La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar profunda preocupación por el deterioro a la integridad psíquica y psicológica en la que se encuentra sometido hace 18 años el ciudadano argentino Víctor Hugo Saldaño, a la espera de una resolución definitiva sobre su condena a la pena de muerte por parte de la Corte de Apelaciones de Texas, Estados Unidos.

Señor presidente:

El ciudadano argentino Víctor Hugo Saldaño, fue condenado a la pena de muerte por un tribunal de Texas, Estados Unidos en 1996, por un homicidio cometido en Dallas el año anterior. Actualmente, se encuentra en el denominado "corredor de la muerte" de la cárcel de Huntsville, Texas a la espera de una resolución definitiva respecto de su sentencia, la cual deberá ser adoptada por la Corte de Apelaciones en lo Penal de ese estado.

En julio de 1996, se realizó el primer juicio contra Saldaño. Uno de los fundamentos del fallo fue el informe del perito psiquiátrico que estableció que Saldaño era proclive a reincidir porque así lo demostraban las estadísticas entre los convictos latinos por lo que fue sentenciado a la pena de muerte. Estos argumentos racistas fueron tan burdos, que el propio fiscal federal del estado lo consideró inadmisible y la Corte Suprema Federal terminó anulando el fallo y ordenando un nuevo juicio. La Corte Suprema de Justicia de Texas ratificó la condena en 1999, 2002 y 2004. En agosto de 2007, la Cámara de apelaciones en lo penal de Texas rechazó el pedido de nulidad de la condena a Saldaño. El 16 de abril, la Corte Suprema consideró constitucional la aplicación de la inyección letal.

Así las cosas, Victor Saldaño se encuentra hace 18 años en el corredor de la muerte siendo víctima de una tortura permanente. Encerrado en su celda de poco más de cinco metros cuadrados en la que pasa 23 horas por día, donde no tiene contacto físico con otros, ni siquiera la comunicación entre los internos es posible, solo encuentra su cama, el escritorio, el banquito, la pileta y el inodoro de acero inoxidable, atornillados a las paredes y al piso, todo cerrado por una sólida puerta que refuerza el aislamiento y vacío al cual está sometido.

Su estado físico y psicológico está absolutamente degradado, disminuido en sus facultades mentales y cargado de somníferos. Esta espera resulta tan perturbadora y dañosa que la misma muerte resulta ser el momento más esperado por el condenado, a tal punto que el mismo tiene varios intentos de suicidio - cortándose las venas con la hoja de afeitar; auto mutilándose y colgándose-, buscando dar fin a este cruel padecimiento y concretar la ejecución que nunca llega.

Desde su primer intento de suicidio, ha manifestado problemas mentales que nunca se detuvieron y lo llevaron a una actitud autodestructiva en la que fue incapaz de mantener la higiene más mínima y elemental. Se muestra incoherente y tiene dificultades para comprender frases sencillas.

La condición de condenado a muerte de Saldaño, no debe constituir de manera alguna, un justificativo que legitime el avasallamiento y la violación de los derechos humanos fundamentales. El respeto a la dignidad de la persona constituye un derecho que debe ser extendido a todos los hombres, y que por consiguiente, no puede ser objeto de discriminación alguna so pretexto de determinadas circunstancias en las que se encuentre el ser humano.

Por ello solicito de mis pares me acompañen en la sanción del presente proyecto.