La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su beneplácito por la labor de científicos argentinos en el desarrollo de una nueva alternativa terapéutica, menos tóxica y económicamente más accesible, para el tratamiento contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

Señor presidente:

A treinta años de su irrupción en la salud mundial como uno de las enfermedades terminales más cruentas y dolorosas, el VIH y su posible derivación en Sida, se convirtió en una enfermedad crónica. En los años `80 un paciente que recibía el diagnóstico de ser portador de VIH significaba una condena a muerte. Hoy, los pacientes pasaron de ser terminales a ser crónicos, con expectativas de vida que supera las décadas, razón por lo cual la epidemia plantea nuevos desafíos cómo, por ejemplo, hacer para que esos pacientes que ahora viven más, vivan también mejor.

En tal sentido, un equipo de investigadores argentinos liderados por el Dr. Pedro Cahn, presidente de la Fundación Huésped, después de cinco años de trabajo presentaron en el 14° Congreso Europeo de Sida, realizado en Bélgica entre el 16 al 19 de octubre ppdo., una nueva alternativa de tratamiento que es menos tóxico y más barato que el actual, e igualmente efectivo.

La presentación del Dr. Cahn fue una de las más destacadas de la sección más importante, dedicada a las novedades en terapia antirretroviral, del mencionado encuentro médico donde la investigación argentina se reconoció como un hito en la historia del tratamiento antiviral.

Este logro de la ciencia argentina, constituye el primer estudio internacional sobre Sida delineado y desarrollado por argentinos sobre 535 pacientes de 27 centros de Argentina, España, Estados Unidos, Chile, México y Perú. El nombre con que designaron la técnica es emblemático: GARDEL, acrónimo donde cada letra es de una palabra que explica la estrategia del estudio, pero que además va a permitir que se reconozca su origen argentino.

Esta nueva alternativa terapéutica brinda una mejor respuesta al tratamiento, debido a que actualmente la mayoría de los pacientes con VIH utiliza una combinación de tres drogas. En este estudio, una de las utilizadas es la Lamivudina, que inhibe un mecanismo que se llama transcripción del virus donde se convierte de ARN a ADN como primer paso para replicarse dentro de las células. La otra es el Lopinavir/Ritonavir (aunque son dos se consideran una), que evita que el virus se "corte" en pedacitos, salga de la célula y repita el proceso. Hasta ahora se recomendaba que se sume una tercera droga de una familia de fármacos llamada "inhibidores nucleósidos", a la que pertenece también la

Lamivudina y tiene su misma acción. La más conocida de este grupo es el AZT, primer antirretroviral aprobado en la década de los años `80.

Las drogas de este tercer grupo son las que el Dr. Cahn y su equipo retiraron del cóctel, porque habitualmente se asocian a mayores efectos adversos, que pueden ser anemia, lipodistrofia o "adelgazamiento" que se nota en algunos pacientes, daños renales, osteoporosis y alergia. Así, evitaron estas consecuencias pero no perdieron efectividad ya que el 88,3% de los pacientes tratados logró llevar su carga viral a niveles indetectables. Sus buenos resultados abrieron la posibilidad de investigar nuevas combinaciones de fármacos. Otra ventaja colateral de retirar una droga es la económica, ya que puede implicar una baja en el costo de la medicación por paciente de unos $ 400 mensuales.

Es necesario considerar que en la Argentina, 40.000 personas están actualmente en tratamiento de las cuales el 70% están cubiertas por la Nación y el resto por las obras sociales, según datos de Fundación Huésped.

Cada vez más personas con VIH pueden NO desarrollar Sida. Hoy en día, incluso habiendo tenido Sida pueden recuperar las defensas y llevar adelante una vida normal como portadores de VIH gracias a la eficacia de los medicamentos. El tratamiento no cura la infección pero hace que el virus se multiplique más lento y, por lo tanto, no destruya las defensas del cuerpo.

Al respecto, el Dr. Cahn manifestó que: "De ninguna manera esto significa tirar por la ventana lo que se hizo hasta ahora, sino que se agrega una nueva estrategia de tratamiento. No estamos curando el Sida y los tratamientos son de por vida. Por eso, cuanto más amigables sean, mucho mejor".

Por las razones expuestas, señor Presidente, y como reconocimiento al aporte trascendental brindado por investigadores argentinos a la salud pública local y mundial, solicito el acompañamiento de mis pares para la aprobación del presente proyecto de resolución.