PROYECTO DE TP


Expediente 2971-D-2009
Sumario: DESIGNAR CON EL NOMBRE DE "GENERAL INGENIERO ENRIQUE MOSCONI" AL TRAMO DE LA RUTA NACIONAL 22, DESDE EL PUENTE CARRETERO SOBRE EL RIO NEUQUEN HASTA LA CIUDAD DE PLOTTIER, CONOCIDO COMO CARRETERA URBANA "NEUQUEN-PLOTTIER" O "MULTITROCHA", EN LA PROVINCIA DE NEUQUEN.
Fecha: 16/06/2009
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 67
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


Art. 1º.- Desígnese con el nombre de "General Ingeniero Enrique Mosconi" al tramo de la Ruta Nacional Nº 22 que va desde el puente carretero sobre el Río Neuquén hasta la ciudad de Plottier, conocido como Carretera Urbana Neuquén-Plottier, o "Multitrocha", provincia de Neuquén.
Art. 2º.- Solicítese al Sr. Administrador General de Vialidad efectuar todas las diligencias necesarias desde el punto de vista administrativo y legal a fin de dar cumplimiento a lo estipulado en el artículo precedente.
Art. 3º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.-

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


El presente proyecto responde a una iniciativa impulsada por el Movimiento para la Recuperación de Nuestro Petróleo y demás Recursos Energéticos, que tiene por objeto designar con el nombre de "General Ingeniero Enrique Mosconi" al tramo de la Ruta Nacional Nº 22 conocido como Carretera Urbana Neuquén- Plottier, o "Multitrocha", ubicado en la provincia de Neuquén.
¿Por qué Enrique Mosconi? Porque el Gral. Mosconi comprendió mejor que nadie, en los albores de la actividad petrolera en el país, el carácter estratégico de los hidrocarburos en el proceso de desarrollo nacional. Porque su accionar y su ideario fueron claves en la decisión del presidente Hipólito Yrigoyen de fundar la primera empresa petrolera estatal del mundo, Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Porque en dicha gestión dio sobradas muestras de talento puesto al servicio del país: se crearon destilerías, se electrificaron ciudades, se ubicó a la petrolera estatal entre las más eficientes del mundo, se cuadruplicó el capital inicial en apenas ocho años, se implantó el precio único para los combustibles en todo el país, se dio trabajo a miles de obreros. Porque el modelo de gestión estatal de Y.P.F., también por iniciativa de Mosconi, fue adoptado por otros países de América, como Colombia y México, demostrando la capacidad de los argentinos para explotar sus propios recursos naturales con calidad y eficiencia, en beneficio de la Nación y sin la participación de las corporaciones internacionales. En definitiva, porque su vida y su obra constituyen un ejemplo de patriotismo e inteligencia puestos al servicio del bienestar del país y de su gente, digno de ser imitado por las generaciones presentes y futuras.
En la ciudad de Neuquén no existe ninguna calle ni espacio público que lleve su nombre, motivo por el cual el Movimiento para la Recuperación de Nuestro Petróleo y demás Recursos Energéticos ha sentido la necesidad de impulsar el tratamiento y aprobación del presente Proyecto.
El Movimiento para la Recuperación de Nuestro Petróleo y demás Recursos Energéticos se fundó el 25 de mayo de 2008 y está integrado por numerosas organizaciones políticas, gremiales, sociales y estudiantiles de Neuquén. Son objetivos de este movimiento, entre otros: el impulso de políticas públicas que contemplen el carácter estratégico que tienen los recursos energéticos para el desarrollo del país; el bregar por una explotación racional, sustentable y respetuosa del medio ambiente; la educación de la comunidad provincial en materia hidrocarburífera, de modo de ir fortaleciendo en la sociedad toda un patrón de identidad vinculado a uno de los principales recursos económicos con los que la provincia de Neuquén cuenta. En tal sentido, el Movimiento para la Recuperación de Nuestro Petróleo y demás Recursos Energéticos considera que la figura de Mosconi representa un hito más que importante en la historia de la energía del país y de la región.
