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PROYECTO DE TP


Expediente 4048-D-2015
Sumario: DECLARAR DE INTERES DE LA H. CAMARA EL ANALISIS Y APLICACION DE LA "TASA TOBIN - IMPUESTO A LAS TRANSACCIONES FINANCIERAS, SOBRE CADA MOVIMIENTO INTERNACIONAL DE CAPITALES PARA LA COMPRA Y VENTA DE DIVISAS -".
Fecha: 24/07/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 92
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:


1. Declarar de interés legislativo el análisis y aplicación de la tasa Tobin (impuesto a las transacciones financieras, sobre cada movimiento internacional de capitales para la compra y venta de divisas).
2. Recomendar a los miembros nacionales del Parlamento del Mercosur (Parlasur) el impulso de la factibilidad de aplicación de dicha tasa en el ámbito internacional.
3. Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional que, a través de sus órganos competentes, participe en los foros multilaterales propiciando la viabilidad de implementación de la tasa Tobin sobre las transacciones financieras en concierto con la comunidad internacional.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


La globalización de la economía, especialmente en el plano financiero, se caracteriza por la existencia de grandes corrientes de capital que circulan libremente por el mundo, buscando oportunidades de inversión - muchas veces especulativa-, en particular sobre las divisas y poniendo en peligro el equilibrio monetario en todos los países del mundo.
Se generan así amplios flujos de recursos financieros que, con sus entradas y salidas, en un aparente movimiento caótico como las tormentas, tienen la capacidad de desestabilizar a las economías y provocar grandes y rápidos daños sociales. Tambié, si son debidamente regulados, poseen la aptitud de movilizar virtuosamente la actividad económica incluyendo obviamente la productiva.
La ininterrumpida sucesión de crisis financieras en los últimos veinte años demuestra que el impacto de esta globalización es especialmente grave en las sociedades periféricas y en particular en las que presentan un elevado endeudamiento externo, como es el caso de todos los países de América latina.
Es por esto que las políticas de apertura y desregulación impuestas desde los organismos financieros internacionales facilitaron las crisis sucesivas y recurrentes que han acaecido a lo largo de los últimos veinte años; crisis que, además, se extienden de una manera "contagiosa", ya que al sobrevenir en cualquiera de esas economías pronto se expanden sus efectos, se generalizan y terminan por amplificarse con fuerza inusitada.
Debemos aceptar que estamos en presencia de una extraña paradoja: la absoluta libertad de movimiento de los capitales en los mercados abiertos conduce al caos. Y que sigue siendo actual la máxima acuñada por Adam Smith para los amos de la época: "Todo para nosotros y nada para el resto de la gente".
Son conocidas las crisis monetarias que han producido efectos devastadores en Asia, en Rusia, en Grecia y en América latina, además de la propia Inglaterra, si recordamos el "miércoles negro" de 1992, cuando el financista George Soros apostó 10 mil millones de dólares contra la libra esterlina y ganó mil millones de dólares con la operación.
Una de las ideas para regular este crecimiento alocado de la especulación financiera internacional es establecer una tasa o impuesto, denominada Tobin, que está siendo impulsada por varias ONG y movimientos sociales, en especial ATTAC, que intentan instalar el tema de la factibilidad de su aplicación en la agenda de discusión de las Naciones Unidas, de la Unión Europea, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y en definitiva del G8, que representa al grupo de los 8 países industrializados dominantes en la arena internacional y que han conformado en la práctica un "gobierno de facto en el mundo".
Esta idea fue originalmente desarrollada en 1972 por James Tobin, ex consejero del presidente Kennedy y ganador más tarde del Premio Nobel de Economía. El argumentaba que echar "arena en los engranajes" en lo que todavía eran bajos niveles especulativos, contribuiría a estabilizar las monedas de los diferentes países, devolviéndoles cierta soberanía a sus respectivos gobiernos.
En diversas publicaciones se estima que en la actualidad el monto de las cifras en movimiento alcanza los 1.800 billones de dólares diarios, que a la módica tasa de 0,1 % recaudaría 166 mil millones de dólares anuales, suficientes para erradicar la extrema pobreza del mundo subdesarrollado.
La propuesta tiene sus críticos entre los que deben pagarla, y todas las críticas se circunscriben a las dificultades técnicas para su instrumentación, a la administración del impuesto y, por último, a la distribución de lo recaudado.
