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PROYECTO DE TP


Expediente 5529-D-2014
Sumario: CORONEL MANUEL CRISPULO BERNABE DORREGO. SE DISPONE SU ASCENSO "POST MORTEM" AL GRADO DE GENERAL DE DIVISION.
Fecha: 14/07/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 85
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


Ascenso Post Mortem Del Coronel Manuel Dorrego
ARTICULO 1.- Asciéndase post mortem al grado de General de División al Coronel Don Manuel Críspulo Bernabé Dorrego en mérito a los patrióticos servicios que prestara, en la Guerra de la Independencia, en su gestión como gobernador de Buenos Aires y por sus esfuerzos en aras de la organización nacional y a su ejemplo de valiente soldado y ciudadano virtuoso y probo.
ARTICULO 2.- De forma.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Tras la sublevación de Juan Lavalle, el 1º de diciembre de 1828, el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, militar independentista de la primera hora y partidario del federalismo orgánico y constitucional, Manuel Dorrego, se refugió en las afueras de la ciudad, más precisamente en Cañuelas. Allí, apenas tuvo tiempo de pensar lo que había ocurrido en los últimos tiempos: la disolución del gobierno nacional de Rivadavia, su asunción como gobernador, el arreglo del fin de la guerra con el Brasil y la independencia de la Banda Oriental-- que lo dejó con un gusto agrio -, la crisis de recursos, los enemigos de la causa federal que reagrupaban sus fuerzas.
La rebelión inspirada por Lavalle, José María Paz y Salvador María del Carril, entre otros, había logrado rápidamente hacerse del gobierno porteño. No eran pocos los que seguían a Dorrego y buscarían recuperar el poder. El 9 de diciembre, se encontraron las tropas de Dorrego y las de Lavalle en Navarro, 100 kilómetros al sudoeste de la capital.
Las tropas de Dorrego eran tres veces superiores, pero las de Lavalle traían la experiencia de la guerra el Imperio de Brasil.
Fueron, de hecho, las propias fuerzas del depuesto gobernador las que se rebelaron ante la pérdida de la Banda Oriental, tomando prisionero a su jefe.
En esas circunstancias, Dorrego solicitó el destierro a los Estados Unidos, propuesta que no desagradaba a muchos de los líderes rebeldes. El mismo general y terrateniente Díaz Vélez había considerado en carta a Lavalle: "...estoy persuadido de que Dorrego no debe morir. Los males que ha causado son grandes, pero la dignidad del país, a mi ver, así lo exige".
Pero hombres como Juan Cruz Varela y Salvador María del Carril empujaban en otra dirección, y Lavalle se encontraba frente a un dilema. El nuevo gobernador bonaerense ordenó la ejecución del líder federal al llegar al campamento, el 13 de diciembre de 1828. El mismo día, Lavalle informó a Buenos Aires: "Participo al gobierno delegado que el coronel don Manuel Dorrego acaba de ser fusilado por mi orden, al frente de los regimientos que componen esta división. La historia, señor ministro, juzgará imparcialmente si el coronel Dorrego ha debido o no morir... Quisiera persuadirse el pueblo de Buenos Aires que la muerte del coronel Dorrego es el sacrificio mayor que puede hacer en su obsequio".
Lo recordamos en esta ocasión con una nota que Dorrego enviara en agosto de 1828 rechazando el ascenso a coronel mayor ya que -según él mismo explica- a lo largo de su carrera tuvo por principio "no aceptar grado alguno que no le fuese conferido en premio de acción de guerra o algún suceso marcable". Recuerda además que se negó en el pasado a aceptar incluso el ascenso a general "porque eran en retribución de servicios aunque importantes a la provincia, pero hechos contra enemigos hermanos". (Dorrego y el federalismo argentino: documentos históricos con introducción del Dr. Antonio Dellepiane, Buenos Aires, Editorial América Unida, 1926, pág. 220).
"Buenos Aires, agosto 6 de 1828.El que suscribe ha leído con sentimiento la moción presentada ante V. H. relativa a que se le expida el despacho de coronel mayor del Ejército permanente de la provincia, y se recabe del ejecutivo general de república, cuando se instale, la revalidación del expresado empleo. Esta distinción con que ha querido honrarlo el autor de la moción es por él apreciada en su justo valor, pero ella le obliga a exponer a V. E. que se cree suficientemente condecorado en la clase de coronel que obtiene; que ha tenido por principio constante en su carrera, no aceptar grado alguno que no le fuese conferido en premio de acción de guerra, o algún suceso marcable, y que firme en este propósito, rehusó en los años de 1816 y 1820, aceptar el empleo con que hoy se pretende distinguirlo y aun el último en la clase militar, porque eran en retribución de servicios aunque importantes a la provincia, pero hechos contra enemigos hermanos. Hoy no le es dado presentar ninguno extraordinario, antes por el contrario, con este motivo exige indulgencia ante los Representantes del Pueblo, porque a pesar de los mejores deseos, no le es dado hacer más en el desempeño de las altas funciones que se le han confiado, etc. Firmado: Manuel Dorrego".
