PROYECTO DE TP
Expediente 7882-D-2010
Sumario: EXPRESAR REPUDIO ANTE LAS NEFASTAS CONSECUENCIAS QUE PROVOCO LA OCUPACION MILITAR DE LA REPUBLICA DE IRAK POR PARTE DE LAS FUERZAS ARMADAS DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA Y SUS ALIADOS DE LA COALICION MULTINACIONAL.
Fecha: 01/11/2010
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 164
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
Su mas profundo pesar y repudio ante
las nefastas consecuencias que provocó la ocupación militar de la República de Irak
por parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos de Norteamérica y sus
aliados de la Coalición multinacional, que implicó todo tipo de abusos y violaciones a
los Derechos Humanos, el saqueo del patrimonio cultural del pueblo iraquí y la
responsabilidad directa e indirecta de generar cruentos conflictos entre diferentes
grupos étnicos y religiosos con el resultado de más de un millón de muertos,
ocurriendo todo ello entre el 20 de marzo de 2003, cuando se inició el bombardeo
sobre la capital iraquí por orden del ex presidente estadounidense George W. Bush, y
el 19 de agosto de 2010, fecha en la cual el presidente Barack Obama anunció la
finalización de las operaciones militares, aunque dicha ocupación efectiva continúa
vigente.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Para los registros históricos, el 20 de marzo de
2003 comenzó la operación militar "Libertad Iraquí" comandada por los efectivos de las
fuerzas armadas de los Estados Unidos de Norteamérica, junto a algunos aliados: el Reino
Unido, Australia, Dinamarca, Polonia y España, entre otros. El objetivo confeso de esta
coalición (criticada por Rusia, China y otros Estados) era castigar -en una acción de
escarmiento- al régimen de Saddam Hussein, bajo acusación de presunta posesión de armas
de destrucción masiva, así como de un supuesto apoyo al "terrorismo islámico", en el marco
del ataque a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001.
Este último evento desencadenó la denominada
"Guerra contra el terrorismo" bajo la "Doctrina de Agresión Preventiva" esgrimida por G. W.
Bush como una forma de respuesta unilateral y anticipada ante una posible agresión por
parte de actores supuestamente hostiles contra la seguridad de Estados Unidos. Esta
doctrina desafía toda legitimidad y legalidad internacional y excede la posibilidad de legítima
defensa que contempla la Carta de la ONU en su Art. 51, justificando actos criminales
internacionales. La política bélica surgida desde Washington bajo esta visión, pretendió
alinear a la mayoría de los estados occidentales, así como de otras regiones bajo la
concepción unipolar de Estados Unidos, en su estrategia para imponer un modelo civilizatorio
integrado por el liberalismo político, el capitalismo económico y su hegemonía ideológico-
cultural. Las razones para invadir y ocupar militarmente a Irak fueron desde siempre
fraudulentas. Tanto los organismos internacionales que auditaban las capacidades militares
iraquíes como los mismos servicios de inteligencia de Estados Unidos reconocieron luego que
las armas de destrucción masiva, alegadas por la Casa Blanca para justificar la invasión, no
existían o al menos jamás pudieron ser encontradas. Por otro lado, las forzadas y
pretendidas relaciones que la administración Bush denunciaba entre el régimen de Saddam y
el terrorismo fundamentalista en su variante Talibán (vinculada a Al-Qaeda) es contradictoria
y no tolera un análisis serio: el sunnismo religioso practicado por el gobernante iraquí, así
como por su élite -divergente con la mayor parte del país que adhiere al shiísmo con el que
están históricamente enfrentados- no comulga en absoluto con la visión religiosa extremista
del orden Talibán, que podría considerarse como una rama sectaria, integrista y cismática del
Islam. Para las sociedades y gobiernos islámicos, las simpatías y posicionamientos religiosos
son fundamentales: definen relaciones, amistades y enemistades, porque están basados -
como todos los sistemas religiosos- en concepciones que anhelan la trascendencia y pueden
tender al absoluto.
Las relaciones entre Al-Qaeda y los grupos
fundamentalistas Talibán por un lado y el gobierno iraquí por otro, nunca fueron
satisfactoriamente probadas por Estados Unidos. Con mala fe, la administración Bush ignoró
todos estos elementos y procedió a actuar desafiando al Derecho y la Comunidad
Internacional. Claramente, sus objetivos eran otros: la remodelación geopolítica y rapaz del
Medio Oriente, el apoderamiento y control de enormes recursos hidrocarburíferos, la
limitación y supervisión de la influencia de Irán (actual potencia regional) en la zona, el
afianzamiento de un "corredor" geopolítico entre el Mediterráneo (Israel, Jordania, Irak), el
estrecho de Ormuz (por el cual circula cerca del 80% del petróleo que se distribuye en el
planeta), el Mar de Arabia y el Oceánico Índico, y una mayor conexión con Afganistán en el
marco de la operación "Libertad Duradera". Más allá de estas apreciaciones, el objetivo
último es la implantación de un modelo civilizatorio occidental-liberal en reemplazo del
autóctono. Se trata de una agresión compleja y en todos los frentes: político, militar,
económico y cultural.
