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PROYECTO DE TP


Expediente 3243-D-2011
Sumario: PEDIDO DE INFORMES AL PODER EJECUTIVO SOBRE DIVERSAS CUESTIONES RELACIONADAS CON LOS MOTIVOS POR LOS CUALES LA ARGENTINA NO HA FIRMADO EL PROTOCOLO DE CARTAGENA SOBRE SEGURIDAD DE LA BIOTECNOLOGIA DEL CONVENIO SOBRE DIVERSIDAD BIOLOGICA.
Fecha: 17/06/2011
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 72
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:


Solicitar al Poder Ejecutivo que a través de los organismos que corresponda se sirva informar sobre el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que ha sido firmado por 147 países para fines del año 2008 y entró en vigor en septiembre de 2003.
1) ¿Cuales son los motivos de que nuestro país no ha firmado el referido convenio?
2) ¿Cuáles son los requisitos jurídicos y técnicos que se exigen para permitir o prohibir el ingreso y egreso de OGM?
3) ¿Qué se tuvo en cuenta para prever el posible hecho que nuestro país se vea sometido a posibles demandas por "responsabilidad y reparaciones para daños resultantes de movimientos transfronterizos de organismos vivos modificados.?
4) ¿Qué riesgos implica la aplicación en nuestro país de esta nueva tecnología? En caso afirmativo indique cuales.
5) ¿Existen en nuestro país herramientas metodológicas que se puedan aplicar para evaluar estos riesgos?
6) ¿Se están llevando a cabo investigaciones referentes a los posibles efectos sobre la salud de los OGM, a los efectos de responder a las siguientes temáticas:
a) ¿Cuales son los impactos ambientales y socioeconómicos de estos cultivos?
b) ¿Son seguros para el consumo? En caso negativo, explique los motivos y en caso afirmativo, indique en que consisten y sus conclusiones.
7) Después de haber participado en la reunión de las partes (MOP, por sus siglas en inglés) en el año 2010 en la República de México :
a) ¿Que postura ha tomado la Argentina sobre esta temática?
b) ¿Que otros países tienen la misma posición?

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


El Protocolo de Cartagena, es el primer acuerdo internacional que rige la transferencia, manejo y uso de organismos vivos modificados por medio de la biotecnología moderna.
Se espera que el tratado fomente el uso seguro de transgénicos, tema que despierta una encendida polémica global, liderada por Estados Unidos y Europa.
Adoptado en 2000 por los miembros de la Convención sobre Diversidad Biológica, el tratado busca un comercio internacional de transgénicos más transparente, a través de medidas de seguridad acordes con las necesidades de consumidores, industriales y, en particular, con el medio ambiente.
El objetivo es descartar potenciales conflictos entre las leyes de comercio y el régimen de bioseguridad global, según explica una guía sobre el protocolo ofrecida por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).
El proceso de conciliar intereses legítimos del comercio, la bioseguridad y otros no ha resultado fácil. Existe una agria disputa entre quienes ven en la biotecnología el camino hacia la seguridad alimentaria, y aquellos que aducen razones éticas, ambientales, sociales y de salud al intentar poner un coto a la biotecnología moderna.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) emitió en marzo de 2000 la Declaración sobre Biotecnología, donde sostiene que esta ciencia ofrece instrumentos poderosos para el desarrollo sostenible de la agricultura, la pesca y la actividad forestal, así como de las industrias alimentarias.
La Red de Cooperación Técnica en Biotecnología Vegetal (REDBIO), de FAO, compuesta por 570 laboratorios en 32 países, aboga por mantener y reforzar la investigación biotecnológica, incluidos los cultivos transgénicos, a la vez de fijar las normas de bioseguridad necesarias para evitar daños a la salud y el medio ambiente.