La medida que aquí se propone conllevaría un fortalecimiento de la identidad del pueblo neuquino y, siendo la Ruta Nacional Nº 22 la principal puerta de ingreso a la provincia, el nombre de General Ingeniero Enrique Mosconi incorporaría una fuerte impronta identificatoria a una provincia cuya principal actividad es la hidrocarburífera.
A continuación presentamos una pequeña síntesis biográfica del General Enrique Mosconi, basada en el artículo "Enrique Mosconi. Perfil de un verdadero patriota" de Santiago Senén González y Fabián Bosoer, el texto "Enrique Mosconi: El Petróleo Argentino" de Alejandro Lezcano, y la conferencia sobre "Yrigoyen, Y.P.F. y el petróleo" que brindara el Cdor. Gustavo Calleja, subsecretario de Combustibles en el gobierno de Raúl Alfonsín, secretario general de la Fundación Illia e integrante del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora (MORENO).
ENRIQUE MOSCONI (1877-1940)
Enrique Mosconi nació en la ciudad de Buenos Aires el 21 de febrero de 1877. Hijo de Enrico, un ingeniero italiano que llega al país contratado para la construcción de ferrocarriles y vías en Rosario, Córdoba y Mendoza, y de María Juana Canavery, una argentina descendiente de irlandeses. Luego de cursar los estudios secundarios ingresa en el Colegio Militar, donde se gradúa como subteniente de infantería el 20 de noviembre de 1894, a los diecisiete años. Posteriormente inicia la carrera de ingeniería en la Universidad de Buenos Aires y egresa en 1901 con el título de Ingeniero Civil, presentando como tesis un proyecto de embalse para el lago Nahuel Huapí y la colocación de una exclusa reguladora en los ríos Limay y Negro, ubicados en la provincia de Neuquén, con el objetivo de habilitar la navegabilidad hasta el Mar Argentino. En 1903, con sólo veintiséis años, obtiene el grado de Ingeniero Militar. De 1905 a 1908 forma parte de la comisión de graduados Argentinos en Europa, donde es designado a los cuerpos de la especialidad de Ingenieros en el ejército Alemán.
Luego de una intensa actividad en el ejército, en 1912 integra junto a su amigo Jorge Newbery la primera comisión directiva de la Escuela de Aviación Militar, instalada en el Palomar de Caseros, y pasa a formar parte de la naciente Fuerza Aérea.
En 1914, Mosconi es designado a comandar el grupo Nº1 de ingenieros. En 1915 es trasladado como subdirector general de Arsenales de Guerra, y para 1916, asume como director del arsenal "Esteban de Luca", donde comienza a desarrollar todo lo aprendido en Alemania, introduciendo el reemplazo de la energía térmica de carbón por petróleo y experimentando en fundición de aceros con óxido de Quequén. Además, reforma el sistema de arrastre de la ametralladora dándole a ésta un valor táctico del cual carecía; prohíbe en los talleres el uso de maderas extranjeras, y a cambio ordena la utilización de las maderas nacionales; y se producen granadas de mano de tipo alemán. Prepara la primera estadística industrial militar del país para poder conocer el tiempo necesario para la construcción de los materiales que una movilización militar requería. Investiga, obtiene y emplea productos del país para la construcción de nuevos cañones para fusil máuser y ametralladoras.
En 1921 Mosconi crea un proyecto de rutas aéreas en el que se establecen las diferentes líneas: de transporte, militares y correo postales, así como los caminos a seguir por cada una, los horarios, frecuencias semanales, las medidas, permisos y estaciones. El 1 de febrero de 1922 crea el grupo Nº1 de aviación. En el discurso inaugural, Mosconi expone que "habrá que organizar la defensa antiaérea, como organismo complementario, y la industria de construcciones aeronáuticas, para que el país encuentre dentro de sus fronteras, este importante elemento de defensa nacional".
