La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Repudiar los ejercicios militares realizados por Gran Bretaña en las Islas Malvinas, territorio que es objeto de una disputa de soberanía entre aquel país y la República Argentina, violando numerosas resoluciones de la Organización de Naciones Unidas y cuya continuidad puede provocar el desarrollo de una carrera armamentista en el Atlántico Sur, poniendo en peligro la seguridad e integridad territorial de nuestro país.

Señor presidente:

La disputa que tenemos con el Reino Unido de Gran Bretaña por la soberanía de nuestras Islas Malvinas, lleva más de un siglo y, si bien durante la última dictadura militar la impericia y la ignorancia de aquellos usurpadores del poder nos llevaron a una guerra sin sentido, Argentina nunca dejó de presentar sus protestas ante los organismos internacionales resaltando siempre su respeto por el derecho internacional vigente y requiriendo que el país usurpador hiciera lo mismo, aunque sin éxito.

Tras las reiteradas protestas presentadas por nuestro país, Naciones Unidas aprueba anualmente una resolución donde insta a Gran Bretaña a iniciar un dialogo bilateral para acordar soluciones al diferendo por la Soberanía de las Islas del Atlántico Sur, de acuerdo a recomendaciones reiteradas del Comité de Descolonización de la misma Organización.

Pero el resultado es conocido por todos: la otrora potencia colonial del siglo XIX quiere mantener en el siglo XXI sus prácticas usurpadoras haciendo oídos sordos a los reclamos de la comunidad mundial. Su hostil actitud sirve para mostrar una vez más que el respeto por el derecho internacional es para los países menos poderosos, porque aquellos que tienen injerencia política o militar a escala mundial o que cuentan con el apoyo de otras grandes potencias -entiéndase los Estados Unidos- se mantienen por encima de él, incumpliéndolo flagrantemente porque saben poderosos, razón por la cual difícilmente sufran algún tipo de sanción, salvo alguna que otra "sanción discursiva".

En este contexto, es evidente que la intención inglesa de realizar pruebas misilísticas en la zona del conflicto es toda una provocación, a la par que una muestra más de su fuerza militar. Pero en paralelo a esto -en sí misma una razón más que suficiente para el surgimiento de un nuevo conflicto diplomático- éste país está violando las resoluciones de Naciones Unidas, ya que está autorizando unilateralmente la realización de ejercicios militares en un territorio objeto de una disputa internacional.

El argumento sostenido por el gobierno británico de que son ejercicios de rutina y que se repiten desde hace varios años, no tiene sostén alguno ni quita gravedad al hecho. Al contrario, es un claro ejemplo de la impunidad con la que aquel país ha venido actuando en todos estos años, frente a nuestra impotencia y la de nuestros hermanos latinoamericanos que siempre expresaron solidariamente su apoyo a los reclamos realizados tras la usurpación de nuestro territorio.

Además de los argumentos vertidos anteriormente, también consideramos importante tener en cuenta que este tipo de actividad en una zona de conflicto como la del Atlántico Sur, es susceptible de generar una carrera armamentista en la región que, además de entrar en colisión con nuestra política nacional de búsqueda de una resolución pacífica a la controversia, pone en riesgo nuestra seguridad e integridad territorial y la de nuestros vecinos, violando numerosos acuerdos internacionales vigentes sobre la materia.

Es por todo lo expuesto, que considero que esta Honorable Cámara debe expresarse en tal sentido.-