El Senado y Cámara de Diputados...

Artículo 1°.- Institúyese el día 18 de Marzo como el Día del Trabajador de las Telecomunicaciones.

Artículo 2°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.

Señor presidente:

Los días consagrados a un oficio o profesión o actividad, suelen serlo en conmemoración a una persona destacada o a un evento en particular aunque no es así en el caso de los trabajadores de las telecomunicaciones.

Debemos destacar la tarea de los trabajadores de las telecomunicaciones, actividad que en un país extenso como el nuestro contribuyen a mantener las comunicaciones y la integración del territorio, indispensable para lograr un verdadero sentido nacional.

En nuestro país la industria telefónica comenzó a desarrollarse en la década de 1880, en un espacio de fuertes disputas entre empresas privadas. Esa competencia, muchas veces salvaje, había derivado en un ganador: la Unión Telefónica, propiedad de la "International Telephone and Telegraph Corporation"-ITT, con sede central en White Plains, Nueva York. Esta empresa mostró a lo largo de los años un perfil duro para los trabajadores, a los que había sometido sistemáticamente intentando siempre impedir su organización gremial, en desmedro de sus derechos.

Con el arribo del General Juan Domingo Perón se planteó la necesidad estratégica de que las comunicaciones de los argentinos estuvieran en manos de los argentinos. "Argentinización y no nacionalización", era el lema.

En lo que respecta al servicio telefónico, el 29 de agosto de 1946, Perón firmó el decreto Nº 8.877/46, a través del cual aprobó las gestiones realizadas por Ramón Cereijo, ministro de Hacienda, "con el objeto de recuperar para el patrimonio nacional tan importante servicio público como es el de las comunicaciones telefónicas" .Pocos días después, el 3 de septiembre, Cereijo, Sosthenes Behn y Henry Arnold -presidente y vice de la ITT Corporation-, firmaron el acuerdo de venta por 94.991.364,42 dólares (319 millones de pesos moneda nacional de aquel entonces) de las 7.795.338 acciones emitidas y las 1.234.795 acciones preferidas de la empresa.

En el discurso que ofreció cuando ratificó el acuerdo, el Gral. Perón subrayó además su intención modernizadora:

"Que todos los adelantos que en el día de mañana se incorporen al servicio de los teléfonos, en cualquier nación del mundo, los tenga inmediatamente la Argentina, por participación legal en las respectivas patentes de invención".

La empresa quedó a cargo del interventor Alberto Ramón Fretes, quien en diciembre de ese año, cuando finalmente se creó la Empresa Mixta Telefónica Argentina (EMTA) fue designado presidente de esta. La condición "mixta" de la empresa se debía a que una parte minoritaria del paquete accionario de la compañía no pertenecía a la ITT, sino a un grupo de accionistas privados.

Al asumir Fretes ya sabía que la operación no resultaría sencilla, puesto que la ITT había entregado la empresa no sólo con deudas por unos 30 millones de dólares, sino que además se habían incumplido los compromisos de pago de aguinaldos y aumentos de salarios al personal. En cuanto al servicio, existían 457 mil líneas en funcionamiento y una demanda insatisfecha de alrededor de 150 mil líneas. Frente a ese escenario, el capital privado integrado a la conducción de la empresa comenzó a echarse atrás.

Fue entonces, el 18 de marzo de 1948, que el Gral. Perón decidió incorporar el servicio telefónico al patrimonio del Estado. Desde entonces, es una fecha ligada indisolublemente a todos los trabajadores telefónicos.

Angel Borlenghi, Ministro del Interior, aseguraba que "el capital privado no demostró tener interés suficiente para intervenir en la financiación y sostenimiento de la EMTA porque ese capital privado no tiene ningún interés económico sino político: el de dirigir la Empresa" .El 17 de junio de 1949, se creó la Dirección de Teléfonos del Estado y el gobierno dispuso los recursos para la adquisición de las empresas proveedoras del servicio en algunas zonas del Interior donde todavía los prestatarios eran privados.

En el año 1952 se rescindieron los contratos exclusivos de provisión de equipos con Standard Electric y se crearon los Talleres Ciudadela, para el desarrollo de repuestos y aparatos, entre otras tareas. El 20 de abril de 1950 se crea la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina (FOETRA), que obtuvo la personería gremial el 16 de junio de ese año. La normalización de las organizaciones gremiales telefónicas se completó con la elección del primer Consejo Directivo Central de FOETRA, que tuvo a Jesús Arias como presidente, a Oscar Cheroni como vice y a Raúl Carou como secretario.

Los trabajadores telefónicos sindicalmente organizados decidieron reconocer e incorporar como propia la fecha en que el Estado había decidido integrar la actividad telefónica al patrimonio estatal. Desde entonces, el 18 de marzo fue -siempre- el Día de los Telefónicos. Y fue motivo de enormes celebraciones, con la presencia de grandes artistas entre las décadas de los sesenta y los ochenta.

Durante los noventa, la ola neoliberal decidió poner a ENTel como emblema de una Argentina que se transformaba dramáticamente. En el contexto de la histórica resistencia de FOETRA Buenos Aires contra la privatización, la intervención de ENTel, liderada por María Julia Alsogaray, había suprimido el convenio colectivo. El gremio logró que la Justicia ordenara una cautelar para que siguiera en vigencia, pero cada una de las condiciones del convenio provocaba enfrentamientos. De acuerdo con el convenio colectivo, el 18 de marzo de 1991 -pocos meses después del conflicto- los trabajadores tenían su día libre.

Como un símbolo de aquella época, las empresas privatizadas buscaron privar a los trabajadores de su día, que no sólo conmemora el esfuerzo de los trabajadores telefónicos, sino también el del estado para lograr una patria integrada. Se pretendió obligar a los trabajadores a cumplir con una jornada normal y aunque el gremio instó a hacer cumplir el Día del telefónico, la respuesta fue limitada: menos del 30% de los trabajadores se tomó el día.

Fue el signo de un tiempo oscuro. La resistencia había quedado minada por el sacrificio del conflicto y el triunfo del plan privatizador. Y el Día del Telefónico, durante varios años, quedó en el olvido.

Pero la lucha de los trabajadores telefónicos resistió. El Estado nuevamente se muestra comprometido con la integración de un país fuerte, comunicado y unido en todos los sentidos. Y el avance tecnológico, que ha producido una ampliación de la actividad que otrora integraba solo el servicio público telefónico y actualmente se integra con nuevas herramientas que permiten englobar el servicio en la mas amplia concepción de Telecomunicaciones, contribuyó al logro de tal objetivo.

En conmemoración a los trabajadores que diariamente contribuyen a la unión de los argentinos de una forma sencilla y directa, es que los trabajadores de las telecomunicaciones merecen esta fecha.

Por los motivos señalados, solicito el acompañamiento de los Sres. Diputados al presente proyecto de ley.