La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su preocupación las irregularidades, y estado general del Hospital Nacional "Profesor Alejandro Posadas", que llevaron a su reciente intervención y solicitar el urgente esclarecimiento de la muerte de pacientes cuya causa de desconoce.

Señor presidente:

La crisis del hospital: pacientes en los pasillos y falta de insumos. Informe del Diario Clarín:

Clarín recorrió el lugar y se encontró con los problemas de siempre: deterioro, mal olor, falta de luz y de agua caliente.

Parece un hospital de campaña. De esos que se ven en las guerras. Las camillas donde están los pacientes son sillones, en el medio de los pasillos existen mamparas que dividen y forman nuevas "habitaciones", las ratas y las cucarachas son parte del paisaje habitual, falta luz, basura por todos lados y mal olor. El Hospital Posadas parece estar sumergido en el deterioro sin fin.

Clarín volvió a recorrer el hospital, como lo había hecho hace cinco meses cuando murieron un camillero y un paciente al caer desde una terraza, y vio que la situación sigue siendo igual de caótica. Ahora la intervención por parte del Gobierno nacional volvió a poner a ese centro de salud en el ojo del huracán. La falta de insumos, los problemas edilicios y la precarización laboral se mantienen de la misma manera.

Un cartel inmenso de color celeste promociona la "obra finalizada" del Posadas. Atrás de él queda el edificio antiguo, un elefante de siete pisos al que no se le arregló ni una baldosa. O por lo menos eso se ve al recorrer los pasillos del lugar. Allí están la salas de internación, pediatría, quirófano, guardias; a todo ese sector, los trabajadores lo denominan "la villa 31", en contraposición con el "Puerto Madero" que es el nuevo edificio vidriado que se muestra espléndido justo frente a la autopista del Oeste, donde básicamente hay consultorios externos y oficinas administrativas.

No hace falta tener un ojo biónico para observar el deplorable estado del hospital. Faltan matafuegos, las paredes están rotas, agujereadas, muchas de las ventanas tienen cartones pegados para suplir el vidrio que les falta. La recorrida parece empeorar a cada paso: de repente una mampara detiene la caminata. Del otro lado existe una especie de habitación donde los pacientes son atendidos, acostados en sillones rotos de odontología, el olor no es fácil de soportar y las miradas de los parientes que están sentados en una silla cerca de sus seres queridos lo dicen todo. No hace falta preguntar.

Los médicos cuentan cómo es trabajar ahí, relatan que utilizan botellas de gaseosa como bolsas colectoras de orina, dicen también que a los pacientes los deben mandar a comprar bananas ya que no tienen potasio en ampollas para inyectarles. Cuentan además que a muchos les otorgan un permiso especial para que se puedan bañar en sus casas y luego vuelvan rápido, ya que los baños no cuentan con agua caliente en sus duchas.

La luz es otro problema: en pediatría, por ejemplo, deben vacunar a los chicos en la única habitación en donde funcionan todas las lámparas. En los casos de emergencias el traslado puede ser el problema más amenazante, es que sólo funcionan dos ascensores que utilizan por igual tanto el personal como los pacientes que están para un chequeo médico.

En el séptimo piso, la terraza a la que hace cinco meses accedió un paciente psiquiátrico que luego cayó al vacío junto con el camillero Emmanuel García, seguía abierta ayer. Una cinta de "Peligro" era lo único que impedía su acceso.

Posadas: el día de la intervención hubo una muerte extraña

Irregularidades en el hospital de El Palomar.Fue la de un bebé. Desde el hospital confirmaron que por eso cerraron Neonatología y el Lactario. Ahora investigan si fue por una bacteria intrahospitalaria o leche contaminada. Hubo otros dos bebés en riesgo.

Se llamaba Mía Gómez. Había nacido prematura y estaba internada en el área de Neonatología del hospital Posadas en pleno proceso de recuperación nutricional. La beba estaba muy cerca de ser dada de alta porque ya estaba por encima de los dos kilos de peso. Pero murió el viernes luego de sufrir complicaciones gástricas. Fue el mismo día en que el Gobierno Nacional dispuso la intervención de ese establecimiento sanitario, ubicado en El Palomar, al Oeste de la Provincia. Los médicos que la atendieron no saben si murió afectada por una infección intrahospitalaria o porque la leche que le proveía el hospital estaba contaminada. Luego del fallecimiento de la beba, decidieron cerrar Neonatología y el Lactario. Por ahora, ni la familia ni los médicos hicieron una denuncia judicial. El Ministerio de Salud de la Nación reconoció que hubo una muerte, que no es posible atribuirla aún a una infección intrahospitalaria y evitó referirse al caso de la beba. Dijeron que investigan qué produjo ese fallecimiento.

"Otros dos bebés pasaron el fin de semana en grave estado, con infecciones en el aparato digestivo, pero ya están fuera de peligro. No sabemos qué produjo la muerte del bebé ni el malestar de los otros chiquitos. Pueden ser bacterias asociadas a la atención, que pueden estar en el aire, en una sábana mal lavada o en la incubadora. Aunque pensamos que puede ser la leche, que podría haber estado contaminada", dijo a Clarín un médico de Neo que pidió reserva de su nombre.

Según el decreto publicado el sábado en el Boletín Oficial es "evidente la desproporción entre los cuantiosos fondos asignados y la calidad y cantidad de las prestaciones que se brindan a la comunidad y a los pacientes". Por esa razón el Gobierno decidió desplazar a Donato Spaccavento, y en su lugar nombró a Domingo Latorraca, hasta ese momento director del hospital municipal de Morón.

El fallecimiento de la beba se suma a una serie de denuncias que viene realizando la comunidad médica: que hay enfermeros de que deben llevar veladores de sus casas porque no reponen los tubos de luz, que no otorgan turnos para tomografías porque no hay placas, que pagan sobreprecios por insumos de pésima calidad, que hay plagas como cucarachas, moscas y hormigas. Además de que el 80% del personal está negro, según afirman.

También ayer se conoció una denuncia realizada por el área de Neonatología en febrero ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Teconología Médica (ANMAT). "El hospital le compró al laboratorio SurarPharma una partida de vancomicina, antibiótico de uso frecuente en bebés. Notamos cuatro tipos de reacciones adversas en los pacientes. Luego supimos que ese laboratorio no estaba autorizado por ANMAT para fabricar la droga", dijo a este diario Regina Beterette, neonatóloga del Posadas.

Las dos plantas y el depósito de SurarPharma fueron clausurados el viernes, mismo día del fallecimiento de la beba y del anuncio de intervención de parte del Gobierno por el lapso de un año. Pero no es la primera vez que la ANMAT inspecciona el laboratorio: en 2012 prohibió la comercialización del producto gluconato de calcio y en 2011, el de fenitoína. Presumen que SurarPharma pone en el mercado drogas sin aprobación. La disposición del viernes, prohíbe el uso y comercialización de todos sus productos.

Desde el Ministerio de Salud reconocieron que "hubo un fallecimiento" la semana pasada. Vía mail Nicolás Kreplak, secretario de Salud Comunitaria, explicó: "Como es habitual en estos casos, los pacientes internados en los sectores aledaños fueron derivados a otros centros para evitar la diseminación de la infección. Se están llevando a cabo los procedimientos de trabajo para detectar el origen del episodio".

Por todo lo expuesto es que vengo a solicitar de mis pares la aprobación del presente proyecto.