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PROYECTO DE TP


Expediente 6526-D-2010
Sumario: SOLICITAR AL PODER EJECUTIVO NACIONAL DISPONGA GARANTIZAR LOS PUESTOS LABORALES DE LA INDUSTRIA FRIGORIFICA.
Fecha: 07/09/2010
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 128
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:


Que insta al Poder Ejecutivo Nacional a tomar las medidas necesarias para el sostenimiento de los puestos laborales, hoy en riesgo, vinculados a la industria frigorífica; hasta tanto se normalice el flujo de hacienda a las plantas y se restablezca el ritmo de faena existente en 2009.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Desde hace algunos meses se viene planteando en el sector cárnico un escenario de crisis derivado de la escasez de ganado vacuno producida luego de la fenomenal liquidación de vientres que operó a partir de 2008 y la prolongada sequía que azotó las áreas de producción ganadera.
Entre los efectos inmediatos del abrupto descenso en la oferta de hacienda apta para faena se destaca, por un lado, el incremento de un 80% por ciento de los precios al consumidor en un lapso menor a un año. Y por el otro, la brusca desaceleración del ritmo de faena en las plantas frigoríficas, lo cual desencadenó una repentina ola de despidos y cesantías de trabajadores del sector.
Para traducir esta crisis en números, debemos señalar que: si bien la industria de la carne está preparada para faenar 16 millones de cabezas, como ocurrió en 2009, durante el presente año difícilmente se alcancen los 12 millones; cifra que puede repetirse varios años hasta tanto logre recomponerse el stock vacuno en nuestro país. Sacrificar cabezas por encima de los 12 millones de vacunos, implicaría superar dramáticamente el límite de la "faena de equilibrio", determinada por el número de terneros destetados en un ciclo anual. En este sentido, las previsiones que hacen diferentes especialistas del sector revelan un descenso superior a los tres millones de terneros destetados para 2010 en relación a los quince millones de 2008, tomando como referencia el período inmediatamente anterior a la sequía que impactó negativamente en vastas zonas de nuestro país. Fenómeno climático que no explica por sí solo el descenso del stock vacuno en Argentina, sino que funcionó como agravante de los efectos de medidas de gobierno erróneas dirigidas hacia el sector ganadero. Entre las cuales destacan: la imposición de precios máximos a la producción primaria lo cual colocó en situación de quebranto a miles de productores ganaderos, muchos de los cuales debieron desprenderse a la fuerza de sus rodeos (sin posibilidad de retornar al negocio por el costo de recapitalización). Así como también, la recurrente suspensión de exportaciones por lapsos de tiempo indeterminado, modalidad inaugurada en 2006 e institucionalizada dos años después a través de las licencias no automáticas de exportación, denominadas ROE Rojo. (Resolución 42/2008). Mecanismo de regulación del flujo exportable que condujo al incumplimiento de los compromisos asumidos en el mercado externo, fundamentalmente en relación a la cuota Hilton; hecho que perjudicó severamente a los frigoríficos exportadores. Muchos de los cuales comenzaron a suspender personal de sus plantas de faenas, llegándose en algunos casos a cesar la actividad por completo e incluso al cierre definitivo de las mismas.
Otro de los errores en que incurrió el gobierno fue el de sobreestimar la existencia vacuna en veinte millones de cabezas, toda vez que desde el sector ganadero se advertía sobre la creciente liquidación de vientres para posibilitar el abastecimiento de carne.
Desde el gobierno se argumentaba que el ritmo de faena diario se correspondía a un stock real de setenta millones de vacunos, cuando numerosos especialistas señalaban que la existencia ganadera en el país rondaba apenas los 50 millones de cabezas. Es decir a la noción del gobierno de que existían veinte millones de cabezas no declaradas por los productores, (muy funcional por cierto a la estrategia de demonización de todo aquello que tuviera relación con el agro desplegada por el gobierno a partir del conflicto por las retenciones móviles) se oponía la evidente modificación del patrón de faena. Por medio del cual, se enmascaraba la crisis del sector ganadero incrementado la matanza de hembras jóvenes, comprometiendo de ese modo la futura provisión de terneros y el circuito de cría, recría y engorde final.
Tanto es así que durante 2009, al costo de enviar a faena vacas con mucha vida reproductiva por delante, el consumo de carne en nuestro país alcanzó los 72 kilogramos por habitante. Mientras que, en contrapartida, la proyección para 2010 se ubica en apenas 56 kilos per capita, derivada del aumento de precio en virtud del inevitable derrumbe en la oferta vacuna.
