La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su hondo pesar por el fallecimiento de la cantante folklórica Mercedes Sosa, "La Negra", expresión genuina de nuestra identidad cultural nacional, a los 4 días del mes de Octubre de 2009, en la Ciudad autónoma de Buenos Aires.

Señor presidente:

En la madrugada del día domingo 4 de octubre, ha fallecido la señora Mercedes Sosa. Había nacido el día 9 de Julio de 1935, en Tucumán, significativa fecha para una mujer que representaría con su canto, el sentir y la identidad de nuestro país y de toda Latinoamérica.

Fue una cantante folclórica que se supo ganar el reconocimiento en América Latina y Europa, considerada una de las exponentes principales de la nueva canción. Asimismo incursionó en otros géneros musicales como el tango, el rock y el pop, entre otros. Su popularidad le ganó el apelativo de la "voz de Latinoamérica", y su trayectoria fue tan productiva que gran cantidad de artistas nacionales la reconocen como una de las mejores cantantes de Latinoamérica.

En su adolescencia ya había descubierto su amor por el folklore. Se adentró en el mundo del canto cuando ganó un certamen radial organizado por LV12 de Tucumán en 1950, oculta tras el seudónimo de Gladys Osorio. Para 1960, ya era Mercedes Sosa y se hallaba comprometida con el canto popular como integrante del Movimiento del Nuevo Cancionero, una corriente renovadora del folklore surgida en la provincia de Mendoza, que proponía dejar de lado las modas pasajeras para poner el acento en la vida cotidiana del hombre argentino, con sus alegrías y tristezas.

Junto a su marido, Manuel Oscar Matus, editó su primer disco: "Canciones con fundamento", y se presentó en el Festival de Casquín en el año 1965, en donde fue presentada por Jorge Cafrune, y desde entonces nos regaló su exquisita voz, su arte, su compromiso social, su ternura. En ese mismo año intervino en la grabación de Romance de la muerte de Juan Lavalle, de Ernesto Sábato y, Eduardo Falú, en donde cantó Palomita del valle. Posteriormente editó Yo no canto por cantar y Hermano. En "Para contarle a mi gente" se despacho con un caudal de poesía argentina y latinoamericana.

Políticamente, había sentido admiración hacia Perón en su juventud, pero apoyó las causas de izquierda a lo largo de su vida. Tras el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, permaneció en el país a pesar de la represión y del hecho de que sus discos fueran prohibidos, hasta que en 1979, en un concierto en La Plata, fue detenida en el propio escenario y el público asistente arrestado. Se exilió entonces en París y después en Madrid. Volvió a la Argentina en 1982, poco después de que la dictadura militar iniciase la transición hacia un gobierno civil, tras la Guerra de Malvinas. En esa ocasión realizó una serie de conciertos históricos a sala repleta en el Teatro Ópera de Buenos Aires, que se convirtieron en un acto cultural contra la dictadura, a la vez que un hecho renovador de la música popular argentina, al incluir temas y músicos provenientes de diferentes corrientes musicales, como el folclore, el tango y el rock nacional. La actuación fue registrada en un doble álbum que constituyó un éxito de ventas y uno de los discos destacados de la historia musical del país.

Mercedes Sosa actuó en estadios y en los escenarios más grandes y prestigiosos como el Lincoln Center, el Carnegie Hall, el Mogador de París y el Concertegebouw de Ámsterdam, el Teatro Colón de Buenos Aires y en el Coliseo romano. En 1992 cantó en la Quinta Vergara, de Viña del Mar y en el Estadio Chile, de Santiago. En 1993 cantó en el Segundo Concierto de Navidad realizado en la Sala Nervi del Vaticano y fue la más aplaudida en ese espectáculo realizado para el Vicariato de Roma y el Papa Juan pablo II.

Siguió siempre ampliando su repertorio, y grabando en varios estilos. Fue convocada por artistas internacionales como Pavarotti, Sting, Lucio Dalla, Nana Mouskouri, Tania Libertad, Joan Baez, Andrea Bocelli, Silvio Rodríguez, Alfredo Kraus, Pablo Milanés, Milton Nascimento, Caetano Veloso, Chico Buarque, Gal Costa, Gian Marco, Konstantin Wecker, Nilda Fernández, Pata Negra, David Broza, Luz Casal, Cecilia Todd, Ismael Serrano, entre otros. También colaboró, en diversas oportunidades, con músicos argentinos de la talla de Atahualpa Yupanqui, Charly Garcia, Roberto Goyeneche, Ariel Ramírez, Fito Páez, León Gieco, Víctor Heredia, Pedro Aznar, Antonio Tarragó Ros, Alberto Cortez, Los Chalchaleros, Soledad Pastorutti.

