La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar beneplácito por la aprobación de la resolución "Principios básicos de los procesos de reestructuración de deuda soberana", impulsada por la República Argentina y aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas el día 10 de septiembre del corriente año.

Señor presidente:

La crisis de fines de 2001 provocó profundos cambios políticos, sociales y económicos en nuestro país, la posterior declaración del default dejó consecuencias negativas que aún estamos tratando de resolver.

En 2005 y 2010 nuestro país hizo un enorme esfuerzo para salir de la cesación de pagos, se reestructuraron 81.800 millones de dólares. En 2005 se logró la aceptación del 76 por ciento de los acreedores, porcentaje elevado al 92,4 por ciento con el segundo canje. Cabe destacar que la magnitud de la quita de capital, que incluyó una fuerte baja de la tasa de interés y la extensión de los plazos de pagos, no sólo fue inédita sino también la más elevada de la historia financiera moderna.

Sin embargo y a pesar de la voluntad puesta para cerrar ese capítulo de nuestra historia económica, un reducido grupo de acreedores decidieron no ingresar al canje y recurrir al Poder Judicial estadounidense. La sentencia dictada por el Juez Griesa, en contra de Argentina, generó un precedente internacional que pone en riesgo todo intento de reestructuración de deudas. Ante esa situación el gobierno nacional decidió visibilizar esta problemática, en organismos y foros internacionales, a fin de encontrar nuevos instrumentos que resuelvan el vacío legal que existe en esta materia.

Esta visión, este peligro, no es nuevo, ya fue expresado en el año 1933 en la VII Conferencia Panamericana, realizada en Montevideo. Allí, la delegación mexicana presentó una propuesta que contemplaba la aprobación de un programa sobre deudas y problemas monetarios y la posibilidad de una moratoria general para el conjunto de los países de la región. El canciller mexicano, Puig Casauranc, planteó que en la coyuntura en la cual se desarrollaba la conferencia los principales problemas no eran políticos sino sociales y económicos. Además, expresó que el futuro del panamericanismo dependía de que se desarrollara el poder de compra de las masas populares latinoamericanas y de que se enfrentara el drama de los deudores, acosados por las inescrupulosas corporaciones de Wall Street. La deuda y su reestructuración cruza la historia de los países en vías de desarrollo.

Si bien en aquel entonces la propuesta no tuvo éxito, sirve de referencia para celebrar la resolución, impulsada por Argentina, aprobada en la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado 10 de septiembre por 136 votos a favor, 6 en contra -Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Canadá y Japón, cinco de los siete miembros del G-7, e Israel y 41 abstenciones.

Con claridad el vocero de Sudáfrica, en representación del G-77 más China y presentador de la propuesta, señaló que "los principios básicos fueron diseñados para asegurar su inclusividad, no son obligatorios ni favorecen ni a acreedores ni a deudores. Se trata de generar una situación donde todos ganan. La sustentabilidad de las deudas es esencial para el crecimiento y las reestructuraciones son importantes para los países en desarrollo y los desarrollados".

Si bien la resolución no es vinculante, la comunidad internacional ha dado un paso más para lograr cumplir con los compromisos externos sin comprometer el bienestar presente y futuro de nuestros pueblos.

Por lo expuesto, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.