La propia dinámica de la actividad ganadera y del ciclo reproductivo vacuno preanuncia una lenta recuperación de la existencia bovina total en nuestro país. Según el especialista Víctor Tonelli, quien aludiera en un reportaje reciente a la recomposición del stock ganadero, "recién en 2014 se volverán a los 55 o 56 millones de cabezas".
Otro inconveniente camino a la reconstitución de los rodeos, se deriva de la dificultosa recuperación de establecimientos tradicionalmente ganaderos que debido a la crisis de rentabilidad del sector fueron destinados a la producción de granos. Fundamentalmente soja, con la práctica de agricultura de bajos rindes, en razón de las limitaciones propias de los suelos. Muchos de estos establecimientos, en los cuales la producción de carne volvió a ser la opción más rentable, sencillamente no están en condiciones de ser explotados en lo inmediato. Tras años de producción agrícola, mayormente a manos de inquilinos y contratistas, en estos campos ganaderos se fueron deteriorando hasta la obsolescencia todas las instalaciones que posibilitan la producción pecuaria. Léase alambrados, aguadas, mangas, corrales, elementos hoy inutilizables tras campañas de siembra donde el mantenimiento de las mejoras ganaderas resultaba innecesario. En referencia a este fenómeno, desde mediados de los noventa a esta parte se hizo recurrente una frase entre los productores agropecuarios toda vez que un campo de invernada o dedicado tradicionalmente a la producción lechera era destinado al cultivo de soja: "campo que va a agricultura, no vuelve". Expresión referida a la transformación de numerosas explotaciones agropecuarias en función de una única variante productiva. La cual, debido a la simplificación de manejo por tipo de producción, no solo prescindía del mantenimiento la infraestructura para "hacer" carne y/ o leche de los establecimientos, sino que, a su vez, promovía el éxodo de los trabajadores rurales que ya no podían cumplir funciones en los mencionados establecimientos. En este sentido, el momento actual, que pareciera presagiar mejores condiciones para la producción de carne y leche debiera ser acompañado por políticas gubernamentales que estimulen la rediversificación productiva y nos alejen de la lógica del monocultivo. Lógica perniciosa, tanto en términos de viabilidad económica de largo plazo, de desarrollo genuino con inclusión social, como de sustentabilidad medioambiental, allí donde se practique.
Retomando la cuestión de los frigoríficos y la crisis desatada por el descenso abrupto en la faena diaria, debemos señalar que el impacto resultó especialmente significativo en aquellas plantas vinculadas a la exportación. Por cuanto a las dificultades de aprovisionamiento de vacunos se sumaron las restricciones oficiales a la hora de entregar los ROE, las cuales acentuaron el marco de incertidumbre y la normal planificación para la compra de hacienda y su posterior faenado, al generarse dudas acerca de la posibilidad de embarque final de los cortes.
En el caso de la cuota Hilton, el grado de cumplimiento de la misma durante el ciclo comercial 2009/2010 (Julio de 2009 a Junio de 2010) fue de apenas un 46%. Registrándose embarques por 12685 toneladas cuando la cuota total otorgada por la Unión Europea a la Argentina comprendía 28000 toneladas.
Evidentemente, estos desajustes en el volumen de comercialización esperado por los frigoríficos no iban a tardar en hacer mella en la situación de los trabajadores.
Tal es así que, desde la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (CICRA) se estimó en más de 10000, los puestos de trabajo en riesgo en virtud de la merma del ingreso vacuno a los frigoríficos. La faena vacuna registró en el mes de junio de 2010 una caída de 30,7 por ciento interanual, la mayor contracción del año, promediando para el primer semestre una retracción del 22,4 por ciento en relación a la primera mitad de 2009. Escenario de crisis que torna imprescindible el pago, por parte del Ministerio de Trabajo, del aporte destinado a completar la garantía horaria a los trabajadores de frigoríficos que atraviesan dificultades económicas. En este sentido debemos advertir que el máximo de seis meses de garantía horaria otorgada a cada trabajador previsto en el "Programa Especial de Asistencia al Empleo para Trabajadores del Sector Frigorífico de la Industria de la Carne Bovina", presupone un lapso insuficiente en función del tiempo que se calcula para la normalización del flujo de hacienda hacia los frigoríficos.
