PROYECTO DE TP
Expediente 5962-D-2010
Sumario: GENERAL JOSE DE SAN MARTIN: SE DISPONE EL TRASLADO DE SUS RESTOS AL CEMENTERIO DE LA RECOLETA EN LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES.
Fecha: 17/08/2010
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 113
El Senado y Cámara de Diputados...
Artículo 1º.- Dispóngase el traslado
de los restos del General José de San Martín de la Catedral Metropolitana al
Cementerio de la Recoleta de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Artículo 2º.- El Poder Ejecutivo
Nacional llamará a concurso público y abierto a artistas nacionales para el diseño y
la construcción del Mausoleo que guardará los restos en el citado
Cementerio.
Artículo 3º.- Dicho Mausoleo será
emplazado con frente a la entrada principal del Cementerio, ubicándose en las
cercanías de la tumba de Remedios Escalada de San Martín.
Artículo 4º.- El traslado dispuesto en
el artículo 1º se hará efectivo el 17 de agosto de 2012, en el marco de los actos
que se realicen en su conmemoración.
Artículo 5º.- Los gastos que demande
la ejecución de la presente ley, se imputarán a las partidas presupuestarias
correspondientes.
Artículo 6º.- Comuníquese, etc.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Frente a un nuevo aniversario del
fallecimiento del general José Francisco de San Martín, la presente iniciativa toma
como antecedente lo planteado por el Expediente 4311-D-2008 de mi autoría,
presentado el 15 de agosto de ese año, en procura de concretar el traslado de sus
restos al Cementerio de la Recoleta.
Aunque su emplazamiento en ese
lugar es parte de una larga historia, desde 1880, los restos de San Martín han
descansado en la Capilla Nuestra Señora de la Paz que se ubica en la Catedral de
la Ciudad de Buenos Aires, custodiados en forma permanente por dos granaderos.
El Libertador falleció el 17 de agosto
de 1850, en Boulogne Sur Mer, Francia, país al que llegó después de un auto exilio
decidido en 1824.
Aproximadamente veinte años
después, el 3 de enero de 1844, en París redactó su tercer testamento, cuyo punto
4º decía textualmente: "Prohibo el que se me haga ningún género de funeral, y
desde el lugar en que falleciere se me conducirá directamente, al Cementerio sin
ningún acompañamiento, pero si desearía, el que mi Corazón fuese depositado en
el de Buenos Ayres".
En 1877, el presidente Nicolás
Avellaneda creó la "Comisión Central de Repatriación de los Restos del general San
Martín". El cuerpo llegó a la Argentina el 28 de mayo de 1880. A pocos días no
más y como símbolo contrario a lo soñado por el Libertador se desencadenaron los
luctuosos combates de Las Barracas y Puente Alsina, por la federalización de
Buenos Aires.
La "Comisión Central de Repatriación
de los Restos del General San Martín", además de su misión específica, debía llevar
a cabo la elección del proyecto de mausoleo y del recinto en que se
construiría.
A comienzos de 1877 habían ya
pasado dos años de la muerte de Mercedes San Martín de Balcarce y el Presidente
Nicolás Avellaneda estimó que, sobre la base de lo que ya venía haciendo la
Municipalidad porteña, el momento era propicio para hacer un llamado al pueblo.
Lo formula el 5 de abril, día en que se
cumplía un nuevo aniversario de la batalla de Maipú, convocando a todos "para
reunirse en asociaciones patrióticas, recoger fondos y promover la traslación de los
restos mortales de don José de San Martín para encerrarlo dentro de un
monumento nacional, bajo las bóvedas de la Catedral de Buenos Aires".
Seis días después, el 11, Avellaneda
firmó el decreto de creación de la Comisión encargada de restituir a la Patria los
restos del Libertador, que se constituyó el 24 de abril y quedó integrada,
inicialmente, por el vicepresidente de la Nación, don Mariano Acosta, que sería su
Presidente; el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, don
Salvador María del Carril; el Presidente de la Municipalidad de Buenos Aires, don
Enrique Perisena,; el general Julio de Vedia; don Antonio Malaver; el secretario del
Senado, don Carlos Saravia, y el secretario de la Suprema Corte de justicia de la
Provincia de Buenos Aires, don Aurelio Prado y Rojas. Funcionó durante casi
cuatro años.