Estas objeciones son más políticas que técnicas, pues todas las transacciones financieras se realizan en el circuito bancario, que las tiene perfectamente documentadas, y los bancos fácilmente podrían actuar como agentes de retención del impuesto. La administración y distribución del mismo deberían recaer en algún organismo, a crearse o existente, que pueda funcionar con independencia de los organismos financieros internacionales conocidos, que no ofrecen ninguna garantía de ecuanimidad con los pueblos subdesarrollados.
En 2001, después de las crisis económicas de los noventa en México, Rusia y el Sureste Asiático, James Tobin describió la tasa que ideó a comienzos de los años setenta:
"El impuesto a las transacciones financieras fue ideado para amortiguar las fluctuaciones en los tipos de cambios. La idea es muy simple: se aplicaría, en cada cambio de una moneda en otra, un pequeño impuesto -digamos un 0,5% del volumen de la transacción-. Esto disuade a los especuladores ya que muchos inversores invierten su dinero en moneda extranjera a muy corto plazo por lo que tendrían que pagar el impuesto muchas veces. Sin impuestos lo que ocurre cuando el dinero se retira inmediatamente es que los países deben aumentar de un modo drástico los intereses para que su moneda siga siendo atractiva a los flujos financieros. Pero el alto interés y la constante fluctuación son desastrosos para la economía nacional, como se ha demostrado con las crisis financieras de la década de 1990 en México, el Sureste asiático y Rusia. Con mi propuesta de impuesto a las transacciones financieras los países recuperarían cierto margen de maniobra para defender la economía nacional y sería por tanto una medida que limitaría el poder excesivo de los mercados financieros".
Un tipo de tasa sobre las transacciones financieras (FTT) es la Stamp Duty Reserve Tax (SDRT) y el impuesto de sello aplicados en el Reino Unido de Gran Bretaña er Irlanda del Norte. Los impuestos de sello fueron introducidos como un impuesto ad valorem sobre la compra de acciones en 1808, precediendo en cerca de 150 años la tasa Tobin sobre las transacciones en divisas. En 1963 se introdujeron modificaciones.34 Ese año, el tipo de la UK Stamp Duty era del 2%, fluctuando entre 1% y 2% a partir de entonces, hasta que un proceso de reducción gradual comenzó en 1984, cuando el tipo fue reducido a la mitad, primero del 2% al 1%, y de nuevo en 1986 del 1% al nivel actual del 0.5%.
Los cambios en los tipos del impuesto de sello en 1974, 1984 y 1986 facilitaron a los investigadores con "experimentos naturales", permitiéndoles medir el impacto de la tasa sobre las transacciones en los volúmenes negociados en el mercado, en la volatilidad, en los rendimientos y en las valoraciones de los valores de la Bolsa de Londres. Jackson y O'Donnel (1985), utilizando datos para el Reino Unido trimestrales, encontraron que una reducción de un 1% en la Stamp Duty en abril de 1984 del 2% al 1% condujo a un "incremento dramático del 70% en el volumen de valores".
Analizando los tres cambios en los tipos de la Stamp Duty, Saporta y Kan (1997) encontraron que los anuncios de incremento (o reducción) del tipo de la tasa fueron seguidos por rendimientos negativos (o positivos), pero incluso aunque estos resultados fueron estadísticamente significativos, podrían estar influidos por otros factores, dado que los anuncios fueron realizados en "día de presupuesto".
Bond et al (2005) confirmaron los hallazgos de los anteriores estudios, señalando además que el impacto del anuncio del recorte del tipo de la tasa fue más beneficioso (aumentando el valor de mercado más significativamente) en caso de las empresas más grandes, que disponían de mayores volúmenes, y estaban por lo tanto más afectadas por la tasa sobre las transacciones que los valores de empresas más pequeñas y, por tanto, menos frecuentemente negociados.
En 1996, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo patrocinó un estudio comprensivo sobre la viabilidad y el análisis coste beneficio de la tasa Tobin.
A finales de 2001, una tipo de tasa Tobin fue adoptada por la Asamblea Nacional de Francia. Sin embargo, fue depuesta en marzo de 2002 por el Senado francés.
El 15 de junio de 2004, la Comisión de Finanzas y Presupuestos del Parlamento Federal de Bélgica aprobó una ley implementando una tasa Spahn. De acuerdo a esta normativa, Bélgica introduciría una tasa Tobin una vez que todos los países de la eurozona introdujeran una ley similar. En julio de 2005, el antiguo canciller austríaco Wolfgang Schüssel hizo un llamamiento para aprobar una tasa Tobin de la Unión Europea que basa la estructura financiera de las comunidades de modo más estable e independiente. No obstante, la propuesta fue rechazada por la Comisión Europea.
