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PROYECTO DE TP


Expediente 4311-D-2013
Sumario: RENDIR HOMENAJE AL PENSADOR NACIONAL JUAN JOSE HERNANDEZ ARREGUI, A CELEBRARSE EL 29 DE SEPTIEMBRE DE 2013, EL CENTESIMO ANIVERSARIO DE SU NATALICIO.
Fecha: 29/05/2013
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 59
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:


Rendir homenaje al pensador nacional Juan José Hernández Arregui, por cumplirse, el día 29 de septiembre de 2013,100 años de su nacimiento.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


El 29 de septiembre de 1913 nació en la ciudad de Pergamino, provincia de Buenos Aires, Juan José Hernández Arregui, uno de los representantes más destacados del pensamiento nacional. Su obra tuvo una decisiva influencia en la formación intelectual y en la miliancia de las generaciones del '60 y del '70 de nuestro país.
Su formación intelectual comenzó en la Ciudad de Buenos Aires, lugar al que se trasladó su familia cuando él tenía cinco años; allí cursó hasta segundo año de la carrera de Derecho, en la Universidad de Buenos Aires.
Debido a la muerte de su madre, un tío, amigo del caudillo radical Amadeo Sabattini, lo llevó a vivir a Villa María, provincia de Córdoba. Allí trabajó de bibliotecario y comenzó a colaborar en periódicos locales. En 1931 se afilió a la UCR yrigoyenista y escribió en sus periodísticos: Debate, Doctrina radical y Libertad.
En 1936, con la victoria de Sabattini como gobernador de la provincia, Hernández Arregui fue nombrado secretario de la Universidad Popular Víctor Mercante. En 1938 reinició sus estudios universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de la ciudad de Córdoba, en la que tuvo como principal maestro al filósofo italiano Rodolfo Mondolfo (profesor de la Universidad de Bologna), con él comenzó su formación marxista. Se doctoró, en 1944, con la tesis: "Las bases sociológicas de la cultura griega", con diploma de honor y medalla de oro.
En esos años simpatizó con los pensadores que conformaron la agrupación FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina): Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz, con quienes colaboró en la difusión de las posiciones forjistas, en las que encontró las bases de su trabajo intelectual: la estructuración discursiva de la conciencia nacional. En los cuadernos y debates de FORJA, tuvo la esperanza de encontrar el impulso para rescatar al radicalismo para el campo de la revolución y el movimiento antiimperialista.
En el artículo escrito por Eduardo Romano: "Hernández Arregui, pensador nacional", publicado en la revista Crisis, Nº 19, de noviembre de 1974, se consigna que en el '43 Hernández Arregui tuvo sus primeros enfrentamientos con la conducción partidaria del radicalismo por su prédica a favor de la revolución militar y por reconocer que las medidas económicas del nuevo gobierno nacional representaban un corte respecto de la política de entrega irrestricta de nuestro patrimonio a los intereses británicos. En el '45 se opuso a la participación del radicalismo en la conformación de la Unión Democrática, alianza electoral respaldada por el embajador de Estados Unidos, Spruille Braden.
Después de las elecciones, que consagraron a Juan D. Perón presidente de la nación, sus relaciones con el radicalismo se volvieron irreconciliables y decidió renunciar a ese partido. Dijo en un pasaje de su carta fechada el 10 de febrero de 1947: "El conflicto entre intransigentes y unionistas, en lo esencial, no ha sido un mero antagonismo de núcleos, sino la lucha en profundidad entre dos concepciones irreductibles, antinómicas e irreconciliables de lo radical y argentino, en cuanto a ideales populares insertos en el sentido propio de lo nacional. Es superfluo, pues, tratar de salvar la unidad del partido, inmolando esta ilusión casuística y formal, el contenido concreto mismo de la doctrina radical, que es la expresión genuina del sentimiento emancipador de las multitudes argentinas, empeñadas desde Mayo en el ideal vigoroso de la plena autodeterminación nacional. Eran estas síntesis oscuras que germinaban en lo colectivo histórico de las masas, lo que el radicalismo debió convertir en conceptuaciones políticas de lucha. Al no hacerlo, su derrota estaba sellada. La gran frustración de lo radical ha sido consumada. Y nada contrarrestará mientras tanto, el poderío de las fuerzas políticas que triunfaron con Perón, gracias al error de perspectiva -nacional e internacional - de aquellos que al influjo de factores foráneos, cayeron en una imperdonable desviación de la línea del partido, traicionando los postulados históricos de la U.C.R.".