Con motivo de la finalización del año militar, la Escuela de Aviación organiza excursiones de entrenamiento que llegarán hasta las fronteras argentinas, previstos para iniciarse en agosto de 1922. Al llegar el día, Mosconi se encuentra con que la empresa norteamericana Wico (West Indian Oil Company), la única que importaba combustible para aviones en la Argentina, se negaba a suministrarlo por no efectivizarse previamente el pago correspondiente. Vale recordar, como se preocupan en destacar Senán González y Bosoer, que la mayoría del combustible que se consumía en Argentina por aquellos años era importado, y la situación energética del país era muy precaria, ya que la única producción de petróleo se quemaba en calderas para poder utilizarlo. Ante esta situación Mosconi se pregunta muy molesto "¿Y si esta operación no se tratara de un simple raid de entrenamiento? ¿Y si se tratase de un requerimiento urgente derivado de una operación de guerra? ¿Es posible que nuestro país, y sus fuerzas armadas como brazo ejecutor, quedarán librados al erróneo criterio o a la desconfianza de un comerciante extranjero?" Entonces según relató el mismo Mosconi "pedí allí entrevistarme con el gerente,... y le dije: advierta que el Servicio Aeronáutico del Ejército no debe un solo centavo a su compañía; que se trata de una repartición solvente y dependiente del Ministerio de Guerra y que, por lo tanto, no sólo me sorprenden su manifestación y exigencia, sino que las considero impertinentes y no las acepto... Allí en el mismo escritorio me propuse, juramentándome conmigo mismo, cooperar por todos los medios legales a romper los trusts". Y fue lo que hizo. La decisión de Mosconi cambiaría la historia argentina.
Con Hipólito Yrigoyen se plantea la necesidad de recuperar las concesiones otorgadas a particulares en todo el territorio nacional. Son varios los proyectos de Yrigoyen nacionalizando el subsuelo y estableciendo el monopolio nacional de su explotación y la nulidad de las concesiones otorgadas que nunca fueron tratados por el Senado, que estaba integrado por una mayoría conservadora. En junio de 1922, el presidente Hipólito Yrigoyen firma el decreto con el que daría lugar a la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Le toca a Marcelo T. de Alvear la concreción de las ideas fundamentales de Yrigoyen. A instancia de su Ministro de Agricultura Tomás Le Breton, Alvear designa al frente de Y.P.F. al militar más brillante, el Cnel. e Ing. Civil y Militar Enrique Mosconi, quien crea una empresa integrada vertical y horizontalmente, compuesta por argentinos a los que convierte en soldados civiles llamados "ypefeanos".
Como la traba del Senado opositor seguía existiendo y los conflictos con los gobernadores que respondían a los intereses de las petroleras se sucedían en forma continuada, Alvear, su ministro Tomás Le Bretón y Mosconi , deciden potenciar a Y.P.F. mediante la recuperación de las áreas entregadas a particulares en los territorios nacionales y su inmediata entrega a Y.P.F. (Decretos del 10 de enero de 1924 de revisión y anulación, y cesión a Y.P.F: de 7.236 concesiones que abarcaban una superficie de 8,2 millones de hectáreas, se pasó a 72 concesiones con 73.000 Hectáreas ).
Como primer paso Mosconi proyectó la construcción de la destilería de La Plata, inaugurada en diciembre de 1925. Esta iniciativa marcó un toque de alarma para los trusts petroleros encabezados por la Standard Oil (que unida a la oligarquía salteña, luchaba por la provincialización del petróleo), iniciando toda clase de resistencia al proyecto. Sin embargo el congreso argentino aprueba el contrato y se pone a disposición de Y.P.F. la suma de 24 millones en letras de Tesorería, y se firma un acuerdo con la Bethlehem Steeel Co. para la construcción de la destilería, la cual después amplía las instalaciones con una planta de cracking combinada. La destilería entra en producción inmediatamente, elaborando nafta, kerosene, fuel oil y a menos de cinco meses de su habilitación comienza la producción de nafta de aviación. El año 1926 señala la entrada de Y.P.F. en el mercado de combustibles con sus propios productos. La capacidad de producción asciende a 1800m3 diarios. Las ganancias capitalizadas y reservas ascienden a más de 71 millones de pesos; el beneficio líquido del ejercicio es de 6 millones. La producción fiscal de petróleo alcanza a 415.558 metros cúbicos, volumen equivalente al 76,9% del total nacional. Se importan más de 45 mil toneladas de crudo.