El 23 de noviembre de 2009, el Presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, tras atender una reunión del Grupo Bilderberg, argumentó a favor de una versión europea de la tasa Tobin. Este impuesto se aplicaría más allá de las puras transacciones financieras: "todas las compras y el petróleo serían tasadas". En contra se pronunció su hermana, Christine Van Rompuy, quien dijo, "cualquier nuevo impuesto afectará directamente a los pobres".
El 29 de junio de 2011, la Comisión Europea realizó un llamamiento para aplicar tasas similares a la tasa Tobin al sistema financiero europeo para genera ingresos directos desde 2014. Al mismo tiempo, sugirió la reducción de los impuestos existentes de los 27 estados miembros. El 28 de septiembre de 2011 la Comisión Europea aprobó un proyecto de directiva con el fin de establecer un impuesto sobre la mayoría de las transacciones financieras realizadas en la Unión Europea. La iniciativa partió de la Comisión con el apoyo de Alemania, Francia y España, entre otros, y el rechazo expreso de Londres.
A raíz de la crisis del euro se ha considerado la creación de una tasa a las transacciones financieras que podría alejar la volatilidad de los mercados, disminuir las inversiones meramente especulativas y generar beneficios de unos 55.000 millones de euros anuales permitiendo disminuir además las aportaciones de los países a la Unión Europea.
El 9 de octubre de 2012 11 países de la Unión Europea (Alemania, Francia, Portugal, Grecia, Eslovenia, Bélgica, Austria, España, Italia, Estonia y Eslovaquia) acordaron avanzar en la creación de una TTF mediante una cooperación reforzada para evitar el veto de países como Reino Unido. La propuesta de Bruselas gravaría con un 0,1% las compraventas de acciones y bonos y con un 0,01% las de derivados. Si se implantara en toda la Unión Europea generaría unos ingresos de 55.000 millones de Euros.
El primer país del grupo del G20 en aceptar formalmente la tasa Tobin fue Canadá. El 23 de marzo de 1999, la Cámara de los Comunes de Canadá aprobó una resolución instando a su Gobierno a "poner en marcha una tasa sobre las transacciones financieras en concierto con la comunidad internacional." No obstante, diez años más tarde, en noviembre de 2009, durante el encuentro de ministros de finanzas del G20 en Escocia, el representante del gobierno de minoría de Canadá se expresó abiertamente en contra de la resolución de su Cámara de los Comunes.
En septiembre de 2009, el presidente francés Nicolás Sarkozy relanzó el asunto de la tasa Tobin de nuevo, sugiriendo su adopción por el G20. El 7 de noviembre de 2009, el a la sazón primer ministro inglés Gordon Brown afirmó que el G20 debería considerar una tasa sobre la especulación, aunque no especificó si esta debería ser solo sobre la negociación de divisas. La BBC informó que existía una respuesta negativa por parte del G20. El 11 de diciembre de 2009, los líderes de la Unión Europea expresaron un apoyo amplio para una tasa Tobin en un comunicado enviado al Fondo Monetario Internacional.
La viabilidad de la implantación gradual de una TTF, comenzando con unos pocos estados europeos: John Dillon sostiene que no es necesario disponer del acuerdo unánime sobre la viabilidad de una TTF internacional antes de avanzar. Propone su introducción gradual, comenzando seguramente en Europa donde el apoyo a la misma es mayor. El primer paso podría incluir un impuesto sobre los instrumentos financieros en unos pocos países. Stephan Schulmeister del Austrian Institute for Economic Research ha sugerido que inicialmente Gran Bretaña y Alemania podrían implementar el impuesto en un amplio conjunto de instrumentos financieros dado que el 97% de todas las transacciones sobre divisas en la Unión Europea tiene lugar en estos dos países
La iniciativa, generosa y solidaria, no pretende un cambio total de las reglas de juego vigentes, ni de la estructura del sistema capitalista. En realidad tiende a fomentar la estabilidad financiera haciendo pagar un precio a la especulación. Es un intento de regular y humanizar el proceso de globalización. Cuadra perfectamente en los principios universales de la Revolución Francesa de libertad, igualdad y fraternidad, cuyos postulados, en particular la igualdad y la fraternidad, todavía no se han plasmado en la realidad en más de 200 años de historia.
Por lo expuesto, solicito el acompañamiento de mis pares a fin de aprobar el presente proyecto.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
ASSEFF, ALBERTO BUENOS AIRES UNIR
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
PRESUPUESTO Y HACIENDA (Primera Competencia)