Para 1878 se habían presentado seis
proyectos: el del Escultor francés Albert Carrier-Belleuse, el del italiano Antonio
Tantardini, autor de "La Dolorosa" del Sepulcro del General Quiroga en La
Recoleta; los de N. Burgos, Ernesto Bunge y Camilo Romairone, los tres
argentinos; y el de un escultor italiano radicado en Buenos Aires.
Analizados los proyectos, se eligió el
presentado por Carrier-Belleuse, autor de la figura del General Belgrano ubicada
muy cerca, en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada.
El historiador Jorge Manuel Bedoya
dice al respecto: "El mausoleo de San Martín es un claro exponente de los
monumentos cívicos con que el Siglo XIX honró a los hombres ilustres. En él se
encuentran elementos típicos del academicismo francés de la segunda mitad de
esa centuria. Vemos así la utilización de formas neoclásicas en la composición
simple y definida de la obra, en la confección de un sarcófago con reminiscencias
de la antigüedad grecorromana y en la personificación de las tres repúblicas y
mientras se insinúan aires románticos en el modo como asoma el capote sobre los
bordes de la urna, en los intentos por otorgar individualidad a la figura y en el
plegado de algunos paños."
Tres figuras femeninas que
representan a Argentina, Perú y Chile custodian la urna talladas en mármol de
Carrara. El basamento es de mármol rojo de Francia y el resto del monumento
está realizado en casi su totalidad en mármol rosado, mientras la lápida está
ejecutada en mármol rojo imperial. Sobre ésta está asentado el sarcófago de color
negro belga. Junto al Libertador se hallan las urnas conteniendo los restos de los
Generales Juan Gregorio Las Heras y Tomás Guido y los del Soldado Desconocido
de la Independencia.
Pero la ubicación de los restos del
Libertador en la Catedral de Buenos Aires, siempre fue controvertida y se justificó
su colocación en la Capilla ubicada sobre el ala norte de la Catedral, arguyendo
que en ese lugar funcionaba en los orígenes de la ciudad el camposanto del que
disponían todos los templos.
Las decisiones tomadas por los más
encumbrados dirigentes de la generación del 80, una vez fallecida la hija del
General San Martín, se ubicaron en el terreno de la utilización de la figura de San
Martín y no del cumplimiento de sus deseos tan claramente expresados.
Por esa razón resulta imposible
encontrar manifestaciones ciertas respecto de los motivos que impulsaron a los
actores políticos de entonces a no cumplir con los deseos de San Martín, al punto
que en 1870 se presentó don Manuel Guerrico a la Municipalidad de Buenos Aires
para solicitar, en nombre de la familia del general San Martín, un terreno en el
cementerio del Norte, o de la Recoleta, para colocar allí los restos del héroe.
La petición se resolvió favorablemente
y se acordó también que la Municipalidad construyera a sus expensas un
monumento en ese terreno. El monumento no se construyó y en cambio se hizo,
sí, un modesto mausoleo, sin embargo, tiempo después el terreno fue cedido a
otra persona, situación que quedó sin efecto al reivindicar la corporación municipal
sus derechos sobre ese terreno y quedar de su propiedad lo construido en él.
Pasados los años y ya fallecida
Mercedes San Martín de Balcarce, el señor Enrique Perisena, integrante de la
Comisión Municipal, solicito a ésta que el mencionado mausoleo fuese mejorado y
que, se comunicase al Poder Ejecutivo Nacional que se creía llegado el momento
para disponer la traslación de los restos.
Finalmente, también se proponía
designar una comisión formada por cinco municipales para que se tratara de
realizar los trámites previos a esa traslación, comisión a la que también se daba
autorización para hacer los gastos necesarios. Todo fue aprobado por la Comisión
Municipal el 4 de febrero de 1871.
No pasó mucho tiempo hasta que la
comisión de municipales designada por la corporación porteña decidió que sería
preferible la Catedral a la Recoleta como destino final para los restos de San
Martín, y en consecuencia, el mausoleo proyectado seria erigido en la capilla por
entonces dedicada a Nuestra Señora de la Paz.
A partir de ese momento el proceso
de repatriación, ubicación y construcción del mausoleo de San Martín quedó en
mano de la Comisión Central de Repatriación impulsada por el Presidente
Avellaneda, que finalmente decidió que la ubicación fuera la que conocemos en la
actualidad.