El costo total de las nuevas instalaciones fue de 4 millones $m/n (pesos moneda nacional, unidad monetaria usada de 1899 a 1969), cancelado completamente en poco mas de tres meses de producción. Aprovechando la energía libre generada se creó la fábrica de latas, con maquinaria automática. Como dijera el mismo Mosconi "si se hubiese tenido que adquirir esta cantidad de latas (736.538 envases a abril del '29) se habrían gastado $m/n 785.701,372 mas que lo que costó su fabricación en la destilería. Esta economía amortizó aproximadamente la cuarta parte del capital total invertido". Otro complemento, fue la fabrica de cajones y el aserradero que "representó una economía anual de mas de un tercio del capital invertido en ella, obteniéndose cajones mejores que los que se compraban hechos".
Otra de las grandes obras de Mosconi durante su gestión de Director de Y.P.F. fue la electrificación de Comodoro Rivadavia, necesaria para agilizar el modo de producción y explotación de los pozos petroleros del lugar, así como el buen funcionamiento del sector administrativo de la empresa. Aprovechando la energía libre generada se creó, en 1927, la fabrica de latas, con maquinaria automática. Como dijera el mismo Mosconi "si se hubiese tenido que adquirir esta cantidad de latas (736.538 envases) se habría gastado más de lo que costó su fabricación en la destilería. Esta economía amortizó aproximadamente la cuarta parte del capital total invertido". Otro complemento fue la fábrica de cajones y el aserradero que representó una economía anual de más de un tercio del capital invertido en ella, obteniéndose cajones mejores que los que se compraban hechos. En 1928 se da inicio a la explotación de petróleo en Salta y debido a una intensa exploración llevada a cabo en la zona noroeste, se produjo en 1933 el descubrimiento petrolífero de Tranquitas.
Para el año 1927, y tras descubrir yacimientos en el norte, oeste y sur, la petrolera estatal Y.P.F. ya ocupaba el décimo lugar entre las empresas de mayor producción en el mundo (ese mismo año saca del 10mo. puesto a la Compañía Británica de las Indias Orientales, produciendo un 6% de crudo por sobre esta).
En 1927, Mosconi decide que su acción no sólo se quede a nivel nacional sino que proyecta el rompimiento del control de los trusts Petroleros Internacionales a nivel continental, convirtiéndose en un precursor de la integración iberoamericana. Así fue que invitado por diferentes naciones de la región inició una gira por barco en la que visitó varios países para dictar conferencias y mantener reuniones oficiales. Mantuvo como prioridad el establecer relaciones con los institutos militares de formación y fue consolidando lazos fraternales, al dejar en cada país una réplica del sable del General San Martín, como un símbolo de unidad americanista.
Por iniciativa de Mosconi, inspirada en "conceptos de solidaridad nacional", se unifica el precio de los combustibles en todo el país, al tiempo que se rebajan los precios. Con tan poco tiempo, Y.P.F. se convirtió en el principal promotor del Bienestar General.
Sin descuidar su pasado académico y previendo la necesidad de formar especialistas en el tema del petróleo para un futuro no lejano, Mosconi logra que el 30 de diciembre de 1929 el Poder Ejecutivo dé lugar a su proyecto de un convenio entre Y.P.F. y la Universidad de Buenos Aires, presidida por el yrigoyenista Ricardo Rojas. Este acuerdo establecía que la petrolera otorgaría a la universidad la suma de $m/n 50 mil anuales para solventar los gastos necesarios para la capacitación de profesionales en la especialidad, impulsando la creación de la carrera de ingeniería en petróleo.
