y la sensación de instalar determinados mensajes desde el orden de la verdad, cosa que no comparto.

Por otro lado, me parece que hay que regular la pauta porque si no traemos el tema de los recursos a la Comisión de Libertad de Expresión, obviamente que esta libertad va a quedar pegada a quien paga.

Si vamos a hablar de campañas sucias, les comento que vengo del interior de la provincia de Buenos Aires y justamente gracias al gobierno anterior en un medio nacional se produjo la salida de alguien hablando falacias groseras de mi familia a título personal. Si quieren puedo registrarlo y traer videos para que vean, cuando se habla macrocefálicamente de qué es lo que pasa en el interior y cómo opera muchas veces la mala política en el momento de las campañas para las elecciones.

Por otra parte, pongo en consideración la precarización de los compañeros y compañeras. Algo que llamó la atención es que de la única que no se acuerdan el nombre es de la compañera mujer.

Primero, Ángela, te felicito por tus palabras y me encanta escucharte siempre. Entonces, cuando dicen que nosotras usamos el feminismo como una forma de esconder determinadas cosas, no es que usamos el feminismo, sino que somos feministas y creemos que otras posibilidades de construcción de lo estatal y de las formas de democracia es posible. No usamos el feminismo; somos feministas y militamos desde ese lugar.

Me voy a permitir leer una reflexión de Marcia Tiburi, que fue una perseguida ni bien asumió Bolsonaro en el Brasil. Ella es una exiliada, escribe desde Brasil, pero en este momento está en España. Habla particularmente de lo que tiene que ver con los discursos del odio. Dice: "El empobrecimiento del cual es portador se dio por la pérdida de la dimensión del diálogo con la diferencia. El diálogo se torna imposible cuando se pierde la dimensión del otro. La figura del...", vamos a decirle "odiador" porque en la traducción se usa una palabra un poco más fuerte y no quiero generar ruido con esta palabra, "...no consigue relacionarse con otras dimensiones que sobrepasen las verdades absolutas en las cuales afirmó su modo de ser. Su falta de apertura, fácil de reconocer en el día a día, responde a un punto de vista fijo que le sirve de certeza contra personas que no se corresponden con su visión preestablecida del mundo."

Me gustaría que dejáramos de poner humo en el medio y que hablemos seriamente del uso ilegal de los servicios de inteligencia que se hizo por parte de los medios de comunicación hegemónica, que en la causa de la fiscalía fue titulado como una asociación ilícita, que involucró tanto al Estado provincial como al nacional. También quisiera que hablemos de la pauta oficial que recibió cierto periodista en connivencia con los sectores judiciales de la Argentina, y que hablemos en serio del centro de la cuestión y no derivemos y armemos cosas como si fuese un "como si".

Si queremos construcciones reales tenemos que mejorar los cimientos, y es hora de ponernos a discutir desde la ley de pautas hasta la posibilidad de generar diversificación en los medios y que el interior y los medios cooperativos también tengan voz. Muchísimas gracias, señor presidente.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, diputada.

Tiene la palabra la señora diputada Ocaña.

SRA. OCAÑA Buenos días a todos. En primer lugar, quiero agradecer todos los testimonios que hemos tenido, tanto esta semana como en la reunión anterior; creo que son muy valiosos.

La libertad de expresión debe ser garantizada para todos los argentinos. Hemos escuchado acá la situación laboral de muchos de ellos. Y la verdad que creo que es lamentable, que es algo que debe ser atendido por las empresas y debe serlo también en el marco de las políticas actuales de la Argentina tras la crisis económica.

No debemos olvidar que como diputados tenemos que garantizar la libertad de prensa basada en nuestra Constitución Nacional. Por eso quiero remarcar y lamentar la ausencia de los funcionarios que fueron invitados para dar sus explicaciones.

Queremos que la ministra Frederic, que no se ha hecho presente aún, nos conteste unas preguntas sobre el ciberpatrullaje, sobre todo después de algunos testimonios que escuchamos en la reunión pasada de situaciones que han vivido los periodistas. Así también como la posibilidad de que algunas funcionarias del gobierno nacional nos den explicaciones, porque yo veo con mucha preocupación una idea de un ataque a la prensa y esta idea de silenciar a periodistas. La verdad es que yo estoy y he estado siempre en contra de la censura.

Y esto se suma a la preocupación por las noticias sobre los ataques a la libertad de expresión de distintos periodistas, desde la difusión de supuestas detenciones hasta buscar la criminalización de algunos de ellos a través del uso de las fuentes, que es algo habitual en la tarea de prensa. También están las agresiones que han sido expuestas incluso en la reunión pasada, como en el caso de la periodista Guadalupe Vázquez, que con mucha preocupación escuchamos el acoso que estaba sufriendo, incluso por parte de un colega diputado nacional.

Esto se suma a las situaciones de varios funcionarios, empezando por el propio presidente de la Nación que ha compartido en redes agresiones y montajes de entrevistas donde se golpea a periodistas, y recientemente la denuncia de Viviana Canosa, a quien quiero mandar mi solidaridad y expresar mucha preocupación.

Uno tiene que entender que, desde el poder, cada cosa que se diga impacta sobre el otro de una forma distinta. Desde esta perspectiva, creo que hay una situación de dificultad para el trabajo cotidiano que hacen los trabajadores de prensa, los periodistas.

Digo esto desde la perspectiva de haber defendido siempre la libertad de trabajo de todos los periodistas. Lo hice cuando, en su momento, la Gendarmería ingresó a un diario como Clarín en una clara amenaza a un medio de prensa opositor al gobierno de turno y lo hice también con un proyecto de declaración -apoyado en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por todos los bloques parlamentarios, incluido el que yo integraba, Confianza Pública- en 2016, cuando los empresarios agredieron a los periodistas del diario Tiempo Argentino y tomaron la sede.

Por otro lado, siempre he respetado -incluso cuando fui parte, ya que he sufrido el odio y las agresiones de algunos medios de comunicación- la libertad de expresión y jamás he pensado en censurar o desaparecer ninguna voz en la Argentina.

Por eso, señor presidente, creo que esto es muy valioso. Quiero pedirles que volvamos a convocar a los funcionarios. Creo que esto nos interpela a seguir escuchando distintas voces, sobre todo las de los periodistas del interior del país, que hoy han manifestado su testimonio en esta comisión.

Creemos que, si queremos hablar de libertad de expresión, debemos trabajar en distintas cuestiones que considero básicas. Me refiero a pensar en una ley que disponga el correcto uso de los servicios de los medios estatales, y no como medios partidarios, contemplando una regulación equitativa de la pauta. Creo que la democracia todavía no ha podido terminar de saldar esta deuda.

Básicamente, debemos ponernos a discutir la nueva realidad de medios que existe en el mundo porque a veces tengo la sensación de que seguimos hablando de una lógica de medios que ya está desapareciendo en el mundo.

Mientras la Comunidad Económica Europea está regulando a las grandes empresas de comunicación -como Google- nosotros seguimos discutiendo cosas del pasado.

Muchas gracias, señor presidente.

SR. PRESIDENTE WOLFF Tiene la palabra el diputado Marcelo Koenig.

SR. KOENIG Muchas gracias, señor presidente.

En su brillante intervención de la mañana, la periodista Ángela Lerena citaba una solicitada firmada por más de dos mil trabajadores y trabajadoras de prensa de medios públicos, privados, cooperativos, comunitarios, que se preguntaban si estábamos hoy frente a un ataque a la libertad de expresión, tal como ha manifestado un comunicado de periodistas y empresarios. La respuesta fue contundente: dijeron que no existía tal ataque.

Como dijo la compañera cordobesa representante de FATPREN, no se puede banalizar la existencia de la libertad de expresión. Me parece que esto es muy grave en un país en el que hubo más de un par de centenares de periodistas desaparecidos en la última dictadura cívico-militar.

Quiero resaltar un párrafo de la solicitada leída por Lerena: "Y no toda crítica, por exagerada o injusta que sea, puede ser considerada como un ataque a la libertad de expresión".

En ese momento, me pregunté -creo que habíamos hecho un ejercicio colectivo de hacernos esta pregunta- cuál había sido el ataque más grave y condenable a la libertad de expresión en los últimos tiempos.

Alguien puede decir que fueron las escuchas ilegales a periodistas opositores y oficialistas durante el gobierno del ingeniero Macri, como dijo el periodista rosarino Carmona -en esto creo que debemos dejar actuar a la Justicia para que descorra el velo y podamos saber bien qué pasó-; la patota que tomó por la fuerza el diario Tiempo Argentino durante el gobierno de Macri, con custodia policial; y, quizás, el asesinato de José Luis Cabezas durante los tiempos del gobierno de Menem, como manifestó en el chat un colega diputado -sin duda, este es uno de los más importantes-; o, quizás, como planteó el periodista Pietrafesa, la pérdida de los cinco mil puestos de trabajo de los trabajadores y las trabajadoras de prensa en los tiempos del ingeniero Macri.

Creo que podría ser esto último, sobre todo si concebimos la libertad de prensa y la libertad de expresión como derechos colectivos. La mayoría de los periodistas aquí convocados hicieron mucho hincapié en esto, y me parece muy bien.

Otro atentado importante contra la libertad de expresión es, sin duda, la concentración oligopólica de prensa y la injusta distribución de la pauta que existe en nuestro país, como dijo el compañero Fernando Gómez, vicepresidente de la Federación Asociativa de Diarios y Trabajadores Cooperativos de la República Argentina. Creo que también por ahí va la mano, y los legisladores y las legisladoras tenemos una tarea pendiente respecto al tema de esa concentración monopólica, que no se debiera siquiera defender desde los ideales del liberalismo.

Tengo para mí que, sin duda, uno de los ataques más graves y visibles a la libertad de expresión en los últimos tiempos fueron las agresiones físicas y verbales y las amenazas intimidatorias que recibieron los periodistas de C5N y el periodista Ezequiel Guazzora.

En la marcha opositora y fascista del 9 de julio próximo pasado se pudo ver en vivo y en directo una agresión física, una destrucción de las herramientas de trabajo de periodistas, y este es un atentado liso y llano contra la libertad de expresión. Por eso, como bien dijo el presidente de esta comisión, ese hecho fue condenado por la mayoría de la sociedad argentina, aunque no pocas veces las voces opositoras le agregaron a la condena un "pero".

Sí, es cierto, la pollerita de C5N es cortita, pero sepan que nunca eso justifica una violación. Por eso los agresores han sido identificados por la acción de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires -y recalco esto porque no es una gestión nuestra- y por la Fiscalía actuante. Muchos de ellos son militantes de Juntos por el Cambio, pero acá también tenemos que dejar actuar a la Justicia porque, a diferencia del gobierno anterior y de sus periodistas acólitos, nosotros creemos que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

Estoy absolutamente convencido de que el atentado contra la libertad de expresión de esta marcha es producto -como se dijo acá en varias ocasiones- de los discursos del odio. Don Arturo Jauretche se refirió a este tipo de eventos como a los profetas del odio; fue en un texto de 1957, en plena revolución fusiladora, hecha precisamente en nombre de la libertad.

Veo con preocupación que se intente defender a la supuesta libertad de expresión de estos odiadores seriales. Es claro que el límite de la libertad de expresión, conforme nuestro orden legal, es la comisión de delitos, y la instigación a cometerlos es uno de estos delitos.

