Su beneplácito por la recuperación del nieto número ochenta y ocho por parte de las Abuelas de Plaza de Mayo, y su satisfacción por la perseverante e inclaudicable labor que realiza esa institución en la búsqueda de los hijos de los detenidos-desaparecidos.

Señor presidente:

Abuelas de Plaza de Mayo anunció la recuperación de otro hijo de detenidos -desaparecidos de la última dictadura.

Hace 25 años, Abuelas de Plaza de Mayo iniciaba la búsqueda de esta joven, hija de Horacio Antonio Altamiranda y Rosa Luján Taranto, nacida en la maternidad clandestina del Hospital Militar de Campo de Mayo en el mes de agosto de 1977. Horacio y Rosa fueron secuestrados en la localidad de Florencio Varela, donde vivían, el 13 de mayo de 1977.

Testimonios de ex detenidos sostienen que Rosa fue llevada al centro clandestino de detención El Vesubio, allí permaneció hasta el momento del parto y luego fue trasladada al Hospital Militar de Campo de Mayo, donde se le práctico una cesárea. Le arrebataron a su hija apenas nació. Cuando la beba tenía tan sólo tres meses de vida, el Movimiento Familiar Cristiano, según denunciaron las Abuelas, entregó a esa niña en adopción. Irma Rojas, la abuela paterna de Belén, es quien denunció ante Abuelas la desaparición de su nuera embarazada.

Desde niña Belén supo por sus padres que era adoptada y a los 27 años, deseosa en conocer su verdadera identidad y después de hablar con su hermano y sus amigas, decidió contactarse con la línea telefónica de Abuelas.

Las Abuelas reportaron el caso a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), que abrió una investigación documental con el consentimiento de Belén. Con la partida de nacimiento de Belén y su legajo de adopción, la CONADI dispuso la realización de análisis inmunogenéticos y el 29 de junio el Banco Nacional de Datos Genéticos comunicó a la jueza federal María Servini de Cubría que las pruebas determinaron que la joven es hija de los desaparecidos Taranto y Altamiranda.

La recuperación de Belén es una muestra más de la lucha diaria que las Abuelas de Plaza de Mayo libran contra la impunidad, para lograr justicia y castigo para quienes han cometido crímenes de lesa humanidad.

La incansable labor de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, en defensa de los derechos humanos y por la recuperación de aquellos niños y niñas cuyos padres fueron detenidos desaparecidos del terrorismo de Estado, ha obtenido el reconocimiento de diversas instituciones nacionales e internacionales.

Por los motivos expuestos, solicito a mis pares me acompañen en el presente proyecto de resolución.