La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar nuestro más sincero reconocimiento a la incansable lucha de Baltasar Garzón a favor de la memoria, la verdad y la justicia en materia de derechos humanos.

Señor presidente:

El 28 de marzo de 1996, a sólo cuatro días de las multitudinarias marchas que se produjeron en nuestro país al cumplirse el 20º aniversario del golpe de estado del 24 de marzo de 1976, se inicia ante un juzgado de España una denuncia contra los militares argentinos por genocidio y terrorismo, presentada por Carlos Castresana en nombre de la Unión Progresista de Fiscales españoles.

Dos meses después, el titular de ese Juzgado Nº 5 de la Audiencia Nacional española, Baltasar Garzón, admitió la querella, iniciándose uno de los juicios más trascendentes para la historia de los derechos humanos en el mundo:

Un juez español fundándose en el derecho internacional acepta juzgar delitos producidos en otro país por militares que ni siquiera son españoles, cuyas víctimas pueden ser españolas o argentinas, por ser crímenes contra la humanidad.

Hoy venimos a solicitar una declaración de apoyo a Baltasar Garzón y de reconocimiento a su inquebrantable lucha a favor de la memoria, porque en las oscuras épocas que nos tocaron transitar como país ante el oprobio de las leyes de impunidad un juez, a más de diez mil kilómetros de distancia, se animó a emprender el camino de la desmemoria. Cientos de ciudadanos argentinos pasaron por el juzgado de la Audiencia Nacional, cientos de familiares de desaparecidos y asesinados argentinos, buscando ese oído, esa mirada, esa voz que les dijera, como tantas veces lo hizo: "Cuéntenos usted, señora, qué ocurrió con su familia". Y contaron y contaron.

Y todos desde Argentina veíamos azorados como desfilaban por aquel juzgado español, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, los HIJOS, organizaciones gremiales, sindicatos, organizaciones sociales. Todos en la firme convicción que la justicia es un valor a defender en Argentina y en cualquier lugar del mundo.

Finalmente, como todos sabemos, al llegar Néstor Kirchner a la Presidencia de la Nación promovió la derogación de las leyes de impunidad y a días de haber asumido, recibió a los organismos de derechos humanos comprometiéndose con sus reclamos de Verdad y Justicia.

Este Congreso declaró ese mismo año, por ley 25.779, insalvablemente nulas las leyes de Punto Final y de Obediencia debida y posteriormente en 2005 fueron declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Y comenzamos el largo y doloroso camino de conocer la verdad de los crímenes cometidos en nuestro país por los genocidas argentinos y escuchamos una y otra vez en los juicios que se abren en todo el país, las voces de los familiares de las víctimas pero también las voces de los sobrevivientes, de aquellos que son la voz de los que ya no tienen voz. Esas voces que tan valientemente hace 15 años escuchó Garzón cuando en nuestro país ningún juez o tribunal se atrevía a escuchar.

Los organismos de derechos humanos de nuestro país, que son nuestro orgullo ante el mundo, y cientos de organizaciones sociales, gremiales, de abogados, juristas, instituciones académicas, etc. están apoyando al Dr. Baltasar Garzón recientemente inhabilitado como juez. Y nosotros, como representantes del pueblo argentino, nos hacemos eco de ese reclamo y manifestamos nuestro reconocimiento a su trayectoria, su coherencia, su lucha, su valentía y su compromiso por la vigencia de los derechos humanos. Ayer por no olvidar los crímenes de Argentina y Chile, hoy por no olvidar los crímenes del franquismo en España.

Quisiera citar a Baltasar Garzón en el prólogo que escribe al imperdible libro del Dr. Lorenzetti, presidente de nuestra prestigiosa Corte Suprema de Justicia: "Derechos Humanos: justicia y reparación", en marzo de 2011:

"Quizás entre todos hayamos conseguido aunar sueños y realidad. La esperanza de mejorar el mundo es algo que motiva a la gente de buena fe. Esa voluntad basada en la fuerza de la memoria, en la conciencia cierta de que el olvido oficial corrompe a quien lo postula o consiente, deforma el presente y lastra el futuro de los pueblos, es la que nos unirá para avanzar juntos, huyendo de la insensibilidad y la deshumanización que nos ofrecen los mercados financieros y haciendo propia la bandera de los derechos humanos como programa político común en una sociedad cada vez más compleja y diversa".

No queremos ser parte de ese olvido oficial que no reconoce a quienes se atrevieron a desafiar a las fuerzas del silencio, la desmemoria y la impunidad.

Queremos ser parte de ese mundo esperanzador que enarbola para el mundo como bandera: la memoria, la verdad, la justicia, la libertad, la democracia, en definitiva, la plena y efectiva vigencia de todos los derechos humanos para todos.

Por tal motivo solicitamos el acompañamiento de nuestros pares a este proyecto de resolución.