El discurso discriminatorio, misógino, racista, clasista de los enanos fascistas no puede ser aceptado ni defendido, sin críticas, sin que ello conlleve un atentado a la libertad de expresión. Y esto significa que un personaje pequeño y oscuro -como el periodista hoy invitado por la comisión- no solo esté permanentemente repitiendo un discurso racista -como citó textualmente el periodista de Radio Nacional de Mendoza-, un mensaje misógino -como el que ejemplificó en su persona mi compañera Jimena López-, un mensaje discriminatorio -por el que fue condenado además en sede judicial-, sino que además haya elegido una metáfora determinada para referirse a nuestra vicepresidenta: el cáncer.

No es la primera vez que estos discursos del odio se refieren a la metáfora del cáncer. Cuando una chica de 33 años agonizaba en un hospital, con el mismo odio, en una pared en Barrio Norte, se hizo una pintada que decía: "Viva el cáncer". Y apenas tres años después, los aviones de la Marina intentaban un (magnicidio) y descargaban su odio sobre la población indefensa, arrojando más kilos de bombas que en Guernica, ese pueblo vasco que inmortalizó Picasso como símbolo de la barbarie fascista. Bombas...

Se interrumpe el audio.
SR. KOENIG ...que los profetas del odio son el huevo de la serpiente.

Y ahí me pregunto: ¿debe la sociedad democrática reivindicar a estos sembradores de odio? El pacto de San José de Costa Rica, mencionado por Zunino y también por Ángela Lerena, tiene rango constitucional, como todos los tratados de derechos humanos, a partir de la reforma de 1994 y expresa una condena a los discursos de odio.

Por eso es que...

Se interrumpe el audio.
SR. KOENIG ...obviamente por la libertad de expresión nos debemos un debate en torno a este tema, que trabajemos para que esos discursos de odio, como dijo mi compañera...

Se interrumpe el audio.
SR. KOENIG ...no tengan difusión masiva.

Quiero cerrar diciendo que, como dijo nuestro presidente Alberto Fernández en un discurso en Tucumán, el odio nos pone en el peor lugar como los seres humanos.

SR. PRESIDENTE WOLFF Le quería decir, señor diputado, que tenía problemas con el sonido, pero al final se entendió un poco mejor.

Tiene la palabra el señor diputado Fernando Iglesias.

SR. IGLESIAS Señor presidente: en primer lugar le voy a pedir que me dé un poquito de tiempo para responder a algunas cosas que se dijeron sobre mí que me parecen muy agraviantes.

Se habla de banalizar y de la dictadura. Yo creo que banalizar el problema de la libertad de expresión citando a la dictadura es casi una admisión de culpas, porque si alguien necesita comparar con la dictadura más sangrienta de la historia argentina la situación de la libertad de expresión actual es casi una admisión de culpas, una admisión de las enormes limitaciones y de las (presiones) que están sufriendo los periodistas y la propia oposición. Esto lo digo como quien estuvo ahí.

Desde el año 1981 al año 1987 yo estuve en la plaza. Lamento no haberme animado antes. Debería haber estado antes -y lo siento con culpa-, pero del 81 al 87 estuve allí. Entonces, no me vengan, por favor, con la banalización de la dictadura, porque yo me acuerdo de todo.

Me acuerdo de dónde estaba yo y de dónde estaba Alicia Kirchner, que era funcionaria de la dictadura. Me acuerdo de dónde estaba Zaffaroni, que era un juez designado por la dictadura; de dónde estaba el ex canciller Timerman, que dirigía un diario que decía que había plena vigencia del Estado de derecho. ¿Y dónde estaban Cristina y Néstor Kirchner? Haciendo negocios con la 1050, y yo estaba en la plaza.

Así que no me corran con eso, por favor, porque también me acuerdo quién designo a Videla, que fue la señora Isabel Perón, y quién designó a Massera, que fue el general Perón, y cuál fue el gobierno que mandó a aniquilar la subversión, que fue el gobierno de Isabel Perón, del cual era ministro el abuelo del actual jefe de Gabinete, que no se acuerda de todo eso.

Yo me acuerdo muy bien y me acuerdo de cuándo empezaron las desapariciones, los exilios y las censuras, que fue en el año 1975. Esto no es para excusar a la dictadura, que fue mucho peor sino para decir las cosas como fueron y que no nos tiren del otro lado.

Yo me solidarizo con la diputada que sufrió esta persecución antisemita inaceptable, pero recuerdo también que al país entraron miles de nazis -incluidos Mengele y Eichmann; nada menos que Eichmann-, y entraron en el año 1950. Revise, señora diputada, quién gobernaba en ese momento.

Escucho hablar de los pueblos originarios y en 1947 a través de la Gendarmería en Rincón Bomba tuvo lugar el mayor genocidio de pueblos originarios de la historia. Fue Gendarmería. Fíjense quién gobernaba en 1947 y hablan del discurso del odio. Yo me acuerdo.

No he visto nunca ni siquiera en las dictaduras argentinas, desde el Poder Ejecutivo, a los presidentes llamar a colgar opositores, a buscar fardo, a no dejar en pie ni un solo ladrillo que no sea peronista. Ahí arranca el discurso del odio. Por favor.

Escucho también a los compañeros del sindicato de prensa -y les digo "compañeros" porque soy periodista, no solo de profesión y de haber escrito sino que estudié periodismo y me gradué en TEA- que dicen: "Hay despidos. Hay pérdidas de puestos de trabajo de 2015 a 2019".

¿Quién es el responsable? Macri; el gobierno de Macri. Ataque a la libertad de expresión. ¿Y, ahora, muchachos? ¿Vamos a hacer la cuenta de los despidos y cierres de empresas periodísticas ahora o le vamos a encargar la cuenta a un nuevo Guillermo Moreno? Porque ese sí fue un ataque a la libertad de expresión: quitarle la información a todos los periodistas interviniendo el INDEC. Ahí tienen un lindo ataque a la libertad de expresión, porque antes, de 2015 a 2019, el cierre de empresas y despidos era culpa de Macri y ahora es culpa de las empresas. ¡Qué fácil que es!

Hablemos de concentración. Hablemos de los medios que no son ya ni siquiera medios de comunicación sino agencias de propaganda del gobierno. Hablo de la Televisión Pública, en la que nosotros mantuvimos el programa de Hebe de Bonafini. Hablo de C5N, de Crónica, de Canal 9, de los dos de América TV. Se trata de un aparato impresionante de propaganda en manos del Estado, en manos del Poder Ejecutivo. Queremos hablar de concentración, miren un poquito para ese lado.

Me hablan de este muchacho Guazzora. Yo estaba en la marcha y apenas escuché por la radio lo que había pasado lo repudié inmediatamente -está ahí el tuit-, como lo hizo el diputado Wolff. ¿Qué obtuvimos? Alguien, un abogado llamado Ferrari, que es panelista de C5N -vaya casualidad- nos presentó una denuncia penal a mí y a Patricia Bullrich por ser responsables de una agresión que habíamos repudiado. Estamos en ese nivel de coartar la libertad de expresión, no solamente del periodismo sino también de la oposición.

Voy a cerrar mi exposición dando después los ejemplos correspondientes, porque he sido aludido y espero que me den el tiempo para contestar esas alusiones. No quiero dejar de referirme a ese tema pero me impacta la idea del silencio.

Se quejan de que de 2015 a 2019 no pudieron hablar. De 2015 a 2019 el presidente de esta comisión era el diputado Moreau. Le tienen que pasar la culpa al diputado Moreau, porque hoy estamos nosotros, es decir, las fuerzas de la oposición, a cargo de la Comisión de Libertad de Expresión -preside el diputado Wolff- y resulta que hubo una mayoría abrumadora, tanto de parte de los legisladores como de las intervenciones, a favor del gobierno.

Así y todo no les es suficiente. Quieren silenciar a Baby Etchecopar. "No hay que dejarlo hablar a Baby Etchecopar." Yo tengo mil diferencias con Baby Etchecopar, pero que desde la Comisión de Libertad de Expresión se pida que no dejemos hablar a un periodista que se queja de ser agredido y que eso lo hagan los diputados del oficialismo me parece verdaderamente vergonzoso, y esta es la idea del silencio. La idea de que nos llaman a silencio.

Y ahora voy a ir directamente a mi caso particular, porque una cosa que a mí realmente me indigna es cuando ponen calificativos: "agresivo, odiador, violento".

Miren, muchachos, yo tengo una cuenta de Twitter que la abrí hace doce años -y todos saben lo estricto que es Twitter desde el punto de vista de las agresiones y la violencia- y nunca fue suspendida, ni una sola vez. Ni hablar de que me la saquen. Sin embargo salen a quejarse de lo que yo digo. Yo voy a poner lo que yo digo, porque a mí me gusta ir sobre lo concreto y no estar simplemente retuiteando.

Acá está lo que publica en forma textual la periodista Rosario Ayerdi -a mí me gusta lo textual; no decir lo que dijo el otro sino leer lo que dijo el otro-. Ella publica una foto mía -yo estoy en la Cámara de Diputados, porque creo que debemos estar ahí y que deben ser presenciales las sesiones- y dice: "Sesión del jueves. Sentado, el diputado con coronavirus Julio Sahad, sin barbijo. Adelante, el diputado Iglesias con el barbijo en la pera." Eso pone Ayerdi, y yo le contesto textual "¿Vos sos periodista? Bueno, informáte. La instrucción que recibimos del servicio médico es que no es necesario usarlo en las bancas."

Eso es lo que indigna, que el presidente de la Nación, sin cumplir ninguna función y yendo a inaugurar obras que hizo nuestro gobierno, haya recorrido todo el país con comitivas de 80 y 90 personas y se sacara fotos en todos lados, abrazando a gobernadores y a la gente que estaba por ahí sin barbijo, y eso nunca lo publicaron en esa editorial que califiqué acá: "!Ah: sos de #EditorialServil! Con razón!" Ese es el final de mi tuit.

Yo no le dije nada a la periodista; se lo dije a la editorial, en la cual he trabajado. Es la misma editorial de la que ahora se quejan porque no les pagan el aguinaldo.

Me parece servil por parte de esa editorial que el presidente, sin cumplir ninguna función oficial, gire todo el país sin barbijo -de eso nunca se habla- y yo, que estoy cumpliendo una función en una sesión del Congreso, respetando las indicaciones del servicio médico, soy criminalizado como alguien desaprensivo. Esos son los tuits textuales.

El segundo tuit, que también es muy interesante porque me dicen "discriminador", y acá está: hay un intercambio de 2012 entre la periodista Rosario Ayerdi y Juan Pablo Biondi, que es el vocero presidencial, el secretario de Comunicación y Prensa. Ella dice: "Che, volvéte allá que está todo definido, que esta noche acá no pasa nada". "Si vuelvo es solamente porque no puedo vivir tan lejos tuyo", le dice Juan Pablo Biondi a Rosario Ayerdi. "Ya que vas a seguir en Paraguay, ¿querés que te vaya relatando en directo?", le contesta ella; y Juan Pablo Biondi, vocero presidencial, le dice: "La respuesta es sí a lo del programa; a lo del casamiento dejame pensarlo un poco".

¿Cuál es mi tuit misógino, tremendo, agresivo, insoportable? Es una simple ironía: "Apasionado romance entre Juan Pablo Biondi, el vocero presidencial encargado de mandar callar a la oposición, y la editora de política del diario Perfil, más conocida como Rosario Ayerdi. Hubo propuesta matrimonial". ¿Qué es? Es una ironía y no tiene ningún gesto "machirulo" ni machista ni nada. Se la hago a los dos, y ¿por qué hago lo de Biondi? Porque acá tengo el tuit de Biondi. Voy a ser textual de nuevo porque me gustan los textuales, no la "sarasa". ¡Los textuales!

