La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su más absoluto repudio a la construcción del “muro” que el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica aprobó construir a lo largo de su frontera con la hermana República de México, en tanto constituye una clara violación a los derechos humanos, lesionando el espíritu de integración solidaria y respeto mutuo que debe prevalecer entre los países y pueblos del continente americano.

Señor presidente:

El pasado 14 de septiembre del corriente año, la Cámara de Representantes de los EE. UU. aprobó la construcción de una doble valla a lo largo de 1.126 km. de los 3.379 que poseen de frontera común con México. El 29 del mismo mes, el Senado ratificó el proyecto sin modificaciones. Cinco días después, el presidente George W. Bush promulgó la ley que autoriza un presupuesto inicial de 1.200 millones de dólares (sobre un presupuesto total estimado que ronda los 7.000 millones) para emprender con una obra que será, sin lugar a dudas, un monumento a la infamia.

Con excepciones, la ley fue apoyada tanto por republicanos como demócratas, con el declarado objetivo de ofrecer mayor seguridad a ese país tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Llamativamente, o no tanto, la ley no contempla la construcción de un muro con Canadá.

Datos del Departamento de Seguridad Interior muestran que 1,1 millones de personas se convirtieron en residentes legales permanentes de Estados Unidos en el año 2005. México fue el mayor contribuyente a esa cifra, con 14% del total. Pero cada año, cerca de un millón de inmigrantes indocumentados entran a ese país, principalmente provenientes de México y otras naciones de América Latina. El Centro de Investigación Hispánico Pew estima que hay más de 11,5 millones de indocumentados viviendo en Estados Unidos. Según el Instituto de Política Migratoria, el gasto de Estados Unidos en control fronterizo ha crecido de U$S 700 millones en 1986, a cerca de U$S 3.000 millones este año. Pero esos dólares no han ayudado a parar la inmigración. Con la construcción del muro, se dejarán abiertas sólo las rutas más peligrosas, con lo que los casos mortales se estima que aumentarán. Según la patrulla fronteriza estadounidense, en el año 2005, 460 inmigrantes perecieron en el intento, lo que superó el récord de 383 del año 2000.

No obstante, una investigación del ya citado Centro de Investigación Pew, señala que casi el 50% de los indocumentados, no entran a EE.UU. por la frontera, sino con visas de turista o trabajo temporal.

Se calcula que los indocumentados representan casi 5% de la fuerza laboral en EE. UU., es decir, unos 7,2 millones del total de 148 millones de trabajadores. La mayor parte de las personas no autorizadas a permanecer en el país se encuentran trabajando en el sector de la construcción, mientras que un 15% en el área de manufactura y un 4% en agricultura. El Centro Pew revela que 24% de los trabajadores en el sector de agricultura son indocumentados, así como 17% de los que trabajan en actividades de limpieza y 12% en la industria de los alimentos. También se estima que uno de cada cinco trabajadores en labores de construcción no tiene un estatus legal, mientras que uno de cada 6 empleados en la industria del turismo se encuentra en las mismas circunstancias. Además 21% de los empleados domésticos son indocumentados.

Distintos analistas advierten que la economía estadounidense necesita de los inmigrantes. Señalando que de no haber sido por ellos la fuerza laboral masculina de todo el país hubiera crecido apenas marginalmente en la última década, y hubiera habido una escasez de mano de obra masculina, especialmente en el nordeste y la región del Pacífico.

En este contexto, el gobierno de México ha señalado que la puesta en marcha de la llamada "Iniciativa de Valla Segura", es una medida que "lastima la relación bilateral en su conjunto, es contraria al espíritu de cooperación que debe prevalecer para garantizar la seguridad en la frontera común, y propicia un clima de tensión en las comunidades fronterizas". México señaló además que la construcción de barreras físicas en la frontera no sólo tiene un impacto en la relación de este país con Estados Unidos, sino que también repercute en asuntos de seguridad interna y en las relaciones con los países de Centroamérica. Por su parte, el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, dijo que entendía las preocupaciones de Estados Unidos sobre una frontera segura, pero pidió "cautela contra medidas que pueden ocasionar barreras innecesarias, no sólo al comercio sino al intercambio normal y regular de turismo y otras relaciones sociales entre nuestros países".

El embajador de Estados Unidos en México, Antonio Garza, aseguró que las comparaciones entre el muro fronterizo que su gobierno plantea construir y lo que fue el muro de Berlín “no sólo son engañosas e intelectualmente deshonestas, sino también son una ofensa personal”; postura difícil de compartir cuando podemos concluir que, sobre la base de los datos anteriormente expuestos, lamentablemente el sostén ideológico de esta barrera tiene fuertes componentes xenófobos, cuando no racistas.

Es por ello que, con nuestra mayor preocupación, ante el afloramiento de posturas que llaman a amurallar las fronteras de los que se consideran “países desarrollados” (lo vemos en Europa, pero también en Israel), quiero destacar la condena expresada por los gobiernos que participaron de la XVI Cumbre Iberoamericana, en Montevideo, quienes sostuvieron que la “medida unilateral” de Washington es “contraria al espíritu de entendimiento” entre las naciones, por lo que instaron a ese país a reconsiderarla.

En este mismo sentido, el Gobierno argentino ha manifestado en forma permanente su vocación por el fortalecimiento de los lazos de integración regional, actitud que se puso de manifiesto con el programa Patria Grande que promueve la regularización de la situación migratoria de los extranjeros nativos de los Estados Parte del Mercosur y de sus Estados Asociados, y que tal como manifestara nuestro canciller Jorge Taiana dicha regularización "conlleva la posibilidad real de ejercer sus derechos de acceso gratuito a la educación, la salud y a la justicia"

Sr. Presidente, por todo lo expresado es que solicito la aprobación del presente proyecto.