La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su más enérgico repudio y preocupación ante las agresiones sufridas el día 14 de Agosto por el militante social Nahuel Pino, expresando nuestra solidaridad para con él y exigiendo una pronta y rápida investigación y castigo a los responsables de las mismas.-

Señor presidente:

El día jueves 14 de Agosto a las 15.30 hs, aproximadamente, fue secuestrado durante dos horas Nahuel Pino, referente de los pueblos originarios en la ciudad de La Plata, y miembro de la Secretaría de Pueblos Originarios de la CTA.

A las 3 y media de la tarde, luego de una reunión en la Escuela de Trabajo Social, cuatro desconocidos lo asaltaron en la esquina de 8 y 62 de la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, y lo metieron en un utilitario color blanco, sin ventanas ni asientos en la parte trasera. Durante dos horas la camioneta anduvo dando vueltas, tiempo en el que Pino fue torturado y amenazado, para luego dejarlo en en inmediaciones de la Rotonda J. M. Gutiérrez (km. 32), cerca del Parque Pereyra Iraola. Luego se dirigió al hospital San Roque de la localidad de Gonnet donde recibió atención médica y los profesionales constataron sus heridas. Acompañado por dirigentes de la CTA, se radicó la denuncia en la Comisaría 9º y en la fiscalía correspondiente.

"Callate la boca porque te vamos a hacer boleta. Ya te dijimos que no hablaras más". Esas fueron las palabras que los secuestradores le dijeron a Nahuel Pino, en medio de insultos, golpes y quemaduras de cigarrillo. En conferencia de prensa, Pino recordó que hace un año había sufrido un secuestro en la puerta de su casa, con características similares. Esta vez no pudo identificar los rostros, porque "fue muy rápido, y enseguida me pusieron una bolsa negra en la cabeza", relato Pino.

Este hecho se suma a una serie de acontecimientos violentos que vienen sufriendo distintos militantes del campo popular. Frente a ello no podemos más que repetir que los medios, la capacidad operativa y tecnológica para secuestrar y desaparecer (como sucedió con Jorge Julio López), y la posterior impunidad, es exclusiva del estado y sus aparatos represivos, sea colaborando o participando directamente, y no de "resabios de la dictadura" o "mafias", como se plantea oficialmente. Hay que ser claros: la amenaza, la intimidación, el ataque físico, llegando al grado extremo del secuestro y la tortura no es una metodología del terrorismo de estado que quiere volver, sino la metodología actual, cotidiana y creciente del aparato represivo del estado usado contra los pobres no organizados y contra los militantes sociales que no se dejan engañar con el discurso gubernamental de los derechos humanos.

Roberto Baradel, Secretario Adjunto de la CTA Buenos Aires, sostuvo en tal sentido que "este hecho no es casual ni es aislado. Se vienen dando una serie de hechos que venimos denunciando". En ese contexto, enumeró los ataques al Movimiento Chicos del Pueblo, al local de la CTA en el puerto de Mar del Plata y el secuestro de Pablo Micheli. "Son hechos que se relacionan en tratar de generar un estado de inseguridad, de indefensión, y de querer acallar los reclamos que hacemos la Central y las organizaciones que la componen", agregó.

En la misma línea, Hugo Godoy, Secretario General de ATE y CTA Provincia de Buenos Aires, expresó: "No se trata de un caso aislado. En ATE y la CTA venimos siendo blanco de una escalada de agresiones y amenazas como el secuestro del Secretario General de ATE Pablo Micheli; las amenazas e intimidaciones sufridas por el Secretario General de la seccional Ituzaingó-Hurlingham, Antonio Borja; un militante de la CTA golpeado en Florencio Varela y el incendio intencional provocado en el local de la CTA en Mar del Plata".

Por todos estos motivos, y frente a semejantes prácticas aberrantes contra militantes sociales que se vienen repitiendo ininterrumpidamente, exigimos una pronta y rápida investigación y castigo a los involucrados en las mismas y hacemos responsables a este gobierno de cualquier infortunio que pueda sufrir Nahuel Pino y cualquier otro militante social que vea peligrar su integridad física.-