El 9 de julio el ex presidente Macri tuitea: "¡Libres! ¡Feliz Día de la Independencia!", y pone una foto con banderas argentinas. ¿Qué le contesta el vocero presidencial, el secretario de prensa? Le dice: "Libres de vos y tu inutilidad, que nos hubiera llevado a contar muertos de a miles en el país fundido que dejaste. Por respeto a los argentinos que votaron, ¡silencio! ¡silencio! ¡silencio!".

Eso es lo que se nota siempre: ¡silencio, Etchecopar!, ¡silencio, Macri!, ¡silencio, Iglesias! Eso es lo que ustedes llaman libertad de expresión, y esto es el Estado. Se lo recuerdo a los expertos en la dictadura, que se olvidaron de la noción básica de la diferencia entre las agresiones que parten del Estado y las que parten de la sociedad civil, porque esto viene directamente del Poder Ejecutivo del Estado nacional. Acuérdense los que con mucha razón negaban la igualdad de la teoría de los dos demonios.

Cierro simplemente con los discursos del odio, ya que andan buscándolos, y me solidarizo desde acá con Cristina Pérez. El que no se anima nunca con Cristina Kirchner se anima con Cristina Pérez y manda un mensaje mafioso -ayer esto se hizo público, pero es de hace bastante tiempo- donde le dice a Viviana Canosa: "No digas eso; yo te voy a proteger".

Muchachos, yo viví en Sicilia, en Reggio de Calabria. Sé cuál es el mensaje mafioso cuando te dicen: "Quédate tranquila, te lo digo por tu bien, te voy a proteger".

Con ese señor que hoy es el presidente de la Nación -ya que andan buscando discursos del odio- tuve un par de intercambios de tuits. Perdón que los pierdo porque estoy viendo la pantalla. Le estoy diciendo: "Estamos discutiendo la campaña de 2007", y yo le paso la información. Él me dice que en la campaña de 2007 él no estaba. Acá está el tuit textual de Alberto Fernández, actual presidente de la Nación, y esto fue para mí, pero hubo muchísimos más. El presidente de la Nación dirigiéndose a mí escribió: "Ay, @FerIglesias, sos más pelotudo de lo que parecés. Seguí defendiendo lo absurdo y hablando como hablás".

Y en otro tuit, también sobre la misma cuestión, en el que yo le pregunto por los cuadernos y si él como jefe de Gabinete...

SR. PRESIDENTE WOLFF Le pido que vaya cerrando, diputado, por favor.

SR. IGLESIAS Sí, voy cerrando.

Alberto Fernández, el que hoy se queja del discurso del odio y dice que va a terminar no con el odio sino con los odiadores -y a mí me da un poquito de miedo-, dice: "Escucháme dipuenergúmeno: que sos un miserable ya lo sabía, que sos un ignorante también, pero jamás pensé que fueras tan miserable. Llamáte a silencio. No estás en condiciones de nada. Das vergüenza".

Así que les recomiendo que, si van a buscar libertad de expresión, dejen de pedir que los periodistas y los diputados de la oposición nos llamemos a silencio y tengan en cuenta que, si el presidente de la Nación ya está buscando odiadores, mire un poquitito alrededor y se mire también un poco en el espejo.

SR. PRESIDENTE WOLFF Tiene la palabra el señor diputado Martín Grande.

SR. GRANDE Señor presidente: estoy muy contento de estar participando en este momento de esta reunión.

Al ver tantas mujeres tan defensoras de las mujeres, del feminismo, cómo me hubiese gustado ver que todas ellas saltaran al unísono a defender a una mujer que hace poco tiempo atrás fue insultada de una manera brutal por el legislador Santoro, del Frente de Todos, quien le dijo "borracha" a la presidenta de nuestro partido.

No quiero seguir ampliando esta grieta sinceramente. Creo que lo que tenemos que hacer es ocuparnos y preocuparnos del verdadero cometido de esta Comisión que es la libertad de expresión, como así también es asegurar que, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego los periodistas -tengo treinta y cinco años de periodista- podamos expresarnos con libertad. Ese es el verdadero objetivo.

No vamos a hacer el revisionismo histórico. Fernando dejó bien en claro lo que es ir para atrás. ¿Hasta dónde vamos a ir para buscar culpas de terceros?

Lo que tenemos que hacer ahora es asegurar que, de acá en adelante, gracias a que está ahora el diputado Waldo Wolff al frente de esta comisión, podamos tener un lugar para hablar francamente y para dejar de tirarnos culpas encima. No saquemos el cuchillo para tratar de defender una causa simplemente porque creemos que es un ataque a nosotros.

¿Hay hoy ataques a la libertad de prensa? Sí, hay. ¿Igual que hubo en el pasado? Sí, hubo. ¿Por qué no empezamos a trabajar para que no existan más?

A los colegas que escuché con mucha atención, sobre todo a los de los sindicatos les quiero decir que se acabó esto de la fuerza de los medios hegemónicos. Tal cual lo dijo Fabio, el primero de nuestros diputados que habló, hoy el poder de las redes es extraordinario. De hecho, acá en la provincia, donde vivo y sigo ejerciendo como periodista, el medio más poderoso de todos es una persona que empezó a hacer prensa a través de la web y que hoy tiene ganado un espacio extraordinario. Su máxima fuerza es la web.

¿Es un hombre poderoso hoy? Claro que lo es, por supuesto. Hace pesar la web sobre todos: supera ampliamente al diario local, a la televisión, a las radios, a cualquiera.

Hoy esto está al alcance de la mano de todos. No hace falta que el Estado te ayude a nada. Tenemos que ser buenos periodistas. Hoy la web no nos está perjudicando sino que en realidad nos está ayudando a que podamos ser buenos periodistas.

Si somos malos periodistas, la Justicia tiene que decidir qué hacer con nosotros. Pero lo que no se puede evitar nunca -y para eso existe esta comisión- es que los periodistas se autocensuren o callen. Digamos todo lo que tengamos para decir y después nos hacemos responsables ante la Justicia.

A todos los colegas que hablaron en esta reunión: no hay hoy culpabilidad anticipada, no la debe haber ni la debe haber jamás. Solo es culpable aquel -en nuestro país al menos- que la Justicia indica que es culpable. Endilgar culpabilidades por anticipado es siempre malo y se llama censura.

Muchas gracias a todos y voy a seguir escuchando atentamente lo que dicen. Muy amables.

SR. PRESIDENTE WOLFF Les cuento cómo seguirá la reunión porque algunos me preguntaron cuántos oradores hay anotados para hacer uso de la palabra.

A continuación, harán uso de la palabra la diputada Macha, el diputado Menna, la diputada González, la diputada Banfi, el diputado Enriquez y el diputado Valdés.

Es lo último que tengo anotado.

Tiene la palabra la señora diputada Macha.

SRA. MACHA Señor presidente: ante todo, agradezco el testimonio de todos los trabajadores y las trabajadoras de la prensa y de los distintos medios.

Para no extenderme demasiado, leeré algunos puntos que quiero marcar.

En primer término, no hay libertad de expresión sin representación de todas las voces. Deberíamos volver sobre una idea cara al liberalismo, que es la de quienes participan de la libertad de expresión y de los medios o canales que amplifican y circulan esas expresiones.

Por supuesto, no hay libertad de expresión justa ni para las identidades de género, ni para las comunidades indígenas, ni para los sectores populares, ni para el pueblo marrón. Actualmente, la libertad de expresión y la libertad de empresa están en manos de muy pocos, y casi todos iguales. Aun así, la libertad de expresión es tan amplia que hay personas que pueden darse el lujo de jugar paradojas al decir en medios masivos que no existe tal libertad de expresión.

El segundo punto es sobre la responsabilidad en la producción de sentido. Hay dos aspectos claves a tener en cuenta en quienes producen discursos de alcance masivo.

El primero se refiere a que una expresión libre no justifica información falsa, operaciones corporativas, desinformación adrede y discursos racistas, sino todo lo contrario. Cuando hablamos de discursos de odio hablamos de discriminación, de racismo, de estigmatización, de manierismo y de violencia simbólica.

El segundo aspecto tiene que ver con que no puede ser gratuito decir cualquier cosa y agredir a la integridad ciudadana. La comunicación es un derecho humano y, como tal, debe garantizar umbrales mínimos a la integridad y al respeto. Sobre todo, debemos hacernos cargo de qué genera lo que decimos. Mentir no es libertad de expresión. Inventar información para desprestigiar, tampoco. Desdecir conocimiento social y científicamente construidos, tampoco. Sin embargo, vemos que esto sucede con los periodistas que parece que supieran más que los infectólogos o que transforman materia de estudio y análisis en temas de opinión.

El siguiente punto sobre el que debemos avanzar es el referido a las audiencias críticas. Si no lo tomamos en cuenta, el circuito de la producción de sentido no se completa. Debemos avanzar hacia la información de los espectadores, hacia la formación crítica de las audiencias donde los discursos mentirosos y falsos no puedan penetrar. Tener un sentido crítico sobre la circulación de información forma parte de nuestra formación ciudadana, del ejercicio de la ciudadanía plena.

No hay libertad sin igualdad. Solo contando con acceso igualitario a la palabra pública se produce la libertad de expresión. No podemos dejar de lado esa relación entre libertad e igualdad, porque quienes hoy dicen que la libertad de expresión está en riesgo son paradójicamente quienes responden a los intereses concentrados.

¿Saben cuándo estuvo en peligro el derecho a la comunicación? Durante los cuatro años del macrismo, cuyo primer manifiesto político consistió en dar de baja la Ley de Medios. De ese modo, no solo silenció voces, sino que también hundió a los medios alternativos, contrahegemónicos y comunitarios.

Por último, no nos callamos más. El señor Baby Etchecopar recurrentemente realiza discursos misóginos. La constante y tenaz militancia de los feminismos y transfeminismos ha logrado poner en la agenda pública y política la violencia por motivos de género existente desde siempre, pero ahora problematizada. Si el señor Etchecopar no quiere asumir la misoginia que su discurso conlleva, si no la asume... (inaudible) ... nosotras y nosotres seguiremos expresando libre y democráticamente que reproduce un discurso cargado de violencia simbólica, mediática y psicológica hacia mujeres, lesbianas, travestis, trans, intersex y no binaries.

SR. PRESIDENTE WOLFF Me escribió la diputada Moisés diciendo que estaba anotada en el chat, pero no la encuentro. Le pido que si puede me diga en qué lugar; si no, la anoto después del diputado Valdés.

Como dije antes, todos vamos a hablar. Estamos trabajando desde casa y la reunión finalizará cuando termine de hacerlo el último orador.

Tiene la palabra el señor diputado Menna.

SR. MENNA Señor presidente: seré breve en función del avance del tema en tratamiento.

En primer lugar, destaco la convocatoria y las presencias. Asimismo, agradezco el intenso trabajo de la Comisión de Libertad de Expresión.

Recién se habló de la falta de abordaje de ciertas cuestiones vinculadas a la libertad de expresión en los años precedentes; sin embargo, destaco que desde que usted asumió la presidencia de la comisión, las convocatorias son recurrentes, diría casi semanales, además de abiertas y plurales.

En segundo término, quiero detenerme en tres cuestiones. En esta reunión se hizo alusión a las condiciones laborales de los periodistas. Entiendo que la libertad de expresión involucra muchísimas cosas, entre ellas, el derecho ciudadano a la información, que muchas veces está restringido e impide formar opiniones debido al déficit de información pública. De hecho, hoy esperábamos la participación de la ministra de Seguridad, así como también seguimos esperando que el jefe de Gabinete concurra al Congreso de la Nación a rendir el informe mensual exigido por la Constitución. Sin embargo, hasta la fecha nunca se hizo presente en la Cámara de Diputados.