Entretanto, grupos ambientalistas, como Greenpeace consideran que la riqueza biológica de los cultivos tradicionales es una herencia mundial amenazada por la contaminación genética. Y responsabilizan a transnacionales de la biotecnología, como Monsanto, el mayor productor de semillas del mundo, de presionar a los gobiernos de muchos países para descartar mecanismos de control sobre los transgénicos.
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) protagonizan la polémica. En julio pasado, el Parlamento Europeo adoptó una ley que obliga a los productores de alimentos genéticamente modificados a etiquetar sus productos para conocimiento del cliente.
La medida deberá ser ratificada por cada uno de los países miembros de la Unión Europea, pero fue percibida como la primera señal de un posible levantamiento de la prohibición de comercializar transgénicos en el bloque comunitario.
Estados Unidos y otros países productores de OGM, incluidos latinoamericanos como Argentina, demandaron ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) la suspensión de la prohibición a la venta de esos alimentos en el territorio de la Unión Europea, impuesta en 1999.
En junio de 2003 la República de Palau se convirtió en el Estado número 50 en ratificar el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, lo que permitió su entrada en vigor Protocolo de Cartagena.
Nuestra inquietud manifestada a través de las preguntas en este pedido de informes es que nuestro país, no ha ratificado Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotetecnologìa del Convenio sobre la Diversidad Biológica, el cual ha sido firmado por 147 países para fines del año 2008 y entró en vigor en septiembre de 2003.
Siempre partiendo de la base que dicho Protocolo es el único instrumento internacional que se ocupa exclusivamente de los organismos genéticamente modificados, y siendo este tema de los OGM, generador de interrogantes especialmente relevantes para América Latina, pues es la región productora y exportadora de transgénicos más grande del mundo después de Estados Unidos y Canadá es que este tema se ha convertido de principal relevancia.
También Argentina y Brasil son, respectivamente, el segundo y el tercer mayor productor de cultivos transgénicos en el mundo, Paraguay es séptimo y Uruguay noveno. Argentina sola es responsable de 19% del área sembrada de transgénicos del mundo.
Estas preocupaciones son atendidas a nivel internacional por el Protocolo de Bioseguridad de las Naciones Unidas, conocido también como el Protocolo de Cartagena."Por primera vez en el derecho internacional hay un reconocimiento implícito de que los organismos genéticamente modificados (OGM) son inherentemente distintos de los organismos de origen natural, y traen riesgos y peligros especiales, y por lo tanto necesitan tener un instrumento legal con fuerza de ley", dice Lim Li Lin, coordinadora del Programa de Bioseguridad de la Red del Tercer Mundo.
"El Protocolo reconoce que los OGM pueden tener impactos sobre la biodiversidad, la salud humana y de índole socioeconómica, y que estos impactos deben ser objeto de evaluaciones de riesgo o tomados en consideración a la hora de tomar decisiones sobre transgénicos."
El Protocolo, firmado por 147 países para el verano de 2008, fue adoptado en 2000 tras años de contenciosas negociaciones y entró en vigor en septiembre de 2003.5 Su ratificación fue lograda gracias a los esfuerzos de las delegaciones de países en vías de desarrollo, organizadas como el "Grupo de Igual Parecer".
En el bando opuesto, las delegaciones de países que no querían un protocolo con fuerza de ley y que eran hostiles incluso al concepto mismo de bioseguridad, estaba el "Grupo de Miami". Este pequeño pero poderoso grupo fue dirigido por Estados Unidos e incluyó a Argentina, Chile y Uruguay. Ninguno de los miembros del Grupo de Miami ha firmado el Protocolo.
Para firmar el Protocolo los países deben también ser miembros de la Convención de Biodiversidad de la ONU (CBD), un acuerdo internacional para la protección y uso sustentable de la biodiversidad firmado por 191 países para el verano de 2008. La Convención fue firmada inicialmente en la Conferencia de la ONU sobre Ambiente y Desarrollo, conocida también como la Cumbre de la Tierra, que tomó lugar en Brasil en 1992. Estados Unidos se negó a firmar la CBD y el Protocolo, pero un número de productores de transgénicos lo firmaron, incluyendo Brasil.