La firma del convenio con la Facultad de Ingeniería de la U.B.A. e Y.P.F., creando el Instituto del Petróleo, fue aprobado por el Presidente Yrigoyen, quien en el decreto respectivo señaló: "Con la creación del Instituto del Petróleo, los ingenieros civiles e industriales podrán especializarse en materia petrolífera para actuar con eficiencia en el desempeño de cargos técnicos directivos relacionados con la minería e industrialización del petróleo". Y.P.F. significó la aparición de técnicos argentinos que llegaron a ser considerados entre los mejores del mundo. Uno de los discípulos de Mosconi fue Ing. Julio V. Canessa, un ypefiano yrigoyenista considerado el padre del gas en la Argentina, quien obtuvo del Presidente Perón la creación de Gas del Estado en 1946, empresa de la cual fue su primer Director General. Vale aclarar que, con la privatización de Y.P.F., el Instituto fue privado de sus recursos y depende de los cursos que realice. Esta frustración educativa debe sumarse al desmantelamiento del Laboratorio que Y.P.F. poseía en Florencio Varela, el más importante de Sudamérica y uno de los más afamados en mundo.
Como resultado de la continuidad de la acción de Yrigoyen y Alvear se llega a 1929, año en que, en términos de Enrique Mosconi, se "tomó el mercado" de los combustibles líquidos, desplazando a los "trusts internacionales del petróleo", en base a producción local descubierta, desarrollada, transportada y refinada. Ese año afirmaba Mosconi: "El 1º de agosto de 1929 es una fecha memorable en la organización económica de la Argentina y por ende de la América del Sud (...) Un siglo antes se inició en el Plata el proceso de la independencia política de América Latina, en aquella campaña heroica que hizo sus primeras armas en San Lorenzo, tomó cuerpo en Chacabuco y Maipú y, luego de pasar por Lima, termina en Junín y Ayacucho, cerrando allí el período de dominación de España en el Nuevo Mundo. Pues bien, a semejanza de aquel gran movimiento continental que dio independencia política a nuestro continente, se encuentra en marcha el movimiento que terminará conquistando la independencia económica para nuestra América (...) El primer capítulo tiene realización feliz en Buenos Aires el 1º de agosto de 1929, fecha en que nuestro país rompe los trusts petrolíferos que hasta entonces impusieron sus exigencias y da a la América Latina el ejemplo y el impulso inicial del movimiento que se ha transmitido a algunos países hermanos, México, Colombia y Uruguay, entre ellos y que se propagará irremisiblemente a los demás pueblos de nuestra raza, hasta el establecimiento de la independencia integral de Sud América. Esta visión no encuentra fantasía ni ultra optimismo como parecía en el año 1922, cuando anunciamos que en nuestro país abatiríamos los trusts, proyecto que se imaginó fantástico pero que fue realidad magnífica siete años después (...) desde el 1º de agosto de 1929, fecha en que los trusts inglés y norteamericano quedan definitivamente rotos en nuestro país, los habitantes de la República no sufren más imposiciones que las emanadas de su propio gobierno que decide libre de ingerencias extrañas en todo lo relativo al combustible líquido y empiezan a volcarse tierra adentro los millones que hasta entonces tomaban el camino del mar (...) La República Argentina se ve libre de todo peligro y asechanza que pudiera perturbarla o detenerla en su marcha a su futuro engrandecimiento y bienestar".
Yrigoyen plantea como eje de su campaña electoral de 1928 la obtención de su Ley Nacionalizadora del Petróleo. En un Mensaje al Congreso afirmaba el Presidente: "La riqueza petrolífera del País es sin duda alguna más que suficiente para proveer al consumo interno de este combustible líquido. La posibilidad de producirlo en condiciones económicas para competir con el producto extranjero está comprobada". Era un explícito reconocimiento y apoyo a Mosconi. La lucha por la Ley de Nacionalización del petróleo se da en todos los frentes con la idea de presionar al Senado. Se crean organizaciones que asumen esa lucha; una de ellas es la Alianza Continental, donde militaban el Gral. Alonso Baldrich, Arturo Orzábal Quintana, Moisés Lebenshon, Diego Luis Molinari y Arturo Orgaz; otros argentinos -José Ingenieros, Alfredo Palacios, Gabriel Del Mazo y Julio V. González habían creado la Unión Latinoamericana, mientras que relacionada con el comunismo actuaba la Liga Antiimperialista Argentina.
