La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Expresar un profundo repudio por la actitud provocativa de la autoridad educativa de hacer circular entre los jóvenes escolarizados una publicación con contenido sexual y actitudes violentas.

Asimismo, ante las declaraciones del editor de la obra en cuestión, se expresa el rechazo a todo tipo de dispositivo educativo que pretenda imponer estructuras valorativas sin que se contemplen las condiciones educativas y de supervisión necesaria, para que los docentes puedan abordar críticamente todo material que llegue a las escuelas desde la autoridad educativa.

Señor presidente:

Si se parte de la base que nuestro sistema educativo por constituir un bien público, está regulado por los tres poderes de nuestra Nación, es impensable que se circulen contenidos entre los jóvenes escolarizados cuya gestación emane de personas con "delirios progresistas" o bajo la irresponsabilidad libertaria de un escritor cercano a ciertos circuitos del poder oficial.

Por el contrario los valores que forman a los jóvenes deben ser el resultado de una acción planificada por el Estado en diálogo entre los tres poderes que lo constituyen, lo que en este caso no se advierte.

Es deseable que en la escuela circule todo tipo de material que contenga una línea argumental, exprese ideas, historias, acontecimientos, entre otras cosas, siempre que cuenten con estructuras de comunicación que en sí mismas resulten atractivas de aprender y enseñar. También resulta deseable que todo tipo de contenido más cercano o más lejano de los valores sociales predominantes, sean puestos "en foco crítico" en la escuela, ya que de por sí circulan por los medios y las redes. Pero resulta altamente provocativo que llegue un libro con escenas explícitas en cuanto a contenido sexual y actitudes violentas desde la autoridad educativa. Resultaría muy diferente que uno o varios alumnos aunque sea para provocar a los docentes, lleven al aula material con este tipo de contenido. Sería una buena oportunidad para los docentes con preparación, disposición y supervisión, de analizarlo, criticarlo, reflexionar a partir de ellos con los alumnos. O sea, convertir una situación provocativa en pedagógica.

Por último, sostengo que la escuela no debe auto-censurarse sino puede quedar aislada y también puede perder credibilidad y significación para los alumnos. La escuela secundaria sobre todo, debe ayudar a los adolescentes a gestionar todo tipo de información y conocimientos en función al proyecto de vida, cultura, edad, historia, etc. de los alumnos o grupos que atiende. La escuela tiene que dotar de herramientas para discernir, diferenciar y jerarquizar la información que en forma cada vez más caótica, circula entre los jóvenes, cuestión que en esta situación objeto de la declaración, no se evidencia.