En 1947, se mudó a la ciudad de La Plata y, con Arturo Jauretche, se acercó al peronismo. Ingresó en el gobierno bonaerense de Domingo Mercante como Director de Publicaciones y Prensa del Ministerio de Hacienda. Por ese entonces disertó sobre "La Universidad y la Reforma del 18", y respaldó la sanción de la Ley Universitaria n° 13.031. "Los postulados de la Reforma del 18, extensión universitaria, agremiación estudiantil, becas, residencias estudiantiles, cooperativas, comedores y asistencia médica gratuita, universidad abierta al pueblo, equivalencia de títulos para los estudiantes latinoamericanos, etc., fueron conquistas de la época de Perón. Estas conquistas fueron efectivamente logradas durante el gobierno de Perón. Una espesa red de mentiras sistematizadas ha ocultado este hecho. La Universidad de la época de Perón no fue perfecta. Tuvo grandes fallas. Pero fue nacional."
En 1948 empezó su labor docente en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, de la Universidad Nacional de La Plata, ganando el concurso de mérito para ser profesor adjunto de Introducción a los Estudios Históricos También dio cursos de sociología, historia del arte, literatura, y fue profesor en la Facultad de Ciencias Económicas de Buenos Aires.
Con la salida de Mercante del gobierno provincial, Hernández Arregui se trasladó a la Capital Federal, manteniendo el cargo en la Universidad Nacional de La Plata, ocupando además la dirección del Instituto de Historia. También tuvo un programa en Radio del Estado, "donde reseñaba libros y comentaba actividades culturales".
En 1955, con el golpe de estado que destituyó a Perón, Hernández Arregui fue expulsado de todos sus puestos en la universidad. En el libro de Norberto Galasso: "Juan José Hernández Arregui: Del Peronismo al Socialismo" se menciona que en esos años tan duros, Hernández Arregui, fue detenido varias veces, pasando un mes en la brigada de San Martín cuando ocurrió el levantamiento del Gral. Juan José Valle contra el gobierno de facto que desató una cruenta represión contra las fuerzas populares.
Ante esa nueva coyuntura nacional, Hernández Arregui se convirtió en el ideólogo de la resistencia peronista. A partir de su salida de la cárcel se abocó a redactar su libro "Imperialismo y Cultura" (publicado en 1957) cuyo objetivo fue denunciar a la oligarquía argentina y a "esa inteligencia cómplice del imperialismo" que intentó legitimar su accionar de penetración y deformación en el orden cultural nacional.
"Soy peronista porque soy marxista. Es decir, por adecuación objetiva de mi pensamiento al grado de desarrollo de la conciencia política del proletariado nacional y cuyo símbolo es Perón", decía Hernández Arregui en 1960. Casi como si abriera la década con esa frase, que condensó toda la problemática de una generación, en la cual los pensadores nacionales volcaron toda su labor militante para la conformación de un espacio en el cual se pudiera releer la historia nacional y esclarecer a las mentes colonizadas.
En 1964 lanzó -junto con otros intelectuales- el movimiento CONDOR (Centros Organizados Nacionales de Orientación Revolucionaria) definiéndose como un instrumento para una acción peronista revolucionaria.
El 19 de octubre de 1972 sufrió un atentado político en su domicilio que hirió a su esposa. Un año después fue distinguido como Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires. En 1974 dirigió la revista "Peronismo y liberación". Tras recibir amenazas de muerte y aparecer su nombre en una lista de condenados por la Triple A, viajó a Mar del Plata donde habría de sufrir un infarto que el 22 de septiembre terminó con su vida.
Obra y pensamiento:
Juan José Hernández Arregui, a partir de 1955, inició una ambiciosa producción intelectual destinada a revisar la historia y el pensamiento nacional, que lo colocó como uno de los referentes principales de la izquierda peronista, a la que definió como "una corriente de pensamiento que tiene por fin aplicar la teoría general marxista a un caso nacional concreto".
