La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Rendir su homenaje a quien fuera Secretario General de la CGT., Señor José Ignacio Rucci, al cumplirse en la fecha 35 años de su asesinato a manos de terroristas Montoneros, y expresar, asimismo, su más profunda solidaridad con la familia del nombrado.

Señor presidente:

Quienes ya estamos entrados en años no podremos olvidar jamás ese 25 de octubre de 1973 en que era asesinado por los múltiples balazos disparados por los terroristas Montoneros, bajo el canallesco operativo denominado "Operación Traviata", quien por ese entonces regía los destinos de la CGT., el Sr. José Ignacio Rucci, mientras el país era conducido por el gobierno constitucional del Dr. Héctor J. Cámpora.

Crimen por cierto inentendible si consideramos que provenía de aquellos que decían luchar para que el Teniente General Juan Domingo Perón volviera a su patria luego del exilio forzoso que sufriera, lo que había efectivamente acontecido, tratándose Rucci de una persona cuyo apego y fidelidad al nombrado se encontraba fuera de toda duda, como también era conocido el afecto que el líder justicialista profesaba al sindicalista.

No es que fuera una sorpresa estas fechorías salvajes a las que nos tenían acostumbrados hacía ya bastante tiempo, tanto Montoneros como otras bandas de similares características, pero sí que continuaran por la misma senda fratricida cuando habían por fin concretado el objetivo que decían perseguir, procediendo, por el contrario, precisamente, a vulnerar sensiblemente el mismo.

Este homicidio es emblemático para demostrar indubitablemente que quienes hoy dan en llamarse "jóvenes idealistas" o "luchadores sociales", no eran más que unas huestes de fanáticos que no tenían ningún reparo a la hora de matar o de cometer cualquier otro delito repugnante, siéndoles indiferente si lo hacían durante un gobierno constitucional o de facto.

Se creían dueños de la vida y de la muerte, que disponían arbitrariamente a su antojo, cualquiera fuese la extracción social o la ideología de la víctima, en nombre de un pueblo que decían caprichosamente representar y que mayoritariamente les dio la espalda. Valga el ejemplo de la actitud de los colombianos en relación a las FARC o de los españoles con la ETA para efectuar un paralelismo válido y advertir nítidamente cual era el sentimiento claro y profundo que provocaban estos delincuentes subversivos en la sociedad argentina.

A tantos años del asesinato de Rucci, éste, claramente un crimen de lesa humanidad, continúa impune. Es de esperar que alguna vez se ponga fin a esta inmunidad incoherente e interesada que nos gobierna y, de una vez por todas, semejante hecho aberrante sea juzgado como corresponde para consuelo de su familia y el bien de toda la comunidad.

Es por ello que solicito al Cuerpo el apoyo al presente Proyecto de Declaración.