Cabe aclarar que la libertad de expresión también concierne al libre debate público.

Acerca de la cuestión laboral de los periodistas, por supuesto que también es susceptible de afectar la libertad de expresión. Lamentablemente, este es un tema que viene de mucho tiempo atrás.

Tengo la experiencia de haberme desempeñado como abogado del Sindicato de Trabajadores de Prensa de Comodoro Rivadavia y me consta esta situación desde hace muchísimos años. Desafortunadamente, en las empresas periodísticas no se distingue entre pertenencia y sesgo ideológico. Incluso, algunas de ellas incumplen esas obligaciones.

Pasando al tema de la pauta, pareciera que la libertad de expresión y de prensa girara en torno a ella. Es cierto que cuando el trato que se da a la pauta es discriminatorio afecta la libertad de expresión. Sobre este punto, creo que el oficialismo debe hacer una profunda autocrítica. Eso se ve más descarnadamente en muchas provincias, donde por falta de una sociedad civil y de una diversificación de la matriz productiva, el Estado provincial es prácticamente el único anunciante. Ahí vemos cómo la pauta se utiliza con un sentido discriminador y disciplinador, anulando todo tipo de debate. En esos casos, muchos medios y empresas periodísticas se limitan a transcribir partes de prensa.

Entiendo que la libertad de expresión no puede depender de la pauta. No se puede pretender que la pauta sea un elemento exclusivo de financiación, porque también estamos hablando del dinero de los contribuyentes y del Estado contratante. Debemos contemplar ese punto, así como también la práctica de muchos Estados provinciales que se comportan como feudos a la hora de tratar estas cuestiones.

Finalmente, hay un asunto que me parece que de alguna manera subyace en el debate, y es la idea de la censura previa. Más temprano se habló de la Constitución. Entiendo que los límites a la libertad de expresión de ninguna manera son admisibles ni en nuestro esquema constitucional ni en los instrumentos internacionales de derechos humanos a los que adherimos. También se dijo que tal vez es la única libertad de tipo absoluto donde, a todo evento, las responsabilidades tienen un sentido posterior y no previo.

Por otro lado, también se hicieron distinciones entre lo que está bien y lo que no; entre las afirmaciones admisibles y las que no; y entre las afirmaciones que convocan al odio y las que no. Por supuesto, nadie puede defender el discurso del odio. Pero tampoco podemos poner un instrumento de censura previa que califique qué es odio, qué no es odio, qué se puede decir y qué no se puede decir, evocando tal vez aquella figura que en el cine decidía qué película se podía difundir o no. Creo que esto repugna absolutamente nuestras libertades más elementales y nuestro sentido de libertad de expresión amparado por la Constitución. De cierta manera, esto queda plasmado cuando se pretende defender que un periodista es perseguible por la fuente a la que acude.

Por el contrario, el periodista que tiene la virtud de acudir a las fuentes más diversas, incluso a las más oscuras, obtendrá la mejor información para suministrar datos al que lo escuche, lea o mire. ¿Por qué generar una confusión entre quien transmite, quien busca y quien provee una información?

Me parece que dejamos de tener presente que el secreto de la fuente de la información periodística es una garantía incorporada expresamente en el artículo 43 de la Constitución Nacional en la reforma de 1994. Aquí estamos desvirtuando ese debate, dejando de lado que las mayores revelaciones que comprometen al poder político, económico y sindical se nutren justamente de fuentes que nos pueden generar algún prurito, pero ellos tienen información calificada porque muchas veces provienen de esos submundos.

Me llama la atención que transmitan esta información quienes están amparados por esa garantía constitucional, es decir, no solo los medios sino sobre todo los trabajadores de prensa.



SR. PRESIDENTE WOLFF Tiene la palabra la señora diputada González.

SRA. GONZÁLEZ Señor presidente: buenos días a todos y a todas. Muchas gracias a los trabajadores que nos contaron la situación que están atravesando hoy.

Nobleza obliga, debo contar que fui parte de esta comisión hace dos años, por lo que es la segunda vez que la integro. Formaba parte de la comisión cuando la presidía Leopoldo Moreau y, en la sala de reuniones, recibimos a muchos trabajadores que tenían problemas. Lamento que en ese momento no hayan venido a contarnos otras situaciones.

Los trabajadores de Tiempo Argentino también fueron escuchados. En este sentido, se hizo referencia a cuando Tiempo Argentino fue invadido por una patota, pero les quiero contar que las únicas personas con un cargo que estuvimos allí a las tres y media de la mañana, con una tormenta terrible, fuimos Lauro Grande, quien era en ese momento diputado provincial por Buenos Aires, y yo. Fuimos nosotros los que pusimos el cuerpo entre la policía y los trabajadores; de hecho, fue Lauro quien entró a hablar con la gente que estaba en el edificio para pedirles que se fueran y dejaran el lugar. Si le preguntan a cualquier trabajador de Tiempo Argentino qué ocurrió, seguramente confirmarán estos datos.

No tenía pensado hablar porque, producto de mi propia historia, no soy una persona mediática ni muy presente en las redes, como contaba que lo es el propio presidente de la comisión. No soy experta en la dictadura militar sino víctima de ella. Se llevaron a más de la mitad de mi familia durante esa época. Cuando tenía cinco meses, por las torturas que sufrí en un centro clandestino de detención, perdí un órgano. Entonces, sé perfectamente cuáles son las consecuencias de los discursos y las acciones con odio, y estoy muy preocupada por esto.

La verdad, al odio no se lo combate con silencio. En eso coincido con el diputado preopinante. Al odio se lo combate nada más y nada menos que con responsabilidad.

Cuando uno deja de agredir al otro, este ya no tiene cómo responder. A veces, alguien agrede a otro individuo solo por ser hijo de una persona pública. También suele suceder que un periodista tiene una opinión y por eso se cree capaz y libre de decir cualquier cosa, de insultar e inventar situaciones que no necesariamente existen más allá de su cabeza. Creo que si podemos cortar con esto, no habrá más agresiones ni discursos de odio. Las acciones de odio se terminan cuando uno pasa a actuar con amor.

Yo también podría ser una odiadora y echarle la culpa a Videla o a Díaz Bessone, pero no lo hago. Cuando alguien se me ha acercado con algún problema, jamás en mi vida le he preguntado a quién vota o qué piensa de otra gente. Tampoco trato de legislar únicamente para las personas que piensan como yo, y jamás dejé de recibir a alguien porque piense de otra manera.

Por lo tanto, me encanta haber escuchado a todos los oradores, que pueden contar conmigo para cualquier cosa. Voy a decir lo mismo que expresé en una comisión cuando concurrieron trabajadores con problemas con su medio: cuenten conmigo para lo que sea, voy a colaborar en lo que pueda, más allá de mi gestión o de un proyecto de ley. Si se presentan proyectos de ley relacionados con los problemas que plantean y hay ausencia de legislación, los acompañaré y aportaré todo lo que pueda porque creo que es muy necesario resolver estos problemas. No olvidemos que durante mucho tiempo el COMFER estuvo intervenido porque estaba manejado nada más y nada menos que por las fuerzas armadas, como lo establecía la ley de la dictadura.

Creo que es muy necesario dejar de lado las agresiones, los discursos y las acciones de odio, y empezar a respetarnos. Todos tenemos una historia, una ideología y una política que consideramos las mejores.

Me preocupa muchísimo que se sienta vergüenza de utilizar la palabra "política", porque en realidad la política es lo que pensamos y llevamos adelante todos y todas los que somos militantes y formamos parte de una gestión. La mayoría, en realidad, nos sentimos orgullosos de ser parte de esto.

Me parece que es hora de dejar las agresiones de lado. En realidad, por la política de Estado, por escucharnos y por no agredirnos hemos podido dejar atrás a la dictadura. Cuando empezamos a valorar a las Madres de Plaza de Mayo dejaron de llamarlas "las locas de la Plaza". Obviamente, cada vez que las nombren de esta manera se van a defender y todos haremos lo mismo porque ya no están más solas. Dejemos de agredirnos y respetémonos; a partir de ahí, nos escucharemos y el discurso será otro.

Estoy de acuerdo con que el silencio no sirve para nada, y mucho menos en una patria. No quiero un país callado, sino una Nación ideológica comprometida con la gente que más necesita que estemos presentes.

Todos tienen que hablar y decir lo que piensan. El hecho de poder hablar y tener un micrófono cerca no habilita a alguien a decir cualquier cosa. Tener un micrófono cerca requiere muchísimo compromiso. Claramente, todos tenemos nuestros lapsus, nos enojamos, somos más vehementes con algunas cosas y hay temas que nos duelen; está claro y es lógico que así suceda.

Por favor, dejemos de agredir gratuitamente, dejemos de agredir a las personas por ser "hijas de", dejemos de agredir a bebés por ser "hijos de". Reitero que a los cinco meses de vida estuve dos meses en un centro clandestino de detención. No quiero eso para otros bebés argentinos ni quiero que salgan en la tapa de un diario siendo absolutamente difamados, cuando lo único que hicieron fue nacer. Me parece que esto es central. Dejemos de agredirnos, y así no vamos a tener agresiones ni odio mediáticamente. Cuando no sabemos manejar nuestras reacciones, nosotros mismos deberíamos definir si hablamos.

Esto es todo lo que quería decir. Por favor, basta de agresiones; por favor, empecemos a respetar a la gente no solo por sus cargos sino simplemente por ser personas, porque es lo único que somos. Muchas gracias.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias por sus palabras, señora diputada.

Les digo cómo sigue la lista de oradores, porque ya llevamos tres horas de reunión informativa: diputados Banfi, Enríquez, Valdés, Moisés y, si nadie más quiere expresarse, cerraría yo, como presidente de la comisión, salvo que la señora diputada Uceda quiera hacer uso de la palabra.

Tiene la palabra la señora diputada Banfi.

SRA. BANFI Muchas gracias, señor presidente. Quiero transmitirle que lamento mucho que una vez más no se haya hecho presente en esta comisión la señora ministra Frederic. Realmente tenía muchas expectativas de conversar con ella, teniendo en cuenta principalmente los últimos hechos acaecidos en la provincia de Buenos Aires, en donde hay un desaparecido en democracia, Facundo Astudillo Castro, con carátula de desaparición forzada de persona en el Juzgado Federal Número 2 de Bahía Blanca, con intervención de la Policía Federal debido a que la sospecha recae sobre la Policía bonaerense.

Lamentablemente, ayer todos fuimos testigos de un episodio que vivió la ministra en un debate con el ministro Berni que se hizo público. Además de conversar sobre la ampliación y el alcance del ciberpatrullaje en materia de libertad de expresión, también podríamos interiorizarnos acerca de qué está pasando con la seguridad de todos los argentinos.

A veces uno piensa que las cosas están desligadas o que hay compartimientos estancos en relación con nuestros derechos, y la verdad es que los derechos se cruzan y la expresión tiene que ver con la seguridad y con el acceso a otros derechos, así como la tolerancia tiene que ver con las oportunidades, con la dignidad y con la igualdad.

A mí me parece interesante escuchar a todos los periodistas que pasaron por aquí, a quienes creo que hay que agradecer mucho su presencia. Sé que se citó mucho la Convención Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que tienen principios rectores sobre esta materia, principalmente porque las convenciones de derechos humanos están insertas en nuestra Constitución.