El fallecido Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, destacó en el prólogo a la reedición del libro de Hernández Arregui, "La formación de la conciencia nacional" de 2004: "sus esfuerzos por compatibilizar su ideología marxista con la propia realidad política de la clase obrera mayoritariamente peronista, implicaron un punto de inflexión y ruptura con las formas de aproximación de la izquierda al peronismo".
La obra de Hernández Arregui se compone de varios libros cuyo núcleo principal es el análisis de la construcción de los estados en América Latina (principalmente del estado argentino), la influencia de los nacionalismos y el movimiento cultural europeo del siglo XIX y el desenvolvimiento de la historia y la cultura del siglo XX. Estas obras contribuyeron a la formación de los sectores del peronismo revolucionario surgidos del movimiento popular.
Imperialismo y cultura (1957). En este libro, Arregui sostenía que: "El punto de partida es la consideración de la actividad cultural como ideología, y en especial, con relación a la literatura en tanto personificación encubierta de un ciclo económico".
En esta línea de argumentación y refiriéndose a los intelectuales y hombres de la cultura del siglo XIX y XX, manifestaba que: "La finalidad es probar como esa generación fue instrumento del imperialismo que se valió de ella para reforzar la conciencia falsa de lo propio y desarmar las fuerzas espirituales defensivas que luchan por la liberación nacional en los países dependientes colocados en el cruce de la crisis horizontal y vertical del capitalismo como sistema mundial" .
Para Arregui "La conciencia nacional es la lucha del pueblo argentino por su liberación" . La noción de "conciencia nacional" supone la capacidad política de una comunidad para implementar las soluciones a sus desafíos históricos y alcanzar la emancipación de las organizaciones libres del pueblo. Como se observa en el planteo de Arregui, los individuos productores de cultura en su actividad intelectual acompañan o retardan la formación de la conciencia nacional y la organización política del pueblo para liberarse de la opresión neocolonial. El proceso de conformación de la conciencia nacional se organiza a partir de instituciones como los partidos políticos, la iglesia, las fuerzas armadas, la prensa o las universidades.
En otra de sus obras, La formación de la Conciencia Nacional (1960), Arregui enuncia la teoría sobre la formación de la "conciencia nacional" que a su vez estructura el "ser nacional". Analiza y describe las diversas ideologías existentes que han sido preponderantes a lo largo de la historia de la Argentina: la oligarquía y su pensamiento liberal, las izquierdas, el nacionalismo de derecha, el yrigoyenismo, el forjismo, el peronismo y la izquierda nacional.
La "conciencia nacional", en la definición del autor, aparece como resultado de un proceso histórico de avances y retrocesos políticos, sociales, económicos y culturales, que transcurren de manera conflictiva y contradictoria. En dicho proceso de conformación de una identidad cultural capaz de garantizar la independencia política y social del país, coexisten diversas corrientes históricas e ideológicas, incluyendo tradiciones culturales disímiles como el nacionalismo religioso o secular y las ideas de izquierda .
Hernández Arregui distinguió en el universo de ideas y tradiciones dentro de la "izquierda" de nuestro país, a dos agrupaciones diferenciadas. Por un lado, a la corriente europeísta; y por otro, a la que denominó "izquierda nacional", que en sus palabras: "concilia el marxismo con la realidad del país". De esta concepción deviene su categoría de "socialismo nacional": fuerzas nacionales estructuradas a través del Movimiento Peronista que encarnan "esa conciencia nacional revolucionaria" y que conlleva "la lucha por la liberación nacional".
El actual Director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, expresó en el prólogo del libro de Galasso (citado ut supra): "Hernández Arregui siempre había querido resolver la paradoja de un socialismo que no poseía prácticas históricas acordes con sus audaces promesas, y un peronismo carente de nombres que revelaran el futuro emancipado de la humanidad, pero que englobaba las prácticas que en germen conducían a la emancipación".
Fermín Chávez, prologando la reedición del libro de Arregui, "¿Qué es el ser nacional", rescata algunas expresiones del autor referidas a los intelectuales argentinos: "Estos intelectuales democráticos, a veces a pesar de ellos, sin conciencia de su verdadera situación al ligarse a la oligarquía, representan a la pequeño burguesía proimperialista. El carácter uniformemente extranjerizante de sus escritos, refleja la naturaleza portuaria de esa mentalidad parasitaria del comercio de exportación. En esa literatura hay también una "voluntad de forma", (...) Una voluntad narcotizante en el doble plano estético y político".
