Dirigirse al Poder Ejecutivo para que, a través de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), informe sobre diversos aspectos relacionados con la prevención del consumo de sustancias tóxicas en fiestas de música electrónica, a saber:

1- Qué campañas u otras medidas preventivas sobre el consumo de las denominadas “drogas de diseño” desarrolla dicha Secretaría en ámbitos educativos o en instituciones donde se nuclean los jóvenes.

2- Qué campañas preventivas se realizan a través de los medios de difusión donde se transmite música electrónica.

3- Qué medidas tendientes a la reducción de daños se implementan en dichas fiestas; conforme lo dispone la ley 26934, de Consumos Problemáticos, en el inciso d) del artículo 10.

4- Qué medidas tendientes a la reducción de daños se implementaron, en particular, en la fiesta realizada el día 17 de abril de 2016 en el Complejo Costa Salguero de la ciudad Autónoma de Buenos Aires, promocionada bajo el nombre comercial “Time Warp”, en la que hasta el momento fallecieron cinco personas y otras cuatro están internadas en estado delicado.

Señor presidente:

Las fiestas electrónicas constituyen un fenómeno cultural genuino, que tanto en nuestro país como en el mundo, expresa un paradigma estético y perceptivo que está presente en el conjunto amplio, heterogéneo y cada vez más influyente de la sonoridad electrónica. En esta heterogeneidad, se incluyen sectores de nuestra sociedad que se ha instalado en tendencias que hacen coincidir el consumismo de objetos con el de sustancias tóxicas.

En estas fiestas, estos grupos aderezan la música y la vida nocturna con condimentos químicos. Así es que se entregan a un éxtasis vital en el que “vuelan” durante algunas horas. Participan de una danza frenética, deshidratados y sin parar entre 8 y 12 horas. Terminada la noche, caen en la apatía cotidiana, en un aburrimiento existencial en el que se destaca la falta de proyectos aun cuando se desenvuelvan en trabajos exitosos o sean estudiantes aplicados; retornan a una vida gris adaptada a las exigencias del sistema.

En el análisis del tema, se destaca una variedad de enfoques; todos ellos coinciden desde distintas perspectivas en la gravedad de la situación: “Primero el alcohol, que es la droga patrón, "la vedette" con la cual todos debutan. Lo siguen el cannabis y el tabaco, y luego las mal llamadas drogas recreativas, como éxtasis, GHB, ketamina, Popper, LSD, cristal, lanzaperfume. A estos combos de consumo ilícito les sigue generalmente el consumo de drogas lícitas: benzodiacepinas, antidepresivos, Viagra, hipnóticos como el zolpidem o modafinilo para seguir despierto”, escribe la médica psiquiatra especializada Geraldine Peronace en el diario La Nación del 19 de abril del corriente.

“El último informe elaborado por el Observatorio Argentino de Drogas de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), daba cuenta de una tendencia alarmante en la magnitud del consumo de éxtasis entre jóvenes de 14 a 17 años durante el período 2001-2011. En diez años, la prevalencia de uso durante la vida pasó del 0,2 por ciento al 2,1 por ciento, un aumento de casi mil por ciento. La Sedronar en su encuesta realizada en el año 2014, señalaba que el consumo de drogas sintéticas entre estudiantes porteños trepó al 2.4 por ciento, y si se analiza la población etaria de estudiantes mayores a 17 años, alcanzó en esa encuesta el 5 por ciento”, escribe el médico psiquiatra, de Dispositivo Córdoba, dispositivo de adicciones, Federico Pavlowsky el 21 de abril en el diario Página 12.