Evidentemente la decisión tuvo que
ver con los consensos de la época. Si bien el proceso fue largo y con participación
de figuras importantes de la política y la cultura de ese momento, es evidente que
desde una mirada histórica, fue sesgada.
En primer lugar por que no se respetó
la voluntad del propio general San Martín que deseaba que su corazón descansara
en el cementerio de Buenos Aires.
Además porque sin negar la calidad
de la escultura y el mausoleo, se termina prácticamente ocultando a un costado de
la Catedral metropolitana, en un espacio físico no acorde con la grandeza e
importancia que tiene para el conjunto de los argentinos y argentinas, aquel a
quien el consenso histórico de nuestro país lo reconoce como el Padre de la
Patria.
La construcción de la historia y de los
personajes fundantes de una nación no son un relato objetivo, neutro, que escapa
a las vicisitudes políticas de dicho país. Más bien son elaboraciones que se realizan
en una constante reinterpretación del pasado.
En el momento en que se repatrían
los restos del Libertador y se decide el emplazamiento del actual mausoleo, una
generación política, la del 80, gobernaba de manera hegemónica el país y fijaba un
horizonte que seria determinante para el futuro de Argentina.
Se fundaban ciudades y puertos, se
abrían rutas, se construían edificios que no tenían nada que envidiarle a los de las
principales capitales europeas, se recibían a millones de inmigrantes que venían a
nuestras tierras. Nacía un país increíblemente rico y profundamente injusto que se
proyectaba al mundo.
Ese país necesitaba la construcción de
un relato histórico y ese relato, por supuesto, estuvo influenciado por los conflictos
y guerras civiles, que ya concluían pero habían dejado sus cicatrices.
No es casual que según las
narraciones y crónicas de la época, haya sido más impresionante la ceremonia de
traslado de los restos de Rivadavia a su mausoleo que la del propio San Martín.
Muchos no le perdonaron al Libertador de medio continente que no haya usado su
sable para derramar sangre de argentinos y que no haya intervenido en la lucha
entre unitarios y federales. Muerto, todavía San Martín despertaba viejos rencores
en los sectores conservadores de la época.
Sin embargo fue tan potente la luz
que irradio su conducta, su coherencia, su obstinada humildad y su rigurosa
personalidad que jamás pudo ni podrá ser discutida su primacía en la simpatía,
admiración y adhesión del pueblo argentino a su persona.
Las mentes mas lucidas de la
generación del 80 necesitaban un Padre de la Patria y el pueblo argentino sin
dudarlo lo adoptó como tal.
Ese fue el consenso de la época. Pero
fue un consenso limitado y de alguna manera diluido por quienes gobernaban en
dicho momento histórico.
Hoy es necesario revisar esos
consensos y reemplazarlos por nuevos, que son el resultado de una democracia
que no existía en la época en que se tomo la decisión del actual mausoleo.
Millones de argentinas y argentinos necesitan proyectar un futuro y tomar fuerzas
de lo mejor de nuestro pasado pero pensándolo a la luz de un tiempo no elitista.
Ese pasado necesita simbolizarse en nuestro presente con correcciones y una
reinterpretación más democrática de nuestra historia.
El lugar donde descansan los restos
de un personaje histórico, los monumentos, los nombres de plazas y calles
conllevan un mensaje, simbolizan jerarquías y preferencias y expresan conflictos
políticos que muchas veces son injustos con la persona que se pretende
homenajear.
Hay que liberar al Libertador de
Argentina, Chile y Perú de ese pasado. San Martín merece que cumplamos su
voluntad y merece también que el lugar donde descansen sus restos, sea acorde
en su magnitud y visibilidad, al lugar que le hemos dado en nuestros corazones y
en el de nuestra patria.
Por todo lo expuesto es que solicito la
aprobación del presente proyecto.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
CORTINA, ROY | CIUDAD de BUENOS AIRES | PARTIDO SOCIALISTA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
LEGISLACION GENERAL (Primera Competencia) |
CULTURA |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
---|---|---|---|
Diputados | RESOLUCION DE PRESIDENCIA - CAMBIO DE ORDEN DE LAS COMISIONES | 13/10/2010 | |
Diputados | REPRODUCIDO POR EXPEDIENTE 5716-D-12 |