La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar beneplácito por el traslado del mural "Ejercicio plástico" del artista mejicano David Alfaro Siqueiros, logrado tras gestiones del Poder Ejecutivo Nacional, a la Plaza Colón, donde aguarda para ser restaurado tras permanecer 17 años estacionado en un depósito.

Señor presidente:

El pasado 21 de octubre del corriente año, "Ejercicio plástico", el mural que en 1933 el mexicano David Alfaro Siqueiros pintó en la Argentina, fue trasladado desde los cuatro containers en playa de grúas bonaerenses, donde permaneció 17 años al aire libre, hasta el tinglado que levantó Techint en la Aduana Taylor con el fin de protegerlo y restaurarlo.

La situación de la obra de arte, que suma ahora un nuevo capítulo a su odisea, comenzó a definirse el 22 de septiembre, cuando el juez Fernando D´Alessandro dispuso una medida precautoria y autorizó el traslado, en respuesta al pedido que el secretario de la Presidencia de la Nación Oscar Parrilli le envió semanas antes, el 27 de agosto, con los planos del lugar de operaciones, en medio de una disputa jurídico-legal por la situación de la obra. Las medidas del Poder Ejecutivo Nacional fueron fundamentales: la presidente Cristina Kirchner fue quien impulsó la recuperación de la obra. Ahora, la restauración será financiada por el empresario Carlos Slim (Telmex) y estará a cargo del artista Manuel Serrano, también mexicano, quien en 1991 extrajo la obra del lugar original.

Militante comunista, Siqueiros llegó a la Argentina para impulsar desde el arte "agitación y propaganda". El artista manifestó una vez: "soy partidario de que la pintura y la escultura sirvan al proletariado en su lucha revolucionaria de clases; pero considero la teoría del arte puro como suprema finalidad estética". Según detalla la reconocida y prestigiada crítica y comentarista de arte Ana Martínez Quijano, en el diario Ambito Financiero (lunes 6, martes 21 y jueves 23 de octubre) "la historia del personaje devoró la del artista. Y hay que ver los diarios de la época: dan cuenta de la explosiva polémica que desató entre los intelectuales de izquierda y de derecha. Al punto que cuando van a detenerlo por su activismo político, que ya le había cedido las páginas escritas del diario "Crítica" para difundir sus ideas le ofreció trabajo en un refugio seguro: el sótano de la quinta "Los Granados" de Don Torcuato".

Quijano señala además que "el propósito de instalar el arte en 'los muros más visibles, en los lugares más estratégicos' había naufragado, y encarar un tema político en esa caverna carecía de sentido. Pero lejos de decorar el sótano de un hombre rico, Sequeiros se concentró en los problemas visuales. Celebró las curvas y contracurvas de la arquitectura, y estrechó la relación del arte con la tecnología; fabricó una autentica máquina de la perfección, anticipatorio del cientismo y del 'site specific'; creó una obra que no tiene antecedentes en el arte y tampoco derivaciones, cuyos valores estéticos apenas si se adivinan."

En una carta que le escribió a María Asúnsolo, Siqueiros denota su compromiso con la política a través del arte: "¡Si vieras qué bien puedo ya pensar plásticamente en los problemas políticos! Antes eso me era imposible. La parte emocional y sensual del arte me dominaba por entero. Una textura feliz o una forma abstractamente bella de por sí me hacía olvidar el propósito inicial de mi pensamiento. Ahora tengo la energía de sacrificar aquellas cosas de mi pintura que no marcan el paso con mi objetivo mental."

Desde el sótano donde trabajaba, convocó a Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo y Juan Carlos Castagnino, al escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro y al cineasta León Klimovsky. Usó pintura industrial, aerógrafo y fotografías que proyectaba sobre la pared, de modo que experimentó nuevas técnicas, nuevas herramientas y materiales y creó un nuevo concepto del muralismo.

"Imaginó transparentes los muros y, por medio de un 'truco visual', transformó una oscura caverna en una caja de cristal El espectador quedaba así atrapado en una burbuja. (...). Mientras que la perspectiva de los renacentistas pretendían ser una ventana abierta al mundo para un espectador inmóvil, el muralista imagina un espectador esencialmente activo, que se desplaza por el interior de la obra. (...). El mural movilizaba al espectador por partida doble: hacía que caminara por el interior y lo inducía a dejarse llevar por sus fantasías y forjar por sí mismo el sentido de la obra. Fue una apuesta en acto de la fenomenología de la percepción. Lejos de imponer la situación de distancia que establece el mural tradicional, el espectador quedaba envuelto en la obra, que, al igual que una instalación, lo situaba por completo en la configuración artística. La dramática teatralidad de ese espacio iluminado con focos artificiales, estratégicamente escondidos en las juntas del piso y las paredes, estimulaba la participación. Efecto acentuado por los juegos cinéticos y las miradas que atrapaban al espectador. El muralista utilizaba plantillas con las siluetas de los personajes, y pintaba con soplete varios contornos, de manera que entre cada uno quedara un espacio de escasos centímetros. Al abrirse como un abanico, la sucesión de contornos provoca una sensación de movimiento, potenciada por la multiplicad de personajes que favorecían y propiciaban la trayectoria de la mirada. (...). Luego, la estrategia siqueiriana de atenerse a los caprichos de la arquitectura resultó precursora del site specific, de las piezas hechas "a medida" que hoy el nomadismo artístico y las exigencias de ferias y bienales han puesto en el candelero", detalla Quijano.

En 1931, en Taxco, Sequeiros conoció al cineasta ruso Sergei Eisenstein e intercambió conocimientos y experiencias estéticas e ideológicas. Para los especialistas, este encuentro es fundamental, ya que si la ventaja del cine proviene del hecho de que incorpora el movimiento al arte, "Ejercicio plástico" aspiraba a competir desde este mismo recurso. El mismo Sequeiros se preguntó en sus escritos si de la unión del cine y la plástica podía nacer "un fenómeno nuevo que no sería ni la cinematografía como hecho autónomo ni pintura como expresión particular, sino algo completamente inusitado". A esto, agregó: "Llegará el día en el que se harán pinturas murales en superficies activas en extremo compuestas, cuyo propósito no será la pintura mural en sí, sino su reproducción cinematográfica. (...). Las formas podrán precipitarse con un vértigo inusitado, se acentuarán las expresiones psicológicas, se fusionarán los diversos sectores mediante métodos de superposición, se crearán colores por combinación de los existentes."

Por todos estos motivos, "Ejercicio plástico" marca un punto de quiebre en el arte contemporáneo. Cortado en seis partes con el fin de volverlo a armar como un mecano en cualquier lugar del mundo, este bien patrimonial sobrevive a la desidia de quienes debían protegerlo. Actualmente existe un proyecto de apropiación, aprobado en 2007 por la Cámara de Diputados con media sanción, lo que da cuenta de la importancia y vigencia de la iniciativa del Poder Ejecutivo Nacional para evitar que la obra siga deteriorándose por los cambios bruscos de temperatura, la condensación de la humedad y las filtraciones de los contenedores. Quiero entonces rescatar mediante este proyecto la ejecutividad puesta de manifiesto por el Gobierno nacional, que mediante urgentes disposiciones pusieron fin a trabas burocráticas en consonancia con las medidas judiciales, mientras esperamos la pronta definición del proyecto de expropiación.

Por todo lo expuesto es que requiero de mis pares la aprobación del presente proyecto.