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PROYECTO DE TP


Expediente 8824-D-2014
Sumario: EXPRESAR BENEPLACITO POR CONMEMORARSE EN EL AÑO 2014 EL BICENTENARIO DEL COMBATE DE MONTEVIDEO, OPORTUNIDAD EN QUE SE DESTACARA EL GENIO MILITAR Y EL HEROISMO DE NUESTRO PRIMER ALMIRANTE GUILLERMO BROWN.
Fecha: 06/11/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 161
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:


Expresar beneplácito y homenaje al Almirante Guillermo Brown al conmemorarse en el año 2014 el Bicentenario del Combate de Montevideo, oportunidad en que se destacara el genio militar y el heroísmo de nuestro Primer Almirante.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Guillermo Brown nació en Foxford, Irlanda el 22 de junio de 1777. Llegó a Buenos Aires como capitán y propietario de la fragata mercante "Jane" en un momento clave de nuestra historia: abril de 1810 y pudo presenciar y palpitar de cerca los sucesos preparatorios de la Revolución de Mayo.
Ofreció sus servicios al nuevo gobierno patrio y tuvo su bautismo de fuego en estas costas apresándoles a los realistas la goleta "Nuestra Señora del Carmen" y la balandra "San Juan de las Ánimas" en la Banda Oriental. Su misión era el transporte de armas y víveres para los patriotas que luchaban contra el gobierno de Elío que seguía reivindicando desde Montevideo la existencia del virreinato del Río de la Plata proclamándose el sucesor de Cisneros.
En marzo de 1814 el Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas lo nombró teniente coronel del ejército al servicio de la marina y Juan Larrea le encargó la formación de una escuadra destinada a atacar los barcos españoles provenientes de Montevideo. Brown armó como pudo aquella primera flota compuesta por tres naves comandadas por la fragata Hércules. La armada argentina logró capturar la isla de Martín García y bloqueó el puerto de Montevideo que se rindió ante las tropas de Alvear el 23 de junio. El gobierno resolvió operaciones de corso sobre el Pacífico y se ajustaron con Brown las bases para esta empresa aventurada. Había que expandir y cuidar la revolución y el ministro Juan Larrea elaboró un ambicioso proyecto: enviar un barco a las Filipinas con el objeto de entorpecer el comercio y el aprovisionamiento de las fuerzas españolas del Pacífico. Larrea sugirió para la tarea a su paisano, el catalán Antonio Toll y Bernadet, que había entrado al servicio de la escuadra del almirante Guillermo Brown, la incipiente armada nacional que contribuyó a la rendición del bastión realista de Montevideo en 1814. El 10 de septiembre de aquel año, el bergantín Primero al mando de Toll zarpó de la Ensenada con la bandera argentina a tope con la orden de "destruir el comercio español, llevar la noticia a las Filipinas de la derrota por los españoles en Martín García y Montevideo y encender el fuego de la revolución en aquellas regiones españolas de donde reclutaban sus mejores marineros y alejar en su persecución los cruceros españoles del Atlántico".