En este tipo de reuniones es importante zanjar algunas contradicciones: los derechos humanos -especialmente la libertad de expresión- no tienen varias maneras de ser interpretados, sino una sola. Es una sola cosa y no es según a mí me parezca. En ese sentido, tiene que ver con la conceptualización y con el consenso social que han adquirido estos derechos humanos para ser garantizados por el Estado. Cuando hablamos de los derechos humanos, nos referimos a esa garantía y a esa obligación de no hacer que tienen los gobiernos para que todos los ciudadanos podamos ejercer.

Escucho permanentemente a diputados del oficialismo manifestar qué es lo que hay que hacer para encuadrar el ejercicio de la libertad de expresión. Una de las primeras cosas que tenemos que hacer es justamente no hacer. En ese sentido, los derechos humanos son inherentes a todos los seres y a todas las personas, con tres consideraciones: están interrelacionados -como recién les decía-, son interdependientes y, por sobre todas las cosas, son individuales. No confundamos el derecho con conceptos. Confundimos el concepto social y colectivo que puede tener la libertad de prensa, que es el principio y el derecho de asociación que tiene un grupo determinado -como pueden ser los periodistas-, con la libertad de expresión, que es el derecho inalienable que tenemos todos los ciudadanos a pensar y a expresarnos.

En ese sentido, es importante entonces no confundir permanentemente lo que es la libertad de prensa -que debe estar garantizada y que está contenida dentro de la libertad de expresión, y también es materia de esta comisión- con la libertad de expresión. De lo contrario, estamos haciendo una ensalada y no se entiende a dónde queremos llegar con este tipo de espacios para debatir el alcance de un derecho humano.

Coincido con que la pauta oficial es una limitación para el trabajo de la libertad de prensa. Es una limitación también en muchas oportunidades para la libertad de expresión, porque acalla voces y provoca autocensura.

Soy autora -y me han acompañado los miembros del interbloque de Juntos por el Cambio, y lo he presentado y representado este año- del proyecto presentado durante los dos años anteriores, es decir para los cuatro años anteriores de pauta oficial. Lamentablemente, los titulares de esta comisión -que primero fue el exdiputado Carlotto y luego actual diputado Moreau- no quisieron tratarlo. No sé cuántos otros proyectos sobre pauta se presentaron. Pero estoy totalmente de acuerdo en que debemos llevar adelante un régimen de adjudicación de pauta. Esas partes y esos contextos justamente van a ayudar a mejorar la libertad de expresión, y no qué es lo que se puede decir y lo que no.

Recién escuchaba que decían que no se puede mentir. Les tengo una mala noticia: se puede mentir, y no lo digo yo sino el artículo 13 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, que sostiene que el ejercicio del derecho a la libertad de pensamiento y de expresión no puede estar sujeto a ninguna cuestión de censura previa sino solamente a las responsabilidades ulteriores, que deben estar consideradas y fijadas previamente en una ley.

En la Argentina existe ese marco normativo: se llama daños y perjuicios. Si alguien difama, miente o produce algún daño sobre otro, está la instancia civil para repeler ese discurso. Puede hacerlo cada individuo que se sienta afectado por lo que dicen Baby Echecopar, Canosa, Leuco, Santiago Cúneo, Hebe de Bonafini o D'Elía. No hay bandera política; cada uno dice lo que quiere en este país.

Primero, es importante conocer la ley. Nosotros tenemos el precioso caso Kimel, que condenó a la Argentina justamente, pidió que derogaran los tipos penales de difamación, y así lo tuvieron que hacer. Fue en 2010, durante el gobierno de Cristina de Kirchner. Solamente se dejó la instancia privada porque se reconoció justamente que hay un marco legal para repeler cualquier tipo de daño que pueda provocar.

¿Entonces qué estamos discutiendo? ¿Estamos discutiendo cómo tenemos que limitar la libertad de expresión? ¿Vamos a discutir eso? ¿Vamos a violar los derechos humanos? Nuestro marco jurídico, tanto nacional como internacional, no nos permite ni siquiera habilitar ese debate.

Quisiera agregar otra cuestión que me parece importante. Integro esta comisión desde que ingresé en la Cámara en 2016, y en los dos primeros años fui su vicepresidenta. Cuando llegamos al gobierno encontramos que habían hecho un desastre con la pauta oficial: dos mil millones de pesos se habían entregado de manera discrecional a cualquier medio de comunicación, y Szpolski se había llevado 89 millones de pesos. Junto con todo el interbloque de Cambiemos pedí su citación. No asistió, y además el diputado Carlotto no habilitó la comisión para que pudiéramos citar a Martínez Rojas y a Cristóbal López. Este último después se fugó y ya no pudimos encontrarlo, mientras que Martínez Rojas terminó preso.

Se hicieron cosas. Se trabaja en esta misma línea. No es que ahora se hacen cosas porque ustedes están en el gobierno y cuando estábamos nosotros estaba cerrada la comisión.

Esta comisión estaba en manos de la oposición. El señor diputado Moreau, presidente de la comisión en ese momento, justificó las agresiones contra el periodista Osvaldo Bazán. Dijo que las agresiones recibidas por el grupo de inadaptados en realidad no lo hacían víctima sino que quien lo hacía víctima era el grupo para el cual trabajaba. Lo dijo en una sesión del Congreso. Eso también es agresión y no corresponde. ¿Saben por qué? Porque el señor diputado Moreau representa al Estado; si lo hubiese hecho en una instancia privada, seguramente Osvaldo Bazán le habría iniciado una demanda por daños y perjuicios. Pero cuando lo hace el Estado es preocupante.

En la otra reunión informativa que tuvimos me referí al retuit que había hecho el presidente de la Nación respecto de un tuitero que había realizado un vídeo en donde mostraba una agresión directa a un periodista. Me pregunto si él quería era impartir miedo. Además, nos tenemos que hacer eco de las declaraciones de la periodista Canosa, quien dijo que las amenazas que recibió del presidente de la Nación le dieron miedo y le hicieron temblar las piernas. Lo que nosotros tenemos que hacer como otro poder -el Legislativo- es principalmente dejar muy en claro que no vamos a limitar la libertad de expresión, que cada uno puede pensar y expresarse como más le guste, como así lo considere, y que estarán los marcos legales justamente para accionar en las responsabilidades que acarreen los dichos de determinada persona.

Como bien lo decía usted, señor presidente de la comisión, el marco del discurso del odio también está legislado en nuestro país. Hay infinidad de normas que hablan sobre el discurso del odio, y por suerte está el marco legal para repelerlos. Debemos tener un consenso político en relación con eso. Todos debemos denunciar el discurso del odio.

Para cerrar y casi para habilitar un debate: no confundamos medios de comunicación con redes sociales. No son lo mismo. ¿Saben por qué? Porque de esto se trata el debate, qué es lo que se dice en las redes sociales. Un medio de comunicación es un medio editado con responsabilidad de editores, con otra jerarquía dentro de la comunicación. No confundamos noticias con información. Las redes sociales son plataformas abiertas de conversación anárquica. Lo que les quiero decir es que si las redes sociales necesitan un marco legal, habrá que buscarlo, porque hoy estamos discutiendo un tema que es anacrónico, con una plataforma y un paradigma distinto. Si mezclamos lo que sucede en las redes sociales con lo que ocurre en los medios de comunicación, lo único que vamos a generar es censura. Si nosotros entendemos que las redes sociales son medios de comunicación, eso es lo que quiere y lo que está trabajando Trump. Si quieren acompañar su discurso en relación con la libertad de expresión, allá ustedes; a mí me van a encontrar siempre del lado de quienes preferimos que haya un debate anárquico donde cada uno pueda generar una regulación en el marco del consenso social, una autorregulación, y un aprendizaje de cómo tiene que hablar públicamente a partir de la educación y de las enseñanzas, pero estoy en contra de que venga un Estado a indicarme qué es lo que debo decir y lo que no.

SR. PRESIDENTE WOLFF Tiene la palabra el señor diputado Enriquez.

SR. ENRIQUEZ Señor presidente: en primer lugar, le agradezco muchísimo la posibilidad de expresarnos, lo que no ocurría en el período anterior, en el cual -como bien dijo la señora diputada Banfi- se demonizaba a los periodistas, como se hizo con el caso de Osvaldo Bazán. No voy a reiterar esto porque sería sobreabundante.

Los regímenes que se deslizan peligrosamente hacia los autoritarismos avanzan siempre sobre dos enemigos predilectos e históricos: la justicia independiente y el periodismo libre. Queda claro que la libertad de expresión, como decíamos, no es una libertad cualquiera sino una libertad estratégica esencial para la democracia, porque de esa libertad depende la efectiva vigencia de otras muchas libertades. La existencia de opiniones diversas y de fuentes múltiples de información nos permiten disponer de mayores elementos de juicio a la hora de elegir a nuestros representantes y de participar en la vida cívica.

En cuanto al derecho a la libertad, voy a señalar lo que se dijo del artículo 14, sobre el derecho de publicar ideas sin censura previa. También voy a mencionar en este sentido lo que muy acertadamente recogió el señor diputado Menna en relación con el artículo 43 de la Constitución, en el sentido de que no podría afectarse el secreto de la fuente de la información periodística porque las críticas -por ardorosas y vehementes que sean- son siempre susceptibles de tener un reproche jurídico. Solamente podría haber alguna responsabilidad si la forma utilizada es injuriosa. Pero aún en ese terreno, la interpretación debe ser muy restrictiva. Como dijo bien la señora diputada Banfi, ni siquiera hay responsabilidad por la afirmación de mentiras, tal como lo sostienen el Pacto de San José de Costa Rica y todas las convenciones internacionales al respecto.

En esto hay mucha hipocresía. Cuando se está hablando de mensurar lo que está diciendo un periodista de acuerdo con el discurso del odio, estas palabras "odio" y "odiador serial" vienen desde el vértice del poder político. Recordemos que en los tres gobiernos kirchneristas anteriores se injurió a periodistas en muchísimos casos, como con Nelson Castro y Morales Solá. Recordemos que en la calle se ponían afiches reclamando tribunales populares para juzgarlos y se escupían sus fotos. Esto se hace hoy masivamente cuando se vive denostando a periodistas como "Maxi" Montenegro, Facundo Pastor, "Baby" Echecopar, Feinmann, Leuco, Majul y Wiñazki. La lista es interminable.

Como el diputado Martín Grande, me pregunto por qué todo este movimiento que hay en defensa de la mujer -que es muy razonable, y comparto totalmente- calló sus voces cuando el presidente denostó a Mercedes Ninci y la mandó a estudiar, con ese sentido paternalista con el cual se dirige a todos nosotros, con ese dedo amenazante. ¿Por qué no dijeron algo cuando amedrentaron a Viviana Canosa? Cuando la llamó el presidente, ella dijo que le temblaron las piernas y abrazó a su hija. Nadie dijo nada. Por su parte, Silvia Pérez fue vituperada y el presidente la mandó a leer y a estudiar, como si él conociera la Constitución. ¡Vaya si la desconoce! Él viola permanentemente el artículo 29 con sus decretos de necesidad y urgencia, no porque se esté violando el artículo 99, inciso 3, sino porque está asumiendo facultades como las que otorgó la ley de emergencia para la suma del poder público. Por suerte, nosotros no la votamos.

Cuando se habla del odio, viene desde el vértice del poder político. Recordemos lo que dijo Juan Pablo Biondi cuando denostó al expresidente y lo llamó a que se guardara, se callara y silenciara su voz.