Su discografía es impresionantemente vasta, tiene mas 43 discos, 3 Singles y EP; 28 discos en conjunto con otros artistas del quehacer Nacional e Internacional; 66 colaboraciones en diferentes proyectos. Entre sus discos se encuentran: El grito de la tierra (1970); Homenaje a Violeta Parra (1971); Hasta la victoria (1972); Cantata Sudamericana (1972); Traigo un pueblo en mi voz (1973); Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui (1977); Si se calla el cantor (1977); Serenata para la tierra de uno (1979); Mercedes Sosa en Argentina (1982), Mercedes Sosa (1983); Como un pájaro libre (1983); Recital (1983); ¿Será posible el sur? (1984); Vengo a ofrecer mi corazón (1985); Corazón Americano (1985); Gracias a la vida (1987); 30 años (1993); Sino (1993); Gestos de amor (1994); Oro (1995); Misa Criolla (2000); Cantora (2009);

Por otro lado, Mercedes Sosa también incursionó en la pantalla grandes en: El Santo de la Espada (1970); Güemes, la tierra en armas (1971); Argentinísima (1972); Ésta es mi Argentina (1974); Mercedes Sosa, como un pájaro libre (1983); Será posible el sur: Mercedes Sosa (1985); Verano del Potro (1990); Historias de Argentina en Vivo (2001).

Fue reconocida en innumerables oportunidades. Premiada en Alemania; Ecuador; Perú; Brasil; Francia.

Recibió el Premio CAMU-UNESCO en 1995; el Premio UNIFEM; Konex de Platino. Recibió distinción del Consejo Interamericano de Música de la Organización de los Estados Americanos (OEA). En el año 1992 fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires conjuntamente en Tucumán recibió la misma distinción; en el año 2005 el Senado de la Nación la distinguió con el premio Sarmiento; recibió varios Premios Grammy Latinos, Premios ACE; Martín Fierro; Premios Gardel y a la trayectoria, en la edición 2008 de los premios Clarín. En el año 2008 fue nombrada embajadora cultural de Mendoza por el gobernador Celso Jaque. En 2009 se desempeñó como Embajadora de buena voluntad de la UNESCO para Latinoamérica y el Caribe.

En textuales palabras del Secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia: "Es curioso este viaje que acaba de emprender la Negra Sosa. Porque acaba de soltar sus amarras y, sin embargo, sigue aquí con su gente, atada irremediablemente a nuestra vida. Ni ella acaba de irse ni nosotros dejamos que consume su partida. Permanece callada, quieta como la tierra que nos nutre y contiene. De eso se trata, pues; de una presencia que supera al tiempo.

Es que la esencia del arte de Mercedes no residía en su voz, aunque su voz fuese tan portentosa como única. El signo que verdaderamente la distinguía era esa marca ancestral que la hacía hija del más arcaico horizonte americano. Los antiguos dioses andinos aureolaban su cabeza, dotándola de un poder hermético, mineral. La Pachamama encarnaba en ella con la naturalidad con que el sol sucede a la luna y la luna al sol; era de ese silencio milenario y ritual que brotaba su voz: como una flecha dirigida al cielo, como un trino sutil o como un trueno temblando entre los cerros.

Y si ese origen mítico alumbra su inmenso arte de cantora, su voluntad de mujer comprometida con el pueblo y con la época que le tocaran en suerte nos aclara otras facetas igualmente relevantes de su vida: su denuncia de la injusticia y su repudio a la entrega del país le valdrían la prohibición y el exilio durante la dictadura genocida que hundiera a la Nación en un mar de sangre.

Tanto las virtudes innatas como las adquiridas a través de la más dura experiencia llevarían a La Negra a convertirse en lo que fue durante todos estos años y en lo que continuará siendo para siempre: un símbolo vibrante de la Argentina más profunda y raigal, una conciencia viva del ámbito aun inacabado de la Patria Grande, una intérprete que transformaba las músicas que le entregaban hasta el punto de fundirlas y recrearlas en una dimensión intemporal y mágica, ascendentes como el vuelo de un cóndor, anónimas como un canto abandonado al viento".

Su muerte demuestra que el país permanece atado por un nudo sensible al devenir de sus hombres y mujeres, a nombres o íconos, como si al perderlos una herencia enorme ahora tuviera que ser asimilada y para hacerlo tuviéramos que recurrir de nuevo a ellos. Es que la genial cantautora no fue más que una expresión preciosa de una buena costumbre, digna más allá del arte o talento que la acompañen: la de mantenerse como un referente cultural permanente para la construcción de una identidad libertaria. Por eso no hay concesión alguna en decir que estructura las imágenes de los argentinos acerca de una época que no tiene fecha concreta de principio ni, a pesar de su partida, de final. Las épocas son marcadas como atmósferas en la memoria, como trazos con diferentes perspectivas entre las cuales algunas parecen resonar más. Cuando la negra Sosa cantaba, acompaña las demás voces, y se proyectaba más por su evidente talento, pero además, permitía que más la siguieran, que más personas se proyectaran sobre ese trazo. Así se delinea la identidad. Así lo hizo Sosa.

Por lo expuesto, en el convencimiento de la relevancia y significación, que nos ha brindado esta embajadora infatigable de nuestra cultura, es que solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente proyecto de resolución.