Mosconi apenas asumió Yrigoyen su segundo mandato le presentó la renuncia y fue confirmado después de cuatro meses; a partir de ese momento recibió de Yrigoyen todo su apoyo y, siendo un militar nacionalista y apolítico, terminó transformándose en yrigoyenista, al igual que su mano derecha en su gesta el Gral. Alonso Baldrich. Sostenía el Director General de Y.P.F. que "Mi acción fue posible merced a esa sombra moral ante la que pasaban los millones sin conmoverlo".
Todavía faltaba la segunda parte del Plan de Mosconi, aprobados por los presidentes radicales: la expulsión definitiva de los trusts internacionales. No cuesta mucho razonar la ingerencia de las petroleras en el golpe del 6 de septiembre de 1930.
En septiembre de 1930, el golpe militar conducido por el general Uriburu derroca a Yrigoyen y Mosconi renuncia a la Dirección de Y.P.F. Cuenta Raúl Larra en "Mosconi: General del Petróleo" que Mosconi "Apenas conoce la nómina de los colaboradores de Uriburu advierte que su tarea en Y.P.F. ha terminado". El elenco del nuevo gobierno de facto habla a las claras del rol que jugaron las empresas extranjeras en el golpe: los colaboradores de Uriburu eran, entre los más cercanos, Enrique Santamarina, vicepresidente de la Nación, accionista de Astra (perteneciente a la Standard Oil); Matías Sánchez Sorondo, ministro del Interior, presidente de la Franco Argentina Comercial y Financiera y, además, abogado de la Standard Oil; Ernesto Bosch, ministro de Relaciones Exteriores y presidente de la Compañía Industrial y Comercial de Petróleo (del grupo de la Anglo Persian) y presidente de Escandinavia S.A.; Ernesto Padilla, ministro de Justicia e Instrucción, director de la Germano Argentina de seguros, vocal de la compañía Técnica e Importadora; Horacio Beccar Varela, ministro de Agricultura, director de la S.A. Argentina de Comodoro Rivadavia (de capitales ingleses), síndico de Austea S.A. (subsidiaria de la Standard Oil) y abogado del National City Bank of New York, director de la Destilería de Petróleo El Cóndor, presidente de Firestone, vocal de Sol Compañía Petrolera y abogado del Frigorífico Anglo, entre otros; Octavio Pico, Ministro de Obras Públicas, con importantes cargos en las subsidiarias de la Standard Oil (Cia. Argentina de Comodoro Rivadavia y Petrolera Andina S.A.
Luego de ser sometido a cuestionamientos relacionados con su gestión al frente de Y.P.F. (se le abre un sumario acusándolo de aplicar indebidamente el presupuesto de Y.P.F. y se lo destierra a Europa en "misión" de seguir estudiando la evolución de la aviación europea), enfermo y olvidado, sin más propiedades que la casa en la que vivía con sus hermanas, en la esquina de Aráoz y Arenales (la cual había sido comprada por un préstamo del Banco Hipotecario, del que aún restaban varias cuotas), Enrique Mosconi muere en Buenos Aires el 4 de junio de 1940.
En el período de octubre de 1922 a diciembre de 1935 Y.P.F. enriqueció a la economía nacional de $m/n 582 millones ($1.089 millones actuales).Como lo dijera Mosconi: "esos 582 millones podrían aumentar si un grupo de hombres argentinos decidiera repetir la acción de Y.P.F. en luz y fuerza, teléfonos, seguros, tarea ésta que puede cumplirse en la mitad del tiempo que ha demandado Y.P.F.".