¿Saben cuál era el apotegma de la dictadura militar, esa misma dictadura militar que está todo el mundo criticando y que, por supuesto, merece toda la vituperación? Pero bien dijeron muchos acá cuando señalaban que uno de los juristas más preclaros para el kirchnerismo, Eugenio Raúl Zaffaroni -sépanlo- juró dos veces por estatutos de gobiernos militares: primero, con Onganía y después, con Videla; no juró por la Constitución Nacional.

Cuando se lo llama al expresidente a que guarde silencio, yo me acordaba de cuál era el apotegma de la dictadura: "El silencio es salud, la paz de los cementerios". Eso fue lo que ocasionó los desaparecidos que tuvimos en la Argentina.

A muchos que hoy cacarean hablando de la dictadura militar, como dice aquella vieja película: ¿Qué hiciste tú en la guerra, papá?, les recuerdo que yo presenté tres recursos de hábeas corpus en aquel momento, y me dijeron: "Frenate". Cuando escucho ese "frenate", me suena a cómo le dijeron a una investigadora del Conicet, Sandra Pitta: "Yo te voy a cuidar", o a la misma manera de expresarse con Viviana Canosa.

Los ejemplos son muchísimos. Se habla de concentración hegemónica, de la tutela del Estado. No necesito la tutela del Estado porque la tutela del Estado, justamente, sirve al patrullaje que está haciendo Frederic. La tutela del Estado es el sistema orwelliano, que evoca el Gran Hermano.

Voy a citar a Pepe Mujica -aunque después se desdijo con una ley de medios, que mereció que pulularan en el Uruguay muchos recursos de inconstitucionalidad-. Decía Pepe Mujica, en esas contradicciones bamboleantes que siempre tiene el populismo, algo muy significativo: "La mejor ley de prensa, la mejor ley que reúnen los medios de comunicación, es la no ley." Esto me recuerda a Voltaire -se acuerdan todos, por supuesto-, que decía: "No estoy de acuerdo con tu opinión, pero daría mi vida para que la pudieras expresar."

Quiero concluir, simplemente, con algunas cosas que se dijeron respecto de nuestra gestión oficial en los medios de comunicación. Es bueno señalar que muchas de las cosas que se dicen, no son ciertas. Sería interesante que hoy alguien explicara por qué Télam regala el servicio, porque solo en salarios cuesta casi más de mil millones de pesos al año.

Al respecto, quiero señalar que Télam en 2003 tenía 479 empleados; en 2015, llegó a tener 926. Las desvinculaciones durante nuestro gobierno fueron 332 y 120 fueron aceptadas. Mientras Télam tenía 926 empleados y producía contenidos para un solo país, France-Presse tiene 2.600 empleados produciendo contenidos para 120 países. Así puedo señalar a la Agencia EFE, que produce contenidos para 151 países, con 2.200 empleados.

Entonces, veamos y digamos las cosas como corresponden. Era una empresa donde se había generado una brutal incorporación de personas que no cumplían exactamente funciones periodísticas, no eran trabajadores de prensa.

Señor presidente: simplemente, quiero señalar que tengamos cuidado cuando se amenaza a periodistas y tengamos cuidado cuando se genera la posibilidad de mecanismos de autocensura. Hoy las voces cada vez son más reducidas; si uno toma las grillas de los canales de televisión, ya sea porque hay mecanismos de autocensura, ya sea porque se lo disciplina con la pauta publicitaria, cuesta mucho trabajo encontrar a las voces opositoras. Estamos volviendo a repetir con carácter lo que ocurriera en el pasado, durante las tres administraciones kirchneristas. Muchísimas gracias.

Presidente (Wolff).- Gracias, diputado Enriquez.

Tiene la palabra el diputado Valdés.

SR. VALDÉS Muchas gracias. ¿Se escucha?

SR. PRESIDENTE WOLFF Sí, se escucha perfecto.

SR. VALDÉS ¿Usted me escucha bien, entonces?

SR. PRESIDENTE WOLFF Ahora me apago y usted habla tranquilo.

SR. VALDÉS No se apague, presidente.

SR. PRESIDENTE WOLFF Me apago para no interrumpirlo, pero estoy acá.

SR. VALDÉS Usted fue un gran arquero de fútbol, siempre encendido.

Creo que sería necio si dijera las palabras que pensaba pronunciar antes de escuchar a Mara Brawer y a Josefina González. Les agradezco esas palabras porque me voy de esta discusión un poco más rico.

Quiero aportar, pero no aportar para mí, aportar para que la libertad de expresión sea genuina, señor presidente. No me interesa para nada sacar ventaja en cada reunión de esta comisión. Ojalá que en cada reunión que lleve adelante esta comisión, podamos avanzar para mejorar la libertad de expresión que se plantea entre los objetivos de la comisión.

Escuché al diputado Enriquez que decía que hay que tener cuidado de amenazar a periodistas. Está claro que en el canon, en lo que es el ejercicio de la profesión de periodista, hoy hay una gran división. Hay organizaciones que aglutinan a un sector muy poderoso del periodismo, como la Academia Nacional de Periodismo, que presidía Jorge Fontevecchia y creo que ahora la preside Joaquín Morales Solá. Otra es FOPEA, que es la entidad creada por Daniel Pedro Santoro, y hay otras organizaciones más. Está claro que no representan a los periodistas que se han expresado hace muy poco y que son nombres genuinos también del periodismo argentino, con el agregado de que hay muchas firmas del interior del país en ese trabajo que llevaron adelante.

Para citar la diversidad de ese trabajo, ¿quién puede dudar que Ángela Lerena, que encabeza esa firma, no piensa distinto de Silvia Martínez Cassina, que trabaja en Telenoche, y que es una empresa periodística donde sorprende la firma de Silvia Martínez Cassina? Sin embargo, se siente más cerca también de Reynaldo Sietecase, de Elizabeth de Vernaci, de Matías Martin, de Víctor Hugo Morales, de Noelia Barral Grigera, de Jorge Rial; o sea, hay un pluralismo de ejercicio en la profesión de periodista que no se ve representada en los sellos o en las organizaciones más tradicionales del periodismo.

Esto es complejo y muy difícil para mí, que soy consumidor de periodismo, ver cómo en la Academia Nacional de Periodismo se pueda poner de presidente de la Comisión de Ética a un periodista que, en su carácter de ciudadano, está doblemente imputado y procesado por extorsionar y por espiar. Me refiero a Daniel Pedro Santoro.

Hace veinte días se eligieron las autoridades y lo han puesto al frente de la Comisión de Ética. Está claro que la ética de Santoro y de quienes lo eligieron en ese lugar es muy distinta de la ética de Alejandro Fantino, de la ética de Romina Manguel, de la ética de Maximiliano Montenegro, que recientemente fue mencionado. Ellos le pidieron a la empresa en la cual compartían su trabajo que lo echara a Daniel Pedro Santoro porque los había espiado, junto a Marcelo Sebastián D'Alessio.

¿Se dan cuenta de que es muy difícil, que la grieta está ahí entre los propios colegas periodistas? Porque unos tienen una visión de la ética y otros tienen otra visión.

Entonces, quiero volver a lo que aprendí de lo expresado por algunos participantes de esta comisión -que me lo llevo y me siento mejor persona habiéndolos escuchado.

Señor presidente: en aras de la libertad de expresión, en lugar de hacer rating -y no lo acuso a usted-, creo que tiene más rating invitar hoy a Canosa, después de lo que dijo anteayer o de lo que le sucedió ayer, que tal vez ponernos a investigar algo muy duro dentro del periodismo. En tal sentido, usted me va a tener de socio pleno, porque usted señor diputado Waldo Wolff, fue víctima de espionaje al igual que yo.

Existen periodistas que han sido espiados y eso está saliendo a la luz. Me refiero a periodistas que no piensan como yo, pero que merecen el mismo respeto por el ejercicio de la profesión que pido para aquellos que sí piensan como yo.

Le pregunto a usted, señor diputado Waldo Wolff, ¿por qué no invitamos a la comisión a exponer a Hugo Alconada Mon? No sé si lo sabe, pero él no pudo escribir en el diario en el que trabaja por el espionaje al que fue sometido y tuvo que hacerlo en el New York Times; eso sucedió hace quince días, no hace tanto tiempo.

Asimismo, Carlos Pagni -periodista que no piensa como yo- también fue espiado porque escribió una nota titulada "El pestilente círculo negro del espionaje". A partir de ese momento, confesaron tres de los espías que han pasado por la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia, que preside el señor diputado Leopoldo Moreau y de la que también participa el presidente de su bloque, el señor diputado Cristian Ritondo.

Esos tres agentes de inteligencia dijeron que tuvieron que hacer espionaje en la Avenida Callao al 1200 y al 1400. En el primer domicilio vivía José Luis Vila, el subsecretario de Relaciones Internacionales del Ministerio de Defensa del gobierno de Mauricio Macri -gestión Martínez y Aguad-, a quien le pusieron una bomba de trotyl. Y en la Avenida Callao al 1400 vivían dos periodistas, uno de ellos el director y propietario del diario La Nación Julio César Saguier -nombre de emperador...

SR. PRESIDENTE WOLFF Le pido que redondee su exposición, señor diputado.

SR. VALDÉS Espéreme. Deme el mismo tiempo que le dio al diputado Iglesias.

SR. PRESIDENTE WOLFF Sí, pero ya lleva ocho minutos.

SR. VALDÉS ¿Se dio cuenta de que no lo agredo? Hoy estamos bien, señor diputado, porque aprendí y quiero agradecerle esta reunión porque vine mal predispuesto y al principio lo traté mal. Sin embargo, me gustó escuchar a Ángela Lerena, a Josefina González y a Mara Brawer. Por eso, quiero ir a fondo.

Señor presidente: tenemos una oportunidad, hagamos como con el diputado Ritondo en la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia, citemos a los periodistas que han sido espiados. Eso es importante; en cuanto al resto, se puede ver la manera de responder un twitt o si tenían una relación preexistente y se enviaban mensajes por WhatsApp.

Si quiere defino más. Personalmente, no me gusta que el presidente de la Nación a las 3 de la mañana envíe un twitt, de cualquier característica que sea, pero lo puedo conceder. Sin embargo, quiero que esta comisión, junto con la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia, sea la más prestigiosa de la sociedad argentina porque está muy mal que espíen a los periodistas y es algo que no debemos naturalizar; nombré a algunos, pero existen otros cuatrocientos que fueron espiados por participar o estar acreditados en el G20.

Para finalizar, siempre admiré una frase de Rosa de Luxemburgo, que para mí es una de las más lindas relacionadas con la libertad de expresión. Cuando su amigo Lenin gana la revolución del 1917, suprime la Duma -que era el Parlamento- y le da todo el poder a los sóviets, y Rosa le envía una carta y le dice: "Bladimir, no estoy de acuerdo porque creo que la libertad sirve cuando la pueden usar los que piensan distinto".

Precisamente, señor presidente, pido que vayamos a fondo porque no puede ser que hayan espiado a estos periodistas.

Además, quiero contar algo que todavía no salió a la luz y puede ser que con usted logremos investigar: a Hugo Alconada Mon también le fueron a poner un pan de trotyl a La Plata. Eso lo confesó alguno de los agentes -no sé por qué no se escribe-, y parece que cuando llegaron había un patrullero y por eso no lo dejaron. En mi opinión, sería bueno que esta Comisión de Libertad de Expresión se abocara a este trabajo. Gracias, señor presidente.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, señor diputado Valdés.

Tiene la palabra la señora diputada Moisés.

