La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo nacional que, a través de los organismos competentes, cree un programa de información y prevención sobre las posibles consecuencias no deseadas de la aplicación de la toxina botulínica tipo A, conocida bajo el nombre comercial de "Botox".

Señor presidente:

El "Botox" es una toxina generada por una bacteria (Clostridium Boltulinum) que tiene un efecto paralizante a nivel muscular, el cual se aprovecha para neutralizar las arrugas de la zona tratada. Actúa produciendo una relajación temporal del músculo inyectado. Por esas cualidades, tiene diversas aplicaciones para tratar enfermedades que comprometen grupos musculares.

En la Argentina está aprobado por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica) para ser usado en cosmética y en casos de hiperhidrosis axilar (transpiración excesiva en las axilas) desde 2001. Su aplicación fue aprobada en 1992 para uso médico-terapéutico en casos de estrabismo y blefaroespasmo, y en 1998 para casos de espasticidad y distonía cervical.

La Agencia Federal de Control de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos, informó recientemente sobre el fallecimiento de 16 personas después de introducirse "Botox". La toxina botulina, insertada en todas las ocasiones, se propagó por su cuerpo. La Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) registró más de 600 casos de personas que, tras haber recibido inyecciones de toxinas de "Botox" sufrieron serios efectos negativos, y de las cuales 28 fallecieron.

En julio del 2007, la Unión Europea se dirigió a los profesionales de la salud para alertarlos de los riesgos relacionados con esta toxina. Al mismo tiempo reforzó las precauciones de uso. En febrero del 2008, la FDA estadounidense advirtió que el uso del popular tratamiento cosmético "Botox" podía tener efectos muy peligrosos, en caso de sobredosis. Estos organismos sin embargo no han prohibido la sustancia utilizada por millones de personas en el mundo para suprimir las arrugas.

Seria deseable que solamente médicos especializados en estética suministraran estos tratamientos en establecimientos médicos adecuados. Sin embargo hay casos en que son suministrados en institutos de belleza. Seguramente mucha gente desconoce qué substancias serán utilizadas estéticamente en su cuerpo y por ende, al no poseer la información adecuada, no pueden protegerse. Consideramos que corresponde al Estado ser el contralor de la salud pública y brindar a la población el acceso a información que le permita tomar decisiones responsables.

Por estas razones es que solicito a mis pares me acompañen en esta iniciativa.