La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su preocupación por la pérdida de producción en los distintos segmentos de nuestro agro, frente al avance del monocultivo de soja, lo que se convierte en una situación riesgosa para la sustentabilidad del sistema.

Señor presidente:

Con la excepción de la soja, que logró un explosivo crecimiento en área y producción, los principales productos agropecuarios de la argentina bajaron su producción. Respecto de 2003 hubo 30% de caída en la producción de trigo, 34% en girasol, casi 10% en carne, el cierre de 125 plantas frigoríficas con 15.000 obreros despedidos, la lechería alejada del crecimiento de otros países y las economías regionales que siguen sin superar sus mejores registros. Todos indicadores de que para muchos sectores del campo han sido años malos o, en el mejor de los casos, mediocres.

De hecho, desde hace cuatro años desaparecen casi 1000 empresas agropecuarias por año, según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación. Según los datos de la Federación Agraria Argentina, en la últimá década han desaparecido más de 300.000 productores agropecuarios. La mayoría de estas desapariciones han sido reempladas por altas concentraciones de capital volcado al sector, lo que produce un fenómeno de gran concentración, muy lejos de lo que de la "boca para afuera" con gran cinismo , pregonan los referentes del actual gobierno. Un gobierno que se dice "progresista" e induce la concentración de capital en manos de unos pocos, es verdaderamente un contrasentido.

En el sector coinciden en que el problema fue la receta que aplicó el la actual administración: más allá de la soja, que logró quedar al margen de las políticas oficiales y que sirvió como fuente de ingresos al Estado a través del cobro de retenciones, desde 2006 hubo permanentes trabas al comercio, intervenciones de mercado y cuotificación de las exportaciones que desalentaron la producción en sectores emblemáticos del país. A estos factores se sumó, en los últimos años, el retraso cambiario, que tuvo un fuerte impacto en muchos productos regionales.

Contra el intervencionismo, los productores que pudieron se refugiaron en la soja. Se agregó al fenómeno, otro no deseado que es la aparición de prácticamente un monocultivo de la oleaginosa, algo que racional y técnicamente es inconveniente.

Es necesario implementar políticas activas que reviertan esta situación, y por ello hago un llamado de atención a mis colegas de todas las bancadas para que juntos trabajemos en esto y llevemos al Poder Ejecutivo iniciativas que promuevan una producción equilibrada y sustentable.

Por ello, Sr. Presidente, solicito la aprobación del presente Proyecto.