En 1815 comenzó la campaña de corso dirigida por Guillermo Brown. El marino irlandés armó por su cuenta la fragata Hércules y el gobierno aportó el bergantín Santísima Trinidad, que estaría a cargo de Luis Brown. Completaba la flotilla la corbeta Halcón comandada por Hipólito Bouchard. La Halcón escoltaba a la fragata Constitución que transportaba a un grupo de patriotas chilenos trasladados clandestinamente para desarrollar tareas de agitación contra los realistas del otro lado de la cordillera. Brown y Bouchard acordaron un punto de reunión en la isla de Mocha, en el Pacífico Sur frente a las costas chilenas. Para llegar a la cita las tres naves debieron atravesar el pasaje de Drake con grandes dificultades. Pero la reunión cumbre se produjo justo a tiempo y ya en octubre de 1815 pudieron apresar varias naves españolas y lanzarse hacia su objetivo, atacar y bloquear el centro del poder español en América del Sur: el puerto de El Callao. Hacia allí fueron aquellas dos naves contra la flota española anclada en las cercanías de Lima. La encarnizada defensa de los españoles los esperaba desde los castillos del Real Felipe, San Miguel y San Rafael, con sus 150 cañones. Desafiando ese enorme poder de fuego, Brown y Bouchard bloquearon el puerto por tres semanas y capturaron nueve buques enemigos. Entre sus prisioneros se hallaban el gobernador de Guayaquil, el duque de Florida-Blanca y su sobrina, la condesa de Camargo. Con la flota engrosada por las capturas, siguieron viaje hacia el Ecuador y atacaron las fortificaciones cercanas a Guayaquil. La nave de Brown, la Santísima Trinidad quedó varada por una bajante, fue atacada desde tierra con un saldo de varios muertos. El enemigo comenzó el abordaje. Brown intentó una acción desesperada, arriando la bandera nacional y arrojándose al agua. Pero, rodeado de caimanes amenazantes y en medio de un feroz tiroteo, debió volver al buque, donde los españoles estaban fusilando y pasando a degüello a todos los sobrevivientes. Brown, hombre de pocas pulgas, encendió una antorcha y amenazó con arrojarla a la santabárbara. "En el momento que subí a cubierta -cuenta Brown - la matanza comenzó en popa a estribor; la escena que siguió fue horrible; largos y filosos cuchillos trabajaban en gargantas y corazones de nuestros miserables heridos, quienes por pérdida de sangre de una pierna o de un brazo no podían arrastrarse. Tomé un machete en una mano y un fanal encendido en la otra y me dirigí a la Santa bárbara pidiéndole al capitán de la Consecuencia que se encontraba prisionero a bordo, a mi paso por su cabina, que subiera a cubierta y tratara de salvar las vidas de mis hombres haciendo poner fin a los asesinatos a sangre fría que tenían lugar, informando al gobernador o al jefe de las tropas que Brown, el comandante en jefe de la expedición patriota, estaba en la Santa bárbara con la determinación de volar el buque y toda alma de a bordo por los aires si él, sus oficiales y gente no prometían darles trato de prisioneros de guerra bajo palabra y honor del gobernador." Sólo cuando se le garantizó efectivamente el fin de la matanza y el respeto por la vida de los sobrevivientes, Brown, con la bandera argentina por todo vestido, se entregó a las autoridades españolas. Bouchard permanecía con la Halcón a la entrada del puerto de Guayaquil. Al enterarse de la captura de su compañero comenzó a preparar su rescate. Mandó a Mariano Insúa con cincuenta hombres en una avanzada para tomar la fortificación de Punta de las Piedras. Luego llamó a su cabina a los rehenes españoles y les propuso canjearlos por Brown y sus hombres, aclarándoles que era su última oferta porque el ataque sobre Guayaquil ya había comenzado. El plan para rescatar a Brown se puso en ejecución por la noche. Trescientos hombres embarcados en diez botes, con el propio capitán a la cabeza, desembarcaron en Punta de las Piedras para reunirse con las tropas de Insúa. Guayaquil descansaba tranquila, convencida de que los argentinos no se atreverían a atacarla por temor a las represalias que pudieran tomarse en las personas de Brown y sus compañeros que acababan de ser condenados oficialmente a la horca. Esa misma noche el teniente de gobernador daba una fiesta en su residencia para festejar el triunfo sobre los corsarios argentinos. Bouchard formó a sus hombres en dos columnas, guiadas por indios que adherían a la causa patriota. En unas horas el palacio fue rodeado y Bouchard intimó a las autoridades a rendirse. Los marinos argentinos festejaban la toma de Guayaquil a cuenta de la Corona española. Bouchard exigió la inmediata libertad de Brown, sus hombres y de todos los patriotas ecuatorianos detenidos en las mazmorras de Guayaquil. A los pocos minutos todos fueron liberados.
Tras la gira de los corsarios argentinos, la Corona española comenzó a sentir un sano temor por la acción de los patriotas y emitió un comunicado dando cuenta de los estragos producidos por nuestros buques. El general San Martín no ocultaba su alegría por la acción de sus compañeros en el mar: "Mucho daño están haciendo nuestros corsarios al comercio español, ¿quién les habría de decir a los maturrangos semejante cosa?".
Por los motivos expresados, solicito a los señores Diputados acompañen el presente proyecto.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
GIUSTOZZI, RUBEN DARIO BUENOS AIRES FRENTE RENOVADOR
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
CULTURA (Primera Competencia)