La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de interés de esta Honorable Cámara de Diputados de la Nación el libro "Alberto Devoto, obispo de los pobres" del autor correntino José Erasmo Gauto, por su aporte a la cultura y al conocimiento histórico de esa provincia.

Señor presidente:

Este julio se cumplirán 30 años del pase a la inmortalidad de Alberto Devoto, el primer obispo de Goya (Corrientes), inolvidable figura de las décadas del 60 y 70 de la Argentina. Obispo conciliar, confesor del Teniente General Juan José Valle, quien quisiera sublevarse frente a la dictadura militar de Aramburu, piedra fundante de las Ligas Agrarias Correntinas, primer sindicato campesino de Corrientes, relacionado con los Sacerdotes Tercermundistas y fiel defensor de la democracia y del Tercer Mundo, este libro rescata sus dos versiones: la religiosa, que buscaba al Cristo humano, en estrecha relación con su comunidad eclesiástica, y a Devoto mismo como ser humano; retrata a ese obispo que, viendo al hombre sufriendo y humillado, no podía más que ponerse de su lado.

Esta edición de autor vio la luz en el siglo XXI, pero fue escrito en 1986 por el Equipo Diocesano de Comunicación Social de Goya, formado por el Profesor Bernardo C. Ranalletti, María Luisa Ayala de Hormaechea, Ursula Duarte, Susana Madroñal, Emilio Devoto y, por supuesto, el compilador y autor final, José Erasmo Gauto. En ese entonces, se solicitó autorización al sucesor de Monseñor Devoto para su publicación, pero la reunión fue dilatándose (en forma intencional) causando que se cayera el subsidio que una fundación alemana otorgaría para financiar este trabajo colectivo. Años después, el sello "Nueva Tierra" mostró interés en su publicación, pero entonces se extraviaron las carpetas originales (dos de las cuales nunca aparecieron, por lo cual esta edición no es el trabajo total), hasta que luego de muchos años se pudo rescatar una, con retoques, correcciones y faltantes.

Esta es la que, ampliada, queremos declarar de interés hoy, tarde pero tal vez con un poco más de mérito. El libro está dividido en una primera parte casi biográfica, en la que repasa año a año distintas etapas de su vida (desde que llega a Goya), haciendo especial énfasis en su asistencia al Concilio Vaticano II, del que no faltó a ninguna sesión, su organización de la Iglesia en Goya (considerando que fue el primer obispo en esa zona de Corrientes), la creación de las Ligas Agrarias, sus relaciones con el poder político, en épocas de dictaduras, y sus recomendaciones a los sacerdotes de su diócesis, con los que tejió estrechas relaciones. La segunda parte, que es la que se agregó más adelante, consta de testimonios de personas que lo conocieron, poemas en su honor, el último reportaje que le hicieron y varios misceláneos.

El lema episcopal elegido por Alberto Devoto fue "Ego Semper Tecum Ero: Yo siempre estaré contigo". Estas palabras ejemplifican su pensamiento y su accionar, hacia la Iglesia y su diócesis, pero sobre todo hacia la comunidad en la que se insertó, donde actuó guiado por los más altos estándares de justicia social y solidaridad, en un pueblo sumido en la pobreza y el subdesarrollo. Parte de este pensamiento sin dudas terminó de generarse en el Concilio, donde participó del grupo de trabajo "Jesús, la Iglesia y los Pobres". De allí surgió su compromiso de vivir el sentido de la pobreza según el evangelio.

Como obispo, en el año 1972 fue el principal organizador y promotor de las Ligas Agrarias Correntinas, sindicato campesino laico, que rompió tres organizaciones anteriores con escaso consenso y tuvo rápida aceptación y aglutinamiento. Alberto Devoto, a pesar de ser un foráneo en Corrientes, a poco de llegar supo identificar al sector más explotado entre los explotados, y otorgarles una herramienta con la que, por fuera de la Iglesia, nuclear y organizar sus demandas. A pesar del apoyo de la Iglesia, fueron resistidas por las patronales rurales, que veían afectados sus intereses. Quedó como un proyecto el formar otro organismo para los obreros. La dictadura de 1976 arrestó y persiguió a sus principales dirigentes, pero Monseñor Devoto nunca cesó en su defensa del que fue el primer sindicato campesino de la provincia.

De Alberto Devoto también se debe recordar su trato con los goyanos en el día a día: recuerda Raquel S. Quintero, una profesora correntina

"(...) Era frecuente verlo en los barrios marginados de la ciudad, en la cárcel, en el hospital o donde hubiere un enfermo y en todo lugar donde el hombre necesita ser considerado persona, más allá de la situación que en ese momento estaba viviendo.

Muchas veces escandalizó a su feligresía - como se escandalizaron los fariseos ante Cristo - cuando protegía a mujeres de la vida, a hombres que más que hombres eran parias sociales, al campesino explotado, al obrero desprotegido o desocupado, a los presos políticos o comunes..."

Tal vez lo aprendió de su amigo y compañero Enrique Angelelli, quien recomendaba tener "un oído en el Evangelio, y el otro en el Pueblo".

Este libro también recoge el recuerdo de su médico de cabecera, el Dr. José Rosenbaum, a quien llaman para atender al nuevo Obispo de Goya, a quien no conocía. Al preguntar por su vivienda, le dicen "Vaya ahí donde está el 'Tapocó' [un viejo arrojo de Goya]. Y el primer rancho, a la derecha, allí vive Monseñor Devoto." Continúa el Dr. Rosenbaum: "Me costó creerlo, pero yo fui... y en efecto, había un rancho, y allí vivía... (...) Por supuesto, curioseé el lugar donde vivía. Bien: había una cama de hierro, una mesa, un baúl, tres sillas y un bañito modesto, y nada más.

Creo que tenía un paquete, y me imaginé que allí había libros... (...) Bueno; por ahí me preguntaron mis amigos: -Che, ¿Qué tal es Monseñor Devoto?

-Mirá, yo no sé, pero este hombre tiene que ser o un loco o un santo, les respondí."

Emotivas palabras para describir al hombre que se preocupaba por los demás "en todo lugar donde el hombre necesita ser considerado persona", no por mandato religioso (sin menospreciar, por supuesto, la influencia que su formación, su profesión y su asistencia al Concilio tuvieron en su personalidad) sino por humanidad. Alberto Devoto fue una Persona en la que hoy pueden verse reflejadas características de corrientes cristianas como el Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo, la Teología de la Liberación, Curas Villeros, Teología del Pueblo y Curas en la Opción por los Pobres, pero también de toda persona que elige vivir y disfrutar de su espiritualidad y su derecho a la interioridad. Entendemos a este derecho en forma amplia: engloba la libertad de culto, a la espiritualidad y al autoconocimiento. Devoto representa en su persona a las tres caras de este derecho, por esto lo consideramos fiel exponente de la Espiritualidad Encarnada.

Este libro merece ser declarado de Interés Nacional no solo por los obstáculos que debió sortear para ser publicado, sino por su contenido: en él, nos da una imagen total de Alberto Devoto. Nos presenta su compromiso religioso, su fe en la Iglesia y la estrecha relación que supo cultivar con su diócesis. Pero también, vemos que Monseñor Devoto se embarró con el Pueblo, o en el Pueblo: su preocupación excedió a los cristianos, porque vivió el mensaje de Jesucristo. Su compromiso fue con los pobres, con los negados, los desamparados y los olvidados. Alberto Devoto, comprendiendo a Jesucristo, logró encarnar la espiritualidad.

Es por todo lo expuesto que solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente proyecto.