El hombre que administró cuantiosas sumas y la empresa de mayor capital en Hispanoamérica, tenía al fallecer por todo capital, un saldo en su cuenta corriente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, de nueve pesos moneda nacional con noventa centavos. Vale recordar que durante su gestión en Y.P.F. se negó a cobrar los sueldos que le hubieran correspondido, por entender que el percibir su salario militar "era suficiente para servir a la Patria".
Además de ser Y.P.F. la empresa que inauguró la era de la Argentina industrial, creó pueblos, hospitales, mejoró la calidad de vida y proporcionó estudios universitarios de alto nivel, esparció ideales de unión y paz y exaltó la moral de sus trabajadores. En Comodoro Rivadavia y en Plaza Huincul, donde se encontraban los dos yacimientos mas importantes, impulsó la construcción de una cooperativa de artículos de consumo, La instalación de una panadería mecánica que produjo pan de la mas alta calidad (ya que el pan era malo y caro), la construcción del Hospital Presidente Alvear, equipado con asistencia completamente gratuita, incluyendo el servicio de maternidad equipado para atender cualquier caso, Servicio Odontológico, sala de cirugía con moderno instrumental francés, (comprado con la donación de todos los sueldos del D. Eduardo Zuberbühler, vocal de la Comisión Administrativa), comedores para empleados solteros, comedor económico para los obreros, baños públicos gratuitos con agua caliente y fría, atención dada a las viudas de los obreros a fin de proporcionarles medios de subsistencia, creación de la Asociación Mutual de Empleados de Comodoro Rivadavia, la cual daba subsidios por enfermedad y muerte, creación del Colegio Deán Funes -la obra mas importante en materia educacional de la Patagonia-, bonificaciones por paternidad y maternidad, entre otras tantas medidas. A su vez, Y.P.F. construyó edificios para otras escuelas, campos de deportes, cines, teatros, bares, canchas de fútbol y de tenis, el Boeing Club y Tiro Federal. Fue ésta la culminación de un sueño soberano pensado por Yrigoyen y ejecutado por Alvear, Mosconi y Le Breton.
El abandono de las políticas que consideraban a los hidrocarburos como bienes estratégicos que hacen al pleno ejercicio de la soberanía y la seguridad de la Nación, es decir, aquellas que impulsara el Ing. Mosconi, y de las concepciones que consideraban que los servicios públicos esenciales deben responder a las necesidades económicas y sociales de los argentinos y no a los intereses empresarios, contrasta con la situación en que se encuentra actualmente el sistema energético nacional. Bien cabe cuestionarnos si, como pregonan algunos que tuvieron en su momento y en sus manos las decisiones que nos llevaron a la situación en que nos encontramos, se debe profundizar ese modelo energético de mercado, que funcionó libre de controles durante más de una década, o volver al paradigma del General Ingeniero Mosconi, mismo que siguen sustentando tantas naciones del mundo.
Ha quedado grabada en nuestra historia la gesta hidrocarburífera de aquellos años. Justo es reconocer en tal sentido los tiempos de Hipólito Yrigoyen, cuando comenzó a crearse un país diferente al que hoy nos toca. Un país en el cual la economía quedaba subordinada a la concepción política de la vida en sociedad. Los bienes comunes y estratégicos, estructurales, permanentes e imprescindibles para el normal desenvolvimiento de la vida económica (tal es el caso del petróleo y el gas), fueron puestos al servicio de los intereses nacionales. La racionalidad interdependiente, que predominaba en aquellos tiempos, entre las áreas del transporte, energía e industria, no tiene más vigencia; la planificación y ejecución estatal fue reemplazada por "la mano invisible del mercado". El resultado: la consolidación de un oligopolio privado, integrado verticalmente, que sobreexplotó los recursos naturales no renovables, subexploró y en consecuencia redujo el actual horizonte de reservas, imposibilitado de garantizar la provisión interna frente al crecimiento de la demanda y la reorientación hacia el mercado externo. Todo esto no puede explicarse más que por la ausencia de control estatal y de un plan integral de mediano plazo.
