La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Rendir homenaje a Mario Benedetti en motivo de su fallecimiento.

Señor presidente:

En estos días se ha recordado y homenajeado a Mario Benedetti, merecidamente, por su notable labor literaria, por su poesía, por sus novelas, por su narrativa. Nosotros, en nombre de los socialistas de la Argentina, queremos rendir nuestro más sentido y profundo homenaje simplemente al compañero. Al militante por la justicia, la verdad y la belleza que fue Mario Benedetti, fallecido el pasado domingo 17 de mayo.

Podía haber sido un mayo más, sin sorpresas. No como aquél del '69 que venía con el aire alterado con la rebelión de los obreros y estudiantes de Corrientes, Rosario, y Córdoba quienes, juntos en las calles y las fábricas, le cerraron el camino a Onganía, el dictador del corto entendimiento. Aquel "Cielo del 69" "con el arriba nervioso, y el abajo que se mueve" al que Benedetti le puso letra para que lo cantaran los Olimareños con la música de Numa Moraes.

Él, que había seguido de cerca esas luchas con sus 48 años, mientras dirigía el Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas, transitó estos cuarenta intensos y dolorosos años, para llegar a este, su último mayo, y hacernos más grises estos días con su partida.

Sin embargo, no es en la tristeza en la que nos encontramos con su recuerdo. Venimos a hablar del poeta de la belleza, aquél que en algún momento decidió, con las palabras de Brecht, que "El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma". Venimos a dejar nuestras palabras de reconocimiento al compañero poeta, al militante que no dejó de actuar para que el mundo sea cada día un poco más justo. En la efervescencia de aquellos años, pero también en los años de adversidad en los que la noche de la dictadura no permitía esbozar esperanzas. Fue también en la década del '60 cuando otro grande, Julio Cortázar, dijera algo que sintetiza, a la vez, la lucha y el legado de Benedetti: "Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo".

La sabiduría del compañero y maestro residía, justamente, en ser capaz de entender que la dificultad es lo primero con lo que nos encontramos

"...Lo importante es la voluntad de abrir caminos -le decía al escritor y periodista Rodolfo Braceli hace poco tiempo-. Para uno y para los demás. Es no conformarse con los que abrieron otros, con las autopistas y avenidas ya abiertas. El abrecaminos abre un pequeño sendero, todavía rodeado de malezas. Es una manera de luchar contra la vejez, contra los años que se vienen. Se trata de tener respuestas vitales, aunque todos sabemos que tenemos el fin obligatorio. La muerte es inevitable, pero es injusta. Y no merecemos morir".

En la enmalezada realidad social y política de nuestra Latinoamérica, Benedetti supo abrir y sostener un sendero, siendo Director Literario desde 1954 del legendario semanario "Marcha", uno de los más importantes de América Latina, al que se había integrado 9 años antes. Por ese tiempo participa activamente en el movimiento contra el Tratado Militar con los Estados Unidos, en lo que fue su primera acción como militante, que ya no se detendría. Simpatiza, como tantos de sus contemporáneos, con la Revolución Cubana, que lo marca para siempre. Ese año, al tiempo que escribe "La Tregua" y "Montevideanos", publica uno de sus ensayos mas significativos, "El país de la cola de paja". Se ha dicho con justicia que esa reflexión suya sobre el Uruguay oficial, "estalló como un trueno en el limpio cielo montevideano".

Empezará a aumentar su participación política y vivirá tiempos frenéticos con actividad en todos los frentes: periodismo, literatura, política. Funda y liderará en 1971 el Movimiento de los independientes del 26 de Marzo que luego integrará el Frente Amplio.

Tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973 abandona el Uruguay, exiliándose primero en la Argentina, y luego en el Perú, donde fue detenido, deportado y amnistiado, para luego instalarse en Cuba, en 1976. Al año siguiente, Benedetti recalaría en España. Fueron diez largos años los que vivió alejado de su patria y su esposa, quien tuvo que permanecer en Uruguay cuidando de las madres de ambos.

Vuelve a Uruguay en marzo de 1983, iniciando el denominado período del "desexilio", como lo denomina inventando la palabra, y que será motivo de varias de sus obras. Su novela 'Primavera con una esquina rota' (1982) es una de las primeras sobre el exilio latinoamericano, el "de adentro" y el "de afuera".

Con el regreso de la democracia en 1985 siguió siendo una referencia política y social para Uruguay, Latinoamérica y el mundo hispanoparlante, al tiempo que su obra se acrecentaba llegando a 80 publicaciones, desde 1945 a 2008, recibiendo innumerables premios y distinciones por su trayectoria literaria.

Había nacido en 1920 en Paso de los Toros, Tacuarembó. Muchas palabras se dijeron y se dirán por él en estos días. Muchas de sus palabras se repetirán. A nosotros nos conmueve, además, su siembra incansable y su compromiso por hacer un mundo más justo. Benedetti convocaba desde su obra y desde su militancia a "defender la alegría como una trinchera", a defenderla "de la miseria y de los miserables", de "las ausencias breves y las definitivas", "de los neutrales y de los neutrones", a defenderla "del rufián caballero y del oportunista", a defenderla "a pesar de dios y de la muerte", a defenderla "del dolor de estar absurdamente alegres", a defenderla, incluso, de la alegría. Por eso nos parece legítimo recordarlo con la frase de otro grande, del escritor checoslovaco ejecutado por el nazismo, Julius Fusik, quien escribiera "Por la alegría vivo, por la alegría lucho, por la alegría muero... Que jamás la tristeza vaya unida a mi nombre".

Porque siempre sean la lucha por la justicia, la verdad y la belleza las palabras asociadas al nombre de Mario Benedetti, solicitamos a nuestros pares que nos acompañen en la aprobación del presente proyecto de resolución.