El 7 de octubre de 2001 -y como respuesta al
ataque contra el World Trade Center, supuestamente vinculado a elementos del gobierno
Talibán afgano, conectados a Al-Qaeda- Estados Unidos (que hoy tiene desplazados 70 mil
efectivos en Afganistán) y el Reino Unido, su inseparable socio, invadieron Afganistán
mediante la operación "Justicia Infinita", nombre apocalíptico que fue modificado luego por
"Libertad Duradera". El objetivo declarado de la invasión era encontrar al líder de Al-Qaeda
Osama Bin Laden y otros dirigentes para llevarlos a juicio y derrocar al cruento y
fundamentalista régimen Talibán que supuestamente apoyaba y daba refugio a los miembros
de la red terrorista. El Consejo de Seguridad de la ONU lanzó luego la propia misión ISAF
(International Security Asistance Force) para segurar específicamente la capital Kabul y su
perímetro. Pero en 2003, la OTAN -el brazo armado de Occidente- tomó el control de esa
misión como apoyo evidente a los planes imperiales de Washington que propiciaron un
verdadero genocidio que lleva ya nueve años en ese asolado país asiático. (1)
Sólo dos años después, las mismas fuerzas
coloniales lanzarían la cruenta operación "Libertad Iraquí" que implicó, desde su inicio, el
bombardeo masivo aéreo y naval durante semanas de las principales ciudades iraquíes, con
un ensañamiento notorio sobre la capital; Bagdad y su población civil. Asimismo, mientras las
fuerzas terrestres coaligadas penetraban en Irak desde Arabia Saudita, las fuerzas de
Estados Unidos probaban sus armas más experimentales y letales, incluyendo uranio
empobrecido -factor de tumores malignos- y otros elementos altamente nocivos, sobre la
población iraquí. (2) Luego de siete años de ocupación y de intentar garantizar una
pretendida "estabilidad democrática" en Irak, el proceso ideado por Washington y sus aliados
está empañado por una feroz resistencia a los invasores, por el incremento de una guerra
intestina entre facciones religiosas y políticas, por violaciones masivas a los Derechos
Humanos de parte de todos los actores en conflicto y por la degradación de las condiciones
sociales, económicas y productivas del país. Estas son las consecuencias que podríamos
llamar "generales", a causa de la intervención anglo-occidental. El paraíso demo-liberal
rebosante de libertad y prosperidad ofrecido por los invasores es en realidad un infierno de
caos y violencia que destruyó a una Nación y sometió a un pueblo a penurias aún mayores
que las padecidas bajo la cruel dictadura de Hussein.
El reciente anuncio del presidente Obama de
que las operaciones militares de Estados Unidos han finalizado en el país asiático (3) ,
comenzaron a cerrar un ciclo histórico que deja un país en ruinas, un Medio Oriente con gran
inestabilidad y -por sobre todo- la evidencia de que Estados Unidos ha ingresado en una fase
marcada de declinación de su hegemonía que coincide con la apertura de un período
multipolar de las relaciones internacionales (4) , lo cual genera dudas acuciantes: ¿a que
nueva misión (y región) se destinarán los recursos bélicos que están desplazados de Irak?,
¿Qué nueva aventura imperial integrarán? Preguntas que, como sudamericanos debemos
hacernos ya que a los ojos de la geopolítica imperial habitamos en el "patio trasero" de
Estados Unidos y somos poseedores de incalculables reservas de recursos naturales. Las
consecuencias de la invasión y ocupación militar de Irak son catastróficas, pero al mismo
tiempo demostraron los límites y problemas de la expansión imperial en la región:
"suspendidas" por ahora quedaron las acciones de agresión contra el resto de lo que los
ideólogos neoconservadores de la Casa Blanca y el Pentágono -que continúan en
importantes espacios de poder pese a la llegada de Obama- denominaron "Eje del Mal"; Irán,
Siria y Corea del Norte. Sin embargo, nada garantiza que los planes no puedan salir del
stand-by actual (sobre todo con un posible triunfo parlamentario de los republicanos en
noviembre próximo) y reactivarse peligrosamente para el Medio Oriente y para la paz y
estabilidad globales.