Un estricto acto de Justicia es exaltar la figura del coronel del pueblo don Manuel Dorrego, quien pagó con su sangre en un fusilamiento irracional su fervor patriótico y la consustanciación con los derechos de los más humildes y desheredados. Rodolfo Terragno en su libro "La Argentina del Siglo XXI" escribió lo que hoy extractamos como fundamento medular de nuestro proyecto de ley de ascenso post mortem de Dorrego:
"En 1828, el general Juan Lavalle, derrocó al gobernador de Buenos Aires, el coronel Manuel Dorrego. Este escapó, pero fue apresado. Mientras lo trasladaban hacia el campamento del general rebelde, un hombre de leyes, Salvador María del Carril, escribía una carta aconsejando a Lavalle sobre los pasos a seguir. Proponía "prescindir del corazón", ya que consideraba que "nada queda en la República para un hombre de corazón". Su consejo era "resolver la situación a sangre fría". Lavalle hizo caso y mandó fusilar a Dorrego sin juicio y sin oírlo.
Luego de esta muerte, del Carril volvió a escribir a Lavalle aconsejando "fraguar el acta que precede al fusilamiento", dando instrucciones de cómo simular un juicio previo. Algunas semanas después llegó el general José de San Martín al puerto de Buenos Aires, y tras enterarse de lo sucedido decidió desembarcar en Montevideo. Desde allí también le escribió a Lavalle: "Sin otro derecho que el de haber sido compañeros de armas, permítame usted general, le haga una sola reflexión, a saber: que aunque los hombres en general juzgan de lo pasado según su verdadera justicia, y de lo presente, según sus intereses, en la situación en que usted se halla, una sola víctima que pueda economizar a su país, le servirá de un consuelo inalterable, sea cual fuere el resultado de la contienda en la que se halla usted empeñado, porque esta satisfacción no depende de los demás sino de usted mismo".
"Aquel general fusilador recibió por correo un anticipo de lo que sería nuestro país hasta hoy: una pugna entre triunfadores soberbios que aconsejan prescindir del corazón y héroes humildes que piden el ahorro de víctimas. Un antagonismo entre quienes proponen fraguar documentos con destreza y ciudadanos capaces de advertir que no hay mejor consuelo que el de la propia conciencia. Las sociedades más meritorias son aquellas donde los desterrados son los primeros. Las sociedades donde hablan fuerte quienes proponen economizar sangre y se sienten obligados a la timidez, los partidarios de prescindir del corazón. Las sociedades donde los sanmartines ganan y los delcarriles pierden".
No puedo prescindir de consignar dos temas. El primero, que Dorrego había logrado encauzar la convocatoria a una Convención Nacional Constituyente que sesionaría en Santa Fe y a la que las provincias mandarían sus diputados. Entre éstas, se hallaba la flamante provincia de las Misiones Orientales, con capital en San Borja, que designó a su representación. El jefe provincial de las Misiones Orientales era el conocido Fructuoso Rivera. Esto era parte de un plan de Dorrego para recuperar para las Provincias Unidas las zonas de Río Grande del Sur y Santa Catalina.
Dorrego trató de superar la pesada herencia de la Convención Preliminar de Paz de 1827 firmada por Manuel García y repudiada - por imperio del rechazo popular -por Rivadavia. Como encargado de las Relaciones Exteriores y de la Guerra, intentó concluir rápidamente el enfrentamiento bélico con audaces operaciones. Entre otros proyectos, comisionó al gobernador santafesino Estanislao López la liberación de las Misiones Orientales, desde donde debía atacar a los brasileños en Porto Alegre. Otra de sus iniciativas fue apoyar a un alemán, Friedrich Bauer, para que promoviera la creación de la República de Santa Catalina. Dorrego también entró en relación con los principales líderes riograndenses, Bento Gonçalves da Silva y Bento Manuel Ribeiro, promoviendo la República de San Pedro del Río Grande, ya que el sentimiento en contra de la monarquía era creciente e importante en el sur del Brasil. Pero la presión de Inglaterra, ejercida directamente por el enviado lord John Ponsonby, representante de los intereses británicos en Buenos Aires, e indirectamente a través del Banco de la Provincia de Buenos Aires, controlado por capitalistas ingleses, trabaron su accionar. Por otro lado, las acciones directas de naves militares del Reino Unido y del Brasil sobre naves argentinas forzaron a Dorrego a aceptar una paz desventajosa. Ponsonby llegó hasta el punto de amenazar con una intervención militar si no se firmaba la paz con Brasil, incluyendo la independencia de la Banda Oriental.
Si bien se mantuvo inflexible sobre la negativa a aceptar lo antes firmado por García, se vio obligado a firmar una nueva convención de paz con el Brasil, ratificada el 29 de septiembre de 1828, por la que aceptaba la independencia de la provincia en disputa como Estado Oriental del Uruguay. A principios de octubre las tropas argentinas establecidas en Río Grande partían de regreso hacia Buenos Aires. El descontento de los militares era notorio. Habían triunfado en los campos de batalla, pero regresaban derrotados en la mesa de la negociación política.
Nefandamente, el fusilamiento de Dorrego vino a frustrar también la intención organizadora de la Nación, demorando la sanción dela Constitución un cuarto de siglo.
El otro asunto es explicar el motivo para que hoy, luego de tanto tiempo, nos ocupemos de esta reparación histórica. En rigor, aprobar esta ley nos demanda unos minutos - todos somos conscientes de los pergaminos de Dorrego- y no nos aparta de la búsqueda y encuentro de las soluciones para la agenda que hoy nos ocupa. Podemos asignar un breve lapso a la historia. Nunca viene mal ni está de más detenernos un instante y producir, como en este caso, un acto reparador.
Con tales razones y las que estamos dispuestos a verter en oportunidad de su tratamiento, dejamos fundamentada la iniciativa que antecede, impetrando de nuestros pares la consideración favorable de la misma.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
ASSEFF, ALBERTO BUENOS AIRES UNIR
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
DEFENSA NACIONAL (Primera Competencia)