El Protocolo se negocia regularmente en sesiones conocidas como las reuniones de las partes (MOP, por sus siglas en inglés).
El Protocolo y el campo de la bioseguridad se fundamentan sobre el principio precautorio, un concepto científico formulado para ayudar con la protección de la salud humana y el ambiente ante factores de riesgo e incertidumbre. El principio postula que cuando la sociedad balancea riesgos causados por actividades humanas (como por ejemplo la introducción de nuevas tecnologías), la falta de certeza científica no deberá ser usada como excusa para no tomar acción preventiva para proteger la salud humana y el ambiente. Hay referencias al principio en el Artículo 1 del Protocolo y en el
Principio 15 de la Declaración de Río, un documento de consenso producido en la Cumbre de la Tierra.
El principio precautorio pone el peso de la duda en los promotores de nuevas tecnologías y no sobre aquellos que expresan reservas y advierten sobre peligros. "En el uso general de la tecnología, aquellos que alegan la existencia de efectos no probados se han visto obligados a demostrar que la actividad en cuestión causa daño a la salud y el ambiente", dice Anne Ingeborg Myhr, del Instituto de Ecología Genética de Noruega."Con el empleo del principio precautorio, la carga de la prueba se traslada al proponente, que ahora necesita demostrar que la actividad es necesaria y que no perjudicará la salud o el ambiente. Esto se refleja en el Protocolo de Cartagena."
Sin embargo, ni en la Declaración de Río ni en el Protocolo se mencionan las palabras "principio precautorio". En ambas instancias la delegación estadounidense y sus aliados (en el caso del Protocolo, el Grupo Miami) lograron exitosamente impedir que se mencionara y que se sustituyera por el ambiguo término "acercamiento precautorio".
Es por esto que el Principio 15 de la Declaración de Río dice: "Con el fin de proteger el ambiente, el acercamiento precautorio será ampliamente aplicado por los estados de acuerdo a sus capacidades. Donde hay amenazas de daños serios o irreversibles, la falta de completa certeza científica no será usada como razón para posponer medidas costo-efectivas para prevenir la degradación ambiental."
Además, el Grupo Miami pudo eliminar cualquier referencia a organismos genéticamente modificados y sustituirlas con el ambivalente término "organismos vivos modificados".
El preámbulo del Protocolo dice: "En concordancia con el acercamiento precautorio contenido en el Principio 15 de la Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo, el objetivo de este Protocolo es contribuir a asegurar un nivel adecuado de protección en el ámbito de la transferencia, manejo y uso seguros de organismos vivos modificados resultantes de la biotecnología moderna que puedan tener efectos adversos sobre la conservación y uso sustentable de la diversidad biológica, teniendo también en cuenta riesgos a la salud humana y específicamente enfatizando los movimientos transfronterizos."
Sin embargo, el Protocolo y su cumplimiento se han estancado por un impasse sobre los temas gemelos de responsabilidad y reparación de agravios.
El Artículo 27 del Protocolo provee para "responsabilidad y reparaciones para daños resultantes de movimientos transfronterizos de organismos vivos modificados."
"Los países en vías de desarrollo siempre habían argumentado que si los organismos genéticamente modificados son tan seguros como la industria y los países productores alegaban que eran, entonces no tenían que preocuparse por provisiones fuertes de responsabilidad y reparación de agravios, lo cual aumentaría la confianza en sus productos", según Lim Li Lin.
"De hecho, la inclusión de provisiones sustantivas de responsabilidad y reparación de agravios en el Protocolo de Bioseguridad era vista como crucial para su éxito, y durante las negociaciones muchos delegados apoyaron la campaña de las organizaciones no gubernamentales, 'Sin responsabilidad no hay Protocolo y luego 'Sin responsabilidad no hay bioseguridad'."
¿Quién es responsable? Buscando un régimen con fuerza de ley.