En materia de Derechos Humanos, la invasión y
ocupación fue seguida atentamente por los organismos internacionales, destacándose la
labor de Human Rights Watch, que en informes anuales dio cuenta del terrible deterioro de
los derechos fundamentales en Irak desde inicios de "Libertad Iraquí" hasta la actualidad. En
2004, con el primer y extenso informe anual, podemos leer en su resumen: "Cientos de
civiles inocentes fueron muertos y miles heridos como resultado de los bombardeos de las
fuerzas de la Coalición conducida por Estados Unidos, durante el ataque lanzado sobre Irak
en marzo de 2003 (...) Miles de personas fueron arrestadas y detenidas sin cargos o juicio
durante el año. Muchos civiles fueron muertos como resultado de un excesivo uso de las
fuerza por los efectivos de la Coalición. Mujeres fueron secuestradas, violadas y muertas
mientras la ley y el orden colapsaron luego de la guerra. Torturas y tratamientos humillantes
de parte de la Coalición fueron diseminados. Grupos armados fueron responsables de
gruesos abusos a los derechos humanos (...)" (5)
Desde 2004, y en los años siguientes
hasta el 2010, la situación se fue deteriorando, siendo el pueblo iraquí la víctima invariable
ante las agresiones de los cinco actores beligerantes: las fuerzas invasoras, sus mercenarios
llamados "consultores de seguridad" privados, las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes
entrenadas por estos y las facciones armadas enfrentadas entre sí y con los ocupantes.
Actualmente, en 2010 -cuando se hace efectivo el fin de las operaciones militares de Estados
Unidos como lo anunció Obama- esta es la situación señalada por HRW: "Las fuerzas del
Gobierno y los grupos políticos armados continuaron cometiendo gruesas violaciones a los
derechos humanos, aunque los niveles de violencia se redujeron en relación a años
anteriores. Cientos de civiles fueron muertos o seriamente heridos en ataques de bombas y
suicidas por grupos armados. El Gobierno y la fuerza multinacional conducida por Estados
Unidos continuaron manteniendo cientos de detenidos sin cargos en campos de seguridad,
algunos luego de varios años (...) Torturas y maltratos de detenidos por parte de las fuerzas
iraquíes fueron llevados a cabo con impunidad. Al menos 1.100 prisioneros fueron reportados
como sentenciados a pena de muerte, muchos de ellos luego de un juicio injusto (...) Al
menos 1.5 millones de personas todavía se encuentran internamente desplazadas en Irak y
cientos de miles son refugiados." (6) Un estudio realizado mediante metodología científica por
la revista británica especializada en medicina "The Lancet" se basa en extrapolaciones
estadísticas y en incrementos de tasas de mortalidad, para calcular las pérdidas de vidas
humanas civiles. Este dato es, seguramente, más cercano al valor real aunque sigue siendo
aun una mera estimación. Según esas mismas fuentes la responsabilidad de las muertes se
fraccionaría de la siguiente manera: un 37% se atribuyen a las fuerzas ocupantes de las que
un 98,5% habrían sido víctimas de los norteamericanos, principalmente en bombardeos
aéreos y con helicópteros artillados. Un 9,5% serían a causa de las acciones de las fuerzas
insurgentes y grupos armados externos, y el 36% restante sería responsabilidad de la
delincuencia causada por el vacío legal y de poder tras el derrocamiento del régimen iraquí.
Sin embargo, estas cifras han quedado ya desfasadas dado que el estudio se publicó el 29 de
octubre de 2004. Otra investigación del mismo medio publicada en octubre de 2006 eleva,
como mínimo, a 655.000 el número de víctimas debido a la invasión y posterior ocupación
por parte de Estados Unidos y sus aliados. De esta cifra, 601.000 murieron directamente por
la violencia: el 14%, 91.700, en atentados suicidas; el 57% por arma de fuego, más de
373.000; y un 20%, más de 137.000, en ataques aéreos. El resto, 54.000, por la precaria
situación creada por la ocupación. El total de muertos equivaldría así al 2,5% de toda la
población del país. El estudio fue llevado a cabo por médicos iraquíes, con el patrocinio de la
Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos). Por su parte la ONG internacional "Just Foreign
Policy" ya estima la muerte de ciudadanos iraquíes en 1.366.350 al inicio de 2010. (7) , siendo
estas cifras el reflejo de un verdadero genocidio.