SRA. MOISÉS Gracias, señor presidente y también a todos los que participaron de la reunión desde temprano.

Coincido con el señor diputado Eduardo Valdés y con la iniciativa de la Presidencia de invitar a los periodistas, porque considero que es el espacio donde deben tener su voz y donde todos podemos llegar a algunos consensos básicos.

Quiero hacer un resumen de lo escuchado y de todo lo que venimos trabajando quienes estamos involucrados en este tema. Los problemas de la libertad de expresión podemos definirlos en la pluralidad de voces y su garantía; la distribución de la pauta de manera democrática y federal; la desconcentración de los medios, buscando políticas públicas que realmente la hagan efectiva; la responsabilidad de los comunicadores sociales; la ética profesional de todos los involucrados, no solo los comunicadores sociales, sino también los dueños de los medios de comunicación, y la violencia mediática.

En relación con los tres primeros problemas, pluralidad de voces, distribución de pauta y desconcentración de medios, seguramente tendremos mucho trabajo -y no solo durante este año- para generar políticas públicas que desde el Estado puedan garantizarlos.

Me gustaría referirme a los otros tres puntos, a la responsabilidad de los comunicadores, a la ética profesional y a la violencia mediática. Me parece un falso dilema contrastar la libertad de expresión con la censura, o ir a todo o a nada, o ir a los extremos de manera permanente.

Considero que no solo para los legisladores o para los periodistas, sino para toda la sociedad, cuando hablamos de libertad de expresión parece que lo único importante es quién expresa pero no nos fijamos en quién escucha, cómo escucha y cómo lo afectan las cosas que decimos. En este sentido, creo que debemos poner el foco en los ciudadanos y ciudadanas argentinas.

Esa libertad de expresión está garantizada, en este país se dice cualquier cosa, y es un falso dilema contrastarla con la censura. ¿Dónde hay censura? ¿Quién censura? Creo que la verdadera censura se genera al entrar en estas discusiones espantosas, en enfrentamientos simbólicos que trasladamos a una sociedad que hoy está muy sensible para tolerar este tipo de expresiones.

No existe la censura en la Argentina, y si existe, la generan los medios de comunicación. Los dueños de los medios de comunicación eligen quién habla, también las líneas editoriales y generan cerrojos mediáticos en los que hay dirigentes, personas y personalidades de la sociedad, que no pueden hablar en determinados medios de comunicación.

Los dueños de los medios nos bajan líneas editoriales estigmatizantes de manera permanente. Asimismo, están los periodistas que cobran por notas y existe el condicionamiento de los temas. Te dicen: "Podés hablar en este medio, pero solamente si tratás estos temas y no otros".

Considero que ahí está la verdadera concentración de las voces y la verdadera censura; no está en el poder político ni en el Estado. Por el contrario, sí es un problema del Estado garantizar que la concentración de los medios de comunicación no sean las únicas voces.

En ocasión del debate de la llamada Ley de Medios dije que si en el televisor pasamos de un canal a otro vemos exactamente los mismos contenidos, las mismas noticias y las mismas líneas editoriales. De esa forma, se infoxica a la sociedad y muchas veces se tapa la realidad.

Me parece que el planteo no radica en limitar la libertad de expresión, sino en enmarcarla -como legisladores- en el respeto hacia la ciudadanía y hacia quienes escuchan, desde la responsabilidad de quienes hablan. Por eso había incorporado como otro punto importante la responsabilidad de los comunicadores sociales, y creo que también se puede aplicar a la responsabilidad de los legisladores.

No seamos hipócritas. Nos hacemos daño si, como legisladores, responsables de velar por estas cuestiones, además tenemos que tolerar la hipocresía entre nosotros. Tampoco seamos hipócritas con la sociedad, porque los comunicadores sociales hacen daño con la palabra y después se victimizan amparados en la libertad de expresión. Tener la palabra es tener poder, y tener poder es hacer uso de eso, con las responsabilidades que conlleva.

Cabe precisar que el poder no lo tenemos solamente los legisladores cuando opinamos, nos expresamos o votamos una ley, sino que el poder lo tienen también los periodistas, todos los días, a cada minuto, en cada programa de televisión o de radio. Entonces, pregunto: ¿no tiene límites el poder de los periodistas? No estamos hablando de limitar la libertad de expresión, sino de encontrar un equilibrio entre el derecho a la libertad de expresión y los límites al poder que tiene esa expresión.

¿No hay intimidación y violencia en sus declaraciones? Ellos pueden expresar sus opiniones en la opinión pública, pero ¿tienen derecho a escupir sus odios sobre la sociedad argentina en forma indiscriminada e impune, sin que después haya un control de la ética profesional del comunicador social sobre lo que dice?

Desde mi punto de vista, tal como señaló una de las señoras diputadas preopinantes, no alcanza con las cuestiones judiciales o los planteos de calumnias e injurias. El impacto inmediato que tiene una opinión sostenida sistemáticamente durante varios días, aunque ella sea una ficción, una falsedad, una estigmatización o no tenga una fuente, es absolutamente distinto. El damnificado tiene que ir a la Justicia a comprobar todo eso y no el que ejerce el poder sobre esa persona. En la gran mayoría de los casos, vemos que los periodistas directamente juzgan como jueces sobre la base de elementos bastante débiles, pero se traducen como verdades absolutas. Después llegará una causa judicial y se verá si hay o no un resultado, pero la verdad es que la situación no va por ahí.

Entonces, acá volvemos al tema de la responsabilidad: la de los comunicadores sociales, respecto del uso de su libertad de expresión, y la de los legisladores y legisladoras en el mismo sentido, porque es una cuestión de ética profesional.

Considero que debe haber calidad en los contenidos, veracidad en la información y solvencia en las opiniones. Como sociedad tenemos que buscar ser muy estrictos en estos parámetros -y esta debe ser una búsqueda permanente de todos los actores-, es decir, no aceptar cualquier contenido en los medios de comunicación, no acreditar información que no sea veraz, que no tenga fuente o cuya fuente esté politizada, así como tampoco aceptar que las opiniones no tengan solvencia.

No se puede decir cualquier cosa, tal como ya han señalado algunos de los legisladores preopinantes. Por ejemplo, respecto del tema de la pandemia hemos visto a médicos o pseudocientíficos que estuvieron diciendo barbaridades en la televisión, atemorizando a la gente y desinformando en una situación de gravedad social extrema, que pone en riesgo hasta la vida de las personas.

Se trata de una cuestión de ética profesional vinculada con el rol democrático, tanto de los comunicadores sociales como de los medios de comunicación, marcando pautas de respeto hacia los ciudadanos y también entre nosotros, es decir, entre los actores que conforman la opinión pública.

Vemos que la falta de respeto y las agresiones son permanentes. Entre nosotros podemos contestarnos y debatir, pero lo que más me preocupa es lo que escucha la gente, porque está viviendo una situación muy diferente a la que nosotros podemos llegar a creer en la burbuja política o mediática.

Para mí es urgente que desde esta comisión se marquen parámetros de conductas sociales ejemplificadores, empezando por los propios diputados, porque se dicen y se escriben cosas que no son aceptables ya que pasan todos los límites de la tolerancia.

Una señora diputada preguntó hasta dónde llega el alcance de un derecho humano y planteó que no es posible limitarlo. No es mi intención limitar un derecho humano porque éste termina donde empieza el derecho del otro. El derecho humano de la libertad de expresión se vincula con el derecho que tiene el ciudadano de escuchar contenidos de calidad, información veraz, y opiniones solventes y respetuosas de los criterios y de los valores que sostienen nuestro sistema democrático.

Como sociedad no podemos tolerar estas cuestiones. El límite es la violencia mediática sistemática hacia periodistas, funcionarios, legisladores y ciudadanos en general. Hay violencia mediática cuando se simplifica o cuando se generaliza. El límite es la agresión. No se pueden tolerar las agresiones.

El límite es la misoginia. No se pueden tolerar expresiones misóginas.

El límite es la discriminación. No podemos aceptar que comunicadores sociales responsables de la opinión pública discriminen permanentemente.

El límite son las expresiones de odio.

El límite es el racismo.

El límite son las estigmatizaciones de género, porque las mujeres no solo tenemos que mostrar nuestros currículums y solventar nuestras opiniones, sino también tolerar los maltratos personales.

A los hombres no se los condiciona con las cuestiones personales sobre sus opiniones, pero las mujeres estamos permanentemente en el foco. En el caso de las mujeres políticas, empresarias o que formamos parte de los sectores de poder, automáticamente se dice "ahí está la loca", "ahí está la chiflada", "ahí está la borracha", etcétera. La estigmatización es permanente. Sin embargo, a ningún hombre se le dice esto, ni aun cuando demuestra el maltrato constante, el "machirulaje" y la estigmatización en cada una de sus palabras.

Para cerrar mi exposición quiero decir a los compañeros diputados, las compañeras diputadas, los y las periodistas y toda la gente que nos está escuchando, que tenemos mucha tarea por delante, pero considero que básicamente hay que marcar estas pautas. Me refiero a las pautas del respeto a los límites, no a la libertad de expresión sino a la violencia mediática -repito-, para salir del falso dilema entre libertad de expresión o censura cuando estamos viendo públicamente cómo se violenta, con las barbaridades que se dicen, a la opinión pública y a toda la ciudadanía en general.

Los diputados y las diputadas nacionales, y los comunicadores y comunicadoras sociales no podemos usar a la república o a la libertad de expresión para tapar los moretones y las heridas que le provocamos a la sociedad y a la democracia cada vez que pasa esto.

SR. PRESIDENTE WOLFF Gracias, señora diputada Moisés. Quiero comentar que ya llevamos casi cuatro horas de reunión informativa.

Tiene la palabra la señora diputada Uceda.

SRA. UCEDA Señor presidente: le quiero agradecer por haber permitido la extensa lista de expositores que le acercamos, porque es muy destacable.

Queremos saludar a todos y todas las periodistas que fueron parte de esta comisión.

Creo que hemos logrado una comisión federal. Tuvimos representantes de todas las provincias y eso tiene que ser una constante en nuestra comisión, como en cada uno de los actos de nuestro gobierno.

Por otra parte, no coincido con algunos diputados y diputadas que me precedieron en el uso de la palabra en cuanto a que la "libertad de expresión" -términos en los que tanto hemos ahondado- se trate solo de un derecho individual.

Nosotros tenemos la posibilidad de hablar y de ser escuchados, pero el común de los ciudadanos y las ciudadanas ve reflejada su opinión en la voz de periodistas de distintos medios. Por eso la libertad de expresión está tan vinculada con el ejercicio de la libertad de prensa.

Si hablamos de libertad de expresión y de libertad de prensa solo desde lo abstracto del derecho, tal como lo presenta la Constitución, vamos a quedarnos cortos.

Mientras hoy nosotros debatimos aquí, hay compañeros y compañeras que están peleando por su derecho al trabajo, a la libertad de expresión y a la libertad de prensa frente a una de las productoras más importantes de la Argentina, como es Polka, donde uno de los accionistas más importantes es un multimedio que no paga salarios. Esto también atenta contra la libertad de expresión.

Por lo tanto, en esta comisión debemos trabajar para garantizar que todos los trabajadores y las trabajadoras de prensa tengan un espacio para que puedan ejercer este derecho, porque eso nos hace bien como República.

No podemos celebrar -como lo celebró en algún momento un exfuncionario- el despido de trabajadores y trabajadoras de prensa. Tampoco podemos pensar que eso es materia pendiente. Me preocupa muchísimo que haya funcionarios del gobierno anterior que digan que es una materia pendiente cerrar los medios estatales como Télam y la Televisión Pública, como pudimos ver en algún tuit desafortunado.

