La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su más enérgico repudio al golpe cívico militar que derrocó al presidente constitucional de la hermana República de Honduras.

Señor presidente:

En la madrugada del pasado domingo, Manuel Zelaya, Presidente Constitucional de la República de Honduras, fue sorprendido en su residencia por un grupo de militares que lo secuestraron y lo trasladaron por la fuerza a Costa Rica.

Mientras el mundo entero condenaba la acción militar, el Poder Judicial hondureño la avalaba mediante un comunicado y el Poder Legislativo del país centroamericano designaba a Roberto Micheletti como presidente provisional de la Nación. Quedaba así configurado un típico golpe de estado cívico-militar.

Hechos como el ocurrido en Honduras retrotrae a la comunidad de países latinoamericanos a etapas que se daban por superadas desde que el conjunto de sus naciones optó por transitar la senda de las instituciones democráticas.

Por cierto, dicho tránsito no fue sencillo y, en ocasiones, debimos lamentar la interrupción de un proceso institucional como ocurrió en 2004, cuando dos potencias internacionales se aunaron para apadrinar a quienes derrocaron al presidente haitiano Jean Bertrand Aristide. Por lo demás, otras tentativas golpistas terminaron derrotadas. Baste recordar a las tristemente célebres sublevaciones de "carapintadas" en nuestro país o al intento de derrocamiento del presidente venezolano Hugo Chávez ocurrido en 2002.

Confiamos en que lo mismo ocurra con los golpistas hondureños. Depende, por supuesto, de la decisión del pueblo hermano que ya ha salido a desafiar el "toque de queda" decretado por Micheletti y de la actitud que adopte la comunidad internacional.

En tal sentido, el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos ha condenado enérgicamente al golpe cívico militar, exigido el incondicional retorno del Presidente Manuel Zelaya a sus funciones constitucionales y anticipado que no se reconocerá ningún gobierno que surja de esta ruptura inconstitucional.

Como hombres y mujeres de la democracia, los integrantes de esta H. Cámara no podemos menos que unir nuestras voces a lo expresado por el órgano de la OEA. Es por eso que solicitamos la aprobación de este proyecto de declaración.