A la catástrofe humana que significa todo lo
expresado se suma la destrucción del legado cultural iraquí (8) , milenario y patrimonio de
toda la humanidad. La devastación de sitios arqueológicos de incalculable valor, el saqueo de
museos y bibliotecas con piezas irrecuperables y, por sobre todo, el daño al patrimonio de un
pueblo al que pertenece el legado de ricas manifestaciones del Medio Oriente y la
Mesopotamia, son una muestra atroz de los niveles de barbarie a los cuales llegó el
imperialismo guiado por la voracidad de apoderarse de los recursos naturales e incluso
culturales, ante la impotencia de la comunidad internacional. El entonces Secretario General
de la ONU, Koffi Annan dio el 15 de abril de 2003, a inicios de la invasión, la siguiente
declaración: "El Secretario General deplora las pérdidas catastróficas sufridas en los últimos
días y semanas, el patrimonio cultural iraquí. Lanzó un llamamiento urgente al pueblo del
Irak a que hagan todo lo posible para restaurar este valioso patrimonio mediante la
restauración de todos los objetos robados. El Secretario General también pidió a las
autoridades de la coalición para actuar de inmediato para prevenir pérdidas adicionales y por
lo tanto para proteger los sitios arqueológicos y religiosos, museos y otras instituciones
culturales. El Secretario General está de acuerdo con los llamamientos del Director General
de la UNESCO para que las autoridades de los países vecinos de Irak, la policía internacional,
agencias de aduanas y agentes clave en el mercado del arte a unirse a la UNESCO para
evitar el comercio de objetos robados en Irak. El Secretario General toma nota de que los
tesoros culturales iraquíes constituyen el patrimonio inestimable de toda la humanidad y que
su pérdida es una herida infligida a la humanidad."
La guerra de conquista fue concebida como una
forma radical de exportación de un modelo civilizatorio de la democracia liberal
estadounidense, que se complementa -de forma orgánica- con la explotación económica del
país agredido a manos de los grandes capitales privados y concentrados norteamericanos,
que son íntimos del poder político, para reconstruir al asolado Irak y obtener un beneficio
circular: invadir - controlar - reconstruir - privilegiar a los capitales "amigos" que integran en
forma de lobby al poder real estadounidense. A esto se suma el poder del conglomerado
mediático-empresarial estadounidense (CNN, Fox, CBS, NBC, etc.) que sustentó una "cultura
masiva" de la guerra alentando una visión maniquea de buenos y malos, de "libertadores" y
"opresores", justificando crímenes de guerra contra el pueblo iraquí, al tiempo que
legitimaban las acciones militares filmando y cubriendo las notas desde los mismos tanques
que ingresaban al territorio y combatían. Sin duda; se trata de una "maquinaria informativa
de guerra", parcial y viciada por intereses coincidentes con la voracidad imperial y colonial de
los grupos de poder tradicionales americanos. Esto es la guerra concebida como negocio, en
la lógica del "capitalismo del desastre", como lo llama Naomi Klein.
La invasión y ocupación militar de Irak es uno
de los genocidios más crueles y devastadores del colonialismo moderno estadounidense pero
también una derrota para la hipocresía imperialista que debe dejar sus lecciones.
Entendemos que el reciente anuncio de Obama no significa más que un epitafio, que oculta,
la destrucción de un pueblo y un país, que no debe volver a repetirse, bajo la triste
advertencia del romano Tácito ante la brutalidad imperial: "los romanos hacen un desierto y
le llaman paz." Nunca más.
Por todo lo expuesto, solicito el
acompañamiento del presente proyecto por parte de mis pares.
Firmante | Distrito | Bloque |
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SOLANAS, FERNANDO EZEQUIEL | CIUDAD de BUENOS AIRES | MOVIMIENTO PROYECTO SUR |
ARGUMEDO, ALCIRA SUSANA | CIUDAD de BUENOS AIRES | MOVIMIENTO PROYECTO SUR |
LOZANO, CLAUDIO RAUL | CIUDAD de BUENOS AIRES | MOVIMIENTO PROYECTO SUR |
PARADA, LILIANA BEATRIZ | CIUDAD de BUENOS AIRES | MOVIMIENTO PROYECTO SUR |
MERCHAN, PAULA CECILIA | CORDOBA | LIBRES DEL SUR |
CARDELLI, JORGE JUSTO | CIUDAD de BUENOS AIRES | MOVIMIENTO PROYECTO SUR |
ALCUAZ, HORACIO ALBERTO | BUENOS AIRES | GEN |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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RELACIONES EXTERIORES Y CULTO (Primera Competencia) |