La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Dirigirse a la Secretaría de Transporte del Ministerio de Planificación Federal,

Inversión Pública y Servicios, para solicitar que el actual Jefe de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), Alejandro Granados informe las razones por las cuales el mencionado organismo prohibió las operaciones internacionales desde el Aeroparque metropolitano de los aviones de LAN Argentina.

Al respecto, deberá responder las siguientes preguntas:

1- ¿Por qué desde el 1 de Septiembre de 2011 la ANAC no responde los pedidos de autorización de Lan Argentina para operar con un nuevo avión Boeing 767-300, con el correspondiente personal de mando y cabina argentino?

2- ¿Por qué la ANAC, de acuerdo a la Resolución 994 firmada por Granados, decidió reducir en el Aeropuerto metropolitano el número de operaciones en determinadas franjas horarias, en perjuicio de una empresa?

3- ¿Cuáles son los criterios por los cuales se le otorgan permisos para operar algunas empresas y se les niega a otras no?

Señor presidente:

Argentina viene exhibiendo desde 2003 una preocupante discrecionalidad del ejercicio del poder por parte de los Presidentes de la Nación elegidos en los últimos veinte años de democracia argentina. Dicha discrecionalidad tiene como transfondo una crisis institucional de proporciones insospechadas que, lejos de revertirse, tiende a profundizarse cada día más, con consecuencias imprevisibles. En lo que concierne a las últimas dos gestiones presidenciales, las justificaciones invocadas por las autoridades y sus defensores para seguir sosteniendo semejante estado de situación, suelen retrotraerse a los infaustos días de la crisis de diciembre de 2001 y a la ausencia de autoridad presidencial que dicha crisis acarreó.

En vistas de este último argumento, aprovechando el contexto de crisis social y política legado de la crisis de 2001, cabe advertir que se impuso un patrón de culto al personalismo y al ejercicio discrecional de poder que, la mayor de las veces, orilla la ilegalidad y el autoritarismo.

Este particular estilo de ejercicio del poder se puso al descubierto una vez más en un área sensible para el Estado -y por ende, para los contribuyentes, como es el mercado de la aeronavegación comercial.

Dicho mercado presenta una serie de complejidades que derivan, en buena medida, de los enormes gastos de capital, infraestructura, tecnología, personal y sistemas que conlleva poner en el aire un moderno avión. En otras palabras, se trata un área de servicios que emplea, como ninguna otra empresa privada, una importante cantidad de mano de obra calificada y no calificada, sea en forma directa como indirecta.

En Argentina, el marcado aerocomercial estuvo históricamente vinculado a la presencia cuasi monopólica de Aerolíneas Argentinas (AA), la empresa de bandera que alguna vez supo ser el orgullo del país. Como tantas otras empresas del estado, AA fue víctima de la mala gestión, la incompetencia y el canibalismo político, quedando como un enorme elefante blanco sin rumbo y, para peor, sin rentabilidad, debiendo ser solventada por los contribuyentes.

En la denominada "maldita década de 1990", por decisión del ex presidente justicialista Carlos Menem, la empresa fue privatizada, perdiendo gran parte de su infraestructura, sus rutas internacionales y el personal. En consecuencia, a partir de esa década, AA dejó de ser una empresa cuasi monopólica para convertirse en empresa subcompetitiva, es decir una empresa sin recursos y medios para adecuarse a los desafíos del mercado globalizado.

Con la llegada a la Presidencia de Néstor Kirchner, AA fue reestatizada en septiembre de 2008 con la finalidad de convertirla en una empresa importante y competitiva al servicio del país. Desde entonces, según datos oficiales se ha invertido unos 1.453 millones de dólares, de los cuales, gran parte fueron para la compra de una veintena de aviones Embraer (700 millones) y el resto para la compra de nuevos Boing 737-700 y Airbus 340.

Sin embargo, dichas inversiones son poco significativas si se tiene en cuenta que la empresa tiene un rojo de más de 800 millones de dólares, según declaró recientemente su actual presidente Mariano Recalde. A ello se agrega las crecientes y cada vez más graves conflictos gremiales de esa compañía que afectan seriamente la calidad del servicio en perjuicio de los usuarios.

En síntesis, AA sigue siendo un barril sin fondo y en el corto plazo no se vislumbra una solución a esta situación. Ante semejante panorama incierto, a las actuales autoridades no les queda otra alternativa, al parecer, que acudir a una decisión discrecional de ir expulsando a las demás compañías aéreas que operan en el país con el fin de quedarse, en un plazo no muy lejano, con un mercado interno cautivo, sosteniendo así una empresa ineficiente e insolvente.

Esta es la razón de fondo que está por detrás de la decisión irresponsable de la ANAC de prohibir operar a Lan Argentina a partir del 1° de enero de 2012.

Teniendo en cuenta lo expresado, es que le solicitamos Sr. Presidente la aprobación del presente pedido de resolución.