A fines del mes de julio, el periódico especializado Infocampo publicó una lista provisoria de empresas frigoríficas donde se registraban inconvenientes económicos, financieros y laborales vinculados al descenso abrupto del ritmo de faena. Entre ellas destacaban:
- Frigorífico Sadowa (Mar del Plata), con quiebra decretada y 330 trabajadores sin empleo y con salarios atrasados.
-Consignaciones Rurales S.A. (Berazategui): trabajadores despedidos y alrededor de 300 operarios aguardando la efectivización del pago de la garantía horaria.
- Frigorífico General Pico (La Pampa): despidos de personal y reducción de jornada para el resto de los trabajadores. - Frigorífico Runfo (Virrey del Pino- Pcia de Buenos Aires) aproximadamente 500 trabajadores con garantía horaria.
-Frigorífico Lamar (Mercedes- Pcia de Buenos Aires) alrededor de 50 trabajadores despedidos.
- Frigorífico Alberdi (Oro Verde- Entre Ríos): planta de faena semiparalizada con 220 trabajadores esperando se efectivice la garantía horaria.
- Frigorífico Lafayette (Buenos Aires) planta sin actividad y con 80 trabajadores en garantía horaria.
- Frigorífico Rafaela Alimentos (Santa Fe): 450 trabajadores en garantía horaria
- Frigolomas S.A (Lomas de Zamora): planta frigorífica semiparalizada.
- Frigorífico Maciel (Maciel- Santa Fe): despidos y reducciones horarias.
- Frigorífico El Látigo S.A (Florencio Varela) planta sin actividad y tomada por los trabajadores. Al momento de la paralización de la faena, el frigorífico contaba con una dotación de 500 operarios.
- Frigorífico Macellarius (Ciudad Evita- Buenos Aires) planta paralizada y más de 50 trabajadores sin percibir ingreso alguno.
- Frigorífico Santa Elena (San José- Entre Ríos) operarios despedidos y 140 empleados bajo régimen de garantía horaria.
- Frigorífico Col-Car (Colonia Caroya- Córdoba): propiedad del grupo brasileño JBS Friboi, Col-Car no registra actividad desde el mes de marzo. En idéntica situación de parálisis se encuentran las plantas bonaerenses de Pontevedra y Berazategui, pertenecientes también al mencionado grupo económico. (JBS Friboi es dueño del Swift y es el mayor exportador de carne bovina del mundo).
En este listado provisorio publicado en el mes de Julio, se mencionaba también el caso del Frigorífico Mattievich, el cual ya venía evidenciando serias dificultades de funcionamiento en dos de sus unidades de faena: la planta de Puerto General San Martín y la Planta N° 2 de Carcarañá. Cabe aclarar que el grupo Mattievich cuenta con un total de ocho frigoríficos diseminados en la provincia de Santa Fe, resultando uno de los principales exportadores de cortes y subproductos bovinos.
En el caso de la Planta de Puerto General San Martín, orientada a la exportación de carne vacuna, la misma cerró sus puertas a fines del mes de julio, momento en que se cesanteó a 180 trabajadores vía indemnización y bajo promesa de reinsertarlos respetando salario y antigüedad, en la medida en que se recuperase la actividad de faena.
Por el lado de la Planta N° 2 del Frigorífico Mattievich en Carcarañá, la misma estaba destinada fundamentalmente a la producción de cortes de alto valor con destino cuota Hilton, y en menor proporción a la elaboración de hamburguesas para el mercado interno. Cómo el resto de las plantas de faena exportadoras, la de Carcarañá acusó el impacto de la mora de diez meses en la cual incurrió la ONCCA para la adjudicación de la Cuota Hilton correspondiente al ciclo 2009/10. Hecho que determinó la imposibilidad de cumplimiento de los embarques comprometidos con el exterior. Cabe aclarar que si bien (según datos del Senasa) en los dos últimos meses del mencionado ciclo comercial (mayo y junio) se exportaron 2564 y 2235 toneladas de cortes Hilton, ese buen flujo de embarques no pudo compensar los excesivos retrasos en la adjudicación total de la cuota. Si nos remitimos al período que va de julio a octubre de 2009, veremos que durante ese lapso de tiempo no pudo exportarse un solo gramo de cortes Hilton.
En el caso de la planta N° 2 de Carcarañá, la faena diaria no superaba las treinta cabezas, menos de diez por ciento de la capacidad total del establecimiento (estimada en cuatrocientas cabezas diarias), situación que presagiaba un desenlace poco alentador para los trabajadores del mismo.