Voy a tomar una frase de Alejandro Grimson en una entrevista en Página/12, quien habló de "construir una épica de la templanza". Si hay algo que debemos hacer en esta comisión, es justamente eso. Reitero que nuestra responsabilidad y desafío como diputadas y diputados de esta comisión es llevar adelante un tratamiento serio de la libertad de expresión, que yo creo que tiene un único límite: los discursos de odio. Esto no lo pienso solamente yo, sino que también lo creen la ONU y los organismos de derechos humanos: el único límite a la libertad de expresión son los discursos de odio.

En este sentido, en un informe de la ONU hay un ejemplo que me parece maravilloso, y es el siguiente: si estoy en un hotel o en un teatro cerrado, no puedo gritar alegremente "¡fuego!" o "¡hay un incendio!" cuando es mentira, porque estoy poniendo en riesgo la vida y la integridad de todos los que están allí. Los discursos de odio hacen eso.

Como representantes de los distintos poderes, todos y todas debemos tener mucho cuidado con los discursos que fogoneamos; no podemos confundirnos. Ninguno ni ninguna, de los distintos poderes, puede hacer un retuit que aliente tan livianamente a levantarse en armas contra un gobierno nacional y popular elegido democráticamente. Eso no nos puede pasar.

Tampoco podemos favorecer la misoginia, la xenofobia y el odio, porque somos representantes de un pueblo que ha puesto en nosotros sus esperanzas de vivir en libertad y en paz. La Argentina unida que todos y todas soñamos también depende de la responsabilidad que tengamos nosotros como representantes de ese pueblo.

Quiero agradecer también a cada uno de mis compañeros y compañeras. Voy a tomar como mías las palabras del diputado Valdés. Además, testimonios como los de mis compañeras Josefina González y Mara Brawer nos hacen más humanos. Creo que hemos crecido todos al poder escuchar estas experiencias en voz de ellas.

Quiero pedirles que cuando nos convoquemos en esta comisión no olvidemos que la libertad de expresión y el derecho a ejercerla requieren que sus trabajadores de prensa -tal como nos lo manifestaron- estén bien pagos, no tengan miedo de ejercer su trabajo libremente y no estén bajo la sospecha o el temor a ser espiados. Creo que esto es una deuda pendiente que tenemos como Nación.

Muchísimas gracias a todos. Seguramente nos encontraremos en breve.

SR. PRESIDENTE WOLFF Llegando a casi cuatro horas de reunión, quisiera hacer uso de la palabra porque todavía no lo he hecho. Si el señor diputado Valdés -que se refirió a mí- está por allí, voy a responderle algunas cuestiones.

En primer lugar, quiero felicitar a la señora diputada Uceda y agradecerle por este ambiente que hemos construido. Fíjense que esta es la tercera reunión de esta comisión; habrán notado que las dos primeras fueron mucho más eléctricas y eclécticas.

Sepan que acá todos van a poder hablar y que tendrán tiempo suficiente para hacerlo, incluso después de cuatro horas de reunión. Eso nos permitirá una buena convivencia y estar todos más tranquilos.

Esto es algo que hemos construido entre todos. También con la diputada Uceda, con quien no nos conocíamos antes, ahora interactuamos permanentemente desde nuestra condición de diputados. Así hemos podido conocernos y me parece que eso es muy sano.

Por otro lado, quiero decir que no me gusta personalizar, pero el señor diputado Valdés se dirigió a mí y yo le tengo que contestar lo que pienso. Además, es bueno hacerlo en la Comisión de Libertad de Expresión.

Señor diputado Valdés: primeramente, usted me pide que infrinja la ley. Usted y el dipuado Moreau tienen la costumbre de contar lo que pasa en la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia, hecho que es ilegal.

El artículo 17 de la Ley de Inteligencia Nacional dice: "Los integrantes de los organismos de inteligencia, los legisladores miembros de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia y el personal afectado a la misma, así como las autoridades judiciales, funcionarios y personas que por su función o en forma circunstancial accedan al conocimiento de la información mencionada en el artículo 16 de la presente ley deberán guardar el más estricto secreto y confidencialidad."

Cada vez que el diputado Moreau sale de alguna reunión de esa comisión en la que declara alguien, se sabe en los medios lo que han declarado.

Usted me pide algo citando como culpable al señor Santoro. Pero le digo que usted también estuvo procesado o imputado en un momento y sé que salió absuelto -o sobreseído, no importa- en virtud de lo establecido por el artículo 18 de la Constitución Nacional, que dice: "Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales..."

Yo no voy a juzgar acá...

-Varios señores hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE WOLFF Le voy a contestar todo. Conmigo puede hablar siempre. No le voy a sacar la palabra nunca, y hasta le voy a contestar la citación que usted me pide.

Usted da por sentado que se espió a periodistas sin que estén todavía afectados al debido proceso. Con ese mismo criterio, yo debería decirle que le pida la renuncia a la vicepresidenta de la Nación, que está procesada por encubrimiento del atentado a la AMIA o por ser parte de una asociación ilícita. Sin embargo, por suerte, más allá de mi ideología partidaria y de la suya, en nuestro país existe la Constitución Nacional, cuyo artículo 18 establece el debido proceso.

Por eso le respondo a lo que usted me dijo. Me preguntó si estoy dispuesto a citar al periodista Alconada Mon. Si quiere, lo conversamos; estaríamos vulnerando el artículo 18 de la Constitución, pero además haríamos un show terrible.

Imagínense si yo cito a la vicepresidenta de la Nación para que explique por qué tenía escuchas de Miguel Ángel Toma, de Arroyo Salgado y un cuadro de San Martín en su casa de El Calafate. Creo que estaríamos por encima de lo que establece la Constitución.

Entonces, si quiere lo conversamos, pero yo no estoy dispuesto a hacer de esta comisión un show mediático en términos de quién habla más fuerte o de quién vulnera la Constitución en función de lo que le parece.

Habiéndole contestado eso, quiero decirle que, salvo en pocos casos, todavía nos veo atravesados por la grieta. Nosotros somos diputados de la Nación y cada uno integra un partido político. La gran mayoría nos sostenemos en nuestro partido porque tenemos una idelogía. Sin embargo, la historia nos muestra que no siempre es así.

Yo escuché a algunos decir que iban a meter preso a alguien, y hoy se abrazan con esa persona; también los he oído hablar de que algunos eran culpables de encubrimiento, y hoy esa gente es parte de un gobierno. Entonces, precisamente como miembros de esta comisión, los invito -porque este es nuestro momento- a que denunciemos todo lo que afecte la libertad de expresión.

Por otra parte, la señora diputada Moisés publicó un tuit y se dirigió a mi persona el día que atacaron a los periodistas de C5N.

Señora diputada Moisés: usted tiene mi número telefónico, puede llamarme y podemos hablar. Yo integro esta comisión al igual que usted. Me va a tener a su lado para repudiar absolutamente todos los ataques a periodistas.

Además, publicando un tuit diciendo "No va a salir Wolff" -igual yo ya había salido-, usted me tira la mitad de la grieta encima, y yo tengo que salir a responderle. ¿Sabe lo que logra con eso? Que le tire la mitad de la grieta encima a usted, porque las barbaridades que me ponían desde su parte de la grieta eran iguales a las que le ponían a usted desde mi parte de la grieta.

Por eso, creo que nosotros tenemos la responsabilidad de ser dirigentes, de ser un poco distintos, y estar por encima de lo bueno y lo malo que tienen nuestros partidos políticos. ¿Saben por qué? Porque yo no tengo ninguna duda -y es posible que por lo que voy a decir me corte C5N o algún otro medio, tal como se lo hacen a ustedes- de que seguramente alguno de mi espacio político que haya estado en el gobierno tenga que dar explicaciones ante la ley. ¿Ustedes creen que en el vuestro no? ¿Ustedes creen que a lo largo de la historia nadie tiene que explicar nada? ¿Podemos vivir escondiendo lo que hemos hecho mal para levantar la bandera de cada uno de nuestros partidos, sin poner por encima esa bandera?

-El señor diputado Wolff señala una bandera argentina.
SR. PRESIDENTE WOLFF Esa sí es la bandera que perdura en el tiempo, mucho más allá de nuestros partidos. El general ya lo decía: primero, la Patria, y luego, los partidos políticos.

Aquí se han tratado temas personales. Escuché la historia que relató la señora diputada Josefina González y me pareció conmovedora. Lo mismo puedo decir respecto de lo que contó la señora diputada Mara Brawer, a la que nunca le pregunté acerca de su historia pues he hablado muy poco con ella.

¿Ustedes saben que yo fui acusado por el señor diputado Moreau de ser agente del Mossad? Hoy, a partir de la nueva suscripción de la Argentina a la definición de antisemitismo del IHRA -International Holocaust Remembrance Alliance-, eso está penado por la ley. ¿Saben por qué fui acusado de ser agente del Mossad? Por ser judío. No hay otro motivo. Hay 197 países, pero me dijeron que actuaba para Israel. Esto fue refrendado por todo el bloque de diputados.

Le digo a la diputada Brawer que mi familia tuvo que padecer lo mismo que sintió su abuela. La mitad de la grieta me decía: "Andate del país, judío, porque tirás para el Mossad". Y todo porque un diputado lo declaró en la televisión. Pero yo me pongo por arriba de la grieta. Cuando Durán Barba salió a decir que Hitler era un hombre maravilloso, yo salí a cruzarlo a pesar de que era una persona contratada por mi espacio político, porque en cuestiones de valores no tengo grietas.

Sin embargo, nadie salió a defenderme a mí o a decir algo sobre lo que sintió la abuela de la diputada Brawer. Yo tuve que salir a explicárselo a mis hijos y a mi madre -que tiene 80 años-, que leían en las redes todo lo que me estaban diciendo. Y todo porque un diputado -que además era el presidente de la Comisión de Libertad de Expresión-, solamente hablando de la mentira y el odio, dijo que yo era agente del Mossad, diciendo que ofende el que puede y no el que quiere.

Por eso celebro que hayamos podido construir esto. Los invito a que reflexionemos acerca de que podemos hablar horas sobre libertad de expresión y no coincidir, porque de eso se trata la democracia: es un sistema para que nos ordenemos los que no pensamos igual; si pensáramos todos de la misma forma, no necesitaríamos de este tipo de comisiones ni tampoco de un Parlamento. Representamos distintas ideologías y eso es genial. Pero lo único que no puede ser alterado es esto.

-El señor diputado Wolff muestra un ejemplar de la Constitución Nacional.
SR. PRESIDENTE WOLFF No puede venir un diputado -se llame como se llame- a vulnerar el artículo 18 de la Constitución Nacional para la parte que le conviene.

Así que le pido a la señora diputada Uceda que evaluemos la próxima convocatoria. Yo nunca voy a ejercer mi poder antes de consensuar con usted, señora diputada, porque no me gusta que lo hagan conmigo.

Los invito a que, si podemos, dejemos la grieta que existe en ambos lados. Es tan malo el odio proveniente de un lado de la grieta como del otro, y hasta que no reconozcamos que esa grieta existe y que nosotros como actores políticos tenemos la responsabilidad de bajarla con hechos como éste, no la podremos cerrar.

Gracias a los diputados y a todos los invitados. Gracias al personal de la Cámara, a la gente de Sistemas y al secretario Carlos Silva.

Señora diputada Uceda: quedamos en contacto para una nueva convocatoria.

Queda finalizada la reunión.