La primera MOP fue en 2004, así que un régimen de responsabilidad y reparación de agravios debió haber sido acordado para el tiempo de la MOP de
2008 en Bonn. Pero ese no fue el caso. En camino a la reunión de Bonn, un acuerdo todavía lucía improbable. Después de la MOP de 2004 se formó un Grupo de Trabajo sobre Responsabilidad y Reparación de Agravios en el cual no se hizo ningún progreso.
La última reunión, un último intento de llegar a un acuerdo, tomó lugar en la ciudad colombiana de Cartagena en marzo de 2008, sólo dos meses antes de la MOP de Bonn, co- presidida por los jefes de las delegaciones colombiana y holandesa. Para facilitar la negociación se formó un grupo de Amigos de los Co-Presidentes.
Durante la reunión de los Amigos seis corporaciones de biotecnología propusieron un acuerdo contractual de compensación, el cual llamaron un Compact. Alegaban que era una alternativa a las difíciles negociaciones, las cuales algunos observadores ya comenzaban a pensar que estaban sentenciadas al fracaso.
Muchos delegados y observadores de sociedad civil estuvieron consternados ante esta iniciativa de la industria. "El Compact propone redefinir los roles de los estados y las corporaciones", de acuerdo a Lim Li Lin. "Las corporaciones están tratando de crear derechos y obligaciones legales, y a los estados se les permite, como terceras partes, tratar de hacer valer esos derechos."
El sector de organizaciones no gubernamentales (ONG) condenó el Compact rotundamente y lanzó una declaración a ese efecto. "La industria sería a la vez acusado y juez de los reclamos por daños, " y la privatización del derecho internacional establecería "un mal precedente dentro del sistema entero de la ONU".16 Las ONG exhortaron a que el Compact sea "despachado con el desprecio que merece".
A pesar de los esfuerzos de los Amigos de los Co-Presidentes, los negociadores se fueron de Cartagena sin un acuerdo que llevar a la MOP de Bonn. Durante la reunión de Bonn Malasia intentó romper el empate con la formación de un Grupo de Amigos de Igual Parecer. Eventualmente más de 80 países se unieron a este grupo, cuya propuesta pretendió llegar a algún tipo de régimen vinculante de responsabilidad a la vez que tomaba en consideración las objeciones de países como Japón, que estaban totalmente en contra de la responsabilidad y estaban bloqueando las negociaciones.
Los únicos países que no aceptaron ni siquiera esta propuesta fueron Japón, Perú, Paraguay y Brasil. En ese punto en las negociaciones la delegación peruana dijo que no veía la necesidad de negociación, ya que "la biotecnología no tiene riesgos".
Como fue ya mencionado, Argentina es miembro del Grupo Miami, no firmó el Protocolo y es además el segundo mayor productor de cultivos transgénicos del mundo.
No hay duda que el gobierno argentino, encomendado al modelo agroexportador de transgénicos, ha desempeñado un importante papel en socavar la bioseguridad y adelantado los intereses de la industria de biotecnología en negociaciones internacionales como la COP-MOP de Bonn. Según el Grupo de Reflexión Rural, una ONG argentina, Moisés Burachik, líder de la delegación argentina en Bonn, no era servidor público.
Cuando la reunión de Bonn terminó sin llegar a un acuerdo, los participantes decidieron tener dos reuniones adicionales de negociación de responsabilidad y reparación de agravios antes de la próxima MOP en 2010.
México fue el anfitrión y la posición argentina y de otros países ha seguido en la misma tesitura.
Por todo lo expuesto, es que vengo a solicitar de mis pares la aprobación del presente proyecto.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
BIANCHI, IVANA MARIA SAN LUIS PERONISMO FEDERAL
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
RELACIONES EXTERIORES Y CULTO (Primera Competencia)
Trámite en comisión (Cámara de Diputados)
Fecha Movimiento Resultado
17/08/2011 INICIACIÓN DE ESTUDIO Aprobado sin modificaciones con dictamen de mayoría y dictamen de minoría