Finalmente, el día 17 de agosto, la firma Mattievich decidió cerrar la mencionada planta y cesantear a más de trescientos trabajadores, previo pago de indemnización y bajo promesa de reincorporarlos en la medida que se recupere el faenado.
Tras el cierre del frigorífico de Carcarañá, Jorge Torelli, gerente de Mattievich expresó en una entrevista del Diario La Capital que: "No hay hacienda, la materia prima está alta, el consumo interno está en descenso, el precio en los niveles internacionales es el más bajo, los productos para solventar los costos industriales también está en descenso por la crisis internacional, es decir que confluyen unas cinco variables en términos negativos".
En nuestro caso creemos que resultará prácticamente imposible superar la crisis del sector si no se reformula la política ganadera con incentivos concretos para la producción de carne y si no se genera, paralelamente, un marco de certidumbre respecto del cumplimiento de compromisos contraídos con otros mercados para la provisión de cortes vacunos. En el sector de la producción carnea, el componente "exportación", es definitorio para la viabilidad o no del negocio en términos globales. Tanto en razón de la supervivencia de los productores ganaderos, como de la creación y el sostenimiento de miles de puestos de trabajo por parte de la industria frigorífica. Lamentablemente, desde el gobierno se ha incurrido en una sucesión de desaciertos en el modo de intervención que ha generado un retraimiento sin precedentes en la actividad: doce millones de cabezas menos en solo dos años y miles de puestos de trabajo en riesgo. Donde las medidas parecieran derivarse de una lógica de "suma cero", en el sentido de que la exportación de carne vacuna implicaría el inmediato desabastecimiento del mercado interno y viceversa. Desafortunadamente, esta visión condujo al fracaso tanto en el "frente interno" por la incapacidad manifiesta de dar provisión amplia y a precios razonables de carne vacuna a los consumidores y en el externo, al incumplir con los compromisos contraídos en los diferentes mercados.
La demostración más contundente de que no es incompatible el abastecimiento del mercado interno con la generación de divisas vía exportación de cortes vacunos, la ofrece el caso uruguayo. Uruguay, desde hace algunos años ha puesto en práctica una política ganadera que le ha permitido incrementar sus rodeos, ganar nuevos mercados y transformarse en el mayor consumidor de carne vacuna per capita del mundo, tras superar a Argentina (desplazada de ese sitial luego de un siglo). Hace pocos días desde el Instituto Nacional de Carnes de Uruguay, se anunció que la proyección de consumo de carne bovina por habitante para 2010 era de 58,2 kilogramos de carne, dos kilos más que el estimado para nuestro país durante el presente año. Respecto de la comercialización de las carnes uruguayas en el mercado mundial, los embarques proyectados desde suelo charrúa alcanzan los mil doscientos millones de dólares contra apenas mil millones de Argentina. Hecho que transformará al vecino país en el séptimo exportador mundial de carne vacuna, desplazando a Argentina de ese lugar en el ranking de exportaciones. Cabe aclarar que nuestros hermanos uruguayos también fueron víctimas de una grave sequía durante el año 2009, pero lograron salir airosos en virtud de previsiones hechas en el diseño estratégico del plan ganadero nacional.
Evidentemente, un hecho desafortunado pero esperable en la producción agropecuaria como es la sequía, puede sortearse al existir una planificación seria. Pero cuando no hay plan consistente, toda contingencia climática se transforma en un magnificador de problemas preexistentes.
Por todo lo precedente, y en la confianza que desde el gobierno nacional se instrumentarán las medidas necesarias para el sostenimiento y desarrollo de la actividad ganadera, así como para la preservación de las fuentes de trabajo que hoy se encuentran en riesgo, solicito a mis pares que acompañen el presente proyecto.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
BENAS, VERONICA CLAUDIA SANTA FE SI POR LA UNIDAD POPULAR
BARRIOS, MIGUEL ANGEL SANTA FE PARTIDO SOCIALISTA
FEIN, MONICA HAYDE SANTA FE PARTIDO SOCIALISTA
MACALUSE, EDUARDO GABRIEL BUENOS AIRES SI POR LA UNIDAD POPULAR
ITURRASPE, NORA GRACIELA BUENOS AIRES SI POR LA UNIDAD POPULAR
MILMAN, GERARDO BUENOS AIRES GEN
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
LEGISLACION DEL TRABAJO (Primera Competencia)