El estudio del caso de Y.P.F. y de su gran organizador, el Gral. Enrique Mosconi, nos sirve para tener presente que, lejos del modelo vigente, hubieron y pueden volver a adoptarse otros, más acordes con una política energética nacional y soberana. El objetivo político de la creación y desarrollo de Y.P.F. consistió en la obtención de la independencia económica, sin la cual la soberanía política se tornaba ilusoria, tal como sucede en la actualidad. Para el logro de tal fin, se desarrolló una empresa integrada horizontal y verticalmente (en base a la producción local descubierta, desarrollada, transportada y refinada). Sobre el precio de venta de los combustibles líquidos se fueron cargando impuestos internos al consumo, conocidos como Fondos Energéticos y Viales, y también el Impuesto al Crudo Procesado, que se convirtieron en fuente de recursos para poder construir la casi totalidad de las redes camineras nacionales y provinciales, el sistema de gasoductos troncales y secundarios, y las represas hidroeléctricas nacionales y provinciales que hoy disponemos. Desde 1967, el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (hoy ITC) terminó siendo destinado al Estado Nacional y coparticipado. Es decir, la renta del petróleo generada hasta julio de 1989, permitió construir la infraestructura energética y vial de que hoy disponemos, sin olvidar la existencia de reservas de hidrocarburos de 38 años para el gas y 23 para el petróleo, las contribuciones para la seguridad social y los bajos precios, el desarrollo del uso racional de la energía y el financiamiento para sectores productivos y demás empresas estatales. También se deben a Y.P.F. las inversiones para desarrollar los polos Petroquímicos de San Lorenzo, Ensenada y Bahía Blanca. Se puede afirmar sin ninguna duda al respecto que el Modelo Privatista no hubiera sido posible en la escala actual sin la herencia recibida del Modelo Estatal.
Lo que es lo mismo que decir, la captura de las utilidades originadas en la explotación petrolera permitieron el desarrollo de la infraestructura física de la Nación. Su privatización a precios de liquidación implicó la cesión de esos recursos al sector privado. Las palabras que alguna vez dijera Mosconi nos eximen de todo comentario: "Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera".
Ese desarrollo industrial perdido que someramente describimos, y su consiguiente tejido social, había contado como elemento básico constituyente a la política energética centralizada, planificada nacionalmente y ejecutada por el Estado. Cualquier tipo de solución que se pretenda aplicar para el área energética debe ser el elemento determinante para afianzar una nación socialmente equitativa, geográficamente equilibrada y, esencialmente en lo político, soberana.
Arturo Jauretche dijo alguna vez: "La economía moderna es dirigida. O la dirige el Estado, o la dirigen los poderes económicos". Estamos convencidos de que, llegado el inevitable fin del insostenible Modelo de Mercado, debe ser el energético el sector que encabece el cambio de las condiciones socioeconómicas que nos permitan, de una vez por todas, romper con la situación de dependencia en que nos encontramos.
Porque nunca dejó de repetir, y actuar en consonancia, que la clave para conquistar la independencia económica del país radica en el auto-abastecimiento petrolífero, no podemos dejar de reivindicar la figura del General Ingeniero Enrique Mosconi, emblema de la defensa de la soberanía nacional y ejemplo de militar consustanciado con su país, designando con su nombre al tramo de la Ruta Nacional Nº22 que va desde el puente carretero sobre el Río Neuquén hasta la ciudad de Plottier, conocido como Carretera Urbana Neuquén-Plottier, o "Multitrocha", provincia de Neuquén.
Por todo lo expuesto anteriormente, y con la intención de colaborar en la recuperación de nuestra memoria histórica, es que solicito a las Sras. Diputadas y Sres. Diputados acompañen en la sanción del presente Proyecto de Ley.-
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
LINARES, MARIA VIRGINIA BUENOS AIRES COALICION CIVICA - ARI - GEN - UPT
COMELLI, ALICIA MARCELA NEUQUEN MOV POP NEUQUINO
ACUÑA, HUGO RODOLFO NEUQUEN MOV POP NEUQUINO
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
TRANSPORTES (Primera Competencia)