La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de interés de la H. Cámara de Diputados de la Nación el Museo de Arte Sacro San Francisco, de la ciudad de San Salvador de Jujuy, provincia de Jujuy.

Señor presidente:

La Iglesia de San Francisco, en San Salvador de Jujuy, fue la primera construcción levantada por la orden de los franciscanos, entre los años 1611 y 1618. El templo actual presenta una torre de cuatro cuerpos con una imagen de El Salvador en la cima y una fachada de dos pisos. El interior se compone por tres naves, con crucero y una cúpula octogonal. Conservó en todo este tiempo, la Iglesia jujeña, un patrimonio valiosísimo, que desde el 18 de marzo del corriente año puede ser apreciado en el Museo de Arte Sacro, que funciona en uno de los laterales del templo.

El museo es el resultado de un trabajo multidisciplinario, de numerosos profesionales que decidieron el rescate y revalorización de las obras de arte conservadas en el interior de la Iglesia, cuya apreciación permite comprender por qué es Jujuy la provincia que más obras posee del arte colonial andino. Implicó un proceso de restauración que fue registrado fotográficamente, así como el desarrollo de una base de datos para la catalogación del inventario. Producto de años de esfuerzos en la tarea de restauración, esfuerzos que, imprescindible es indicarlo en homenaje a quienes lo realizan, continúan, ya que lo expuesto es sólo una parte de la riqueza contenida en el interior del Convento.

Se exponen en el museo objetos de oro y plata, muebles, tallas, pinturas, instrumentos de música y libros manuscritos que testimonian 400 años de historia religiosa y artística. Se trata de un patrimonio celosamente custodiado por generaciones de franciscanos que a la vez que guardaban el legado de sus antecesores, incorporaban nuevos elementos, incrementando un capital cultural que finalmente puede ser contemplado por los vecinos de la comunidad jujeña, sin excluir a los visitantes de la provincia interesados en conocer la génesis de un arte que receptó los influjos renacentistas, manieristas y flamencos, importados del viejo mundo, incorporando caracteres propios por la interpretación y ejecución de los artistas nativos.

En el interior del museo se destaca un Vía Crucis, de Diego de Aliaga, artista que inició esta obra en el año 1.772 y concluyó en 1.776. El estilo es propio de la pintura cuzqueña, respecto de la cual, importante es señalarlo, la provincia de Jujuy ostenta el

mayor patrimonio artístico de Argentina (las figuras emblemáticas de esta escuela son los Ángeles Arcabuceros, combatientes celestiales contra las fuerzas del mal, vestidos al modo militar, con ropa brocareada en oro, portando en sus manos banderas, tambores y arcabuces; en Argentina existen sólo dos colecciones, ambas en Jujuy). La visión del Vía Crucis, en tan particular estilo, es incomparable. Los centros artísticos formados en las localidades de Cuzco y Potosí denuncian la vigencia del talento de sus artistas en la muestra que exhibe el museo jujeño. El maestro jesuita Bernardo Bitti, Durero, Rubens, el barroco español de Murillo y Zurbarán, se mezclan con la innegable originalidad de Quispe Tito, maestro de Cuzco, y Pérez Holguí, enorme talento del Potosí. Amén del Vía Crucis, pueden admirarse otras pinturas cuzqueñas en el referido establecimiento.

Pueden también apreciarse piezas talladas en madera, entre ellas un confesionario hecho por indígenas talladores que expresa, nuevamente, la recepción de lo foráneo y el resultado de su interpretación por la inspiración de los artistas de las comunidades originarias. No puede omitirse una imagen de San Ignacio de Loyola, labrada en madera, con ojos de cascarón, entre muchas otras esculturas potosinas del siglo XVII, expuestas a la vista del público visitante.

Una de las salas del museo recrea, a escala, en una cripta, el Templo original, empleándose, con fines estéticos, columnas de madera tallada, torsadas con motivos de hojas y flores, que fueron descubiertas recientemente, otrora integrantes del retablo mayor del Templo en 1680, provenientes de los talleres de Potosí, que datan del siglo XVI; un crucifijo de madera, labrado con excelencia mayor, se impone en la sala.

Casullas del siglo XVII, bordadas con hilos de oro y plata, algunas con el escudo de los Borbones, coronas de plata, maderas talladas y doradas a la hoja, pinturas de caballete y óleos del siglo XVIII, del taller de Marcos Zapata, de Cuzco, de neto corte manierista, participan del patrimonio del museo.

Sin embargo, no pretende este proyecto describir un inventario. Anhelamos destacar que el Museo de Arte Sacro San Francisco de Jujuy, significa un aporte fundamental para el patrimonio cultural de los argentinos, pacientemente atesorado a lo largo de cuatrocientos años por sus custodios.

Por lo expuesto solicito a mis pares la aprobación del presente Proyecto de Resolución.