"En la escuela les enseñaron a preferir el inmigrante al nativo, en el colegio nacional que el capital extranjero es civilizador, en la Universidad que la Constitución de 1853 ha hecho la grandeza de la Nación o que la inestabilidad política del país es la recidiva de la montonera o de la molicie del criollo. Este estado de espíritu, fomentado sutilmente por la clase alta aliada del imperialismo, distorsiona la conciencia de estos grupos, cuyo escepticismo frente al país favorece el pasivo sometimiento intelectual".
Pese a haber sido expulsado de sus cátedras tras el golpe militar de 1955 y haber sido perseguido e ignorado por la prensa y por las instituciones oficiales de la cultura, fue uno los intelectuales argentinos con mayor impronta en los debates de los ambientes juveniles y políticos de los '60 y '70. Sus principales obras como Imperialismo y Cultura, La Formación de la Conciencia Nacional, ¿Qué es el Ser Nacional? (1963), Nacionalismo y Liberación (1969) y Peronismo y Socialismo (1972), fueron leídas y estudiadas masivamente hasta el año 1976.
Juan Domingo Perón, desde el exilio, le envió una carta, el 10 de diciembre de 1969, en la cual le agradece el envío de uno de sus libros y le formula un cálido elogio de toda su obra. En unos de sus párrafos se lee: "De acuerdo con una costumbre, que he estimulado de viejo, considero que hay dos clases de libros: los que solo se deben de leer y los que nos sirven para estudiar. El suyo "NACIONALISMO Y LIBERACION" es de los segundos y como tal, me he tomado el tiempo necesario para utilizarlo en mi provecho antes de agradecérselo como corresponde al libro y al amigo.
Mi juicio es que ningún argentino debía dejar de leerlo y que toda la juventud de nuestro país debía tenerlo en la cabecera y estudiarlo profundamente. A la claridad meridiana de sus ideas, le agrega Usted el atractivo de su literatura y su acabada erudición. La elocuencia de su exposición es un ejemplo y un honor para las letras argentinas donde es tan difícil encontrar la verdad que habla sin artificios.
Tanto "LA FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA NACIONAL" como "NACIONALISMO Y LIBERACIÓN" son dos fuentes de inspiración doctrinaria para la juventud de América Latina, tan necesitada en las circunstancias actuales de una palabra rectora como la suya. Como ya he dicho, los pueblos del Continente Latinoamericano están de pie, luchan por su liberación y su independencia aunque algunos países, en manos de gobiernos cipayos, traicionen la causa más sagrada para los pueblos: su soberanía.
(...)
"Por todo lo que ustedes hacen allí con la difusión de la verdad tantos años oculta, yo deseo como argentino hacerles llegar, junto con mi encomio más entusiasta, mi felicitación más sincera. La causa de la revolución necesita de algunos realizadores, pero no menos de muchos miles de predicadores (...), empeñados en la tarea de persuadir (...)".
Quienes nos formamos con la lectura de los trabajos de este pensador del campo nacional, como quienes por primera vez descubren su obra, no podemos más que reconocer la vigencia de sus palabras. La consolidación de una conciencia nacional históricamente enraizada sigue siendo uno de los mayores desafíos de aquellas naciones de América Latina que pretendan insertarse en el mundo actual, de manera genuinamente independiente.
Valgan como cierre, las mismas palabras que Juan José Hernández Arregui dedicó a Raúl Scalabrini Ortiz, en un homenaje realizado en el año 1972: "es, por encima de todo, un ejemplo de la dignidad de la inteligencia nacional" que perteneció a "la raza de escritores nacionales", "prototipo del intelectual que hizo del pensamiento argentino militancia política y no de la política algo negable por una inteligencia amordazada".
Por todo lo anteriormente expuesto, es que solicito a mis pares que me acompañen con la aprobación del presente proyecto de resolución.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
BIDEGAIN, GLORIA MERCEDES BUENOS AIRES FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
DOMINGUEZ, JULIAN ANDRES BUENOS AIRES FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
LABOR PARLAMENTARIA (Primera Competencia)