El espacio condiciona el consumo: “no solo desde el punto de vista toxicológico (al aumentar el calor y la sed por ser un lugar cerrado y con miles de personas), sino también porque la propuesta escénica, el ámbito y los distintos ceremoniales están articulados con el hecho de consumir sustancias. Esto lo saben de memoria las personas que se dedican al marketing: el ambiente condiciona el consumo; si bien hay pastillas importadas y locales, en el calor de la noche “los chicos toman cualquier cosa”; en la fiesta la venta de sustancias es libre, sin reservas, decenas de dealers ofrecen sus productos a la vista de todos, es un espacio amigable avalado directa o indirectamente por la organización; aquellos que proponen la “reducción de daños” (profesionales y asociaciones) y que han llevado a cabo en el pasado intervenciones en muchas fiestas (alertando y concientizando sobre el uso de las drogas), no encuentran lugar en estos eventos porque implicaría para los organizadores reconocer que allí se usa sustancias. Nadie explica, los dealers venden, nadie sabe lo que toma, la música sigue y uno tras otros se van cayendo al piso. The show must go on (el show debe continuar)”, dice Federico Pavlowsky en la nota citada.

Es decir, nos encontramos ante una aceitada maquinaria que funciona como una herramienta de aniquilación social, que se disfraza de placer y diversión sólo para sostener un gran negocio, obsceno y despiadado. Dificultando el análisis de la problemática, en el medio de esta maquinaria resiste la música electrónica y sus seguidores como un fenómeno cultural genuino que debe ser respetado en su diversidad. Frente a semejante panorama, tampoco la mirada represiva sobre los consumidores o la prohibición de estos eventos parece ser un camino fructífero; al contrario, se puede suponer que hay una relación directa entre la punición de dichas conductas y la prevalencia del uso de tóxicos. A mayor represión, mayor consumo.

En este sentido, nada se puede esperar de los empresarios organizadores; el Estado, a través de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) debe tener una presencia clara y contundente realizando propuestas preventivas y de reducción de daños. La ley 26934, de Consumos Problemáticos en su artículo 10, inciso d) ofrece una herramienta necesaria y fundamental: “d) Incorporar el modelo de reducción de daños. Se entiende por reducción de daños a aquellas acciones que promuevan la reducción de riesgos para la salud individual y colectiva y que tengan por objeto mejorar la calidad de vida de los sujetos que padecen consumos problemáticos, disminuir la incidencia de enfermedades transmisibles y prevenir todo otro daño asociado, incluyendo muertes por sobredosis y accidentes”.

Al respecto, publica el diario digital Infobae el 24 de abril, “la ciudad de Rosario resolvió que todas las drogas sintéticas serán testeadas de aquí en adelante. El decreto fue aprobado por unanimidad por el Consejo Municipal de Rosario y obliga también a bares y discos a proveer agua potable para evitar la deshidratación. De ahora en más, todas las pastillas sintéticas serán analizadas en laboratorio para saber de qué están compuestas y que los consumidores sepan qué están ingiriendo. De esa manera, buscan disminuir los daños físicos que –por su alto grado de toxicidad- pueden ser letales.

El Ejecutivo deberá firmar un convenio con el Centro de Estudios Avanzados en Drogadependencias y Sida (Ceads) de la Universidad Nacional de Rosario, que dirige Silvia Inchaurraga, quien en el 2000 ofrece información sobre el uso de éxtasis y testeo de pastillas, junto a un equipo de profesionales y promotores de salud. Los principales fines son: relevamiento en terreno sobre drogas, testeo piloto en Rosario con intervención del Programa de reducción de daños del Ceads-UNR, asesoramiento sobre dispositivos de salida en eventos varios, entre otros puntos”, culmina la nota informativa del periódico Infobae.

No es el objetivo de este proyecto en particular, inquirir sobre las responsabilidades penales o sobre las actuaciones de los funcionarios frente a las flagrantes irregularidades que se van descubriendo día a día. Pero resulta imperioso que esta Honorable Cámara, en su carácter de representante del pueblo, conozca cuáles son las medidas que lleva a cabo la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) para proteger a nuestros ciudadanos. Por las razones expuestas, invito a mis pares a acompañar el presente proyecto.